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Gogoan-por una memoria digna

~ Por una memoria digna como derecho de las víctimas y de la sociedad vasca en general. Una memoria que deslegitime la violencia y que sea pedagógica para prevenir situaciones como las vividas en Euskal Herria los últimos 50 años.

Gogoan-por una memoria digna

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La movilización por la paz tiene que ser parte del relato

07 viernes Ene 2022

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El pasado 10 de noviembre se realizó un acto institucional de agradecimiento a las personas que habían contribuido a la Paz y, entre ellas, a las que participamos en la movilización social frente a la violencia de ETA. Se trataba de un agradecimiento público a quienes reaccionamos al horror de justificar que la vida fuera menos importante que un proyecto político; de justificar que se matara, que se amedrentara y que se extorsionara en nombre del pueblo vasco. Desde nuestro punto de vista, el sentido del acto suponía reconocer que la movilización social contra ETA fue un factor fundamental en su deslegitimación, y que los movimientos sociales que la impulsaron fueron un agente de concienciación esencial en el proceso de mostrar públicamente el rechazo a la violencia de ETA.

la movilización social contra ETA fue un factor fundamental en su deslegitimación y los movimientos sociales que la impulsaron fueron un agente de concienciación esencial en el proceso de mostrar públicamente el rechazo a la violencia de ETA

La articulación de la reacción de la sociedad vasca frente a la violencia de ETA fue evolucionando. Es importante remarcar que fue una evolución progresiva, lo que quiere decir que no todos estuvimos en el mismo sitio a la vez. Durante estos cuarenta años la mayoría de las personas de esta sociedad fue descubriendo, cada cual en su momento, que matar estaba mal, que nada lo podía justificar. Y si importantes y dignas de mención son las primeras personas que lo comprendieron y lo manifestaron, también las últimas lo son. Se puede afirmar que la sociedad reaccionó tarde, porque tenía que haber respondido desde la primera muerte. Pero ese es un análisis demasiado simple para un proceso tan complejo y de tantos años.

Durante estos cuarenta años la mayoría de las personas de esta sociedad fue descubriendo, cada cual en su momento, que matar estaba mal, que nada lo podía justificar.

Lo cierto es que hubo una evolución social en la contestación a ETA y que, a finales de los años 80, grupos pacifistas como Gesto por la Paz crearon un canal de respuesta sistemática a la violencia. Solamente cinco años después, Anoeta se quedó pequeño para acoger a todas las miles de personas que querían manifestar, con su presencia en el estadio, que esa dinámica de violencia y amenaza de ETA tenía que acabar. Aquella respuesta multitudinaria se realizó a propósito del secuestro de Julio Iglesias Zamora, en 1993, y fue activada por el símbolo del lazo azul. Posteriormente, hubo más movilizaciones masivas por asesinatos que, como el de Miguel Ángel Blanco en 1997, fueron percibidos como particularmente trágicos y marcaron a la evolución de la movilización social contra ETA. Como sabemos, hasta que ETA se disolvió hubo todavía muchos más asesinatos injustos, porque, a pesar de la protesta social, ETA tardó unos quince años y muchas vidas más arrebatadas, hasta anunciar su final. Esa movilización social contra ETA, ese rechazo personal y social mostrado, cada vez mayor, fue decisivo para que la organización armada decidiera disolverse y es muy importante reconocerlo así, y que el relato de lo que vivimos tenga en cuenta esa idea de evolución de la sociedad vasca frente a ETA.

Hay que reconocer también que reaccionar frente a ETA exponía a las personas al odio y eso suponía exponerse a sentir miedo, porque el mero hecho de oponerse a ETA marcaba y propiciaba el acoso. La base social de apoyo a ETA fue necesaria en el desarrollo de esta historia de horror de más de 800 personas asesinadas, y esa base social intentó echar de las calles a la voz organizada de respuesta a la violencia.

El Correo

El acoso fue sistemático: intentaron aislar a cada una de esas personas, descalificándolas, y declarándolas enemigas de su pueblo vasco. El hostigamiento por parte de la izquierda abertzale ha sido continuo, en barrios y en pueblos, durante todos estos 40 años, de la movilización social contra ETA. Pero el compromiso desde grupos como Gesto por la Paz era ya decidido y firme, fruto de un largo recorrido. La movilización social contra ETA ha estado constituida por personas resistentes que tuvieron la firme voluntad de contagiar su rechazo a la violencia e impulsar la consecución de la paz en el País Vasco, y esto tiene que formar parte del relato de lo ocurrido en aquellos años.

la izquierda abertzale intentó echar de las calles a la voz organizada de respuesta a la violencia. El acoso fue sistemático: intentaron aislar a cada una de esas personas, descalificándolas, y declarándolas enemigas de su pueblo vasco. El hostigamiento ha sido continuo, en barrios y en pueblos, durante todos estos 40 años

Y tiene que incorporarse también en el relato, la existencia de una base social de apoyo a ETA que, no solo no condenaba o aplaudía los asesinatos, sino que ejercía un papel activo en la perpetuación de la violencia: haciendo de caja de resonancia social de las amenazas y señalamientos de ETA a personas de nuestra sociedad; incrementando el sufrimiento a las víctimas de sus atentados, acosándoles, no solo antes, sino también después del atentado; intentando dinamitar la reacción social en contra de la violencia de ETA; y, por último, ejerciendo un control social férreo sobre su propio entorno para contener las discrepancias, muy especialmente, a propósito de la justificación del uso de la violencia por parte de ETA. Esa base social de apoyo a ETA, necesaria para que la violencia continuara durante cuarenta años, generó mucho sufrimiento y distorsión en la convivencia, y esto tiene que ser reconocido por parte de la Izquierda Abertzale, quien debería enunciar con claridad cuál es su posición actual respecto a ese pasado.

Y tiene que incorporarse también en el relato, la existencia de una base social de apoyo a ETA que, no solo no condenaba o aplaudía los asesinatos, sino que ejercía un papel activo en la perpetuación de la violencia

También hay que agradecer que la reacción social ante ETA se articulara, en general, desde una defensa coherente y radical de los Derechos Humanos, mantenida incluso en los momentos más duros de acoso a la movilización. Desde el principio, Gesto por la Paz quiso desmontar la teoría de los dos bandos, que suponía la justificación del uso de la violencia, en base a una supuesta necesidad de responder a otra violencia. Por eso, el mensaje que se lanzó a la sociedad fue la del rechazo y la deslegitimación de las distintas violencias, no solo la de ETA, sino también la de organizaciones como los GAL, o la violencia ilegítima perpetrada por las Fuerzas de Seguridad del Estado. Reconocer los distintos sufrimientos y vulneraciones de Derechos Humanos que se generaron hizo más contundente la movilización social a favor de la paz.

Gesto por la Paz, 2005

A día de hoy resulta intolerable que desde la Izquierda Abertzale se haga un reconocimiento del daño que “han recibido” las víctimas de ETA y que se arrogue el mérito de ser la única que reconoce a todas las víctimas de la violencia en el País Vasco. Hace treinta años que Gesto por la Paz exigió el esclarecimiento de la trama de los GAL y de los asesinatos que este grupo parapolicial cometió. En aquel tiempo, fue la misma Izquierda Abertzale la que boicoteó aquellos actos públicos, organizados para denunciar la realidad de esa violencia antiterrorista.

Efe. Gesto por la Paz, Bayona, 1996
Diario Vasco. Bayona, 1996
El Mundo. Bayona, 1996

Trataron así de monopolizar la solidaridad y el reconocimiento hacia las víctimas de la violencia antiterrorista para manipular su sufrimiento y poder mantener la teoría de los dos bandos. Sin embargo, la solidaridad con las víctimas de la violencia ha sido uno de los ejes que ha activado la movilización social a favor de la paz. El apoyo y el reconocimiento hacia ellas ha sido, en gran medida, el origen de la progresiva reacción a la violencia. El ataque que las víctimas sufrían individualmente fue, cada vez más, considerado como una agresión al conjunto de la sociedad.

El ataque que las víctimas sufrían individualmente fue, cada vez más, considerado como una agresión al conjunto de la sociedad.

Si las víctimas deben ser las protagonistas del relato del horror que se ha vivido en nuestra sociedad durante cuarenta años, en esa larga historia hay que reconocer también el papel jugado por la articulación de una movilización social, realizada desde la pluralidad de la sociedad vasca. Mientras ETA mataba y amedrentaba a la sociedad, incluso durante los años más duros de polarización social, los representantes de las familias políticas de Euskadi participaron en actos públicos organizados por Gesto por la Paz, que ponían de relieve la existencia de una base ética compartida, capaz de anteponer el compromiso con la defensa de los derechos humanos, a las diferencias partidistas.

Gesto por la Paz fue el artífice de la idea de que era necesario desvincular la violencia de la política, lo que implicaba negarse rotundamente a que ETA consiguiera algún reconocimiento político a cambio de su final.

Gesto por la Paz fue el artífice de la idea de que era necesario desvincular la violencia de la política, lo que implicaba negarse rotundamente a que ETA consiguiera algún reconocimiento político a cambio de su final. El recorrido de esta idea quedó patente en el cese incondicional que la propia ETA anunció en 2011. Desde el convencimiento de que la movilización de la sociedad vasca a favor de la paz había constituido un factor que había contribuido a la toma de esa decisión, Gesto por la Paz celebró en la calle, con el lema Lortu dugu–Lo hemos conseguido, la decisión de ETA de dejar de matar.

El Correo, 2011

Es importante incorporar este relato de la progresiva evolución de la sociedad vasca y de su movilización a partir de acciones inicialmente humildes y, posteriormente, más multitudinarias y relevantes, porque el reconocimiento, en nuestro pasado, de la importancia de la movilización ciudadana para afrontar un conflicto social grave, puede tener implicaciones para el futuro, y puede servir para incentivar otras peleas sociales.

el reconocimiento de la importancia de la movilización ciudadana para afrontar un conflicto social grave, puede tener implicaciones para el futuro, y puede servir para incentivar otras peleas sociales

 

Itziar Aspuru Soloaga, Maite Leanizbarrutia Biritxinaga, Eskolumbe Mesperuza Rotger e Inés Rodríguez Ranz de Gesto por la Paz

 


Una versión reducida de este artículo fue publicado en El Diario Vasco y El Correo en el mes de diciembre de 2021.

José María Aldaya

03 lunes Ene 2022

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agresiones, Alditrans, Ayuntamiento de Donostia-San Sebastián, concentraciones pacifistas, contraconcentraciones, El Diario Vasco, empresarios, Enrique Cercadillo, ETA, Gesto por la Paz, hijos de Aldaya, Ikusi, izquierda abertzale, José María Aldaya, Julio Iglesias Zamora, lazo azul, movilización social, ponencia Oldartzen, secuestros, Víctimas

Foto Diario Vasco

José María Aldaya nos ha dejado para siempre. Como si hubiera podido elegir la fecha, murió el día de los inocentes porque Aldaya fue inocente. ¡Cuántas pintadas de ‘Aldaya, paga y calla’ tuvimos que leer por las paredes de nuestros pueblos! ¡Cuántas justificaciones de la vileza que ETA estaba cometiendo contra aquel “empresario”¡ ¡Ah, malditos empresarios opresores de los derechos de los trabajadores! Y mucha gente tragó y se comió ese sapo de que los empresarios “se lo merecían”. Sin embargo, las cosas ya había empezado a ser muy diferentes desde el secuestro de Julio Iglesias Zamora, cuando los trabajadores de la empresa Ikusi salieron a la calle a pedir su libertad. Los de Alditrans también lo hicieron, pero tuvieron peor suerte.

Recuerdo perfectamente el 8 de mayo de 1995 cuando, mientras comía en una bocatería de Bilbao, me hizo saber Ana Rosa que habían secuestrado a una persona en Oiartzun. A partir de ese momento, desde Gesto por la Paz pusimos en marcha todo un engranaje de movilización social que ya habíamos llevado a cabo con muy buen resultado durante el secuestro de Iglesias Zamora.

Nadie se podía imaginar que aquel ‘ON’ no tendría su ‘OFF’ hasta dos años y dos meses más tarde y tampoco se podía imaginar que, al esfuerzo de estar permanentemente reivindicando la libertad de un ser humano, tendríamos que añadir la heroicidad de soportar los insultos, las amenazas, las agresiones, las calumnias, el desprecio… que tuvimos que soportar por parte de la izquierda abertzale.

al esfuerzo de estar permanentemente reivindicando la libertad de un ser humano, tendríamos que añadir la heroicidad de soportar los insultos, las amenazas, las agresiones, las calumnias, el desprecio… que tuvimos que soportar por parte de la izquierda abertzale.

Jamás nos planteamos abandonar y dejar de movilizarnos. Jamás renunciamos a llevar el lazo azul aunque en determinados lugares peligrara nuestra integridad física. Exigíamos la libertad de José María Aldaya y defendíamos la nuestra propia, la libertad de toda la sociedad, aunque gran parte de la ciudadanía prefiriera pensar que era una cabezonería de los pacifistas o, incluso, que nosotros mismos estábamos alargando el secuestro del pobre Aldaya. ¡Qué injusto fue todo aquello!

Pero si algo fue especialmente injusto, fue lo que cada lunes ocurría en La Paloma primero y en el Buen Pastor después. Sí, los de Alditrans tuvieron que cambiar el lugar de convocatoria para tratar de reducir las agresiones de que eran objeto. Aquello fue muy injusto para los trabajadores de Alditrans porque prácticamente nada más salir con su humilde pancarta a pedir la libertad “de su jefe” que era su padre, su tío, su primo, su amigo, etc. la izquierda abertzale también los empezó a acosar, a hostigar, a perseguir como si fueran culpables de algo, como si fueran apestados, como si no tuvieran derecho a pedir que José María volviera a casa, a la empresa, que recuperara la libertad. Fue especialmente injusto porque aquella estrategia de extender “el sufrimiento” recientemente estrenada, Oldartzen, les dio directamente en la cara a unos jóvenes Oskar e Idoia -Txetxo estaba fuera y acudía muy de vez en cuando-, los hijos de Aldaya. Nunca se había escenificado una tortura pública tan cruel como la que los matones de la izquierda abertzale sometieron a esta familia y eso los hizo especiales. Y, mientras, Loli, la esposa y la madre, se quedaba en casa sufriendo también esa crueldad; no solo por lo que le contaban sus hijos o veía en la televisión, sino porque recibía llamadas telefónicas brutales como aquella de “Ya hemos soltado a Aldaya. Está colgado del puente de…”

Fue especialmente injusto porque aquella estrategia de extender “el sufrimiento” recientemente estrenada, Oldartzen, les dio directamente en la cara a unos jóvenes Oskar e Idoia, los hijos de Aldaya

Recuerdo las primeras concentraciones que convocaron los sábados ante el Ayuntamiento de San Sebastián: tres horas de concentración (luego, bajaron a una hora). Todo el tiempo era poco para exigir la libertad de su padre y de su compañero. Y reconozco que ellos, los hijos, me motivaron aún más si cabe para mantener mi compromiso por la libertad de aquel hombre que nunca conocí personalmente. La tenacidad, valentía, compromiso público y descarado de esos jóvenes debería haber arrastrado a toda la ciudadanía a la calle, pero, una vez más, se miró para otro lado. Yo les admiraba y me emocionaba verles allí, con aquella dignidad, exigiendo lo que era justo: que su padre recuperara la libertad. 341 días sin abandonar la calle. Se dice pronto. Se colocaron en primera línea y asieron la bandera de la libertad no solo de su padre, sino de todos nosotrxs.

Desde que el 14 de abril de 1996 que Aldaya fue liberado, poco supe de Oskar, de Idoia y de Txetxo. Se dedicaron a curar las profundas heridas que la violencia y el odio les habían causado. Sí recuerdo que escribieron a Gesto por la Paz una felicitación de Navidad. Era su manera de decirnos que nos llevaban en el corazón o, al menos, así lo entendimos.

Me da mucha pena la muerte de aquel hombre por el que recorrimos kilómetros por las calles de Euskal Herria, guardamos miles de minutos de silencio entre gritos e insultos, subimos a montes, construimos lazos en playas, lanzamos globos de libertad, colgamos pancartas gigantes… porque con cada uno de esos gestos, convertimos a José María en parte de cada una de nosotras y nosotros y ya nunca dejó de ser ‘nuestro’, ya nunca sería una persona más. Era José María Aldaya.

Allá donde estés, que sepas que sigues en el corazón de muchísimas personas que en aquellos años “te conocimos” y te hicimos nuestro.

 

Foto Diario Vasco

No sería justo, si en este escrito sobre José María Aldaya, su secuestro y el cruelísimo trato que recibió su familia, no mencionara a Enrique Cercadillo que en esos 341 escribió unos comunicados y manifiestos de una calidad humana y social inmensa.

 

Gracias a todxs, queridos amigxs.

 

Isabel Urkijo Azkarate

Soldaditxs de paz

10 miércoles Jul 2019

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campañas de secuestros, Cosme Delclaux, Garbiñe Santacoloma Ibáñez, Gesto por la Paz, José Antonio Ortega Lara, José María Aldaya, lazo azul, Miguel Ángel Blanco, movilización social, Partido Popular, secuestros, unidad ante la violencia

Recuerdo que estaba con una amiga en una tienda de ropa del Casco Viejo de Bilbao aprovechando las rebajas. De repente, sonó el móvil de Gesto por la Paz. Era Garbiñe Santacoloma Ibáñez. Me dijo, «Isa, han secuestrado a un concejal del PP de Ermua«.

No me lo podía creer. Hacía tan solo diez días, habíamos «celebrado» el final de los secuestros de Ortega Lara y Delclaux. Para ellos, sin duda alguna, aquel cautiverio había sido una cruel tortura; todos aquellos días privados de libertad y sin saber si saldrían vivos de su zulo. Una locura.

Y quienes había estado lunes tras lunes pidiendo su libertad soportando la violencia de los insultos, cuando no agresiones, de quienes se ponían enfrente, quienes habíamos recorrido Euskadi, subido montañas, invadido las playas, organizado marchas de coches, en bici, a pie, soltado globos azules, palomas, repartimos miles de lazos azules por toda Euskal Herria, quienes fuimos creando una enorme bandera azul con retales llegados de muchísimos sitios, habíamos colgado de puentes pancartas que exigían la libertad primero de José María Aldaya y luego de Ortega Lara y Delclaux… estábamos exhaustos. Habíamos estado dos años, un mes y 22 días manteniendo -creando y participando- un nivel de movilización como pocos se habían generado en Euskal Herria.

 

enero de 1996
El Correo
Miembros de Gesto por la Paz haciendo lazos en el local de Bilbao

La liberación de aquellos secuestrados, también fue un poco la nuestra. Sin embargo, aquella tarde de verano, la llamada de Garbiñe me hizo pensar que no había descanso, que teníamos que ser corredores de fondo, que nos querían borrar de nuestras caras las sonrisas de aquel 1 de julio de la liberación de los secuestrados, incluso, que aquello no iba a acabar nunca.

Inmediatamente volví al local de Gesto. Llamadas a unxs y otrxs, reuniones, mucha gente participando… y, a pesar del agotamiento, éramos muy conscientes de que aquello requería todas nuestras fuerzas y nuestro empuje. No había ninguna duda: empezábamos de nuevo. Nadie tiró la toalla. Nadie se movió de su sitio. A nadie le costó recuperar el lazo azul que teníamos en todas las camisetas, camisas, jerseys… De nuevo, teníamos que ocupar la calle para pedir la libertad de aquel concejal que nadie conocía. Teníamos que salir todos juntxs, cuantos más mejor, se tenía que escuchar más fuerte que nunca que no consentiríamos ese secuestro de la libertad de toda la sociedad.

Desde aquí quiero hacer un sentido homenaje a los anónimos que lucharon por la paz, que abandonaron la comodidad del sofá y, sobre todo, la ‘comodidad de la indiferencia’, a esas personas que se implicaron y se retrataron ante su entorno más cercano como ‘soldaditxs de paz‘ dispuestos a luchar por ella tanto tiempo y con tanta energía como hiciera falta.

Aquel 10 de julio, sólo sabíamos que Miguel Angel Blanco era concejal del PP y que tocaba la batería en un grupo de música. Nada más. Y nadie nos imaginábamos lo que pasaría unos días después, pero todxs estuvimos dispuestos a sembrar paz, una vez más, por las calles de Euskal Herria.

No creo que me pueda sentir más orgullosa de algo como de haber pertenecido a Gesto por la Paz y haber compartido con sus soldaditxs casi treinta años de mi vida. ¡Gracias!

Isabel Urkijo Azkarate

‘Gestos frente al miedo’

21 viernes Jun 2019

Posted by gogoanmemoria in libros, Memoria

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Este es el título elegido por su autora, Irene Moreno Bibiloni, para divulgar de una manera lo más amena posible la tesis que realizó sobre Gesto por la Paz y que presentó el pasado año en el campus de Vitoria-Gasteiz de la UPV-EHU.

Sin duda alguna, hay que reconocer el mérito que tiene que esta historiadora, hoy ya doctora, mallorquina y que se licenció en Granada, haya realizado su tesis sobre una organización que le quedaba lejos en espacio y tiempo.

Nos consta que fueron muchas horas de entrevistas, de revisar documentos y más documentos hasta que finalmente terminó el trabajo.

El pasado miércoles, 19 de junio, en el Hotel Abando de Bilbao, Irene Moreno Bibiloni presentó el libro editado por Tecnos con la ayuda del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo, el Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos, Gogora y la Fundación Mario Onaindía.

En dicha presentación le acompañaron los historiadores del Memorial de las Víctimas del terrorismo y miembros del Instituto Valentín de Foronda Raúl López Romo y Gaizka Fernández Soldevilla quienes elogiaron el trabajo de investigación realizado por Irene e, incluso, dedicaron unas palabras de reconocimiento al trabajo realizado por Gesto por la Paz.

La sala estuvo llena y la librería Cámara vendió prácticamente todos los libros que llevó. Buena gestión. El precio del libro es de 20€

A lo largo de nueve capítulos, va desgranando el trabajo que realizó Gesto por la Paz durante casi 30 años. La autora relata cómo partió de la nada a mediados de la década de los 80. Alcanzó su máximo esplendor en los años 90 con el lazo azul. Posteriormente, con la ruptura de la unidad de los partidos frente a la violencia, la aparición de organizaciones como Basta Ya o Foro Ermua y la convocatoria de concentraciones de respuesta por parte de las instituciones públicas, el protagonismo de Gesto por la Paz se diluye. Precisamente, el capítulo octavo lo dedica a estas nuevas organizaciones: «Basta Ya, el grito frente al silencio (1998-2007)» y en el último, retoma la actividad de Gesto desde 2008 hasta su cierre.

 


Precisamente en medio de la campaña de crowdfunding de Gogoan, por una memoria digna para realizar un documental sobre Gesto por la Paz, se ha presentado este libro lo cual nos alegra enormemente porque estamos convencidxs de que empujará la campaña y, entre todxs, podremos recuperar una de las iniciativas más positivas que surgieron en aquellos oscuros años de violencia.

¡Ayúdanos!

http://goteo.cc/gestoporlapaz

 

«Herenegun»

18 domingo Nov 2018

Posted by gogoanmemoria in Memoria

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Aportaciones de Gogoan, por una memoria digna al programa educativo Herenegun elaborado por el Gobierno Vasco

 

Presentamos las aportaciones que ha realizado Gogoan, por una memoria digna al programa educativo Herenegun en la confianza de que sirvan para mejorar dicho programa.

Antes de presentar las reflexiones, queremos comentar un aspecto que nos parece importante: no cuestionamos los hechos expuestos -ocurrieron, sí-; sin embargo, a nadie se le escapa que su ubicación en el relato, la intensidad de unos frente a otros, las deliberadas ausencias, los tiempos, etc. son determinantes para crear un relato con una mirada determinada o justo con la contraria. Por este motivo, consideramos que es necesario pulir gran parte de ese tratamiento añadido.

Comentarios sobre el programa educativo Herenegun

Nuestros comentarios se van a centrar fundamentalmente en el material audiovisual. Consideramos que precisan cambios sustanciales:

  • El papel de la Iglesia ha sido mucho más importante que el que transmiten los videos. Si bien es verdad que mucha gente de iglesia ha trabajado duramente por la paz en Euskadi, se debe reflejar que ha habido bastantes curas profundamente implicados en la actividad de ETA y muchos que se han identificado de forma pública (cartas, artículos de opinión, sermones, manifestaciones, etc.) con la izquierda abertzale que han apoyado el terrorismo. Su peso ha ido disminuyendo de forma pareja a la secularización de la sociedad, más que por un abandono consciente de posturas identificadas con quienes estaban causando un grave daño a la sociedad.

  • El papel de la universidad, desde un doble punto de vista: en los 60 y 70, la universidad fue un hervidero de ideas y movilizaciones, al tiempo que grandes sectores pedían la creación de una universidad pública (hubo que esperar hasta 1968); más tarde muchos universitarios alzaron con fuerza su voz contra las actividades de ETA, a la par que otros apoyaron el terrorismo.

 

Comentarios más concretos sobre diferentes cuestiones planteadas en los capítulos del audiovisual

 

  • Hay un enfoque erróneo de lo que fue el Acuerdo de Ajuria Enea, ya que no se le da la importancia y carga institucional que tuvo y lo que supuso de marginación a ETA y Batasuna. No se explica bien. Además, se firmó en enero de 1988; esto es, en la década anterior.

Transcurridos casi once años desde las primeras elecciones democráticas, el terrorismo es un fenómeno que persiste entre nosotros. Su erradicación sigue siendo hoy, por tanto, un objetivo común fundamental de la acción de todas las instituciones y fuerzas democráticas.

El combate contra el terrorismo es, por encima de todo, el combate de la razón frente a la sinrazón, de la vida frente a la muerte, de la libertad frente a la imposición. Es, en consecuencia, el esfuerzo por hacer prevalecer los principios éticos en que se asienta la convivencia en una sociedad civilizada ante quienes lo niegan.

Pacto de Ajuria Enea, 1998. El Mundo

  • Elkarri no fue una organización por un acuerdo por la paz, sino «por el diálogo y el acuerdo«; esto es, trabajaba en la búsqueda de un acuerdo político que pudiera satisfacer los deseos de ETA y así obtener la paz. Se supedita la política a las reivindicaciones de la violencia y se ofrece en el envoltorio democrático del referéndum o consulta.
Elkarri, 1994
Elkarri, 1995. Paul Rios
Elkarri, 1995
Elkarri 2012. Gorka Espiau
Elkarri 2012

Por otro lado, esta organización aparece con un protagonismo excesivo. No se dice cuál fue su origen: un movimiento ecologista (Coordinadora Lurraldea) que quería influir el trazado de la Autovía de Leitzaran, cercano a HB y dirigido por un concejal de esa formación que nunca condenó ningún ataque de ETA, aunque hubiera asesinados en su mismo municipio, Tolosa. Ni siquiera cuando ETA intervino directamente en la autovía. [José Edmundo Casañ fue asesinado por ETA el 4 de marzo de 1991]

La firma del acuerdo con el presidente de la Diputación Foral de Gipuzkoa, que atentaba de forma directa contra las reglas del juego democrático (pues fue el resultado de una imposición desde fuera de las instituciones elegidas) se presentó como un éxito y un ensayo general. En efecto, lo fue… para HB y quienes dirigían la Coordinadora.

Manifestación en defensa de las instituciones democráticas sobre la autovía de Leizarán.

Ese origen es muy importante para entender el papel que la organización jugó en años posteriores. Nada de esto aparece en los documentos.

  • Manifestación Gesto por la Paz, 1993

    Se presenta a Elkarri como otro movimiento para la paz, cosa que no es cierta, similar en cierto modo a Gesto por la Paz, y la importancia de esta organización queda absolutamente diluida en el único video en el que aparece -1’18»-, cuando Gesto por la Paz, a diferencia de Elkarri, fue un movimiento desprovisto de connotaciones políticas, y que aglutinó a todos quienes estuviesen en contra de acciones terroristas. Todo esto debería de quedar muy claro si queremos ofrecer a los jóvenes una información ajustada a la realidad.

  • Firmantes Acuerdo de Lizarra. 1998

    Hay un salto abrupto entre la detención de la cúpula de HB y el Acuerdo de Lizarra, que se describe como un acuerdo de paz: “Los participantes de Lizarra Garazi querían abrir un proceso de Paz en Euskadi”. Que se sepa, se trataba de un acuerdo político, con un objetivo político: obrando de esa manera se confiaba en que ETA dejaría de “tener sentido”. De hecho, la clave de bóveda del acuerdo de Lizarra es la vinculación entre violencia y política. De esto no se dice nada.

Acuerdo firmado el 12 de septiembre de 1998 en la localidad de Lizarra, ratificado posteriormente en Donibane Garazi, por fuerzas políticas sindicales y sociales que reconocían Euskal Herria como marco de decisión, para delinear un proceso de solución política al conflicto vasco-español-francés.

Por Iñaki Egaña

  • Manifestación Julio Iglesias Zamora, 11 de septiembre de 1993

    Se echa de menos, y mucho, un tratamiento específico de los secuestros. En los 90 hubo cuatro secuestros muy largos y con una contestación ciudadana como nunca antes se había conocido, con manifestaciones multitudinarias, artículos en prensa, concentraciones, implicación coordinada de la élite social y de ciudadanía anónima, tomas de posición… El secuestro de Ortega Lara merece 16 segundos, frente a 1’50» la primera manifestación de Elkarri. En estas campañas contra los secuestros, el papel desempañado por Gesto por la Paz fue fundamental ya que lideró todo el movimiento ciudadano. Pero todo eso se olvida: como ya habían sacado a esos pacifistas en el capítulo anterior, en este no había que hacerlo.

    Concentraciones José María Aldaya, 1995

Por cierto, el secuestro de Aldaya que aparece sin que la actitud agresiva de los contramanifestantes merezca comentario alguno, sucedió en la década de los 90.

 

  • Aparece la socialización del sufrimiento, pero sin la fuerza necesaria. Unas imágenes de archivo no penetran en lo que aquello significó para amplios sectores de la sociedad. Aquella estrategia fue un ataque directo a la gente (o a propiedades públicas que usaba la ciudadanía). Eso no se puede transmitir solo con la imagen de un autobús ardiendo. Afectó a miles de personas, muchas de ellas corrieron grave peligro. Había zonas a las que daba miedo ir; verdaderos territorios prohibidos por peligrosos para muchas personas. En ellos, durante años, unos pocos -la izquierda abertzale-, decidían lo que se podía o no se podía hacer. Nada de eso aparece.

Campaña contra el lazo azul

La izquierda abertzale actuó siempre como un entorno opositor, al margen de que su partido, Herri Batasuna, gobernara en determinados lugares. Y esta izquierda abertzale apoyó el ataque sistemático contra el que pensase diferente, se enfrentó con manifestantes pacifistas impidiendo concentraciones o agrediendo directamente a los manifestantes… Nada, no aparece nada de todo esto.

 

  • La actividad de ETA queda reflejada en frías estadísticas: tantos muertos aquel año, tantos heridos, fotos de periódicos…, como si fuesen accidentes de tráfico. Necesaria, pero fría, incapaz de transmitir lo que muchas víctimas vivieron. No se habla con un mínimo de garra de los enormes sufrimientos de las víctimas: los funerales en soledad, casi en la clandestinidad; persecución de familias que han perdido un miembro (negando el saludo, haciendo manifestaciones en la puerta, pintadas…); ataques hasta en las tumbas o en los monolitos de recuerdo a la víctima; familias de guardias civiles que vuelven al pueblo en absoluta soledad… Por otra parte, los chivatos no existen; tampoco las bienvenidas como héroes a los que salen de la cárcel… No hay sentimiento alguno. Tampoco hay estadística capaz de reflejar eso.
Monolito Fernando Mugica
Monolito Juan Marí Jauregi
Lápida Gregorio Ordoñez

  • Tornillo arrojado contra pacifistas, 1995

    Tampoco aparece el papel que durante años han jugado la Ertzaintza y los jueces, salvo que sea para detener a manifestantes de la izquierda abertzale, o cuando son atacados en fiestas. Pero nada se dice sobre su papel separando manifestaciones: una autorizada y la otra convocada con el objetivo de impedir que los primeros se manifestasen. Esto ocurrió durante algún tiempo: las directrices que recibía la Ertzaintza parecían no distinguir entre «buenos» y «malos» y, mientras, los jueces miraron hacia otro lado. Nada de esto aparece.

 

  • Aparecen varias víctimas en los videos. Casi todas ellas han dado pasos para acercarse de algún modo a los asesinos, protagonizando los llamados encuentros restaurativos o participando en encuentros con víctimas causadas por otros terrorismos, acudiendo a centros educativos, etc. Se trata de una actitud ejemplar en el camino hacia la paz que reconocemos, admiramos y consideramos que tiene que ser referente, pero debe decirse que estamos hablando de una minoría absoluta, de una excepción. Hay miles de otras víctimas que no han tomado ese camino y a las que tampoco podemos pedir que lo hagan. El respeto debe ser absoluto. Pero su elección les ha llevado a una vida más solitaria, más oscura, más apartada, seguramente mucho más traumática. Estas víctimas no existen, no aparecen para nada en los documentales. Pero ahí están. Y son muchos miles.
1976 funeral atentado ETA
1980 funeral atentado BVE
1991 funeral atentado ETA

  • Aparece el movimiento de los insumisos en contra del servicio militar (nada menos 2’30»). Fue importante, y está bien que se cite en un material de este tipo. Pero se le concede una importancia excesiva. Además, ¿qué tenía que ver aquello con el tema central, más allá de que muchas personas fueran insumisas y de la izquierda abertzale al mismo tiempo y pintaban «la mili con los milis»?

 

  • Se ensalza el papel de los enviados internacionales, como si el cerco al que la policía y jueces habían sometido al entorno etarra no hubiera existido o como si el mundo de la política y gran parte de la sociedad no les hubiera democráticamente acorralado. Esto no se refleja ni se explica, y fue, en nuestra opinión, la clave de la renuncia a seguir pegando tiros: estaban moral y materialmente exhaustos, muertos. En realidad, el montaje de Aiete se organizó, con ETA ya casi desaparecida, para que ese mundo no se sintiese “ofendido”, pero la realidad es que habrían seguido con su actitud si no les hubieran detenido tres cúpulas en un solo año. De hecho, la tregua de la T-4 se vino abajo porque esta gente seguía convencida del acuerdo político para dejar las armas.

Mediadores internacionales. Aiete, 2011

En resumen, es fundamental para quien no lo ha vivido de cerca que se refleje que ETA abandonó las armas por cuasi-rendición. Habría que usar esa palabra, rendición, porque es la que con más fidelidad refleja lo ocurrido, pero si aún no nos atrevemos a decirlo, el documental, al menos, debería reflejar con claridad que ETA entregó las armas; no dijo nada ni solicitó nada a cambio (porque tampoco tenía fuerza alguna para hacerlo); dio publicidad a unas excusas muy light, pero excusas en definitiva, y echó la persiana sin nada en su haber, salvo todo el sufrimiento causado. Esto hay que contarlo. Porque en el documental se da a entender que con la escenificación de Aiete, los facilitadores convencieron a los etarras de que eso de matar ya no se llevaba y estos, bonachones y campechanos, decidieron hacerles caso. Las cosas no fueron así.

 

  • La sociedad vasca tiene una deuda con todas las personas que lucharon democráticamente contra el entramado etarra y se la jugaron deteniendo comandos y poniéndoles contra las cuerdas.

 

En general, visto el material, se constata lo siguiente:

Faltan testimonios de personas del colectivo más acribillado por ETA: familiares de guardias civiles, policías y militares asesinados por ETA. Son el colectivo más numeroso de muertos (506 personas) y no se ve a nadie decir nada. La balanza siempre es injusta, pero en este caso es brutalmente desequilibrada. Eso sí, una persona que se traslada en bus a ver a su familiar etarra preso muy lejos habla de su sufrimiento. ¿Por qué no se ha entrevistado al guardia civil Antonio Moreno, padre del niño Fabio, y sí a cuatro mujeres de trabajadores de Euskalduna -2’43»-?

Creemos que los documentos no reflejan ni de cerca que el dolor generado en esta tierra ha sido tremendamente cruel e injusto para con las víctimas de ETA, del GAL y de los grupos organizados por la extrema derecha; igualmente, para las víctimas de actuaciones policiales indebidas, desproporcionadas e injustas. Y todo ese dolor (el de los asesinatos) no es comparable con el de una novia que tiene que hacer cada mes 2.000 kilómetros para ver a su novio etarra. No es lo mismo. Y es muy importante no frivolizar sobre lo que son violaciones de derechos humanos, porque es distinto quedarte sin micrófono a quedarte sin padre. Lo primero tiene remedio y lo segundo, no. Y esto no se refleja de ninguna manera en los materiales didácticos.

Toda actuación policial que aparece en los documentales se reduce a mera brutalidad policial.

Nos parece un material excesivo en duración: hay que ser más claro, directo y objetivo: datos (Historia) y testimonios (Memoria), pero con la graduación e intensidad del tamaño de las violencias vividas, de los dolores sufridos y de las aportaciones para la paz realizadas.

Queda muy corta la parte dedicada a la respuesta social y pacífica a la violencia, que fue muy meritoria creando sensibilidad y conciencia pacifista. Además, los miembros de esos grupos aguantaron desplantes, humillaciones y ataques de la izquierda abertzale en numerosas concentraciones ¿De eso, es decir, de la intransigencia y de la imposición por la fuerza no hay que hablarles a los jóvenes?

Sugerencias

Para terminar, aportamos algunas sugerencias que se nos ocurren como mejor manera de abordar este material y sería siguiendo estas claves:

  1. Deslegitimación total de la violencia
  2. No ha existido ninguna justificación para esa violencia
  3. El único logro de la violencia ha sido el daño irreparable generado a sus víctimas

Por esta razón,  el enfoque se debería centrar en:

  • Mostrar la realidad de todas las víctimas.
  • No realizar interpretaciones de la historia

 

___________________________________

Nota final: Se señala la duración de algunas escenas. Solo a título orientativo. Unos segundos de una imagen hablan a veces con más claridad que unos minutos de explicaciones. Pero los que hemos señalado revelan también algo sobre la filosofía en la que estos documentales se asientan.

15 de noviembre de 2018


 

Estas han sido las aportaciones realizadas por Gogoan, por una memoria digna al programa educativo Herenegun. No queremos finalizar esta aportación, sin incluir uno de los artículos más sensatos que, según nuestro parecer, se han publicado sobre este tema:

«Paisaje moral» de Joseba Eceolaza publicado el 17 de noviembre en Noticias de Navarra.

 

 

CONTRA LOS FANATISMOS

03 lunes Sep 2018

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CONTRA LOS FANATISMOS, EDUCACIÓN EN VALORES, MEMORIA Y ESCUCHA-SOLIDARIDAD CON LAS VÍCTIMAS

La Vanguardia, 2017

Hace un año el terrorismo yihadista cometió una masacre en Barcelona y Cambrils. Era agosto, mucha gente estaba de vacaciones y una enorme tristeza nos ensombreció los corazones y aquel verano de 2017. Aún no estaban cerradas las heridas que nos provocó el terrorismo de ETA, ya que nuestra bestia se pasó varias décadas dando zarpazos; a veces mató, otras malhirió, otras aterrorizó… Mucha gente a su alrededor se dedicó a echar vinagre en las heridas, a ignorar que hubiera víctimas o a vivir como si no existieran. Y salió al escenario la otra bestia, la yihadista.

Entre nosotr@s había personas que nunca se habían sentido objetivo de ETA y en consecuencia nunca hablaron, ni la criticaron, ni se solidarizaron con sus víctimas, ni dijeron ‘no en mi nombre’… De alzar la voz lo harían contra la policía, contra las torturas, contra la dispersión, contra el estado opresor… Asumían las cuatro consignas de la autodenominada ‘izquierda abertzale’ aunque no fueran más allá en sus planteamientos, pasando por alto la violencia de ETA y sus consecuencias. Ese era su recorrido.

La Vanguardia, 2017

Pero llegaron los atentados de Barcelona y Cambrils, y sintieron que podían ser víctimas del monstruo yihadista, y salieron de sus bocas palabras que nunca se habían verbalizado antes en relación a otros atentados terroristas igual de crueles y sanguinarios: ‘Esperemos que controlen la situación’, ‘a ver si les pillan’, ‘qué fuerte lo que está pasando’ y al final la situación se controló, y se ‘abatió’ a los terroristas, y casi nadie dijo nada, ni se criticó a la policía, ni se hicieron pintadas ni homenajes en favor de los terroristas muertos. Todo esto junto con las declaraciones de vari@s líderes de la autodenominada izquierda abertzale condenando los atentados, solidarizándose con las víctimas y con el pueblo catalán, y, deseosos de ponerse en la pancarta en contra de ‘ese otro’ terrorismo, me removieron por dentro y me inspiraron para escribir este texto en mi muro de Facebook.

YOYES, ZER EGIN DEUTSUE?’ – ‘YOYES, QUÉ TE HAN HECHO?

El País

La primera pintada disonante que veía desde la ventana de mi casa de Mallabia fue, ‘Yoyes, zer egin deutsue?’ Permaneció allí durante años, hasta que derribaron el muro en el que estaba escrita.

Dejando al lado la propaganda electoral, nunca antes había visto en mi pueblo una pintada o un cartel que no proviniera de la autodenominada ‘izquierda abertzale’. Pocos años después, muy cerca de donde se ubicaba el muro comenzamos a concentrarnos pacíficamente los y las mallabitarras de Gesto Por la Paz – Euskal Herriko Bakearen Aldeko Koordinakundea. Entonces éramos nosotros y nosotras la ‘nota disonante’, la pancarta que molestaba, aunque simplemente dijera ‘Bakearen alde – Por la Paz’.

Gesto por la Paz, 1995

Fueron más de 20 años concentrándonos en Ermua y Mallabia; salíamos cada vez que ETA mataba, también por los atentados del GAL y cada vez que se producía una muerte en este contexto de violencia; nos concentramos para exigir la libertad de Julio Iglesias Zamora, José Mari Aldaia, Cosme Delclaux y José Antonio Ortega Lara, portamos en nuestro pecho el lazo azul que simbolizaba la ‘A’ de ASKATASUNA – libertad para los secuestrados-, aguantamos estoicamente las contramanifestaciones, las amenazas y los insultos; nos echamos a la calle y vivimos con especial dolor e intensidad el cruel secuestro y posterior asesinato del ermuarra Miguel Ángel Blanco, un chico de nuestra edad al que conocíamos de vista porque muy a menudo coincidíamos con él y su novia en los bares de Ermua; denunciamos el terrorismo de estado, pedimos el acercamiento de los presos, exigimos una y otra vez el respeto de los derechos humanos para todas las personas y denunciamos la tortura, incidimos en la necesidad de educar para la paz y la tolerancia, denunciamos la crueldad de la violencia de persecución y nos solidarizamos con tantas y tantas víctimas, vecinos y vecinas que no podían hacer una vida normal y tenían que protegerse día a día…

El Correo, 2002

Hemos convivido con esto gran parte de nuestra vida. El terrorismo ha matado a cerca de 1.000 personas, mucha gente ha quedado rota por dentro y por fuera; la mayoría son víctimas de ETA, pero también hay otras víctimas de otras violencias que han sufrido mucho…

Estamos mejor que hace 10 años, eso es verdad, pero hay gente y colectivos interesados en pasar página, en olvidar, en repartir las culpas y se acabó.

Eso no puede quedar así, hay que grabar en la memoria todo lo que ocurrió para que no se vuelva a repetir, hay que seguir deslegitimando toda aquella violencia, hay que devolver la dignidad a todas las víctimas, desde los guardias civiles a los concejales, pasando por los asesinados por el terrorismo de estado o víctimas de actuaciones desproporcionadas o abusos policiales, hay que seguir exigiendo verdad, justicia y reparación para ellas.

Gesto por la Paz, 2010

Tiene que quedar claro que, en aras a imponer su proyecto totalitario, un@s cuant@s se han dedicado a sembrar el odio y a socializar el sufrimiento, socializando también a la juventud en el ejercicio de la violencia. Sin ningún escrúpulo captaron jóvenes para militar en ETA o ejercer la kale borroka arruinando su propia vida y haciendo imposible la vida a los demás o simplemente asesinándoles. Por tanto, aunque no bajemos la guardia y sigamos exigiendo al estado que respete los derechos humanos y que acerque a l@s pres@s hay que recordar lo obvio: ETA es la responsable de que cientos de jóvenes cogieran las armas y de que much@s de ell@s acabaran en la cárcel: ETA es la responsable de que haya pres@s de ETA.

Esto nos ha pasado hace muy poquito. Hay gente que nunca se ha solidarizado con la mayoría de las víctimas, que nunca ha hecho un mínimo ejercicio de empatía, o lo que es peor aún, personas que han justificado y legitimado toda esta violencia.

Ahora que todos y todas somos objetivo del terrorismo yihadista, se escuchan voces que salen de bocas que nunca hablaron, se siente cierta preocupación por parte de personas que nunca se preocuparon porque su vecin@ tuviera que ir escoltado. Quien hacía discursos que contextualizaban el terror de ETA despreciando a su propio pueblo, se esmera en solidarizarse con el pueblo catalán tras los atentados de agosto.

Europa Press, 2017

Mirémonos al espejo, con honradez y valentía. ¿Realmente hay que pasar página y vivir como si nada de esto nos hubiera pasado? ¿Hay que tragar y callar para siempre? Es eso justo? ¿Qué futuro nos espera si no nos vacunamos contra este cáncer de violencia, indolencia e intolerancia? La memoria puede ser una buena vacuna para nuestra sociedad. Y no podemos olvidarnos de las víctimas. Pongámonos en su piel. ¿No querríamos que se reconociera nuestro dolor, recibir el calor de la sociedad? ¿No nos gustaría que se hiciera justicia? Os animo a escuchar a las víctimas. Hay muchos testimonios grabados: os humanizarán y os enriquecerán, os sorprenderán. Merece la pena escucharles, y es lo mínimo que podemos hacer por ellas.

Gesto por la Paz, 2000

Maite Leanizbarrutia Biritxinaga

Memoria del futuro

05 jueves Jul 2018

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acercamiento de presos, Ana Rosa Gómez Moral, convivencia, Denon Artean-Paz y Reconciliación, futuro, Gesto por la Paz, Julio Iglesias Zamora, lazo azul, reinserción de presos, secuestro, Un gesto que hizo sonar el silencio

Hoy, 5 de julio, se cumplen 25 años del secuestro del ingeniero Julio Iglesias Zamora. ¡Toda una vida! Precisamente, con motivo de esta amarga fecha, algunos medios de comunicación, han recordado el lazo azul, un símbolo creado para pedir la libertad del

19930800-encierro-lazo2

Miembros de Gesto por la Paz haciendo lazos en el local de Bilbao

secuestrado, pero que superó ese objetivo y se convirtió en un emblema de rebeldía frente a la violencia. Quién lo creó, cuándo, cómo fue, por qué ese color… Todas esas preguntas hechas con la voluntad de no olvidar lo que fue una de las más “sonoras” aportaciones del movimiento pacifista a la revolución contra la violencia.

Está bien recordar la respuesta que ofreció una parte de la sociedad porque aún hoy en día, podríamos  aprender muchísimo de aquella lucha constante, no solo por la generosidad de sus objetivos, sino también por su forma de hacer y por los principios que la guiaron.

El Correo, 1 de julio de 2018

El Diario Vasco, 1 de julio de 2018

Pero ¿es Gesto por la Paz solo un vestigio de nuestra historia reciente?

Hoy en día, para la mayoría de la sociedad, Gesto por la Paz es pasado. Sin embargo, en Gogoan queremos reivindicar la plena actualidad de muchos de los planteamientos, principios y actitudes de esta organización pacifista que la convierten, una vez más, en punta de lanza de la recién estrenada paz, porque aunque el 1 de junio de 2013 se despidiera de la sociedad, sigue perteneciendo a nuestro presente y nuestro futuro.

Un ejemplo, el acercamiento de los presos.

El 14 de diciembre de 1994, Gesto por la Paz ofreció una rueda de prensa en la que defendió frente a toda la sociedad, el acercamiento de los presos. Como se ha mostrado en post anteriores, lo hizo cuando la mayoría social no cuestionaba ni el alejamiento ni la dispersión y la izquierda abertzale solo criticaba la dispersión porque los quería a todos agrupados como una piña. No es cuestión de poner medallas, sino de aprender escuchando las razones que ponía Gesto por la Paz encima de la mesa; unas razones cercanas al puro sentimiento de humanidad y diametralmente alejadas de intereses partidistas y maniobras políticas.

Gesto por la Paz sobre el acercamiento de presos

Hoy, todas aquellas razones siguen siendo las imprescindibles para hacer una política penitenciaria humana.

Ese mismo año, Gesto por la Paz y Denon Artean apostaron por potenciar una corriente que favoreciera procesos de reinserción de presos de manera individualizada frente a quienes defendían soluciones conjuntas para todos los presos. Han tenido que pasar décadas para que se haya impuesto el mensaje defendido por aquellas dos organizaciones.

Gesto por la Paz y Denon Artean sobre la reinserción de los presos

Sí, Gesto por la Paz fue una organización adelantada a su tiempo y a una sociedad, en ocasiones, un tanto lenta.

 

Sí, Gesto por la Paz perteneció al futuro

Si la mirada hacia las víctimas tratando de hacerlas visibles ante la sociedad, los postulados sobre los derechos de los presos, la necesidad de educar para la paz, etc. fue un trabajo para que fructificara durante más años de los que vivió la organización, Gesto por la Paz también aportó toneladas de saber en relación a la convivencia entre plurales.

Actualmente, se está tratando de desarrollar planes de convivencia en el País Vasco. Sin duda alguna, serán iniciativas con una buena intencionalidad y el tiempo dirá cuáles son sus frutos. Pero desde aquí queremos recuperar algo que escribió Ana Rosa Gómez Moral en el primer capítulo de “Un gesto que hizo sonar el silencio” (2013):

portadaungesto-XxXx80-1“Gesto por la paz se anticipó al futuro que vivimos hoy, pero, en realidad, es una experiencia que sirve para todos los futuros que busquen el progreso de la convivencia humana. Y lo es tanto por lo que pudo aportar e influir en la sociedad, como por su manera de ser y funcionar. En un contexto político profundamente suspicaz, un grupo de personas, de todas las edades y condición, de todas las ideologías, hizo posible un ejercicio de auténtica proeza democrática en su búsqueda de respuestas que conjugaran todas las sensibilidades, todos los matices y todas las tonalidades, a aquello que nos estaba aconteciendo. Una proeza que no solo era fruto de la participación de todas las personas que representaban la complejidad social, sino también y sobre todo, de la actitud inmensamente esponjosa y flexible que mantuvieron siempre ante las razones de los demás”.

No se trata de agradecer nada a quienes hicieron lo que hicieron porque pensaron que es lo que debían hacer. Se trata de prestar mucha más atención a todo un discurso de futuro que, hoy en día, debería estar guiando las directrices de la construcción de la paz en Euskal Herria.

 

Movilizaciones por la paz en el País Vasco: el caso de la Coordinadora Gesto por la Paz de Euskal Herria

30 miércoles May 2018

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El 1 de junio, se cumplirá el quinto aniversario de la despedida de Gesto por la Paz de la sociedad. Dijo adiós para siempre.


Sin pretenderlo, esta efeméride ha coincidido con la defensa de la tesis «Movilizaciones por la paz en el País Vasco: el caso de la Coordinadora Gesto por la Paz» que la historiadora Irene Moreno realizó ayer en la Sala de Grados de la Facultad de Historia de la UPV-EHU de Vitoria-Gasteiz ante un tribunal presidido por Luis Castells Arteche. Esto es un pequeño resumen de lo que fue.

Demostrando un gran conocimiento de la materia sobre la que hablaba, Irene Moreno comenzó la exposición explicando la metodologia utilizada para pasar a destacar la importancia del relato; y, en este caso, el relato sobre el papel de la sociedad vasca ante el terrorismo, centrandolo en la Coordinadora Gesto por la Paz de Euskal Herria.

Irene Moreno Bibiloni

En los previos al nacimiento de Gesto por la Paz, describió la nula reacción de la sociedad vasca, más allá de manifestaciones puntuales convocadas por partidos ante determinados asesinatos o secuestros; una nula reacción ‘explicada’ por la imagen heroíca y simbólica de ETA y por la cualidad de las víctimas, mayoritariamente miembros de las fuerzas de seguridad que durante el franquismo no eran cuerpos especialmente ‘populares’.

El nacimiento de Gesto por la Paz -la Coordinadora Gesto por la Paz y la Asociación por la Paz de Euskal Herria- introdujo un cambio importante y, según la historiadora, su mayor éxito fue la sistematización y ritualización de la respuesta a la violencia.

Gesto de la Plaza Circular de Bilbao

Además, utilizó una herramienta fundamental para lograr las adhesiones de personas de todas las ideologías: el silencio.

Gesto de la Plaza de Gipuzkoa de Donostia

Durante la década de los 90, la Coordinadora Gesto por la Paz de Euskal Herria fue adquiriendo un protagonismo en la sociedad y en los medios de comunicación y, quizás, su momento culmen fue con el lazo azul en los años de movilización contra los secuestros, primero de Julio Iglesias Zamora y, posteriormente, los de José María Aldaya, José Antonio Ortega Lara y Cosme Delclaux.

Irene Moreno, distinguió entre uno y los otros, porque mientras que en 1993 la izquierda abertzale se vio sorprendida y no articuló ninguna respuesta, en 1995, puso en práctica la ponencia Oldartzen que se basaba en recuperar la calle y convocó las contra-concentraciones que tanta tensión generaron.

En la defensa proyectó este impresionante vídeo:

Irene Moreno afirmó que Gesto por la Paz nunca había sido una organización mayoritaria en su militancia, pero consiguió mucha influencia simbólica y mediática.

A finales de los 90, el inicio del declive de ETA y la destrucción del Pacto de Ajuria Enea y la creación del Pacto de Lizarra, con el surgimiento de organizaciones como Basta Ya o Foro Ermua, propició un nuevo escenario en el que una organización plural como Gesto por la Paz encontraría dificultades añadidas para desenvolverse como lo había hecho hasta entonces.

Irene Moreno afirmó que Gesto por la Paz inyectó el estimulo necesario a la sociedad vasca y navarra y lo mantuvo durante muchas décadas. Ese fue otro de sus éxitos: mantenerse en el tiempo. Por otra parte, creó nuevas formas de protestas y conceptos innovadores como la violencia de persecución.

El tribunal de la tesis le concedió un sobresaliente por el trabajo, lo cual le abre la posibilidad de obtener un cum laude por este buen trabajo que ayer presentó.

¡Enhorabuena, Irene!

25 años de Maroño

14 lunes May 2018

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agresiones, Conversaciones de Maroño, diálogo, El Correo, El diario.es, El Mundo, elkarri, Foro Social Permanente, Gesto por la Paz. pacifistas, Gestoras pro Amnistía, Imanol Zubero, Jesus Herrero, lazo azul, Paloma de la Paz, secuestros, separación de conflictos, violencia

¡Cómo pasa el tiempo! Mañana, 15 de mayo, se cumplirán los 25 años desde que se inició a propuesta de elkarri un proceso de conversaciones que terminaron denominandose «Conversaciones de Maroño«.

Maroño, 16 de enero de 1994. Itziar Aspuru, Imanol Zubero, Jesús Herrero y Txema Urkijo, miembros de Gesto por la Paz

Gesto por la Paz aceptó la invitación, igual que la mayoría de los grupos ‘pacifistas’ y los del entorno de la izquierda abertzale, como se puede ver en esta noticia de El Mundo: «Todos los grupos pacifistas se reunirán por primera vez para buscar una salida a la violencia«,

En la web de Gesto por la Paz se puede seguir cronológicamente todo el proceso de las conversaciones, pero aquí queremos destacar algunos aspectos que nos parecen especialmente relevantes. Por ejemplo, algunos de los documentos que elaboró y defendió Gesto por la Paz en aquellas conversaciones.

  • «Análisis de la situación del conflicto«, Gernika el 30 de octubre de 1993. En él se critica el vínculo de necesidad entre el conflicto político y el conflicto violento. Se afirmaba: «No podemos caer en posturas historicistas y olvidar que hoy vivimos
    una situación política radicalmente distinta a la de hace 15 años. Insistir en el
    mensaje de que «nada ha cambiado» supone una total falta de análisis político». (atención al penúltimo comunicado de ETA). Se defendía que el «pueblo vasco» y el «Estado» estaban representados en las instituciones democráticas y no en otros «agentes» como se proponía desde otras instancias. Y se terminaba afirmando que la verdadera razón de la situación de violencia era la no asunción por parte de la izquierda abertzale del principio democrático.
  • «Para salir de la situación de violencia«, Maroño el 15 de enero de 1994. De él queremos destacar lo siguiente: «ETA debe abandonar definitiva e incondicionalmente las armas sencillamente porque así se lo demanda la sociedad vasca. Tal abandono no puede plantearse en términos de armisticio (porque no estamos en guerra) ni de tregua (porque no es aceptable la amenaza de una vuelta a las armas). Tampoco puede plantearse en términos de victoria de unos o derrota de otros. Del mismo modo que es toda la sociedad la que está perdiendo con la violencia (aunque especialmente las víctimas) toda la sociedad ganará con su cese definitivo.«

Ese mismo 15 de enero de 1994, todos los asistentes firmaron un documento final que decía: «… los puntos de partida en el análisis del conflicto son dispares, como lo son también las propuestas de solución del mismo. Ello no ha sido óbice para que podamos resaltar con satisfacción el siguiente punto de encuentro y coincidencia: el llamamiento a sustituir todas las expresiones de violencia por mecanismos de diálogo como mejor camino para la paz«.

A pesar de las duras críticas que Gesto por la Paz recibió por parte de determinados sectores de la sociedad como se puede ver en el artículo que Jesús Herrero, responsable de medios de comunicación de Gesto por la Paz escribió en El Correo: «La incomprensión de Maroño«, la organización pacifista acudió a la segunda parte de aquellas conversaciones.

De esta manera, el 25 de febrero de 1995 en Gernika, Gesto por la Paz presentó el documento «Diálogo y construcción de la paz» y el 1 de abril en Alsasua  presentó otro documento, ambos manifestaciones valientes sobre el diálogo ubicándolo siempre en la cara opuesta a la violencia. Sin embargo, Gesto por la Paz no pudo firmar el documento final en el que se igualaban los derechos individuales como el derecho a la vida, con los derechos colectivos y así lo explicó en la nota de prensa que hizo público al respecto.

En aquella nota, Gesto por la Paz decía: «Valoramos de forma positiva el encuentro de ayer, en cuanto contribuye al fomento de una cultura de diálogo, tan necesaria para generar espacios de entendimiento y pluralidad en nuestra sociedad.» La respuesta a este diálogo vino de manos de Gestoras Pro Amnistía poco más tarde. Concretamente, el 2 de junio de 1995 Gestoras pro Amnistía convocaba concentraciones frente a las de Gesto por la Paz que pedían la libertad de Aldaya, como se puede leer en esta noticia de El Correo.

Pamplona, 1995

Bilbao, 1995

Después de ver estas imágenes y de saber todo lo que ocurrió durante dos largos años de secuestros, todas las agresiones que sufrieron los pacifistas por pedir la libertad de las personas secuestradas, por llevar un lazo azul en la solapa… habrá quien dude de si aquellas conversaciones fueron realmente positivas. Gesto lo tenía claro. Sabía cuál era la herramienta válida -el diálogo- y cuál la absolutamente estéril y dañina -la violencia.

Gestoras Pro Amnistía fue la que convocó las agresivas y no silenciosas contraconcentraciones, pero el resto de participantes en aquellas conversaciones permanecieron callados mientras los pacifistas eran insultados, escupidos, recibían pedradas, les tiraban huevos, les amenazaban… Eran agredidos de todas las maneras posibles, pero nadie salió a recordar aquello que se había firmado en Maroño.

Si hubo un grupo de los participantes en aquellas conversaciones de Maroño que creyó en el diálogo y lo puso en práctica con una sinceridad digna de admiración, fue Gesto por la Paz. Los grupos de la izquierda abertzale, como los acontecimientos lo demostraron, no lo hicieron y quienes más enarbolaron la bandera del diálogo quedaron mudos ante la violencia contra los pacifistas. 

Ahora resulta que 25 años más tarde, el Foro Social Permanente se acuerda de las conversaciones de Maroño para «poner en valor el diálogo multilateral para contribuir a la construcción de un escenario de paz«. ¿Poner en valor el diálogo? ¡Lo que hay que ver!

¡No tergiversemos la historia! Los hechos reclaman la verdad. Y, por cierto, sería interesante saber en qué lado de la Paloma de la Paz estuvieron en 1995 y 1996 estas personas que ahora reivindican las conversaciones de Maroño.

Aprovechamos la ocasión para recomendar la lectura del artículo de Imanol Zubero escrito en 2014 en eldiario.es «La paz era esto«.

Al final, Gesto por la Paz tenía razón.

Gracias compañer@s

04 viernes May 2018

Posted by gogoanmemoria in Pacifismo

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Así comienza Mikel Ormazabal la noticia sobre el fin de ETA en El País: «Este 4 de mayo, marcado por el ceremonial que rodea al anuncio del fin de ETA, también está señalado por la fatalidad criminal. Un día como hoy hace 35 años, cuatro terroristas de la banda asesinaron a tiros en un garaje de Bilbao al teniente de la Policía Nacional Julio Segarra, al cabo del mismo cuerpo Pedro Barquero y a la esposa de este último, María Dolores Ledo, embarazada de tres meses.»

La imagen que se publicó aquellos días y que hoy también exponen es esta:

Quizás no sea mal día para mostrar las pruebas de la actividad de este grupo terrorista. Hoy, en su despedida, se presenta como «organización socialista revolucionaria vasca de liberación nacional», pero que no se engañen: la inmensa mayoría de la sociedad vasca no les recordaremos ni como socialistas, ni como revolucionarios, ni como «liberadores» de Euskal Herria. Más bien, les recordaremos como terroristas y punto. Esa es su historia: su principio y su final.

Nanclares de la Oca

Nada más que añadir a todo este teatro que se ha montado en torno a su despedida. Que la tenían que hacer porque es la única manera de que la situación de sus presos pueda tener alguna opción de avanzar hacia una posible futura excarcelación que no sea la de cumplir íntegramente sus condenas, como ha dicho algún periodista? Pues… bien, que se despidan de quien quieran. De la inmensa mayoría de la sociedad, lo hicieron el 20 de octubre de 2011. Todo esto de ahora, no es más que una representación teatral en la que muchos no queremos estar ni de espectadores.

Sin embargo, no todas las personas somos iguales y a algunas les gusta estar en el candelero por encima de todo. Nos referimos a los directores teatrales que ya tuvieron su protagonismo hace siete años, pero que parece que necesitaran volver a la palestra. Y también a quienes han tenido la «brillante» idea de utilizar el lazo azul para… ¿qué? El Mundo dice: «Partidos como el PP y el PSE y las principales asociaciones de victimas impulsan la recuperación del primer símbolo de la oposición social frente a los terroristas. El ‘lazo azul‘ fue creado en 1993 por Gesto por La Paz durante el secuestro de Julio Iglesias Zamora y, entonces tenía una letra A para reclamar su liberación con la palabra en euskera Askatu». ¿Cómo?, ¿Que ahora que ETA se despide nos pongamos el lazo azul? No, lo llevamos cuándo y donde lo teníamos que llevar.

Bilbao, 1 de julio de 1997. Fin de los secuestros

Gogoan, por una memoria digna, se creó para recordar, para no olvidar, para «leer antes de pasar página», para aportar un poco de dignidad al camino que vamos creando sin olvidar lo que se hizo y lo que no se hizo y, si podemos, para corregir ciertas distorsiones de la realidad. Y, también, para continuar esa batalla contra la legitimación de la violencia porque, por desgracia, aún quedan rescoldos.

Pintada hecha la noche del 3 al 4 de marzo de 2018 en un barrio de Vitoria Gasteiz. Dice «Gracias ETA. Hasta la victoria»

Un día como el de hoy, desde aquí queremos agradecer muy sinceramente y de todo corazón a todas las personas que trabajaron por la paz en Euskadi de manera altruista, contra viento y marea, por cambiar aquello que no conseguía cambiar nada ni nadie, esa inercia en la que se había instalado la violencia en Euskal Herria. Esas personas anónimas de convicciones admirables y en condiciones absolutamente adversas hicieron que toda la sociedad viera que matar estaba mal, que no tenía justificación, que causaba unas víctimas que no queríamos ni mirar… Y, poco a poco, fueron cambiando la percepción de la violencia en la gente. No fueron muchos porque el valor y la convicción que exigía esa militancia era muy grande y, en ocasiones, se pagaba con alto precio, pero sí fueron muchos los que sintieron que su conciencia se removía y su percepción de la violencia ya no era igual. Sí, ellos nos cambiaron un poco a todas las personas. Gracias Gesto por la Paz y a otros grupos locales que hicieron un papel similar en su entorno porque sin ellos, nunca habríamos llegado a este día. Se lo debemos.

 

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