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Gogoan-por una memoria digna

~ Por una memoria digna como derecho de las víctimas y de la sociedad vasca en general. Una memoria que deslegitime la violencia y que sea pedagógica para prevenir situaciones como las vividas en Euskal Herria los últimos 50 años.

Gogoan-por una memoria digna

Archivos de etiqueta: víctimas de la violencia

‘GESTO’ dokumentala

26 viernes Ago 2022

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El 17 de septiembre se proyectará por primera vez el documental ‘Gesto’ en el Festival de Cine de San Sebastián.

El 26 de agosto, se presentó en Tabakalera (Donostia-San Sebastián) las películas y documentales que concursan o se exhiben en el apartado Zinemira del Festival de Cine de San Sebastián. Una de las películas que concursa es ‘Gesto‘, documental producido por Gogoan, por una memoria digna, dirigido por Xuban Intxausti y con música original de Fernando Velázquez.


¿Qué es ‘Gesto’?

‘Gesto‘ es un viaje por la memoria del pacifismo vasco que durante 30 años trabajó por la paz y en contra de la violencia en Euskal Herria. Entendemos la memoria no solo como un ejercicio de acercamiento a la verdad, sino como una valoración, en este caso positiva, del papel que realizó Gesto por la Paz en un momento realmente difícil. La memoria es también aprendizaje y, en este sentido, consideramos que recuperar la esencia de Gesto por la Paz es, además de un gesto de agradecimiento a quienes lo hicieron posible, una herramienta enormemente útil para las generaciones posteriores.

En el documental ‘Gesto’ se recogen los principios y actuaciones que dieron forma a esa genuina construcción colectiva que fue Gesto por la Paz, que no se creó ni se desarrolló con patrones preestablecidos, todo fue el resultado del análisis, las motivaciones y las inquietudes de las personas que lo hicieron posible. Muchos de sus principios y actuaciones conservan plena vigencia, pero es necesario destacar que el gran valor de Gesto es lo que hizo en el momento que lo hizo, en esas circunstancias y con esos condicionantes.

En ‘Gesto’ algunos miembros de la organización pacifista nos van relatando ese trabajo a través de imágenes del pasado y de intervenciones que dan paso a esos principios y actuaciones mencionadas De esta manera, se invita al espectador a descubrir lo que fue Gesto por la Paz y la vigencia de su esencia.

Los derechos humanos

Gesto por la Paz fue una organización que trabajó por la paz y el respeto de los derechos humanos para todas las personas desde 1985 hasta 2013 en el ámbito de la violencia específica generada en Euskal Herria.

La movilización social como cauce de expresión y sensibilización

Desde el inicio, la labor fundamental fue la concienciación y sensibilización sobre la gravedad de la violencia que inundaba nuestra sociedad y lo hizo a través de la movilización social desde un planteamiento unitario y plural. Ahí se enmarcan los “gestos por la paz”, las concentraciones silenciosas que se realizaron en numerosos pueblos, barrios, colegios o campus universitarios después de cada muerte relacionada con la violencia específica generada en Euskal Herria. Estas concentraciones silenciosas de 15 minutos fueron la seña de identidad más genuina de la organización.

El conflicto violento y el conflicto político

De forma paralela, Gesto por la Paz desarrolló un discurso genuino basado en el respeto a los Derechos Humanos de todas las personas y en la defensa de un ámbito unitario pre-partidista para afrontar el grave problema de la violencia. En este sentido, uno de los pilares fundamentales de este discurso fue la separación del conflicto violento del conflicto político. Gesto por la Paz defendió que no existió ninguna relación necesaria entre el conflicto político identitario -uno de tantos conflictos políticos que se dan en una sociedad plural- y el uso de la violencia. Consecuentemente, el terrorismo fue el resultado de una decisión voluntaria, libremente tomada, injusta y errónea que no tuvo ninguna justificación. Desde ahí, Gesto por la Paz siempre defendió que se debía llegar al final de la violencia desde el puro desistimiento de quienes mantuvieron y defendieron esa estrategia, sin pagar ningún precio político por la paz, como afortunadamente así ha ocurrido.

Gesto por la Paz defendió que no existió ninguna relación necesaria entre el conflicto político identitario -uno de tantos conflictos políticos que se dan en una sociedad plural- y el uso de la violencia.

Las víctimas de la violencia

El cimiento más significativo del discurso de Gesto por la Paz fueron las víctimas que originó esta violencia. De esta manera, es destacable la creciente centralidad de las víctimas. Las víctimas eran la razón fundamental para realizar un posicionamiento contrario al uso de la violencia. Una sola víctima ya deslegitimaba el uso de la violencia.

Se trataba de que la ciudadanía comprendiera que las víctimas eran las trágicas destinatarias de un ataque que iba dirigido contra toda la sociedad.

Se trataba de que la ciudadanía comprendiera que las víctimas eran las trágicas destinatarias de un ataque que iba dirigido contra toda la sociedad. La asunción de este principio posibilitaba los imprescindibles mecanismos de reconocimiento y solidaridad hacia todas ellas, cada una desde su especificidad. En este ámbito, el primero de los pasos que se dio fue humanizar a las víctimas, “descubrir” que, bajo aquellos uniformes o cargos, había seres humanos con una vida que quedaba truncada para siempre. El segundo paso y fundamental fue dar voz a las víctimas. Su testimonio directo nunca deja indiferente a quien se atreve a escucharlo.

Ante el acoso que sufrieron miles de ciudadanos y ciudadanas, Gesto por la Paz creó el concepto “violencia de persecución” (2000) con el que se pretendió denunciar la falta de libertad de una parte importante de la población por su condición de representante de la ciudadanía o por el libre ejercicio de su profesión. Estas personas padecieron la utilización sistemática de la amenaza, el acoso, la agresión y hasta el asesinato por el hecho de defender públicamente unos planteamientos ideológicos no coincidentes con los de quienes apoyaban y ejercían la violencia.

Las personas presas y detenidas

Desde la defensa de los Derechos Humanos para todas las personas, Gesto por la Paz también abordó la situación de las personas presas y detenidas relacionadas con los delitos de terrorismo. En este sentido, desde el inicio de la organización se denunciaron casos de tortura como el de Tomás Linaza en 1987 y otros que, desgraciadamente, le sucedieron a lo largo de los años.

Por otra parte, en 1994, Gesto por la Paz junto a Denon Artean, ya planteó y defendió el principio democrático de la reinserción y lanzó los criterios que consideraba que se debían aplicar, criterios que mantienen toda su vigencia en la actualidad (Criterios: 1. Desvinculación de la estrategia terrorista, 2. Acatamiento de las reglas y principios democráticos, 3. Reconocimiento del daño causado).

También en 1994, se lanzó a la opinión pública el concepto del acercamiento para las personas presas relacionadas con el terrorismo; un posicionamiento planteado desde una perspectiva ética y humanitaria. Dicha reivindicación se diferenció claramente de la reivindicación que desde la izquierda abertzale se hacía en aquel momento del reagrupamiento de presos.

      

Por una memoria deslegitimadora de la violencia

Toda la actividad de Gesto por la Paz ha ido claramente dirigida a la deslegitimación de la violencia. Todo relato que se construya debe partir de la defensa de los derechos humanos para todas las personas y debe poner en primer lugar a las víctimas, como el trágico e irreparable logro que ha generado la violencia. Se debe construir una memoria claramente deslegitimadora de la violencia.


Trailer del documental

El 17 de septiembre se proyectará por primera vez el documental ‘Gesto’ en el Festival de Cine de San Sebastián a las 22’15 h. También habrá pases por la tarde los días 18 y el 19 de septiembre.

La movilización por la paz tiene que ser parte del relato

07 viernes Ene 2022

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El pasado 10 de noviembre se realizó un acto institucional de agradecimiento a las personas que habían contribuido a la Paz y, entre ellas, a las que participamos en la movilización social frente a la violencia de ETA. Se trataba de un agradecimiento público a quienes reaccionamos al horror de justificar que la vida fuera menos importante que un proyecto político; de justificar que se matara, que se amedrentara y que se extorsionara en nombre del pueblo vasco. Desde nuestro punto de vista, el sentido del acto suponía reconocer que la movilización social contra ETA fue un factor fundamental en su deslegitimación, y que los movimientos sociales que la impulsaron fueron un agente de concienciación esencial en el proceso de mostrar públicamente el rechazo a la violencia de ETA.

la movilización social contra ETA fue un factor fundamental en su deslegitimación y los movimientos sociales que la impulsaron fueron un agente de concienciación esencial en el proceso de mostrar públicamente el rechazo a la violencia de ETA

La articulación de la reacción de la sociedad vasca frente a la violencia de ETA fue evolucionando. Es importante remarcar que fue una evolución progresiva, lo que quiere decir que no todos estuvimos en el mismo sitio a la vez. Durante estos cuarenta años la mayoría de las personas de esta sociedad fue descubriendo, cada cual en su momento, que matar estaba mal, que nada lo podía justificar. Y si importantes y dignas de mención son las primeras personas que lo comprendieron y lo manifestaron, también las últimas lo son. Se puede afirmar que la sociedad reaccionó tarde, porque tenía que haber respondido desde la primera muerte. Pero ese es un análisis demasiado simple para un proceso tan complejo y de tantos años.

Durante estos cuarenta años la mayoría de las personas de esta sociedad fue descubriendo, cada cual en su momento, que matar estaba mal, que nada lo podía justificar.

Lo cierto es que hubo una evolución social en la contestación a ETA y que, a finales de los años 80, grupos pacifistas como Gesto por la Paz crearon un canal de respuesta sistemática a la violencia. Solamente cinco años después, Anoeta se quedó pequeño para acoger a todas las miles de personas que querían manifestar, con su presencia en el estadio, que esa dinámica de violencia y amenaza de ETA tenía que acabar. Aquella respuesta multitudinaria se realizó a propósito del secuestro de Julio Iglesias Zamora, en 1993, y fue activada por el símbolo del lazo azul. Posteriormente, hubo más movilizaciones masivas por asesinatos que, como el de Miguel Ángel Blanco en 1997, fueron percibidos como particularmente trágicos y marcaron a la evolución de la movilización social contra ETA. Como sabemos, hasta que ETA se disolvió hubo todavía muchos más asesinatos injustos, porque, a pesar de la protesta social, ETA tardó unos quince años y muchas vidas más arrebatadas, hasta anunciar su final. Esa movilización social contra ETA, ese rechazo personal y social mostrado, cada vez mayor, fue decisivo para que la organización armada decidiera disolverse y es muy importante reconocerlo así, y que el relato de lo que vivimos tenga en cuenta esa idea de evolución de la sociedad vasca frente a ETA.

Hay que reconocer también que reaccionar frente a ETA exponía a las personas al odio y eso suponía exponerse a sentir miedo, porque el mero hecho de oponerse a ETA marcaba y propiciaba el acoso. La base social de apoyo a ETA fue necesaria en el desarrollo de esta historia de horror de más de 800 personas asesinadas, y esa base social intentó echar de las calles a la voz organizada de respuesta a la violencia.

El Correo

El acoso fue sistemático: intentaron aislar a cada una de esas personas, descalificándolas, y declarándolas enemigas de su pueblo vasco. El hostigamiento por parte de la izquierda abertzale ha sido continuo, en barrios y en pueblos, durante todos estos 40 años, de la movilización social contra ETA. Pero el compromiso desde grupos como Gesto por la Paz era ya decidido y firme, fruto de un largo recorrido. La movilización social contra ETA ha estado constituida por personas resistentes que tuvieron la firme voluntad de contagiar su rechazo a la violencia e impulsar la consecución de la paz en el País Vasco, y esto tiene que formar parte del relato de lo ocurrido en aquellos años.

la izquierda abertzale intentó echar de las calles a la voz organizada de respuesta a la violencia. El acoso fue sistemático: intentaron aislar a cada una de esas personas, descalificándolas, y declarándolas enemigas de su pueblo vasco. El hostigamiento ha sido continuo, en barrios y en pueblos, durante todos estos 40 años

Y tiene que incorporarse también en el relato, la existencia de una base social de apoyo a ETA que, no solo no condenaba o aplaudía los asesinatos, sino que ejercía un papel activo en la perpetuación de la violencia: haciendo de caja de resonancia social de las amenazas y señalamientos de ETA a personas de nuestra sociedad; incrementando el sufrimiento a las víctimas de sus atentados, acosándoles, no solo antes, sino también después del atentado; intentando dinamitar la reacción social en contra de la violencia de ETA; y, por último, ejerciendo un control social férreo sobre su propio entorno para contener las discrepancias, muy especialmente, a propósito de la justificación del uso de la violencia por parte de ETA. Esa base social de apoyo a ETA, necesaria para que la violencia continuara durante cuarenta años, generó mucho sufrimiento y distorsión en la convivencia, y esto tiene que ser reconocido por parte de la Izquierda Abertzale, quien debería enunciar con claridad cuál es su posición actual respecto a ese pasado.

Y tiene que incorporarse también en el relato, la existencia de una base social de apoyo a ETA que, no solo no condenaba o aplaudía los asesinatos, sino que ejercía un papel activo en la perpetuación de la violencia

También hay que agradecer que la reacción social ante ETA se articulara, en general, desde una defensa coherente y radical de los Derechos Humanos, mantenida incluso en los momentos más duros de acoso a la movilización. Desde el principio, Gesto por la Paz quiso desmontar la teoría de los dos bandos, que suponía la justificación del uso de la violencia, en base a una supuesta necesidad de responder a otra violencia. Por eso, el mensaje que se lanzó a la sociedad fue la del rechazo y la deslegitimación de las distintas violencias, no solo la de ETA, sino también la de organizaciones como los GAL, o la violencia ilegítima perpetrada por las Fuerzas de Seguridad del Estado. Reconocer los distintos sufrimientos y vulneraciones de Derechos Humanos que se generaron hizo más contundente la movilización social a favor de la paz.

Gesto por la Paz, 2005

A día de hoy resulta intolerable que desde la Izquierda Abertzale se haga un reconocimiento del daño que “han recibido” las víctimas de ETA y que se arrogue el mérito de ser la única que reconoce a todas las víctimas de la violencia en el País Vasco. Hace treinta años que Gesto por la Paz exigió el esclarecimiento de la trama de los GAL y de los asesinatos que este grupo parapolicial cometió. En aquel tiempo, fue la misma Izquierda Abertzale la que boicoteó aquellos actos públicos, organizados para denunciar la realidad de esa violencia antiterrorista.

Efe. Gesto por la Paz, Bayona, 1996
Diario Vasco. Bayona, 1996
El Mundo. Bayona, 1996

Trataron así de monopolizar la solidaridad y el reconocimiento hacia las víctimas de la violencia antiterrorista para manipular su sufrimiento y poder mantener la teoría de los dos bandos. Sin embargo, la solidaridad con las víctimas de la violencia ha sido uno de los ejes que ha activado la movilización social a favor de la paz. El apoyo y el reconocimiento hacia ellas ha sido, en gran medida, el origen de la progresiva reacción a la violencia. El ataque que las víctimas sufrían individualmente fue, cada vez más, considerado como una agresión al conjunto de la sociedad.

El ataque que las víctimas sufrían individualmente fue, cada vez más, considerado como una agresión al conjunto de la sociedad.

Si las víctimas deben ser las protagonistas del relato del horror que se ha vivido en nuestra sociedad durante cuarenta años, en esa larga historia hay que reconocer también el papel jugado por la articulación de una movilización social, realizada desde la pluralidad de la sociedad vasca. Mientras ETA mataba y amedrentaba a la sociedad, incluso durante los años más duros de polarización social, los representantes de las familias políticas de Euskadi participaron en actos públicos organizados por Gesto por la Paz, que ponían de relieve la existencia de una base ética compartida, capaz de anteponer el compromiso con la defensa de los derechos humanos, a las diferencias partidistas.

Gesto por la Paz fue el artífice de la idea de que era necesario desvincular la violencia de la política, lo que implicaba negarse rotundamente a que ETA consiguiera algún reconocimiento político a cambio de su final.

Gesto por la Paz fue el artífice de la idea de que era necesario desvincular la violencia de la política, lo que implicaba negarse rotundamente a que ETA consiguiera algún reconocimiento político a cambio de su final. El recorrido de esta idea quedó patente en el cese incondicional que la propia ETA anunció en 2011. Desde el convencimiento de que la movilización de la sociedad vasca a favor de la paz había constituido un factor que había contribuido a la toma de esa decisión, Gesto por la Paz celebró en la calle, con el lema Lortu dugu–Lo hemos conseguido, la decisión de ETA de dejar de matar.

El Correo, 2011

Es importante incorporar este relato de la progresiva evolución de la sociedad vasca y de su movilización a partir de acciones inicialmente humildes y, posteriormente, más multitudinarias y relevantes, porque el reconocimiento, en nuestro pasado, de la importancia de la movilización ciudadana para afrontar un conflicto social grave, puede tener implicaciones para el futuro, y puede servir para incentivar otras peleas sociales.

el reconocimiento de la importancia de la movilización ciudadana para afrontar un conflicto social grave, puede tener implicaciones para el futuro, y puede servir para incentivar otras peleas sociales

 

Itziar Aspuru Soloaga, Maite Leanizbarrutia Biritxinaga, Eskolumbe Mesperuza Rotger e Inés Rodríguez Ranz de Gesto por la Paz

 


Una versión reducida de este artículo fue publicado en El Diario Vasco y El Correo en el mes de diciembre de 2021.

Las víctimas de Parot

08 viernes Oct 2021

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Arrasate-Mondragón, Aserfabite, asesinato, Asociación de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, Beatriz Artolazabal, cárcel, Centro Memorial de Víctimas del terrorismo, Delegación del Gobierno en el País Vasco, Denis Itxaso, derechos humanos, deslegitimación de la violencia, ETA, Florencio Dominguez, Fundación Fernando Buesa, Gobierno de Navarra, Gobierno Vasco, Henri Parot, homenajes, reinserción de presos, SARE, Víctimas, víctimas de la violencia, víctimas del terrorismo, Zaitu

El 17 de septiembre pasado, la Delegación del Gobierno en el País Vasco, el Centro Memorial de Víctimas del terrorismo y el Gobierno vasco realizaron un acto de homenaje a las víctimas a raíz de la convocatoria que realizó la organización SARE tratando de denunciar la situación de encarcelamiento de Henri Parot. A dicho acto, además de representantes de las instituciones convocantes, también asistieron manifestando su apoyo representantes del Gobierno navarro y de diversas asociaciones y fundaciones de víctimas del terrorismo como la Fundación Fernando Buesa, la ACFSEVT(Asociación de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado víctimas del terrorismo, Aserfabite (Asociación de Ertzainas y Familiares Víctimas del Terrorismo), Zaitu, etc. También acudió a expresar su apoyo Gogoan, por una memoria digna.

Representantes de las tres instituciones convocantes –Denis Itxaso, Florencio Domínguez y Beatriz Artolazabal– leyeron el siguiente manifiesto:

Cuando se aproxima el X aniversario del fin del terrorismo de ETA, constatamos que las consecuencias de la violencia siguen afectando y condicionando tanto a las víctimas directas como al conjunto de la sociedad. Una sociedad sana tiene el deber de tener siempre presentes los asesinatos, los secuestros, las amenazas, las extorsiones y las heridas producidas por el odio y el fanatismo a tantas y tantas personas inocentes. Conseguir una verdadera convivencia en una sociedad tan profundamente marcada por el terrorismo llevará mucho tiempo. Para ello harán falta voluntad y un enorme compromiso ético y pedagógico.

En el camino de la construcción de la convivencia democrática, las instituciones y el conjunto de la ciudadanía estamos interpelados, pero sobre todo lo están aquellas personas que ejercieron directamente la violencia, y también las que les procuraron sustento político y legitimación social. Del cumplimiento de sus penas, pero también de su voluntad de reinsertarse en la sociedad reconociendo el enorme dolor causado, depende en buena parte que la convivencia se forje sobre bases sólidas que eviten la tentación de repetición de esa macabra Historia.

De nuevo este verano hemos asistido a expresiones públicas que han homenajeado e idealizado la figura y la trayectoria de personas que han estado en la cárcel por cometer o ayudar a cometer horribles crímenes. Lo cierto es que estos actos, no solo infligen un doloroso daño ético y moral hacia las víctimas, sino que representa una negación del legítimo derecho individual de reinserción y rehabilitación que asiste a todo expreso que ha cumplido el castigo impuesto. Es, en definitiva, un insulto y una afrenta al conjunto de la sociedad en su afán por sanar las profundas heridas ocasionadas por el fanatismo. Esta consideración épica de quienes ejercieron la violencia terrorista en el espacio público evidencia que una parte relevante de nuestra sociedad aún no ha asumido la necesaria deslegitimación ética, social y política del terrorismo. Un hecho nocivo a todas luces para la formación en valores de las generaciones futuras.

Hasta hace unos minutos, estaba previsto que mañana sábado, varios colectivos celebrasen en Arrasate-Mondragón una marcha en favor de Henri Parot, uno de los miembros de ETA que más asesinatos ha cometido. El derecho a la libertad de expresión hubiese amparado la posibilidad de reclamar su excarcelación, pero hubiese sido profundamente humillante para sus víctimas elevar a la condición de mártir a quien suma en su debe 39 asesinatos.

Lo que una sociedad madura y éticamente sana debe remarcar ante circunstancias como esta es la memoria, la justicia y la reparación para con todas las víctimas de la violencia, y en especial el recuerdo, el cariño y la empatía con todas y cada una de esas 39 víctimas mortales. Es en ellas sobre quienes se debe poner el foco y la atención, no en su victimario.

La cancelación del mencionado evento por parte de los propios organizadores demuestra que la presión social y política de víctimas organizadas e instituciones, es un inmejorable instrumento para sembrar convivencia y evitar ofensas hirientes e injustas.

La pedagogía que venimos haciendo en el terreno de los derechos humanos y la exigencia pública de empatía con quienes más han sufrido el zarpazo de la violencia, representa el camino a seguir.

Además, en estas circunstancias, es necesario recordar que la legislación penitenciaria prevé diferentes mecanismos para lograr la reinserción de los presos, pero es una responsabilidad individual dar los pasos para lograrla. Y hay una condición que resulta ineludible: la autocrítica por el daño causado, el reconocimiento de la injusticia perpetrada, la asunción de la ilegitimidad de la violencia para conseguir objetivos políticos.

Las instituciones y entidades de víctimas que hoy nos hemos convocado en este acto, queremos rendir un sentido y sincero homenaje a la memoria de todas y cada una de las víctimas de Henri Parot.

 

Posteriormente, dos víctimas del terrorismo fueron leyendo los nombres de cada una de las 39 víctimas de Henri Parot y los asistentes fueron depositando una flor delante de un panel con sus nombres.

Desde Gogoan nos generaba dudas realizar un acto como respuesta a otra convocatoria; no obstante, asistimos y participamos en el acto como gesto de profunda solidaridad con estas y con todas las víctimas del terrorismo. También asistimos como representación de esa parte de la sociedad que piensa y siente que los homenajes a etarras no solo hieren a las víctimas -directas o indirectas-, sino que resultan insufribles e intolerables a quienes consideramos que el presente y el futuro tiene que estar basado en una radical deslegitimación de la violencia. Solo sobre esta premisa se podrá fundamentar una convivencia medianamente normalizada.

En su día, la sociedad tuvo oportunidades de decir NO a ETA. Muchas personas las obviaron, otras no. Hoy, tenemos la oportunidad de aportar al futuro granitos de deslegitimación de las barbaridades ocurridas. Desde Gogoan no queremos desperdiciar esa oportunidad.

 

 

Dos vivencias contadas desde el dolor profundo

07 miércoles Jul 2021

Posted by gogoanmemoria in Víctimas

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Alberto Muñagorri, charla-coloquio, Dos vivencias contadas desde el dolor profundo, ETA, Lourdes Oñederra, Ramón Etxezarreta, víctimas de la violencia, víctimas del terrorismo, violencia de persecución

La asociación Gogoan, por una memoria digna, organiza una charla-coloquio online para el martes, 13 de julio, con el título ‘Dos vivencias contadas desde el dolor profundo’. En la charla participarán dos personas directamente afectadas por la violencia que han vivido en ambientes diferentes. Por una parte, hablará Alberto Muñagorri, víctima superviviente de ETA; por otra, intervendrá Ramón Etxezarreta, un superviviente de la violencia de persecución ejercida contra él durante muchos años.

Tras una exposición de sus vivencias, habrá una charla-coloquio dirigida por la miembro de Gogoan, Lourdes Oñederra.

Datos para participar:

Fecha: Martes, 13 de julio de 2021. Hora: 19:00
Para unirse a la reunión Zoom hacerlo a través del link https://us02web.zoom.us/j/84178306027


Gogoan por una memoria digna elkarteak antolatutako solasaldi bat izango da online datorren asteartean, uztailak 13, ‘Dos vivencias contadas desde el dolor profundo’ (Bi bizipen, sakoneko minetik kontatuak) izenburupean. Giro desberdinetan bizi izan diren eta biolentziak zuzenean erasan dituen bi lagunek parte hartuko dute solasaldian. Gurekin izango ditugu, alde batetik, Alberto Muñagorri,  ETAren erasotik bizirik ateratako biktima; bestetik, urte luzeetan zehar bere kontrako jazarpen biolentzia jasan duen Ramón Etxezarreta. Beren bizipenak azaldu ondoren, Lourdes Oñederra Gogoan, por una memoria dignako kideak zuzenduko duen solasaldia izango da.

Parte hartzeko argibideak:

Gogoan por una memoria digna konbidatzen du ekitaldi honetara (gazteleraz).
Gaia: ‘Dos vivencias contadas desde el dolor profundo’
Data: Asteartea, 2021eko uztailak 13. Ordua: 19:00

Zoom bilerarekin bat egiteko erabili Gogoan-en sarean agertzen den esteka:

https://us02web.zoom.us/j/84178306027

El lugar de los victimarios en nuestras plazas y pueblos

10 jueves Sep 2020

Posted by gogoanmemoria in convivencia

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Abordar el impacto social de la violencia exige trabajar sobre un listado enorme de temas, porque la violencia no solo nos afectó en el momento exacto de la amenaza y la muerte. La violencia y sus consecuencias destruyeron tantas cosas que, por eso mismo, llegar a normalizar una sociedad tan profundamente marcada por el terrorismo llevará mucho tiempo.

resulta inaceptable que los presos de ETA sigan siendo homenajeados y ensalzados a través de diferentes actos públicos, murales, pintadas y pancartas

En el camino de la convivencia resulta inaceptable que los presos de ETA sigan siendo homenajeados y ensalzados a través de diferentes actos públicos, murales, pintadas y pancartas como las que se han exhibido este verano en multitud de pueblos.

pic.twitter.com/1mIAAmFQSl

— Etxebarrieta Memoria Elkartea (@EtxebarrietaME) September 6, 2020

El reto de la paz y la convivencia exigen, al menos, tiempo, voluntad y un trabajo ético enorme. Y la necesaria deslegitimación social de la violencia es incompatible con expresiones públicas que homenajean o ensalzan la figura y la trayectoria de alguien que decidió matar o colaborar en ello.

Es absolutamente legítimo criticar la política penitenciaria de alejamiento y reivindicar el acercamiento de cualquier preso, demanda que compartimos de conformidad con la legislación penitenciaria. Pero es bien distinto tratar acríticamente, como si fueran mártires de nuestros pueblos, a quienes cometieron graves atentados contra sus víctimas y contra la convivencia de la sociedad.

En nuestra opinión, el vigor de nuestra convivencia se medirá dentro de unos años, pero hoy ya mismo sabemos que no hay tareas aplazables. La consideración hacia los victimarios y su presencia en el espacio público, evidencia una carencia importante en parte de nuestra sociedad que aún no ha asumido la necesaria deslegitimación social de la violencia.

Como hemos apuntado, este verano en varios pueblos las calles principales se han inundado de pancartas en referencia a los presos de ETA, construyendo así espacios asfixiantes para la mayoría de la sociedad y, en mayor medida, para las víctimas.

es bien distinto tratar acríticamente, como si fueran mártires de nuestros pueblos, a quienes cometieron graves atentados contra la sociedad en general

En este sentido, conviene no subestimar el efecto devastador que tiene para la memoria y la ética pública la presencia, todavía, de estos homenajes. Porque normalizándolos podríamos estar enviando un mensaje equivocado a las siguientes generaciones, pues a través de esos actos se nos traslada la imagen de una gente generosa ensalzada por su participación en una violencia que no se cuestiona, cuando la violencia es, sobre todo, un trauma.

normalizándolos podríamos estar enviando un mensaje equivocado a las siguientes generaciones, pues a través de esos actos se nos traslada la imagen de una gente generosa ensalzada por su participación en una violencia que no se cuestiona

Abrir la puerta a una relativización de los atentados o a una nostalgia criminal es un mal camino para reforzar la convivencia, porque después de enterrar las armas una de las cosas más urgentes es anular la épica que se construyó con respecto a la violencia en buena parte de la sociedad.

Sin duda, este asunto no se resuelve por la vía penal, no es ese su terreno. Sino que requiere espacios de reflexión y deslegitimación de la violencia. Y esa tarea corresponde a quienes siguen organizando ese tipo de actos y a quienes han ido en el mismo tren que ETA. A aquellos que, siguiendo las palabras de Massimo Carlotto, miembro de Lotta Continua, tuvieron “una relación romántico-rebelde con el crimen”.

La convivencia real se construye sobre la base de un escenario en el que los victimarios no sean considerados héroes. Y hoy, en el espacio público de muchos pueblos, se nos impone aún un desequilibrio enorme entre la presencia pública de los agresores (victimarios) y la presencia de las víctimas, lo que merece una reflexión sobre el uso de los espacios comunes y públicos (frontones, calles principales, etc.).

en el espacio público de muchos pueblos hay un desequilibrio enorme entre la presencia pública de los agresores (victimarios) y la presencia de las víctimas

La paz exige actitudes a favor de la paz y estas tienen que ser constantes y permanentes. No es posible reforzar la convivencia mientras se apuesta por una ilusoria impunidad de los crímenes al utilizar mensajes engañosos como “denok etxera”, “presoak kalera”, “free them all” o “maite zaituztegu».

Proyectar valores conciliadores que refuercen la convivencia y la deslegitimación de la violencia es incompatible con estos actos de auto elogio en los que se desprecia nuevamente el dolor generado en las víctimas por los mismos a los que se homenajea, porque también cuestionan las bases éticas de nuestra sociedad.

El silencio de las armas tiene un efecto sonoro evidente; en él se oye con más nitidez el desprecio con el que a veces se ha tratado a las víctimas. Hoy, sin embargo, tenemos el deber histórico y ético de hacer las cosas de otra forma. En la nueva sociedad post ETA no caben más humillaciones hacia las víctimas. En esto no podemos seguir siendo prisioneros del pasado porque para avanzar como sociedad necesitamos extender la cultura de la deslegitimación de la violencia en todos los espacios.

El silencio de las armas tiene un efecto sonoro evidente; en él se oye con más nitidez el desprecio con el que a veces se ha tratado a las víctimas.

Una convivencia sana se construye sobre la imbricación de muchos elementos y, sin duda, es central tener en cuenta que las víctimas generadas, sea cual sea el origen de la violencia sufrida por ellas, tienen derecho a la verdad y la justicia. Además de ello, hay que tener en cuenta que la convivencia se construye en el espacio común, en la vida cotidiana, en el paisaje urbano, desde el respeto hacia quienes sufrieron la violencia, sin más matices que la cercanía al dolor de quienes se vieron en una diana. Por eso, los homenajes a los presos de ETA, que se realizan precisamente porque eran de ETA, deterioran la calidad de nuestra convivencia, porque la misma se basa en un ejercicio diario de empatía y afecto.

El deber de memoria exige colocar en el centro de nuestro actuar a la ética y a las víctimas. Solo así lograremos una sociedad más cohesionada, capaz de superar el drama de la violencia. Hoy sabemos que pasar por alto este tipo de cuestiones siempre es la antesala del olvido. Por eso planteamos que:

  1. Se ponga fin a los homenajes públicos a los presos de ETA.
  2. Los ayuntamientos garanticen que los espacios públicos de sus municipios sean un ámbito de convivencia, sin mensajes que idealicen a los miembros de ETA, y que no estén tomados por la iconografía de los presos de ETA.
  3. Se constituyan foros municipales para impulsar espacios y murales locales destinados a reforzar los valores de la memoria democrática, la convivencia y la deslegitimación de la violencia.

Fundación Fernando Buesa – Gogoan por una memoria digna – Elkarbizi

Fundación Fernando Buesa
Gogoan, por una memoria digna
Elkarbizi


 

 

Hablar de víctimas

20 miércoles Mar 2019

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asesinato, ética, Badajoz, Carlos M. Beristain, cárcel, Diario Vasco, dolor, El Español, Gora ETA, Gregorio Ordoñez, guardia civil, Isaias Carrasco, José Luis De Lacalle, Joseba Eceolaza, Juan Manuel García, Kepa Del Hoyo, Memoria, Mikel Zabalza, sufrimiento, víctimas de la violencia, víctimas del Estado, víctimas del terrorismo

Pintadas JLLCCuando mataron a Juan Manuel García en San Sebastián, la viuda juntó en una mesa a todos sus hijos y les formuló la siguiente pregunta ¿queréis que nos vayamos?, porque en los 80 el miedo era tan libre que a veces era mejor viajar. Después de que ETA asesinara a López de Lacalle, alguien pintó en su calle “Lacalle jódete”; no debían de tener suficiente con el tiro en la nuca. La familia de Mikel Zabalza acudió días después de su detención al cuartel de la Guardia Civil a preguntar por su paradero, “búsquelo en objetos perdidos” le contestaron. En la tumba de Ordoñez, alguien escribió “devuélvenos la bala”. A Ainara Carrasco alguien en fiestas de Arrasate se le acercó y le susurró un Gora ETA humillante, sólo hace diez años.

Relatar los detalles que explotaron antes del tiro, o durante o después resulta necesario. Porque sólo así lograremos ser conscientes del impacto que ha tenido la violencia en nuestras vidas. Incluso haciéndolo bien, planteando una transición post-ETA llena de honestidad y valores, habrá damnificados que jamás lograrán superar el haber estado dentro una diana. Es algo común: quienes han sufrido el golpe del terrorismo no terminan de ser los mismos, normal, porque el ser víctima también implica una serie de sufrimientos añadidos, que no sólo tienen que ver con el golpe directo de la violencia. Tras una amenaza hay un entorno familiar, profesional o político que pasa miedo. Y precisamente ese fue el objetivo ventajista de ETA, atemorizar a quienes tenían unas determinadas ideas.

Gesto Zumarraga 2.jpg

Diario Vasco. Acto de Gesto por la Paz en Zumarraga, 2004

Ante tanto dolor, que en algunos sectores políticos y profesionales fue cotidiano, conviene que los relatos que aparezcan sean contrastables con el pasado y que estén orientados hacia la reconstrucción del tejido ético dañado por la cultura del odio que hizo posible justificar y ejecutar tantos asesinatos. El relato nunca puede estar supeditado a la autojustificación, o a salvar un pasado que, se empeñe quien se empeñe, ya no es salvable, porque nos hirió en lo más profundo.

El relato tampoco puede mezclar situaciones de dolor o, en el ánimo de dar la sensación de que aquí hay una especie de empate de tragedias, tampoco puede plantear una especie de inflación victimaria, que lo mismo cuenta el caso de una persona asesinada a sangre fría con un tiro en la nuca por pensar diferente que el fallecimiento de un preso, responsable de dos asesinatos,  que ha muerto de un infarto en la cárcel.

Kepa del Hoyo

El Español, 2017

Hay muertes y circunstancias que nunca deberían haberse producido y hay ausencias que duelen, sin duda, pero eso no les convierte en víctimas de la violencia política. Esa equiparación supone tanto como viciar la consideración ética hacia la muerte violenta.

[Muere Kepa del Hoyo en la cárcel de Badajoz mientras hacía deporte]

Detrás de ese esquema hay algo de crueldad, porque rebaja a la víctima a una sucesión de hechos notariales, sin advertir que la seriedad moral ante la definición de qué implica ser víctima, supone muchas veces hilar fino. El discurso de la empatía ante el dolor del otro es válido, siempre y cuando no esté al servicio de la exculpación de responsabilidades.

Enfrentarnos a la verdad, implica cierto grado de desnudez porque las víctimas de la violencia no sólo nos hablan de un drama, sino que también nos descubren en nuestros vacíos, en nuestros silencios, en nuestra lejanía moral. balanzaPor eso conviene no tener la tentación de la equiparación, o aun peor, de la compensación del dolor, de ahí que sea necesario fijar con nitidez la frontera que separa a una víctima de la violencia de alguien que ha sufrido por la violencia. Y no sólo es una cuestión de preposiciones. Porque contar víctimas sin ese rigor, en realidad, es la mejor forma de despreciar un caudal sufriente que todavía está a flor de piel. Generar espacios de empatía entre víctimas exige ese paso previo.

Poner el relato al servicio de una historia exculpatoria, en lugar de utilizar el relato como herramienta para fortalecernos éticamente es empeñarse en el error de la ocultación. Porque tratar de escenificar un tiempo y lugar en el que todos sufrimos, en el que todos fuimos responsables es tanto como decir que en realidad nadie fue responsable de aquello. Porque, con esa pretensión, el relato siempre será esclavo de los horrores del pasado. Y no, no todos elegimos estar entre quienes agredían.

Aquí no han existido violencias cruzadas, ni dos ejércitos legítimos que se han enfrentado, ni mucho menos un enfrentamiento entre dos pueblos, ni tampoco una responsabilidad diluida en que “todos cometimos errores”. Que haya sufrimiento y víctimas de la violencia policial, no supone que tengamos que hacer un relato igualador, porque las víctimas no se compensan, en todo caso se suman. Como dice Carlos M. Beristain “el reconocimiento de la pluralidad del sufrimiento de violaciones de derechos humanos cometidas y el asumir la responsabilidad del estado en ello no tiene por qué suponer igualar los mecanismos de victimización ni aceptar simetrías o decir que todo ha sido igual.”

La memoria, el recuerdo, los miedos individuales y colectivos, el legado, la participación en asesinatos, los derechos de las víctimas que a su vez han sido victimarios… todo este tipo de cosas son áreas delicadas pero que requieren un consenso mayoritario. Por eso, este debate no se puede reducir a una batalla de relatos, es decir, no puede ser principalmente un debate entre una memoria idealizada y sin problematizar (casi siempre exculpatoria con los victimarios), y una visión en la que los malos siempre han sido los otros, no. Creemos que el debate ha de partir de la visión crítica para con el pasado, que trata de bucear también entre lo que no nos gusta, como única forma, en realidad, de construir un buen futuro y de quitarnos el baldón de la violencia que todavía (aunque algunos se tapen los ojos) arrastramos.

No caigamos en el error de lo difuso otra vez, porque eso supondría humillar a gente a la que durante demasiado tiempo le dimos la espalda mientras sufría.

 

Joseba Eceolaza, miembro de Gogoan-por una memoria digna

Los pasos de la Memoria

08 jueves Nov 2018

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Alfonso Alonso, Ayuntamiento de Donostia-San Sebastián, Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz, CCAA, Diario Vasco, Eneko Goia, ETA, GAL, Gesto por la Paz, Los Pasos de la Memoria, Memoria, Pacifismo, Partido Popular, PNV, PP, silencio, víctimas de abusos de las fuerzas de seguridad, víctimas de la violencia, víctimas del terrorismo

Eneko Goia, alcalde de Donostia-San Sebastián por el PNV, ha anunciado que recordará a las 128 víctimas del terrorismo y de los abusos policiales (107 asesinadas por ETA y CCAA, cuatro por el GAL, 11 por la violencia policial y seis de autoría desconocida) que se produjeron en esta capital durante los años de violencia y terror, a través de unas placas que se pondrán en los lugares donde fueron asesinadas.

Sin duda alguna, quiere ser escrupulosamente cuidadoso. Ha adelantado que consultará cada placa con la familia de cada víctima y que solo se colocará con su consentimiento. Añade que la iniciativa «no tiene caducidad» ya que «los allegados pueden cambiar de opinión, de forma que si ahora no quieren ningún recuerdo y en el futuro sí, tengan la posibilidad de que se coloque la placa más tarde». Más en El Diario Vasco 

No es una iniciativa novedosa porque ya el 12 de marzo de 2007, Alfonso Alonso, alcalde de Vitoria-Gasteiz por el Partido Popular, hizo pública la decisión de colocar unas placas incrustadas en el suelo con el nombre de las personas asesinadas entre el 5 de marzo de 1978 y el 22 de octubre del 2000. En estas placas, solo aparece el nombre de la víctima, la fecha en la que fue asesinada y una cita de un pensador como Gandhi, Octavio Paz, Camus, Asimov…

Hasta hoy, no había cundido el ejemplo de Alonso en los ayuntamientos de las otras capitales. Sin embargo, la ciudadanía sí dio pasos firmes hacia la memoria. Este fue el caso de la organización pacifista Gesto por la Paz que en 2010 realizó un emotivo acto en Bilbao, Los Pasos de la Memoria, al que los medios llamaron «La ruta del dolor en Bilbao», «La huella de la bala y la bomba en Bilbao», «Pintadas contra el olvido»… [Dossier de prensa de aquel acto]

Desde diferentes puntos de Bilbao, grupos de pacifistas recorrieron los distintos lugares donde el terrorismo había usurpado la vida de vecin@s de la localidad; vecin@s de toda condición social, laboral…


En cada lugar donde se pintaba el nombre y la fecha de su asesinato, le leían las circunstancias en las que se habían producido aquel horror que nunca tenía que haber ocurrido y se guardaba un minuto de silencio.


Y aquellas columnas de pacifistas convergieron en el Parque de Doña Casilda donde leyeron los nombres de cada una de las personas asesinadas y pusieron una flor sobre sus nombres.


Quienes tuvieron la oportunidad de vivir aquel acto -pacifistas y víctimas que componían las columnas- lo recordarán. De nuevo, Gesto por la Paz fue pionera en el trabajo por la memoria.

MINA (dolor) -DOLUMINA (duelo) BAKEMINA (ansia de paz)

27 jueves Sep 2018

Posted by gogoanmemoria in Víctimas

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"Mujeres en construcción", Abel Uceda, Alcalde de Bilbao, Angel María Unzueta, Arantza Puelles, Azkuna Zentroa, Belén Mentxaka, Bilbao, BVE, Carmen Francia, Conchi Fernández, consenso, convivencia, dolor, Dori Monasterio, Edurne Brouard, ETA, ETB, Fina Liceranzu, Foro Bilbao por la Paz y la Conviencia, GAL, Glencree, Gobierno Vasco, Inés Nuñez De la Parte, Isabel Urkijo, Javier Batarrita, José Goikoetxea, Juan Mari Aburto, libertad, Maitane Etxebarria, manifestación, Manu Cabacas, Mari Jose Aguirre, pluralidad, presos, Ramón Mugica, terrorismo, víctimas de la violencia, víctimas del terrorismo, violencia de persecución

El Foro Bilbao por la Paz y la Convivencia se presentó a la ciudadanía bilbaina el 16 de octubre de 2017. En aquel momento, manifestó el objetivo para el que se había creado:

«El objetivo prioritario es convertirse en el lugar de encuentro y colaboración para acompañar las políticas públicas municipales en relación con las víctimas del terrorismo y violencia, con la finalidad de trabajar y acordar actuaciones y programas que ayuden a profundizar en los valores del respeto y la convivencia«

y los compromisos que adquiría:

“reconocer a las víctimas, propiciar el diálogo con las víctimas, y entre ellas, en la búsqueda de un consenso social y político amplio, y colaborar con las instituciones públicas para seguir desarrollando un marco legal que reconozca y ampare a todas las víctimas del terrorismo y la violencia.”

La siguiente ocasión en la que el Foro Bilbao por la Paz y la Convivencia se manifestó en público fue el 25 de abril cuando presentó en el Azkuna Zentroa unas jornadas que se desarrollarían por los distintos distritos de Bilbao en las que participarían de manera destacada las víctimas del terrorismo y de la violencia de Bilbao.

https://euskalpmdeushd-vh.akamaihd.net/multimediahd/videos/2018/04/25/2279355/20180425_22385424_0011176544_004_001_BIDEO_TOPAKE.mp4

 


MINA (dolor) -DOLUMINA (duelo) BAKEMINA (ansia de paz), testimonios del dolor en Bilbao

El pasado lunes, 24 de septiembre, se llevó a cabo la primera jornada en el Centro Municipal de Castaños dirigida por dos de los miembros del Foro, Isabel Urkijo Azkarate y Angel Mari Unzueta y que contó con la participación de las víctimas Inés Nuñez De la Parte, Abel Uceda y Arantza Puelles. En la fotografía posan con el presidente del Foro, el Alcalde Juan Mari Aburto.

presentación del acto

«El 20 de octubre de 2011 ocurrió uno de los hechos más relevantes de la historia reciente del País Vasco: ETA dejó su actividad. Esto supuso el fin del ciclo de violencia y terror iniciado hacía 50 años y cuya máxima responsable fue ETA, pero donde otras organizaciones terroristas como el GAL o el Batallón Vasco Español, también contribuyeron a generar terror y dolor. Y no podemos olvidar los abusos policiales de muy graves consecuencias.

Aquel 20 de octubre, miles de personas dejaron de sufrir la violencia de persecución que soportaban desde hacía mucho tiempo. Aquel día, aún sin saberlo, potenciales víctimas de ETA, recuperaron su vida. Y aquel día, la inmensa mayoría de la ciudadanía vasca, ganó en libertad.

Quizás porque estábamos acostumbrados a que las manifestaciones solo fueran de protesta o de duelo, no se convocaron manifestaciones de alegría, salvo alguna excepción, pero la liberación que todos y todas sentimos se palpaba en cada mirada, en cada sonrisa…

La verdad es que también aquel día y los posteriores mucha gente nos preguntábamos «¿y ahora qué?»  o, peor, «y todo esto ¿por qué?, ¿para qué?«. Cualquiera de las respuestas que pudiéramos ofrecer a quienes han sufrido la violencia más directamente, difícilmente llenaría el vacío que deja la absoluta incomprensión de lo ocurrido, el vacío por no encontrar ninguna explicación de por qué tuvieron que sufrir lo que sufrieron.

Muy posiblemente, salvando las distancias, un vacío similar estén sintiendo los familiares de miembros de ETA que han muerto en sus llamadas «ekintzas» o los presos de ETA y sus familias. «¿Todo para qué?«, pero estos sí fueron responsables de lo ocurrido porque libremente optaron por usar la violencia contra otros seres humanos, mientras que sus víctimas, las víctimas de todos los terrorismos y abusos de la autoridad, éstas fueron objeto de una terrible injusticia, porque todo aquello fue absolutamente injusto.

En este momento estamos en el «¿Y ahora qué?» y ese es el reto que queremos afrontar desde el Foro.

Mina, dolumina, bake-mina… Indarkeriak eragindako minak, doluaren bidea eginez eta eraginez, bake-mina, hau da, bakearen egarria asetzen lagundu dezakela eta, Eusko Jaurlaritzaren proposamenari jarraituz, herri batzuetan –kasu honetan, Bilbon– bakearen eta bizikidetzaren aldeko foroak sortu dira, indarkeria jokoz kanpo uzteko eta herritar guztien arteko elkartasuna sendotzeko.

De esta manera, el 16 de octubre de 2017 se presentó el Foro Bilbao para la Paz y Convivencia con el objeto de que nunca más se repita nada similar. Aprobamos un Plan de actuación con la finalidad de difundir entre toda la sociedad bilbaína lo ocurrido y de potenciar el reconocimiento del daño causado con el fin último de mejorar la deteriorada convivencia, siempre desde una firma deslegitimación de la violencia.

Así, nos comprometimos a:

  • Reconocer a las víctimas en su pluralidad y con el respeto que se merecen. Hau da, biktima guztiak aintzat hartzea, eta zor jaken duintasunez eta justiziaz tratatzea.
  • Propiciar el diálogo con ellas y entre ellas en búsqueda del consenso necesario para afianzar la paz y mejorar la convivencia. Elkarrizketa bultzatzea, bake eta bizikidetzarako bide nagusi bezala.
  • Buscar el completo reconocimiento y amparo a todas las víctimas del terrorismo y la violencia. Indarkeriaren era guztietako biktimen babesa bilatzea.

Y marcamos nuestro objetivo en trabajar y acordar actuaciones y programas que ayuden a profundizar en los valores del respeto y la convivencia en el municipio.

Este foro lo componemos el Alcalde como Presidente, familiares de víctimas (Dori Monasterio, Manu Cabacas y Fina Liceranzu, José Goikoetxea, Mari Jose Aguirre, Inés Núñez, Javier Batarrita, Abel Uceda, Belén Mentxaka, Conchi Fernandez, Carmen Francia y Edurne Brouard), representantes de los grupos municipales del Ayuntamiento y cuatro personas designadas por el alcalde por su experiencia con víctimas, Ramón Mugica, Maitane Etxebarria y, nosotros, Isabel Urkijo y yo, Angel Mari Unzueta.»

El video sobre otras experiencias

Seguidamente se proyectó un video que es un extracto del documental «Mujeres en construcción» de Maite Ibáñez y Begoña  Atín (2011) y del documental sobre la iniciativa de la anterior Dirección de Víctimas del Gobierno Vasco, Glencree. Tanto «Mujeres en construcción» como el reportaje de ETB sobre Glencree son documentales muy recomendables.

Charla con las víctimas

Posteriormente, se acercaron a la mesa las tres víctimas participantes, Inés, Abel y Arantza, y, a través de unas sencillas preguntas, fueron expresando el dolor que habían sentido, la insolidaridad de gente que creían tener cerca, el concepto de justicia, la necesidad de sentir el calor social, el ultraje que sienten con los homenajes llamados «ongi etorri» a los presos de ETA cuando vuelven a sus pueblos…

Ha pasado tiempo, pero sin duda alguna esas heridas siguen supurando. Posiblemente desearán olvidarlo todo, dejar de sentirse víctimas, recuperar la normalidad de la que aquella tragedia les sacó… pero es evidente que falta tiempo y que la sociedad tiene una deuda con ellas.


La próxima jornada será el 3 de octubre a las 19’30 h. en el Centro Municipal de Basurto (c/ Zankoeta, 1).


 

Siempre en 30 de enero

04 domingo Feb 2018

Posted by gogoanmemoria in Memoria, Pacifismo

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30 de enero, Anibal Izquierdo, asesinato, banda terrorista, Benicio Alonso, Bilbao, Colegio de Escolapios, El Correo, Enrique Aresti, ETA, Gesto por la Paz, globada por la paz, Gogoan-por una memoria digna, Juan Luis Ibarra Robles, La Gacera del Norte, manifestación, Memoria, Ramón Coto, Ramón García, terrorismo, Tomás Sulibarria, víctimas de la violencia

El Correo. 1992/02/01

Durante 25 años, Gesto por la Paz recorrió las calles de Bilbao para celebrar en torno al 30 de enero, su manifestación por la paz en la que concentraba la parte más sustancial de su mensaje. Invitaba a toda la ciudadanía y, como se puede ver en esta fotografía de 1992, algunos años, la asistencia fue más que digna. La respuesta silenciosa y pacifica y sistemática a la violencia empezaba a calar en la sociedad vasca.

Por desgracia, estas llamadas pacifistas fueron perdiendo fuerza. Quizás el hartazgo de tantos años pidiendo la paz, saturó a la gente.

El Correo, 2008/02/09

Quizás fueron otros factores sociales y políticos los que hicieron cambiar de parecer a la población vasca, pero el caso es que, como se puede ver en la fotografía de la manifestación de Gesto por la Paz de 2008, ya las convocatorias de la organización pacifista ya no conseguían atraer a tanta gente.

[El cambio que se aprecia en estas dos imágenes también se analizará en el documental que Gogoan, por una memoria digna está preparando sobre la «reacción de la sociedad vasca ante la violencia».]

Para todas las personas que pertenecimos a Gesto por la Paz, el 30 de enero no es un día cualquiera. Por esta razón, desde que la organización se despidiera de la sociedad, algunos de sus miembros nos citamos todos los años en torno a esta fecha en Bilbao.

Cada año es un formato diferente, pero todos los años tiene el mismo objetivo: recordar a las víctimas de la violencia.

Ayer, 3 de febrero, comenzamos nuestro recorrido en la calle Labegeríe Mitxel del casco viejo bilbaíno donde ETA asesinó el 3 de junio de 1980 a Tomás Sullibarria con un disparo en la nuca. Tomás había sido miembro de la organización terrorista. Su abogado, Juan Luis Ibarra Robles, aseguró en una carta publicada en EGIN que era falso que su cliente estuviera a sueldo de los servicios de información de la policía, tal y como dijo la banda terrorista.

La segunda parada del recorrido fue en el Arenal donde ETA asesinó a Enrique Aresti el 25 de marzo de 1980 cuando entraba en las oficinas de la empresa donde trabajaba. Tenía 62 años y era padre de cinco chicos y chicas.

La tercera parada fue en la calle Navarra donde ETA asesinó a Ramón Coto, un jubilado de 71 años cuando se encontraba en el estanco de José Luis Ramos. Dos miembros de ETA le dispararon el 19 de septiembre de 1980 y murió dos días más tarde. El propietario del estanco había sido amenazado por la banda terrorista e, incluso, había sufrido algunos atentados. Ramón Coto solía hacer recados para José Luis Ramos.

La última parada del recorrido fue ante el BBV, en el mismo lugar donde se realizó el primer gesto y el acto de despedida de Gesto por la Paz. Allí recordamos a las víctimas del atentado de ETA contra esta entidad bancaria: Aníbal Izquierdo, Ramón García y Benicio Alonso.

        

Nos cruzamos con la clásica globada organizada por el Colegio de Escolapios de Bilbao.

Globada Colegio Escolapios Bilbao

Fue estupendo compartir un día con los compañeros y compañeras de Gesto por la Paz y es de agradecer de manera especial a quienes se acercaron desde Vitoria-Gasteiz, Donostia y Andoain. Las 30 personas que hicimos el recorrido terminamos la jornada con una agradable comida y una mejor sobremesa.

«Cerca, pero dentro»

22 lunes Ene 2018

Posted by gogoanmemoria in derechos humanos, presos

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acercamiento, alejamiento, amnistía, cárceles, condena, derechos de los presos, dispersión, dolor injusto, EITB, El Correo, enfermedades incurables, EPPK, ETA, Gesto por la Paz, Herrera de la Mancha, libertad, manifestación, Noticias de Gipuzkoa, presos, reagrupamiento, SARE, víctimas de la violencia

[Sobre la manifestación convocada por el colectivo SARE a favor de los derechos de los presos. Bilbao, 13 de enero de 2018]

Manifa-EITB

Foto de EITB. 13 de enero de 2018

Antes de entrar de lleno en la cuestión, creo que es necesario aclarar dos términos que se manejan con calculada estrategia sobre la política penitenciaria: dispersión y alejamiento. La reclamación del fin de la dispersión de los presos significa que se persigue que todos los presos y presas de ETA estén juntos, no diseminados por las diferentes y lejanas cárceles de la geografía española y francesa. Pero estoy seguro de que los reclamantes del fin de la dispersión no quieren que todos los presos estén juntos en, pongamos, la cárcel de Herrera de La Mancha. No, obviamente. Los quieren cerca, en una cárcel próxima. Aunque realmente –y ya lo dicen- los quieren en casa. Y punto. Pero la impartición de justicia y la no impunidad son principios irrenunciables en un estado de derecho, por lo que esas personas que cometieron crímenes con largas condenas han de cumplir sus penas. Y el asunto es que deben hacerlo cerca de sus lugares habituales de residencia, tal y como figura en el art. 12 de la Ley Gral. Penitenciaria; llevarlo a cabo ahora no supone ningún quebranto para la administración estatal ya que tenemos un centro penitenciario “ad hoc” dentro del territorio vasco. De esta manera, si los presos por delitos de terrorismo cumplen su pena de privación de libertad cerca de sus ámbitos familiares, no solo estamos ante una política penitenciaria imparcial y lógica, sino que además no se inflige un perjuicio y sufrimiento añadido a las personas cercanas al reo. Finalmente, tal y como refleja el código Penal, los presos con enfermedades incurables deberían ser puestos en libertad y con el tratamiento adecuado. Así pues, el estado no debería hacer política con el tema de los presos, sino aplicar su propia ley. GxP-acercamiento1Todo lo susodicho lo reclamó la organización pacifista Gesto por la Paz desde 1994, que denunciaba el nulo efecto disuasivo que produjo tanto la dispersión como el continuo traslado de cárcel de los presos. Ambas medidas dificultaban enormemente las relaciones familiares y amistosas de las personas presas y, por ende, era un castigo para aquellas.

Volvamos al presente. Sábado pasado, manifestación en favor de los derechos de los presos de ETA. Muchos creemos que el acercamiento de todas y todos ellos a cárceles próximas así como la puesta en libertad de quienes padezcan enfermedades incurables no era el objetivo primordial de la manifestación anual en favor de los presos. Por muchas razones: la primera, porque un número no pequeño de personas relevantes que acuden habitualmente han estado sistemáticamente defendiendo la amnistía y la impunidad de los presos de ETA, con el pretexto de que estamos en otros tiempos, la organización (sic) ya ha dado los pasos que debía dar, en el fondo son nuestros gudaris, estamos ante una suerte de fuerzas simétricas pero sólo se ha movido una de ellas, etc. como si el daño perpetrado por la banda terrorista fuera equiparable, negociable, mensurable e intercambiable por el sufrimiento de sus presos. La segunda razón es que en el manifiesto leído al final de la marcha, se reclamó la aplicación de la justicia

El Correo, 2016

El Correo, 2016

transicional, instrumento que podría aplicarse en situaciones de resolución de conflictos en los que se ha producido una vulneración simétrica y equiparable de derechos humanos en sendos bandos. Y aquí, no ha lugar. Finalmente, las pancartas desplegadas, los testimonios recogidos en la propia manifestación y la cartelería desplegada por Bilbao indican que lo que pretenden es que esas personas presas vuelvan a sus casas. No los queremos en foto, los queremos en casa. Blanco y en botella.

Es obvio que tantos y tantos años de violencia política, de represión desaforada y de tramas de grupos antiterroristas nos ha dejado muy escarmentados y dolidos. Pero la violencia de ETA ha sido la que se ha quedado hasta el final haciendo el más pasmoso y obsoleto ridículo en la Europa avanzada, pegando tiros cuando ya nadie creía en su revolución. Y ahora quedan sus presos, colectivo acerca del cual una gran parte de la sociedad vasca sigue opinando que los delitos cometidos son gravísimos y deben cumplir la pena de privación de libertad que les corresponda. Igualmente, también opina que han de aplicarse las medidas y reglamentos con total y absoluta normalidad y legalidad porque pensamos que ellos, los asesinos, están privados de libertad, pero no se puede extralimitar su castigo, y menos todavía, sobre sus familiares y amigos. Pero a muchas y muchos nos gustaría que ese colectivo tuviera el coraje de plantearse su error, de preguntarse y responderse por qué decidió asesinar y si eso tuvo algún sentido.

Es un deber ético planteárselo. Hace unos años, contra toda corriente y pronóstico, mentes preclaras llevaron a cabo una iniciativa modélica en este sentido: algunas víctimas de la propia banda, en un acto de generosidad y humanidad inmenso, se entrevistaron con presos de ETA arrepentidos de sus crímenes. Eso no les supuso ningún beneficio penitenciario, tan solo personal. De alguna manera, se acercaban al dolor que habían generado y se reconciliaban con la sociedad que les iría a acoger después. Fue una experiencia dura, muy dura para esas víctimas, y, sin embargo, necesaria y reparadora para los reclusos. ¿Nadie de los presos encuadrados en el EPPK va a tener la valentía de dar un paso adelante y reconocer que matar fue no solo hacer un daño irreparable sino que también un error? ¿Alguien de los que acudió a la manifestación del sábado vería con buenos ojos un gesto así? Yo supongo que la mayoría, ya que dijeron algo de reivindicar los derechos humanos.

Noticias de Gipuzkoa, 2018

Noticias de Gipuzkoa, 2018

Última reflexión: el año pasado fueron asesinadas 46 mujeres en España ¿Alguien podría aceptar que un colectivo formado por madres y padres afectados por las sentencias judiciales de violencia machista, reclamase la vuelta de sus hijos violadores y/o asesinos a casa, poco menos que impunemente? ¿Veríamos con buenos ojos que esos familiares y amigos o colegas del barrio inundasen las paredes con pintadas de libertad para ellos, y con amplio despliegue infográfico? ¿Admitiríamos que utilizasen a escolares con mochila en sus proclamas para provocar la compasión de la sociedad? ¿Qué nos parecería que nuestra alcaldesa, por ejemplo, recibiera con honores y laureles a un violador y asesino de esos tras cumplir su castigo? ¿Cantarían nuestros hijas e hijos canciones en su honor, en plan “la mató porque era suya, txutxua, txutxua…” y nosotros les regalaríamos el CD en su cumple? ¿Qué nos parecería que la televisión pública emitiese con absoluta normalidad y profusión de detalles las visitas de los familiares a sus chicos malotes, y fuesen entrevistados sin el menor atisbo de crítica? Hay diferencias entre una violencia y otra, indudablemente, pero el resultado final es que las víctimas siempre son las peor paradas. ¿Alguien pensó en ellas el sábado?

 

Artículo de Fabián Laespada publicado en El Correo el  20 de enero de 2018

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