~ Por una memoria digna como derecho de las víctimas y de la sociedad vasca en general. Una memoria que deslegitime la violencia y que sea pedagógica para prevenir situaciones como las vividas en Euskal Herria los últimos 50 años.
Reflexiones actualizadas sobre la política penitenciaria y sobre la reinserción restaurativa de los presos de ETA (diciembre 2019)
Una vez más este enero se acerca la cita anual de apoyo a los presos del EPPK, grupo donde no solo se han venido organizando los condenados por pertenencia a ETA, sino que también se han integrado presos de organizaciones políticas afines. En estos días, se vuelve a dar un cruce de diferentes datos y opiniones sobre la política penitenciaria con este colectivo. Por ello volvemos a compartir unas notas actualizadas con ánimo aclaratorio.
Datos aproximativos
Algunos datos aproximativos, contrastando distintas fuentes:
A los 37 presos que están en cárceles francesas se les ha dejado de aplicar casi completamente la política de alejamiento y de vigilancia especial por peligrosidad (DPS) [EITB, 2019].
De los 220 presos en cárceles españolas, cerca del 72% (160) está utilizando la legalidad penitenciaria para progresar de grado y acceder a beneficios penitenciarios. Por el contrario, 60 presos han decidido no emplear los cauces ordinarios de reinserción y mejora penitenciaria [Foro Social, 2019].
El 74% de los presos en cárceles españolas, cumple pena en grados o en módulos ordinarios. El resto (58), se encuentran en primer grado puro.
1. La política penitenciaria ya está cambiando. En Francia de manera completa, y en las cárceles españolas a un ritmo más lento, aparentemente debido a la interinidad gubernamental. Pero el cambio en la política penitenciaria de grados y con los presos gravemente enfermos es claro, y también se han concedido permisos de salida, mientras que los acercamientos hasta ahora se han producido muy parcialmente, manteniendo situaciones de alejamiento injustificables.
2. Lo que se mantiene es la negativa de los presos del EPPK y de la izquierda abertzale (con la tímida excepción de Etxerat) a avanzar con gestos reparadores hacia sus víctimas, a dar pasos en la justicia restaurativa. Algo que, tal y como nos ha mostrado la vía Nanclares y sus encuentros restaurativos, es capital para paliar y deslegitimar tanto dolor injusto, y para la recuperación de la convivencia.
3. Además, el colectivo Sare de apoyo a los presos oficialistas del EPPK, sigue manteniendo un enfoque sesgado, que junto a reivindicaciones parciales compartibles, ampara tratar a lospresos de ETA como si fueran mártires, incluso justificando losongi etorris/omenaldis. Y con esa falta de empatía difícilmente se podrá construir una convivencia basada en la memoria y en los Derechos Humanos universales.
En relación a los materiales didácticos Herenegun, tras la modificación realizada ante las distintas quejas de diversos colectivos, desde Gogoan por una memoria digna deseamos manifestar que el material presentado supone una mejora sustancial con respecto a la primera versión.
Sin embargo, al margen de algunas afirmaciones tan precisas como inexactas (ni Koldo Mitxelena presentó en Arantzazu “las bases de un nuevo euskera”, ni es cierto tampoco, dicho con esa rotundidad, que “el euskera estaba prohibido”) queremos hacer algunas observaciones que pensamos pueden contribuir a mejorar el material presentado.
La primera y fundamental es la ausencia del papel de la izquierda abertzale en toda esta historia de violencia. Es verdad que los partidos políticos no tienen un papel protagonista en los vídeos, pero en el caso de la izquierda abertzale, ocultar su papel protagonista es desvirtuar la realidad.
A ETA le hubiera sido complicado subsistir sin el apoyo de una parte de la población, la aglutinada en torno a la autodenominada izquierda abertzale. El apoyo de esa parte de la población, citado en los vídeos, pero sin añadir más explicaciones, diluye por completo responsabilidades de actores centrales que han condicionado por completo esta historia. ETA secuestraba y mataba, sí, pero era alentada por estos sectores que organizaban manifestaciones, jaleaban sus acciones y extendían el sufrimiento atacando comercios, quemando autobuses y amenazando de forma directa a quien no comulgase con ellos: “Hoy tú de negro, mañana tu familia”; manifestación frente a la familia del secuestrado Ibarra… En los documentos NO se informa suficientemente sobre este apoyo.
De modo sorprendente, no se habla de HB ni de las organizaciones de la izquierda abertzale con su nombre propio. Es como si no existieran. Parece que se trata de un apoyo indefinido y poco estructurado, cuando lo cierto es que fue un apoyo organizado hasta en los últimos detalles. Con actividad incansable en la calle, y apoyando a los terroristas tanto en los momentos de activismo como cuando el militante es detenido, está en la cárcel condenado, y regresa a su origen una vez cumplida la pena. HB como tal (al margen de referencias muy de pasada -imágenes de titulares de periódicos, por ejemplo) no aparece hasta el año 1996, con el mitin de Anoeta y la estrategia Oldartzen. Esto nos parece incomprensible. No se puede explicar la historia de ETA si al mismo tiempo no se indica con claridad que gran parte de su trayectoria la recorrió de la mano de las organizaciones de la llamada izquierda abertzale. Hubo una complicidad directa con el terrorismo, algo que todos hemos visto durante años.
El papel de los movimientos sociales
También conviene apuntar algunas cuestiones sobre el papel de los movimientos sociales.
Resulta llamativo que no exista ninguna referencia a la coordinadora Lurraldea, dado que es fundamental para comprender el sentido que tuvo posteriormente Elkarri.
En el vídeo 3 se silencia por completo, de forma sospechosa, la actividad de Lurraldea para “solucionar” el problema del trazado de la autovía de Leitzaran. Lo de Lurraldea sí que es, a diferencia de otros muchos hechos que aparecen en los vídeos, una cuestión periférica, pero directamente relacionada con la actividad de ETA. Basta con echar un vistazo a la prensa de la época: aquello acabó porque una coordinadora que se presentaba como ecologista, dirigida por personas directamente vinculadas a HB, presionó en la Diputación de Gipuzkoa para que esta adoptase un acuerdo en la línea que ETA propugnaba. Ese es un ejemplo claro e ilustrativo de apoyo social, como lo demuestra la famosa foto del brindis con champán.
También resulta llamativo el papel residual concedido a Gesto por la Paz.
Es llamativo no solo porque lo que se recoge de la entrevista es testimonial y personal, sino porque su actividad se incluye en los 80 obviando, por una parte, que continuó trabajando hasta 2013 y, sobre todo, obviando todas las singulares aportaciones que realizó esta organización en temas como la reinserción (Vía Nanclares), el acercamiento de presxs (familiares en el bus), la violencia de persecución, la separación de conflictos, etc.
Resulta hasta doloroso que se oculten los dos años de movilización social pidiendo la libertad de las personas secuestradas y las contramanifestaciones, sin valorar la enorme violencia y tensión que supuso en la sociedad y sin crítica alguna de la pasividad de fuerzas policiales y judiciales frente a esa conculcación de derechos básicos.
Respecto al modo de realizar el relato
Es una realidad que en los años del franquismo y durante los primeros años de la democracia, las actuaciones de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado fueron escandalosamente reprobables. Y de esa manera se refleja en los vídeos; sin embargo, a lo largo del resto de las décadas, se queda una especie de tic, una insistencia constante de toda la descripción histórica de los hechos como de dos bandos, con una de cal y otra de arena: atentados de ETA / torturas y asesinatos por parte del Estado. Ese relato introduce una enorme nebulosa que tiende, si no a ocultar la actividad de ETA, sí a debilitar su protagonismo.
Otras observaciones de menor calado
Además, hay algunas observaciones de menor calado, pero que deberían tenerse en cuenta:
En todos los capítulos se sitúa lo sucedido (básicamente, la acción terrorista de ETA atacando a la sociedad, y los abusos policiales y de grupos de extrema derecha) en un contexto demasiado amplio de hechos, que tienden a confundir y a diluir la acción de los principales causantes de la violencia.
Hay “cuestiones ajenas” cuya referencia es absolutamente prescindible en el tema que nos ocupa, porque poco tuvieron que ver con la historia de la violencia motivo de análisis:
el movimiento de la insumisión,
el atentado yihadista de Madrid -más allá de la repercusión negativa que tuvo en ETA-,
o, por ejemplo, la lucha en los astilleros de Euskalduna que proyecta un contexto muy conflictivo que contribuye a dar una imagen de violencia de respuesta. Eso se complementa con la falta de referencias a la normalidad y la indiferencia con la que ha vivido durante décadas una buena parte de la sociedad vasca.
La referencia a Glencree está cogida ‘por los pelos’ y es muy posible que más allá de las personas interesadas, nadie pueda llegar a saber en qué consistió esa iniciativa, de dónde partió, cuáles fueron sus principales aportaciones…
Todo el tema “Vía Nanclares” está tratado más desde el sentimiento (necesario) que como una vía política que daba en la línea de flotación de ETA. No se explica qué fue, cuántos tomaron parte en la iniciativa y su importancia en la organización, por qué se impulsó, por qué no tuvo más éxito, cómo se acogió el posicionamiento dentro de ETA y por los comités de apoyo a presos (cuya actividad queda, por cierto, absolutamente diluida en los materiales presentados), etc. En definitiva, nadie que vea los vídeos sabrá qué fue aquello de la “Vía Nanclares”. Sería deseable incluir el testimonio conjunto de Maixabel Lasa e Ibon Etxezarreta.
Se dan muchos datos estadísticos de lo ocurrido. Imprescindibles para conocer la dimensión del terror. Pero faltan testimonios de víctimas anónimas y ocultas: testimonios de quienes llevaron el cuerpo de su hijo asesinado a un pueblo pequeño y quedaron sepultados en el olvido durante años o testimonios como el de la abogada Pilar Zubiarrain. A veces eso es mucho más esclarecedor que un listado frío de datos.
En el capítulo 5 se intenta hacer un resumen de la década prodigiosa que antecedió a la Conferencia de Aiete y a la actividad de los organizadores de Conferencias de Paz. Se ha preferido concentrar el tema en Aiete. Pero, ¿cómo se llegó ahí? En la descripción (cierta) de los hechos se silencian de forma cuidadosa cuestiones que explican, más que cualquier otro argumento, el cese de la actividad de ETA. Bastaría con haber incluido una frase de este estilo: “La población vasca había llegado a tal nivel de hartazgo insoportable con la actividad de ETA, que se manifestó de forma continua contra la banda en movilizaciones sociales de todo tipo. Por otro lado, la acción eficaz y continuada de policías y jueces llevó a la organización a una situación insostenible y de difícil salida. No cupo otra opción que el abandono de la actividad. Máxime hasta cuando sus referentes políticos habían decidido tomar caminos que ellos mismos habían vetado durante decenas de años a los miembros de la banda encarcelados: aceptación del marco constitucional, acuerdos con fiscales y jueces, beneficios penitenciarios, etc.”. Nada de eso aparece. Pero una frase de ese tipo, leída con un poco de convicción, acaba siendo más ilustrativa que un listado de asesinatos.
Aun siendo conscientes de la dificultad de realizar un retrato que satisfaga a todas las personas, confiamos en que estas aportaciones sean tenidas en cuenta porque están elaboradas pensado exclusivamente en el bien común y en la necesidad de crear una memoria basada en la verdad y en el análisis crítico del pasado.
Orokorrean gure gizartean beharrezkoa ikusten dugu Francoren garaian egindako sarraskiak ezagutu eta gogoratzea -eta nire ustez ere ezinbestekoa da, biktimek justizia, aitortza eta erreparazioa merezi dutelako beti, eta garai hartan gertatu zena ezagututa, historia beldurgarri hura ez errepikatzeko oinarriak jarriko genituzkeelako-; nahiz eta batzuren iritziz Francoren garaian jendea askoz hobeto bizi zen, beraz «pikutara memoria historikoa!»
Dolmen en Álava
Eta gure artean azken urteotan gertatutakoarekin berdin, «zertarako landu memoria? Ahaztu dezagun gertatutakoa, ETA desagertu da eta orain hobeto bizi gara».
Baina 50 urtean zehar sufritu dugun terrorismo eta indarkeriak utzi du bai bere oinordetza gizarte honetan, eta askorentzat ETAk egindakoa “ez da hain txarra izan”: pertsona bi hil eta egindako kaltea onartu ez duen ETAko biktimarioak «ez dauka zertan pertsona txarra izan», beti izango da txarragoa heriotzaz mehatxatuta eta gogor eskoltatuta urteak egin dituen eskuin muturreko kidea, “guztiok dakigu eta eskuin muturra zer den, MEMORIA daukagu eta”.
El Confidencial. Ongi etorri a Abetxuko
Azken egunotan Arabako kanpusean gertatutakoaren harira, orokorrean guztiok aitortzen diegu ETAko preso ohiei adierazpen askatasuna, eta askatasun hori eurena da, noski. Eta eskuin muturreko kideak direnean hitzaldiak edo manifestazioak antolatzen dituztenak? Gure gizarteko alderdi politiko, sindikatu eta elkarte ugarik -guztiak aurrerakoiak- altxatuko lukete ahotsa deialdi horien aurka, eta hori normaltzat joko genuke.
Jabetzen gara ETAk gure gizartean erein duen haziaz? ETA bere helburu politikoak lortu barik desegin da, baina biktimak eta oinazeaz gain, gizarte anestesiatu bat utzi du: berak eragindako izua, samina eta sarraskiak antzematen ez dakiena.
Memoriarik gabe, zein da gure etorkizuna?
En general, en nuestra sociedad vemos necesario recordar los crímenes del franquismo -y lo es, porque las víctimas se merecen siempre verdad, justicia y reparación, y conociendo las atrocidades cometidas en el pasado sentaríamos unas bases para que aquella terrible historia no se volviera a repetir-, aunque hay quien cree que con Franco se vivía mejor y punto, «¿para qué trabajar la memoria histórica?»
Y con lo que hemos vivido estos últimos años nos pasa algo parecido, «¿para qué abordar la memoria reciente? Pasemos página, ETA ya no existe y ya todxs vivimos mejor”
RTVE. Último comunicado de ETA
Pero 50 años de violencia y terror nos han dejado su herencia, y es que hay una parte importante de la sociedad que no ve que lo que ETA ha hecho haya estado tan mal, y piensa que siempre será mejor un victimario de ETA que ha matado a dos personas y no ha reconocido el daño causado, que un militante de la extrema derecha, que no ha cometido ningún delito y ha vivido un montón de años escoltado hasta las orejas bajo la amenaza de muerte de ETA, “porque sabemos bien qué es la extrema derecha, ya que TENEMOS MEMORIA”.
Al hilo de lo ocurrido estos días en el campus universitario de Alava, en general todxs reconocemos la libertad de expresión de un ex preso de ETA, y la tiene, ya que es suya, pero ¿qué pasa cuando es la gente de la extrema derecha la que organiza charlas y manifestaciones? Partidos políticos, asociaciones y sindicatos varios, todxs progresistas, alzarían su voz contra dichas convocatorias, y nos parecería lo normal.
¿Somos conscientes de lo que ha sembrado ETA en nuestra sociedad? Se dice que se disolvió sin conseguir sus objetivos políticos, pero además de las víctimas y su inmenso sufrimiento, nos ha dejado una sociedad ausente y anestesiada, incapaz de percibir todo el horror y el dolor ocasionado por ella misma durante 50 años.