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Gogoan-por una memoria digna

~ Por una memoria digna como derecho de las víctimas y de la sociedad vasca en general. Una memoria que deslegitime la violencia y que sea pedagógica para prevenir situaciones como las vividas en Euskal Herria los últimos 50 años.

Gogoan-por una memoria digna

Archivos de etiqueta: Pacto de Ajuria Enea

“Herenegun”

18 Domingo Nov 2018

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Aportaciones de Gogoan, por una memoria digna al programa educativo Herenegun elaborado por el Gobierno Vasco

 

Presentamos las aportaciones que ha realizado Gogoan, por una memoria digna al programa educativo Herenegun en la confianza de que sirvan para mejorar dicho programa.

Antes de presentar las reflexiones, queremos comentar un aspecto que nos parece importante: no cuestionamos los hechos expuestos -ocurrieron, sí-; sin embargo, a nadie se le escapa que su ubicación en el relato, la intensidad de unos frente a otros, las deliberadas ausencias, los tiempos, etc. son determinantes para crear un relato con una mirada determinada o justo con la contraria. Por este motivo, consideramos que es necesario pulir gran parte de ese tratamiento añadido.

Comentarios sobre el programa educativo Herenegun

Nuestros comentarios se van a centrar fundamentalmente en el material audiovisual. Consideramos que precisan cambios sustanciales:

  • El papel de la Iglesia ha sido mucho más importante que el que transmiten los videos. Si bien es verdad que mucha gente de iglesia ha trabajado duramente por la paz en Euskadi, se debe reflejar que ha habido bastantes curas profundamente implicados en la actividad de ETA y muchos que se han identificado de forma pública (cartas, artículos de opinión, sermones, manifestaciones, etc.) con la izquierda abertzale que han apoyado el terrorismo. Su peso ha ido disminuyendo de forma pareja a la secularización de la sociedad, más que por un abandono consciente de posturas identificadas con quienes estaban causando un grave daño a la sociedad.

  • El papel de la universidad, desde un doble punto de vista: en los 60 y 70, la universidad fue un hervidero de ideas y movilizaciones, al tiempo que grandes sectores pedían la creación de una universidad pública (hubo que esperar hasta 1968); más tarde muchos universitarios alzaron con fuerza su voz contra las actividades de ETA, a la par que otros apoyaron el terrorismo.

 

Comentarios más concretos sobre diferentes cuestiones planteadas en los capítulos del audiovisual

 

  • Hay un enfoque erróneo de lo que fue el Acuerdo de Ajuria Enea, ya que no se le da la importancia y carga institucional que tuvo y lo que supuso de marginación a ETA y Batasuna. No se explica bien. Además, se firmó en enero de 1988; esto es, en la década anterior.

Transcurridos casi once años desde las primeras elecciones democráticas, el terrorismo es un fenómeno que persiste entre nosotros. Su erradicación sigue siendo hoy, por tanto, un objetivo común fundamental de la acción de todas las instituciones y fuerzas democráticas.

El combate contra el terrorismo es, por encima de todo, el combate de la razón frente a la sinrazón, de la vida frente a la muerte, de la libertad frente a la imposición. Es, en consecuencia, el esfuerzo por hacer prevalecer los principios éticos en que se asienta la convivencia en una sociedad civilizada ante quienes lo niegan.

Pacto de Ajuria Enea, 1998. El Mundo

  • Elkarri no fue una organización por un acuerdo por la paz, sino “por el diálogo y el acuerdo“; esto es, trabajaba en la búsqueda de un acuerdo político que pudiera satisfacer los deseos de ETA y así obtener la paz. Se supedita la política a las reivindicaciones de la violencia y se ofrece en el envoltorio democrático del referéndum o consulta.
Elkarri, 1994
Elkarri, 1995. Paul Rios
Elkarri, 1995
Elkarri 2012. Gorka Espiau
Elkarri 2012

Por otro lado, esta organización aparece con un protagonismo excesivo. No se dice cuál fue su origen: un movimiento ecologista (Coordinadora Lurraldea) que quería influir el trazado de la Autovía de Leitzaran, cercano a HB y dirigido por un concejal de esa formación que nunca condenó ningún ataque de ETA, aunque hubiera asesinados en su mismo municipio, Tolosa. Ni siquiera cuando ETA intervino directamente en la autovía. [José Edmundo Casañ fue asesinado por ETA el 4 de marzo de 1991]

La firma del acuerdo con el presidente de la Diputación Foral de Gipuzkoa, que atentaba de forma directa contra las reglas del juego democrático (pues fue el resultado de una imposición desde fuera de las instituciones elegidas) se presentó como un éxito y un ensayo general. En efecto, lo fue… para HB y quienes dirigían la Coordinadora.

Manifestación en defensa de las instituciones democráticas sobre la autovía de Leizarán.

Ese origen es muy importante para entender el papel que la organización jugó en años posteriores. Nada de esto aparece en los documentos.

  • Manifestación Gesto por la Paz, 1993

    Se presenta a Elkarri como otro movimiento para la paz, cosa que no es cierta, similar en cierto modo a Gesto por la Paz, y la importancia de esta organización queda absolutamente diluida en el único video en el que aparece -1’18”-, cuando Gesto por la Paz, a diferencia de Elkarri, fue un movimiento desprovisto de connotaciones políticas, y que aglutinó a todos quienes estuviesen en contra de acciones terroristas. Todo esto debería de quedar muy claro si queremos ofrecer a los jóvenes una información ajustada a la realidad.

  • Firmantes Acuerdo de Lizarra. 1998

    Hay un salto abrupto entre la detención de la cúpula de HB y el Acuerdo de Lizarra, que se describe como un acuerdo de paz: “Los participantes de Lizarra Garazi querían abrir un proceso de Paz en Euskadi”. Que se sepa, se trataba de un acuerdo político, con un objetivo político: obrando de esa manera se confiaba en que ETA dejaría de “tener sentido”. De hecho, la clave de bóveda del acuerdo de Lizarra es la vinculación entre violencia y política. De esto no se dice nada.

Acuerdo firmado el 12 de septiembre de 1998 en la localidad de Lizarra, ratificado posteriormente en Donibane Garazi, por fuerzas políticas sindicales y sociales que reconocían Euskal Herria como marco de decisión, para delinear un proceso de solución política al conflicto vasco-español-francés.

Por Iñaki Egaña

  • Manifestación Julio Iglesias Zamora, 11 de septiembre de 1993

    Se echa de menos, y mucho, un tratamiento específico de los secuestros. En los 90 hubo cuatro secuestros muy largos y con una contestación ciudadana como nunca antes se había conocido, con manifestaciones multitudinarias, artículos en prensa, concentraciones, implicación coordinada de la élite social y de ciudadanía anónima, tomas de posición… El secuestro de Ortega Lara merece 16 segundos, frente a 1’50” la primera manifestación de Elkarri. En estas campañas contra los secuestros, el papel desempañado por Gesto por la Paz fue fundamental ya que lideró todo el movimiento ciudadano. Pero todo eso se olvida: como ya habían sacado a esos pacifistas en el capítulo anterior, en este no había que hacerlo.

    Concentraciones José María Aldaya, 1995

Por cierto, el secuestro de Aldaya que aparece sin que la actitud agresiva de los contramanifestantes merezca comentario alguno, sucedió en la década de los 90.

 

  • Aparece la socialización del sufrimiento, pero sin la fuerza necesaria. Unas imágenes de archivo no penetran en lo que aquello significó para amplios sectores de la sociedad. Aquella estrategia fue un ataque directo a la gente (o a propiedades públicas que usaba la ciudadanía). Eso no se puede transmitir solo con la imagen de un autobús ardiendo. Afectó a miles de personas, muchas de ellas corrieron grave peligro. Había zonas a las que daba miedo ir; verdaderos territorios prohibidos por peligrosos para muchas personas. En ellos, durante años, unos pocos -la izquierda abertzale-, decidían lo que se podía o no se podía hacer. Nada de eso aparece.

Campaña contra el lazo azul

La izquierda abertzale actuó siempre como un entorno opositor, al margen de que su partido, Herri Batasuna, gobernara en determinados lugares. Y esta izquierda abertzale apoyó el ataque sistemático contra el que pensase diferente, se enfrentó con manifestantes pacifistas impidiendo concentraciones o agrediendo directamente a los manifestantes… Nada, no aparece nada de todo esto.

 

  • La actividad de ETA queda reflejada en frías estadísticas: tantos muertos aquel año, tantos heridos, fotos de periódicos…, como si fuesen accidentes de tráfico. Necesaria, pero fría, incapaz de transmitir lo que muchas víctimas vivieron. No se habla con un mínimo de garra de los enormes sufrimientos de las víctimas: los funerales en soledad, casi en la clandestinidad; persecución de familias que han perdido un miembro (negando el saludo, haciendo manifestaciones en la puerta, pintadas…); ataques hasta en las tumbas o en los monolitos de recuerdo a la víctima; familias de guardias civiles que vuelven al pueblo en absoluta soledad… Por otra parte, los chivatos no existen; tampoco las bienvenidas como héroes a los que salen de la cárcel… No hay sentimiento alguno. Tampoco hay estadística capaz de reflejar eso.
Monolito Fernando Mugica
Monolito Juan Marí Jauregi
Lápida Gregorio Ordoñez

  • Tornillo arrojado contra pacifistas, 1995

    Tampoco aparece el papel que durante años han jugado la Ertzaintza y los jueces, salvo que sea para detener a manifestantes de la izquierda abertzale, o cuando son atacados en fiestas. Pero nada se dice sobre su papel separando manifestaciones: una autorizada y la otra convocada con el objetivo de impedir que los primeros se manifestasen. Esto ocurrió durante algún tiempo: las directrices que recibía la Ertzaintza parecían no distinguir entre “buenos” y “malos” y, mientras, los jueces miraron hacia otro lado. Nada de esto aparece.

 

  • Aparecen varias víctimas en los videos. Casi todas ellas han dado pasos para acercarse de algún modo a los asesinos, protagonizando los llamados encuentros restaurativos o participando en encuentros con víctimas causadas por otros terrorismos, acudiendo a centros educativos, etc. Se trata de una actitud ejemplar en el camino hacia la paz que reconocemos, admiramos y consideramos que tiene que ser referente, pero debe decirse que estamos hablando de una minoría absoluta, de una excepción. Hay miles de otras víctimas que no han tomado ese camino y a las que tampoco podemos pedir que lo hagan. El respeto debe ser absoluto. Pero su elección les ha llevado a una vida más solitaria, más oscura, más apartada, seguramente mucho más traumática. Estas víctimas no existen, no aparecen para nada en los documentales. Pero ahí están. Y son muchos miles.
1976 funeral atentado ETA
1980 funeral atentado BVE
1991 funeral atentado ETA

  • Aparece el movimiento de los insumisos en contra del servicio militar (nada menos 2’30”). Fue importante, y está bien que se cite en un material de este tipo. Pero se le concede una importancia excesiva. Además, ¿qué tenía que ver aquello con el tema central, más allá de que muchas personas fueran insumisas y de la izquierda abertzale al mismo tiempo y pintaban “la mili con los milis”?

 

  • Se ensalza el papel de los enviados internacionales, como si el cerco al que la policía y jueces habían sometido al entorno etarra no hubiera existido o como si el mundo de la política y gran parte de la sociedad no les hubiera democráticamente acorralado. Esto no se refleja ni se explica, y fue, en nuestra opinión, la clave de la renuncia a seguir pegando tiros: estaban moral y materialmente exhaustos, muertos. En realidad, el montaje de Aiete se organizó, con ETA ya casi desaparecida, para que ese mundo no se sintiese “ofendido”, pero la realidad es que habrían seguido con su actitud si no les hubieran detenido tres cúpulas en un solo año. De hecho, la tregua de la T-4 se vino abajo porque esta gente seguía convencida del acuerdo político para dejar las armas.

Mediadores internacionales. Aiete, 2011

En resumen, es fundamental para quien no lo ha vivido de cerca que se refleje que ETA abandonó las armas por cuasi-rendición. Habría que usar esa palabra, rendición, porque es la que con más fidelidad refleja lo ocurrido, pero si aún no nos atrevemos a decirlo, el documental, al menos, debería reflejar con claridad que ETA entregó las armas; no dijo nada ni solicitó nada a cambio (porque tampoco tenía fuerza alguna para hacerlo); dio publicidad a unas excusas muy light, pero excusas en definitiva, y echó la persiana sin nada en su haber, salvo todo el sufrimiento causado. Esto hay que contarlo. Porque en el documental se da a entender que con la escenificación de Aiete, los facilitadores convencieron a los etarras de que eso de matar ya no se llevaba y estos, bonachones y campechanos, decidieron hacerles caso. Las cosas no fueron así.

 

  • La sociedad vasca tiene una deuda con todas las personas que lucharon democráticamente contra el entramado etarra y se la jugaron deteniendo comandos y poniéndoles contra las cuerdas.

 

En general, visto el material, se constata lo siguiente:

Faltan testimonios de personas del colectivo más acribillado por ETA: familiares de guardias civiles, policías y militares asesinados por ETA. Son el colectivo más numeroso de muertos (506 personas) y no se ve a nadie decir nada. La balanza siempre es injusta, pero en este caso es brutalmente desequilibrada. Eso sí, una persona que se traslada en bus a ver a su familiar etarra preso muy lejos habla de su sufrimiento. ¿Por qué no se ha entrevistado al guardia civil Antonio Moreno, padre del niño Fabio, y sí a cuatro mujeres de trabajadores de Euskalduna -2’43”-?

Creemos que los documentos no reflejan ni de cerca que el dolor generado en esta tierra ha sido tremendamente cruel e injusto para con las víctimas de ETA, del GAL y de los grupos organizados por la extrema derecha; igualmente, para las víctimas de actuaciones policiales indebidas, desproporcionadas e injustas. Y todo ese dolor (el de los asesinatos) no es comparable con el de una novia que tiene que hacer cada mes 2.000 kilómetros para ver a su novio etarra. No es lo mismo. Y es muy importante no frivolizar sobre lo que son violaciones de derechos humanos, porque es distinto quedarte sin micrófono a quedarte sin padre. Lo primero tiene remedio y lo segundo, no. Y esto no se refleja de ninguna manera en los materiales didácticos.

Toda actuación policial que aparece en los documentales se reduce a mera brutalidad policial.

Nos parece un material excesivo en duración: hay que ser más claro, directo y objetivo: datos (Historia) y testimonios (Memoria), pero con la graduación e intensidad del tamaño de las violencias vividas, de los dolores sufridos y de las aportaciones para la paz realizadas.

Queda muy corta la parte dedicada a la respuesta social y pacífica a la violencia, que fue muy meritoria creando sensibilidad y conciencia pacifista. Además, los miembros de esos grupos aguantaron desplantes, humillaciones y ataques de la izquierda abertzale en numerosas concentraciones ¿De eso, es decir, de la intransigencia y de la imposición por la fuerza no hay que hablarles a los jóvenes?

Sugerencias

Para terminar, aportamos algunas sugerencias que se nos ocurren como mejor manera de abordar este material y sería siguiendo estas claves:

  1. Deslegitimación total de la violencia
  2. No ha existido ninguna justificación para esa violencia
  3. El único logro de la violencia ha sido el daño irreparable generado a sus víctimas

Por esta razón,  el enfoque se debería centrar en:

  • Mostrar la realidad de todas las víctimas.
  • No realizar interpretaciones de la historia

 

___________________________________

Nota final: Se señala la duración de algunas escenas. Solo a título orientativo. Unos segundos de una imagen hablan a veces con más claridad que unos minutos de explicaciones. Pero los que hemos señalado revelan también algo sobre la filosofía en la que estos documentales se asientan.

15 de noviembre de 2018


 

Estas han sido las aportaciones realizadas por Gogoan, por una memoria digna al programa educativo Herenegun. No queremos finalizar esta aportación, sin incluir uno de los artículos más sensatos que, según nuestro parecer, se han publicado sobre este tema:

“Paisaje moral” de Joseba Eceolaza publicado el 17 de noviembre en Noticias de Navarra.

 

 

Movilizaciones por la paz en el País Vasco: el caso de la Coordinadora Gesto por la Paz de Euskal Herria

30 Miércoles May 2018

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El 1 de junio, se cumplirá el quinto aniversario de la despedida de Gesto por la Paz de la sociedad. Dijo adiós para siempre.


Sin pretenderlo, esta efeméride ha coincidido con la defensa de la tesis “Movilizaciones por la paz en el País Vasco: el caso de la Coordinadora Gesto por la Paz” que la historiadora Irene Moreno realizó ayer en la Sala de Grados de la Facultad de Historia de la UPV-EHU de Vitoria-Gasteiz ante un tribunal presidido por Luis Castells Arteche. Esto es un pequeño resumen de lo que fue.

Demostrando un gran conocimiento de la materia sobre la que hablaba, Irene Moreno comenzó la exposición explicando la metodologia utilizada para pasar a destacar la importancia del relato; y, en este caso, el relato sobre el papel de la sociedad vasca ante el terrorismo, centrandolo en la Coordinadora Gesto por la Paz de Euskal Herria.

Irene Moreno Bibiloni

En los previos al nacimiento de Gesto por la Paz, describió la nula reacción de la sociedad vasca, más allá de manifestaciones puntuales convocadas por partidos ante determinados asesinatos o secuestros; una nula reacción ‘explicada’ por la imagen heroíca y simbólica de ETA y por la cualidad de las víctimas, mayoritariamente miembros de las fuerzas de seguridad que durante el franquismo no eran cuerpos especialmente ‘populares’.

El nacimiento de Gesto por la Paz -la Coordinadora Gesto por la Paz y la Asociación por la Paz de Euskal Herria- introdujo un cambio importante y, según la historiadora, su mayor éxito fue la sistematización y ritualización de la respuesta a la violencia.

Gesto de la Plaza Circular de Bilbao

Además, utilizó una herramienta fundamental para lograr las adhesiones de personas de todas las ideologías: el silencio.

Gesto de la Plaza de Gipuzkoa de Donostia

Durante la década de los 90, la Coordinadora Gesto por la Paz de Euskal Herria fue adquiriendo un protagonismo en la sociedad y en los medios de comunicación y, quizás, su momento culmen fue con el lazo azul en los años de movilización contra los secuestros, primero de Julio Iglesias Zamora y, posteriormente, los de José María Aldaya, José Antonio Ortega Lara y Cosme Delclaux.

Irene Moreno, distinguió entre uno y los otros, porque mientras que en 1993 la izquierda abertzale se vio sorprendida y no articuló ninguna respuesta, en 1995, puso en práctica la ponencia Oldartzen que se basaba en recuperar la calle y convocó las contra-concentraciones que tanta tensión generaron.

En la defensa proyectó este impresionante vídeo:

Irene Moreno afirmó que Gesto por la Paz nunca había sido una organización mayoritaria en su militancia, pero consiguió mucha influencia simbólica y mediática.

A finales de los 90, el inicio del declive de ETA y la destrucción del Pacto de Ajuria Enea y la creación del Pacto de Lizarra, con el surgimiento de organizaciones como Basta Ya o Foro Ermua, propició un nuevo escenario en el que una organización plural como Gesto por la Paz encontraría dificultades añadidas para desenvolverse como lo había hecho hasta entonces.

Irene Moreno afirmó que Gesto por la Paz inyectó el estimulo necesario a la sociedad vasca y navarra y lo mantuvo durante muchas décadas. Ese fue otro de sus éxitos: mantenerse en el tiempo. Por otra parte, creó nuevas formas de protestas y conceptos innovadores como la violencia de persecución.

El tribunal de la tesis le concedió un sobresaliente por el trabajo, lo cual le abre la posibilidad de obtener un cum laude por este buen trabajo que ayer presentó.

¡Enhorabuena, Irene!

30 años del Acuerdo para la normalización y pacificación de Euskadi

08 Jueves Feb 2018

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Para no olvidar

El Pacto de Ajuria Enea

«Transcurridos casi once años desde las primeras elecciones democráticas, el terrorismo es un fenómeno que persiste entre nosotros. Su erradicación sigue siendo hoy, por tanto, un objetivo común fundamental de la acción de todas las instituciones y fuerzas democráticas.

El combate contra el terrorismo es, por encima de todo, el combate de la razón frente a la sinrazón, de la vida frente a la muerte, de la libertad frente a la imposición. Es, en consecuencia, el esfuerzo por hacer prevalecer los principios éticos en que se asienta la convivencia en una sociedad civilizada ante quienes lo niegan.

La recuperación de las libertades democráticas y, en concreto, la aprobación, mediante referéndum, del Estatuto de Gernika, constituyen los acontecimientos decisivos, que introducen en la Comunidad Autónoma del País Vasco una situación política radicalmente distinta de la anterior.

Desde este perspectiva, los partidos firmantes queremos insistir en que cualquier referencia que en el Acuerdo se haga a problemas políticos del pueblo vasco, al desarrollo estatutario o a las relaciones que la Comunidad Autónoma Vasca vaya a mantener con la Comunidad Foral de Navarra no puede entenderse en ningún caso ni como justificación del terrorismo ni como condición, contrapartida o moneda de cambio para el case de la violencia terrorista, que no tiene ningún tipo de justificación en esta sociedad. Esta condena y rechazo de ETA la hacemos los partidos vascos desde la legitimidad que nos confiere la defensa democrática y pacífica del autogobierno para nuestro pueblo.

Porque el Estatuto de Gernika -resultado de un largo y, a veces, difícil proceso de negociaciones, que desembocaron en un auténtico pacto entre los representantes de la Asamblea de Parlamentarios Vascos y los de la Comisión Constitucional del Congreso- constituye un punto de encuentro de la voluntad mayoritaria de los vascos y el marco jurídico del que la sociedad vasca se dota, en un determinado momento histórico, para acceder al autogobiemo y regular la convivencia pacífica, representando, en  consecuencia, la expresión legítimamente refrendada de la propia voluntad y un logro histórico sin precedentes en la historia contemporánea del pueblo vasco, aun cuando no recoja, como es obvio, todas y cada una de las reivindicaciones de los diversos sectores representativos de la pluralidad de intereses de la sociedad.

El mismo Estatuto contiene además en su propio texto los mecanismos necesarios, igualmente refrendados por la voluntad popular, para poder acceder a su eventual reforma. Más aún, como expresión de respeto y reconocimiento de las profundas aspiraciones al autogobierno que el pueblo vasco ha demostrado a lo largo de su historia, el propio Estatuto refrendado, en su disposición adicional, hace reserva
expresa de los derechos que a dicho pueblo hubieran podido corresponder en virtud de su historia y a cuya actualización, mediante la expresión de su voluntad en cada momento y de acuerdo con lo que establezca el ordenamiento jurídico, aquél no renuncia por la aceptación del actual régimen de autonomía.

Tanto las disposiciones positivas que contiene, como estas reservas cautelares, unidas a la disposición adicional primera y a las posibilidades que ofrece el artículo 150.2 de la Constitución, hicieron que el pueblo vasco viera en el Estatuto de Gernika un instrumento válido para la progresiva satisfacción de sus aspiraciones y lo refrendara por amplia mayoría.

Incluso algunos sectores, que habían continuado utilizando la violencia para la consecución de sus fines políticos, supieron apreciar la novedad de la situación creada a raíz de su aprobación, abandonaron la actividad violenta y decidieron su incorporación a la actividad política dentro del marco mayoritariamente aprobado.
Hoy es el día. sin embargo, en que, pasados ya ocho años desde la aprobación del Estatuto, ciertos sectores, en contra de la voluntad mayoritaria clara y reiteradamente expresada por su pueblo. continúan utilizando la violencia como medio de imponer modelos políticos alternativos, que, además de no haber podido articularse hasta ahora en una oferta política clara, han resultado siempre minoritarios en cuantos procesos electorales se han producido.

Por otra parte, el uso ilegítimo y reprobable del terrorismo, además de suponer la expresión más dramática de la intolerancia y del exclusivismo, un inadmisible desprecio de la voluntad popular y un atentado contra los derechos fundamentales de la persona, continúa acumulando sobre la sociedad vasca desastrosas consecuencias en los aspectos morales, sociales, políticos y económicos, que se ven sustancialmente distorsionados y deteriorados por su causa.

Más aún, la llamada violencia política, sea cual fuere su utilidad respecto de los fines que los propios violentos afirmen perseguir, se ha demostrado ya en nuestro país, dotado de instituciones democráticas, no sólo ineficaz, sino perjudicial para la consecución efectiva del autogobierno a que el pueblo vasco aspira, erigiéndose así en un importante obstáculo para la satisfacción de sus aspiraciones.

Ya en marzo de 1985, el Parlamento Vasco adoptó, en circunstancias muy concretas, una postura decidida contra la utilización de la violencia para la consecución de fines políticos, negándole cualquier pretensión de suplantar la voluntad popular.

Hoy se puede constatar con satisfacción que en la sociedad vasca se ha extendido e intensificado el deseo de alcanzar su definitiva pacificación. Van haciéndose cada vez más frecuentes las llamadas al abandono del terrorismo y a la participación de todos los sectores, desde sus respectivas posiciones legítimamente discrepantes, en la resolución progresiva, por las vías democráticas e institucionales, de los
graves problemas que tiene planteados el país.

La sociedad vasca, que ha optado rnayoritariamente por la vía estatutaria, ha adquirido ya una conciencia clara de que ni la violencia política ni los planteamientos de quienes la exculpan o justifican deben condicionar su posicionamiento democrático y mayoritario, de modo que la persistencia del uso de la fuerza no puede servir ni de argumento para intentar acceder a mayores cotas de autogobiemo que las democráticamente aprobadas ni de freno a la plena satisfacción de sus aspiraciones mayoritarias, actitudes ambas que redundarían en la quiebra de su confianza democrática.

Convencidos, por tanto, de que la única vía para la normalización y pacificación de la sociedad es la que pasa por el estricto respeto de la voluntad popular, dirigimos un llamamiento a quienes aún continúan utilizando o legitimando la violencia para que, por respeto a esa misma voluntad popular, abandonen las armas y se incorporen a la actividad institucional, desde la que estarán legitimados para defender, por vías
pacíficas y democráticas, sus propios planteamientos políticos.

Tal llamamiento lo hacemos además desde la constatación de que son estos cauces democráticos los únicos que pueden conducir a la resolución de los problemas que tiene planteados nuestra sociedad. Debemos constatar, a este respecto, los indudables avances que se han producido en nuestro país a raíz de la aprobación y desarrollo del Estatuto, que han sido posibles gracias a actitudes de diálogo y negociación.
Al mismo tiempo, no podemos dejar de constatar la preocupación que se ha ido produciendo en sectores de la sociedad vasca, que entienden que ni el ritmo ni algunos de los contenidos del desarrollo estatutario han correspondido a lo que pudieron esperar cuando se aprobó el Estatuto.

Esta preocupación, que no invalida los logros conseguidos en estos ocho años de desarrollo estatutario ni, mucho menos, los métodos democráticos con que se han alcanzado, debe servirnos de estímulo para intensificar la disposición al diálogo y al acuerdo como vías eficaces para la resolución de los conflictos políticos y para el mantenimiento de la confianza depositada en el Estatuto.

Así pues, los partidos abajo firmantes aprobamos el siguiente:

1. El Estado democrático de derecho tiene su pilar básico en la soberanía de la voluntad popular, expresado mediante el sistema de sufragio libre. Este Parlamento rechaza. en consecuencia, la utilización de la violencia tal y como viene produciéndose en Euskadi por entender que, además de constituir una práctica éticamente execrable y de acarrear desastrosas consecuencias de todo orden para nuestro pueblo, representa la expresión más dramática de la intolerancia, el máximo desprecio de la voluntad popular y un importante obstáculo para la satisfacción de las aspiraciones de los ciudadanos vascos.
En tal sentido, nos reafirmamos íntegramente en la Resolución unánime sobre la violencia, aprobada por este Parlamento el 14 de marzo de 1985, insistiendo una vez más en la falta de legitimidad de los violentos para expresar la voluntad del pueblo vasco, así como en el rechazo de su pretensión de negociar problemas políticos, negociación que solo debe producirse entre los representantes legítimos de la voluntad
popular.

2. a). El Estatuto de Gernika representa la expresión de la voluntad mayoritaria de los ciudadanos del País Vasco y constituye, en consecuencia, la norma institucional básica de que se ha dotado para acceder a su autogobierno, por lo que su asunción o acatamiento es una condición necesaria para alcanzar su definitiva normalización y pacificación.
2. b). El pleno y leal desarrollo de todos y cada uno de los contenidos del Estatuto sigue siendo el marco válido para la resolución progresiva de los conflictos de la sociedad vasca y contribuirá de manera decisiva al reforzamiento de la
democracia y de la convivencia pacífica, por lo que todos los firmantes del presente Acuerdo nos comprometemos a desarrollarlo en su plenitud, de conformidad con los principios que lo inspiraron y respetando su singularidad. A tal efecto, a
través de una Comisión Institucional del Parlamento Vasco, se procederá, en un clima de entendimiento básico, a fijar, con el mayor consenso posible, los criterios del Parlamento sobre el alcance del pleno desarrollo del Estatuto.
2. c). Es la voluntad mayoritaria del pueblo, a través de sus representantes legítimos, y no la de quienes pretenden imponer de forma violenta o totalitaria sus criterios sobre el conjunto de la sociedad. quien debe juzgar en cada momento de la validez o invalidez del Estatuto como instrumento de autogobiemo y decidir, en su caso, su reforma y desarrollo mediante los procedimientos contemplados en el propio Estatuto y en la Constitución, estando siempre legitimado el mismo Pueblo para reivindicar cualquier derecho que, de acuerdo con las Disposiciones Adicional Primera de la Constitución y Unica del Estatuto, lo hubiera podido corresponder.
2. d). Frente a quienes pretenden que Navarra forme parte del régimen autonómico vasco al margen de la voluntad de los propios navarros y sus instituciones, proclamamos que sólo a los ciudadanos navarros corresponde decidir sobre su propio
futuro.
Las diferentes opciones políticas planteadas en torno a la relación de Navarra con la Comunidad Autónoma Vasca tienen su cauce de realización democrática en el marco de la Constitución, del Estatuto de Gernika y la Ley de Reintegración y Amejoramiento del Régimen Foral de Navarra, que contemplan la posibilidad de su incorporación al régimen autonómico vasco si así lo deciden los ciudadanos navarros, la celebración de convenios para la gestión y prestación de servicios propios, así como de acuerdos de cooperación.
Habida cuenta de que la relación con el Territorio Foral de Navarra es una aspiración sentida por amplios sectores de la sociedad vasca, los partidos firmantes del presente Acuerdo, de conformidad con lo dispuesto en el ordenamiento jurídico, propiciaremos, de acuerdo con las instituciones navarras, la intensificación de esa relación y la creación de instrumentos que respondan a nuestras afinidades e intereses comunes.

3. El Gobierno de la Comunidad Autónoma, contando con el apoyo activo de los representantes del pueblo vasco, está llamado a encabezar toda acción política y social frente a la violencia de cara a la consecución de la paz.
Entendemos necesario y urgente el establecimiento de un acuerdo estable y definitivo entre el Gobierno de la Comunidad Autónoma y el Gobierno de Estado del que se derive una acción coordinada para combatir el terrorismo, en la que se contemple la asunción progresiva de responsabilidades en la materia por parte del Gobierno Vasco en consonancia con el Acuerdo unánime del Parlamento Vasco del 16 de octubre de 1987, y en desarrollo del Artículo 17 del Estatuto de Autonomía.

4. Ante la violación sistemática de los principios que conforman la convivencia democrática y especialmente el derecho a la vida, abogando por una solución democrática y respetuosa de los derechos humanos frente al problema de la violencia, compartimos la necesidad e importancia de la acción policial que contribuya a la erradicación del terrorismo, a la protección de dichos principios y a la prevención de
atentados y la persecución de sus autores.

5. Expresamos nuestra convicción de que la colaboración internacional entre los gobiernos y los distintos poderes judiciales es indispensable para la erradicación de la violencia, a fin de prevenir la comisión de nuevos atentados y evitar la impunidad de quienes los han cometido o los pudieran todavía cometer, colaboración que debe producirse acorde con los principios que rigen las relaciones internacionales y el respeto a los derechos humanos.

6. Nos comprometemos a velar por que la necesaria defensa del Estado de Derecho contra los ataques de la violencia se produzca siempre dentro del más estricto respeto de la legalidad y de los derechos humanos en general, sintiéndonos legitimados para denunciar, con la misma convicción con que condenamos toda violencia, los casos en que pueda haber violaciones de dicho principio.

7. Dado que la ruptura que se ha producido en nuestra sociedad entre quienes mayoritariamente hemos optado por las vías democráticas y estatutarias y quienes continúan haciendo uso de la violencia sólo podrá superarse como consecuencia del cese de esta última, hacemos un llamamiento a quienes aún continúan utilizándola para que, atendiendo a la voluntad mayoritaria de su pueblo, renuncie a ella como
instrumento de acción política y se incorporen a la tarea común de buscar, por los cauces mayoritariamente aceptados, los instrumentos más adecuados para dar satisfacción a las aspiraciones compartidas de la sociedad vasca.

8. Hacemos, igualmente, un llamamiento a quienes, aun ostentado representación parlamentaria, no ejercen sus derechos y obligaciones inherentes a la misma, para que, al igual que el resto de las fuerzas políticas, asuman las responsabilidades institucionales y defiendan desde ellas sus propios planteamientos políticos. En tal sentido, la legitimidad de todas las ideas políticas, expresadas democráticamente,
tiene en el marco parlamentario, la vía de defensa y, en su caso, de incorporación al ordenamiento jurídico de cualquier reivindicación.

9. En consonancia con las resoluciones adoptadas por unanimidad por el Parlamento Vasco, consideramos válidas y apoyamos las vías de reinserción para aquellas personas que decidan o hayan decidido abandonar la violencia con el propósito de defender sus ideas por cauces democráticos, respetando en cada caso la decisión que adopten las instituciones competentes del Estado a este respecto.

10. Si se producen las condiciones adecuadas para un final dialogado de la violencia, fundamentadas en una clara voluntad de poner fin a la misma y en actitudes inequívocas que puedan conducir a esa convicción, apoyamos procesos de diálogo entre los poderes competentes del Estado y quienes decidan abandonar la violencia, respetando en todo momento el principio democrático irrenunciable de que las cuestiones políticas deben resolverse únicamente a través de los representantes legítimos de la voluntad popular.

11. La defensa de nuestro sistema democrático contra la violencia no requiere en la actualidad de una ley de carácter especial, por lo que apoyamos la derogación de la legislación especial contra el terrorismo y los principios de independencia, intervención e inmediación judicial.

12. Reiteramos nuestro apoyo al texto consensuado en la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento Vasco en relación con las ayudas a víctimas de atentados terroristas y sus familiares, en sesión celebrada el 13 de mayo de 1987.

13. La gravedad de situación de crisis que atraviesa la economía con sus secuelas de paro, especialmente entre los jóvenes, y de marginación de los sectores menos favorecidos de la sociedad, que adquiere en nuestro caso un carácter diferencial derivado de la especial naturaleza del tejido industrial vasco y de la perpetuación de un clima de violencia, que dificulta la recuperación de nuestra economía a través de la inversión, refuerza nuestro empeño por lograr una situación normalizada.
Urgimos a las instituciones públicas a intensificar las medidas necesarias para superar las graves consecuencias sociales de la crisis económica y para impulsar desde el sector público la creación de las condiciones precisas para la recuperación de la economía de Euskadi, al tiempo que nos comprometemos a crear el clima propicio de pacificación y normalización que anime la confianza inversora imprescindible
para la economía vasca.

14. Hacemos un llamamiento a todos los ciudadanos vascos para que, individualmente y a través de las asociaciones ciudadanas, sindicales, empresariales y profesionales en que se integran, trabajen activamente en favor de la tolerancia, del respeto recíproco y de la libertad personal y colectiva como elementos básicos de la convivencia pacífica y constructiva de la sociedad. Dirigimos muy especialmente este llamamiento a los responsables políticos, a los educadores, a los profesionales de la información, quienes están llamados a desempeñar, por su indudable influencia en los comportamientos sociales, un papel importante en el proceso de pacificación de nuestra sociedad.

15. Invitamos a todas las instituciones vascas -Juntas Generales, Diputaciones Forales, Ayuntamientos y demás entidades públicas- a que, asumiendo el sentir de este Parlamento, se sumen a este acuerdo para la Normalización y la Pacificación y trabajen en sus respectivos ámbitos para lograr la plena instauración de la convivencia democrática en Euskadi.
Por ello y a través de nuestros representantes, nos comprometemos a adherirnos a este acuerdo en la próxima reunión de las respectivas instituciones.

16. El contenido de este acuerdo se trasladará al Gobierno del Estado y a los partidos firmantes del Acuerdo de Madrid, de 5 de noviembre de 1987.

17. Al objeto de propiciar el diálogo permanente entre las distintas fuerzas políticas, profundizar en las vías que posibiliten la incorporación de quienes hoy no aceptan la voluntad mayoritaria del Pueblo Vasco y garantizar el cumplimiento del presente acuerdo, solicitamos al lehendakari continúe liderando el proceso en aras de la total normalización del país».

Vitoria-Gasteiz, a 12 de enero de 1988

El Pacto de Ajuria Enea, para la normalización y pacificación de Euskadi, fue firmado el 12 de enero de 1988 en Vitoria por Julen Guimón Ugartechea (Alianza Popular), Alfredo Marco Tabar (Centro Democrático y Social), Kepa Aulestia Urrutia (Euskadiko Ezkerra), Xabier Arzalluz Antía (Partido Nacionalista Vasco) José María Benegas Haddad (Partido Socialista de Euskadi-PSOE) y por el lehendakari del Gobierno vasco José Antonio Ardanza Garro.

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