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Gogoan-por una memoria digna

~ Por una memoria digna como derecho de las víctimas y de la sociedad vasca en general. Una memoria que deslegitime la violencia y que sea pedagógica para prevenir situaciones como las vividas en Euskal Herria los últimos 50 años.

Gogoan-por una memoria digna

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Justos, insumisos y resistentes

20 martes Nov 2018

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El pasado 2 de octubre, Raúl López Romo, historiador del equipo del Centro Memorial Víctimas del terrorismo, escribía en El Correo y El Diario Vasco el artículo «Justos, insumisos y resistentes» que podéis leer en el link.

A algunas personas nos pareció extraño que bajo ese título, el artículo no hiciera referencia al compromiso de parte de la ciudadanía frente al terrorismo, que no existiera la más mínima referencia a las personas que participaron en la revolución -¿exagerado?, quizás- no violenta que realizaron de la mano de Gesto por la Paz y grupos similares. Dado que el autor del artículo es un historiador que trabaja en un memorial, repetimos, consideramos necesario publicar otro artículo con nuestra propia visión sobre quiénes fueron justos, insumisos y resistentes.

Este ha sido el resultado publicado en El Diario Vasco (23 de octubre) y El Correo (20 de noviembre):


Sobre Justos, insumisos y resistentes

Como estamos en tiempo de relato, cuando hace unos días abrimos el periódico y leímos el título de un artículo que decía «Justos, insumisos y resistentes» enseguida intuimos que el artículo sería una especie de reconocimiento a la gente que de manera absolutamente desinteresada y motivada exclusivamente por hacer «lo que tenía que hacer», salió a la calle tomada por los llamados «violentos» y con un silencio atronador inició toda una convulsión social en una comunidad que estaba paralizada por el miedo, los prejuicios y la comodidad. Estas personas hicieron un hueco muy relevante en el espacio público lo que supuso, en ocasiones, tener en frente literalmente a quienes atemorizaban a toda la ciudadanía con sus actitudes chulescas, violentas y dictatoriales. Y estas personas, sobre todo, empezaron a cambiar la mentalidad y despertaron la conciencia moral de la sociedad vasca que era capaz de pasar por delante de un cadáver y asumirlo con «normalidad». Empezaron el largo camino de deslegitimar la violencia. Como alguien dijo en una ocasión, «Gesto por la Paz nos enseñó que matar estaba mal«. Así de sencillo y así de inaudito.

Sorprendentemente, el artículo no tenía nada que ver con estas personas anónimas que objetivamente fueron justas, insumisas y resistentes y, de forma similar a lo que había ocurrido en determinadas circunstancias durante esos años de violencia, esas personas vuelven a quedar en el olvido. No se trata de quitar ningún mérito ni reconocimiento a quienes, a pesar de tener una amenaza de muerte por parte de ETA, se presentaban a las elecciones en sus pueblos.

Iñaki Dubreuil. Acto Gesto por la Paz Durando, abril 2003

Precisamente siendo fieles a una memoria justa y verdadera, queremos recordar lo que los anónimos pacifistas escribían ya en 2003, en plena época de acoso a los concejales de partidos amenazados: «Agradecemos públicamente el esfuerzo y sacrificio personal que supone presentarse como candidato en las próximas elecciones municipales, especialmente a quienes participan en las listas de los partidos políticos amenazados. Hoy en día, ser candidato implica un alto coste, tanto para ellos como para su entorno más cercano. Gracias a estas personas el ejercicio democrático del voto sigue siendo posible.» [*] Y lo decían entonces, cuando la amenaza se convertía en realidad un día sí y el otro también. Además, los pacifistas salían a la calle a manifestar ese apoyo; incluso estos pacifistas ofrecieron de manera no pública su insignificante nombre para rellenar candidaturas que no se podían completar por la presión del terrorismo.

Y hay un matiz que no debemos obviar: esta movilización pacífica estuvo protagonizada por un colectivo muy plural; todas, eran personas que coincidían en la defensa de valores universales asumiendo que su mensaje era político, pero pre partidista. De ahí que ese espacio pacifista conquistado lo compartiera gente procedente de todas las sensibilidades políticas existentes, siempre que se asumiera que violencia y política eran realidades contrapuestas e imposibles de casar en un sistema democrático.

Estamos en un tiempo de relato y es necesario mantener un escrupuloso rigor en las palabras y en la valoración de los hechos, más si proceden de quienes apuntan a escribir la verdad de lo ocurrido. Todo no se puede restringir al ámbito de la producción y difusión editorial.

Una tarea pendiente es precisamente desarrollar nuevos espacios para dar a conocer lo mucho, o poco, que se hizo por parte de la sociedad vasca durante los años de la violencia. Por ejemplo, hoy en día sigue siendo muy importante dar a conocer la voz de las víctimas porque, tristemente, aún a muchas personas les resultará novedosa, pero también, en la construcción de ese relato, habrá que resaltar que hace cerca de 20 años ya se inició ese ejercicio, en un contexto de violencia en el que resultaba mucho más difícil que se oyera la voz de las víctimas.

En resumen, si se quiere lanzar un mensaje sobre “Justos, insumisos y resistentes“ es de rigor mencionar que también hubo personas anónimas que reaccionaron frente al mal instalado, defendieron los valores democráticos, mantuvieron posicionamientos radicalmente no violentos, rompieron la cadena del terror y fueron un ejemplo de moral y dignidad. Gente valiente que hizo lo que pensaba que “tenía que hacer”. Gracias a todas esas personas.

 

Firman: Isabel Urkijo Azkarate, Jesús Herrero Arranz, Iñaki García Arrizabalaga, Maite Leanizbarrutia Biritxinaga, Fabián Laespada Martínez, Lourdes Oñederra Olaizola, Pello Salaburu, Eugenio Ariztimuño Amas, Garbiñe Santacoloma Ibañez, Amagoia López de Larruzea, Iñaki Uribarrena Ibarguengoitia, Inés Rodríguez Ranz y Edorta Martínez Fraile, miembros de Gogoan, por una memoria digna

[*] Declaración en favor de la libertad y la convivencia. Gesto por la Paz, 2003


 

Para terminar, queremos añadir la reflexión final del artículo de Jesús Herrero Arranz para la revista GALDE, «Las paradojas del final«:

Algunos análisis actuales intentar reducir a Gesto por la Paz únicamente al plano de la ética, obviando sus aportaciones a la política pre-partidista, para diferenciarlo de otras organizaciones con otras aproximaciones ante el problema de la violencia. Estas y otras muchas cuestiones son las que tienen que ser analizadas con rigurosidad para construir y reivindicar la memoria de lo que nunca debió comenzar.

 

 

Memorias del terrorismo en España

26 miércoles Sep 2018

Posted by gogoanmemoria in Memoria

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Este es el nuevo libro que ha presentado Raúl López Romo con el prólogo de Florencio Domínguez, historiador y director del Centro Memorial de Víctimas del terrorismo, respectivamente.

Son 65 relatos cortos escritos por familiares de «víctimas, por profesionales de diversos campos y por activistas«. Diferentes miradas que, como dice Stefan Zweig, ayudan a reconstruir la «atmósfera espiritual» de una  época. «Esta no se encuentra sedimentada en los acontecimientos oficiales, sino más bien en pequeños episodios personales«.

Como no puede ser de otra manera, los relatos son muy diversos y plurales y van desde el minucioso estudio del catedrático de Historia Comtemporánea de la UPV-EHU, Antonio Rivera, sobre los Comándos Autónomos Anticapitalistas hasta el sencillo relato del asesor de la Secretaria General de Derechos Humanos, Convivencia y Cooperación, Enrique Ullibarriarana. Por esta razón, hemos seleccionado frases de algunos de estos relatos.

Joseba Arregui en relación al Pacto de Lizarra:

Implicaba asumir que para conseguir la paz era preciso conceder a ETA la realización de su proyecto nacionalista radical bajo la argucia de que era mayoritario en la sociedad vasca

El de Cristina Cuesta, hija de Enrique Cuesta asesinado por los Comándos Autónomos Anticapitalistas en 1982, es uno de los relatos más recomendables. Narra cómo fueron los primeros pasos de la Asociación por la Paz de Euskal Herria en 1986, cuando se concentraron por primera vez por el asesinato de Manuel Fuentes Pedreira tras la pancarta «Basta ya. Nuestro pueblo quiere paz«.

Nos comprometimos a convocar concentraciones silenciosas tras el asesinato o la muerte violenta de un ser humano, independientemente del grupo terrorista que actuara, la profesión de la víctima, su ideología, su procedencia o cualquier otra circunstancia. Nos centrábamos en la irreparable pérdida humana.

Nació una nueva manera de mirar y de actuar ante la realidad de sufrimiento y de miedo que nos rodeaba, en la que las víctimas se hacían presentes y tímidamente empezaban a alzar la voz, incluso en silencio.

Roberto Manrique, víctima del atentado de Hipercor (ETA, 1987), dice esto sobre la actuación de la Justicia, según el juicio por su atentado:

Del enorme número de personas con seres queridos asesinados o de la extensa relación de heridos solo iban a aportar su testimonio dos: una herida grave que, al ser extranjera y no dominar el idioma excusó su asistencia, y uno de los heridos más leves del atentado. Cuando pregunté la razón para esa pantomina, me explicaron que habia sido una elección por sorteo. ¿Sorteo? ¿La justicia escuchaba la voz, el dolor y la experiencia de las víctimas a través de un sorteo? ¿solo iban a escuchar a dos?. Salí del juicio con la impresión de que la víctima era quien menos importaba a la justicia, que éramos la inoportunidad personificada.

Consuelo Ordoñez, hermana de Gregorio Ordóñez asesinato por ETA en 1995, dice esto:

Al final, no fue ETA quien de forma directa me explusó del País Vasco, sino mis propios conciudadanos que colocaron su miedo al ostracismo social un peldaño por encima de su dignidad.

Y también sobre la actitud de los vecinos y vecinos habla Mari Carmen Hernández, viuda de Jesús Mari Pedrosa asesinado por ETA n el 2000:

Sientes el vacío de la gente que, por miedo o porque no le afectaba de cerca, pasaba de ello. Vecinos, personas que te dejan de hablar, de saludar. Gente que has conocido de toda la vida y se manifestaba debajo de casa. ¡Es muy triste!

Santos Santamaría es el padre de Santos Santamaría Avendaño, mosso d’escuadra asesinado por ETA en 2001, dice:

No necesitamos homenajes porque sabemos que solo hemos sido el instrumento del terrorista para crear terror a la sociedad. Simples instrumentos. La única víctima real ha sido y es la sociedad. Pero la sociedad es cómoda, hasta el punto de acceder a cualquier arreglo cobarde solo por aquello de ‘para que a mí no me toque’.

Joxan Rekondo, ex alcalde de Hernani y víctima de la violencia de persecución durante muchos años, escribe:

Me atrevo a decir que difícilmente podrá regenerarse la convivencia entre vascos sin sanar los daños que la intimidación y el terror han provocado durante todo este tiempo en todas las dimensiones de la vida social.

Zarautz, 2000 Gesto por la Paz

Gloria Vázquez, concejala del Ayuntamiento de Zarautz y también víctima de la violencia de persecución, nos cuenta:

Algunos amigos me reprocharon que hubiera asumido un cargo público que implicara escolta teniendo hijos. Como si yo estuviera poniendo en riesgo a mis hijos. Era una de las perversidades del terrorismo y de sus seguidores, que pretendían traspasar la responsabilidad de lo que pudiera ocurrir a los propios amenazados. Y lo conseguían

Gorka Angulo, periodista del Centro Memorial de las Víctimas del terrorismo, finaliza su relato de esta manera:

Cuando una sociedad, una generación, ha tenido el terrorismo en la puerta de la casa y esto solo ha concienciado y movilizado a una ínfima parte de sus integrantes, solo se puede pensar que el miedo y la cobarcia moral han hecho más daño que los propios terroristas. Si siendo más jóvenes fallaron la ética y la moral, que siendo más mayores no falle la memoria

A este relato le sigue el de Iñaki Arana, hijo de Liborio Arana asesinado por los GAE (Grupos Armados Españoles) en 1980. Iñaki describe la sencillez de su padre, el lechero de Alonsotegi, el tremendo golpe que causó en la familia el asesinato del padre y el maltrato que sufrieron por parte de la policía que no mostró ningún interés por investigar el caso. Motivado por querer conocer la verdad, Iñaki se hizo ertzaina, pero esto también trajo consecuencias: la madre recibió cartas amenazadoras que decían:

Los otros han matado a tu marido, pero nosotros te vamos a matar a los hijos por ser ertzainas

1991. Concentración de Gesto por la Paz ante la Audiencia Nacional. Javier Madrazo, Pedro MIguel Urzainki, Ignacio Urrutia, José Luis Navarro y Txema Urkijo

Finalmente, conviene destacar el relato de Txema Urkijo quien fue primero Director de Derechos Humanos en el Gobierno Vasco y, posteriormente con tres lehendakaris diferentes, trabajó en la Dirección de Atención a Víctimas con Maixabel Lasa. En su relato se puede hacer un perfecto seguimiento de los pasos que fue dando en Gobierno Vasco en relación a las víctimas; primero con las víctimas de ETA y, posteriormente, con las víctimas de otros grupos terroristas como GAL, BVE, etc. Os invitamos a leer con atención su relato completo: «Breve memoria de un esfuerzo institucional»

Como es normal, quedan muchas más cosas en el tintero por lo que recomendamos la lectura de este libro.

CONTRA LOS FANATISMOS

03 lunes Sep 2018

Posted by gogoanmemoria in Memoria

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CONTRA LOS FANATISMOS, EDUCACIÓN EN VALORES, MEMORIA Y ESCUCHA-SOLIDARIDAD CON LAS VÍCTIMAS

La Vanguardia, 2017

Hace un año el terrorismo yihadista cometió una masacre en Barcelona y Cambrils. Era agosto, mucha gente estaba de vacaciones y una enorme tristeza nos ensombreció los corazones y aquel verano de 2017. Aún no estaban cerradas las heridas que nos provocó el terrorismo de ETA, ya que nuestra bestia se pasó varias décadas dando zarpazos; a veces mató, otras malhirió, otras aterrorizó… Mucha gente a su alrededor se dedicó a echar vinagre en las heridas, a ignorar que hubiera víctimas o a vivir como si no existieran. Y salió al escenario la otra bestia, la yihadista.

Entre nosotr@s había personas que nunca se habían sentido objetivo de ETA y en consecuencia nunca hablaron, ni la criticaron, ni se solidarizaron con sus víctimas, ni dijeron ‘no en mi nombre’… De alzar la voz lo harían contra la policía, contra las torturas, contra la dispersión, contra el estado opresor… Asumían las cuatro consignas de la autodenominada ‘izquierda abertzale’ aunque no fueran más allá en sus planteamientos, pasando por alto la violencia de ETA y sus consecuencias. Ese era su recorrido.

La Vanguardia, 2017

Pero llegaron los atentados de Barcelona y Cambrils, y sintieron que podían ser víctimas del monstruo yihadista, y salieron de sus bocas palabras que nunca se habían verbalizado antes en relación a otros atentados terroristas igual de crueles y sanguinarios: ‘Esperemos que controlen la situación’, ‘a ver si les pillan’, ‘qué fuerte lo que está pasando’ y al final la situación se controló, y se ‘abatió’ a los terroristas, y casi nadie dijo nada, ni se criticó a la policía, ni se hicieron pintadas ni homenajes en favor de los terroristas muertos. Todo esto junto con las declaraciones de vari@s líderes de la autodenominada izquierda abertzale condenando los atentados, solidarizándose con las víctimas y con el pueblo catalán, y, deseosos de ponerse en la pancarta en contra de ‘ese otro’ terrorismo, me removieron por dentro y me inspiraron para escribir este texto en mi muro de Facebook.

YOYES, ZER EGIN DEUTSUE?’ – ‘YOYES, QUÉ TE HAN HECHO?

El País

La primera pintada disonante que veía desde la ventana de mi casa de Mallabia fue, ‘Yoyes, zer egin deutsue?’ Permaneció allí durante años, hasta que derribaron el muro en el que estaba escrita.

Dejando al lado la propaganda electoral, nunca antes había visto en mi pueblo una pintada o un cartel que no proviniera de la autodenominada ‘izquierda abertzale’. Pocos años después, muy cerca de donde se ubicaba el muro comenzamos a concentrarnos pacíficamente los y las mallabitarras de Gesto Por la Paz – Euskal Herriko Bakearen Aldeko Koordinakundea. Entonces éramos nosotros y nosotras la ‘nota disonante’, la pancarta que molestaba, aunque simplemente dijera ‘Bakearen alde – Por la Paz’.

Gesto por la Paz, 1995

Fueron más de 20 años concentrándonos en Ermua y Mallabia; salíamos cada vez que ETA mataba, también por los atentados del GAL y cada vez que se producía una muerte en este contexto de violencia; nos concentramos para exigir la libertad de Julio Iglesias Zamora, José Mari Aldaia, Cosme Delclaux y José Antonio Ortega Lara, portamos en nuestro pecho el lazo azul que simbolizaba la ‘A’ de ASKATASUNA – libertad para los secuestrados-, aguantamos estoicamente las contramanifestaciones, las amenazas y los insultos; nos echamos a la calle y vivimos con especial dolor e intensidad el cruel secuestro y posterior asesinato del ermuarra Miguel Ángel Blanco, un chico de nuestra edad al que conocíamos de vista porque muy a menudo coincidíamos con él y su novia en los bares de Ermua; denunciamos el terrorismo de estado, pedimos el acercamiento de los presos, exigimos una y otra vez el respeto de los derechos humanos para todas las personas y denunciamos la tortura, incidimos en la necesidad de educar para la paz y la tolerancia, denunciamos la crueldad de la violencia de persecución y nos solidarizamos con tantas y tantas víctimas, vecinos y vecinas que no podían hacer una vida normal y tenían que protegerse día a día…

El Correo, 2002

Hemos convivido con esto gran parte de nuestra vida. El terrorismo ha matado a cerca de 1.000 personas, mucha gente ha quedado rota por dentro y por fuera; la mayoría son víctimas de ETA, pero también hay otras víctimas de otras violencias que han sufrido mucho…

Estamos mejor que hace 10 años, eso es verdad, pero hay gente y colectivos interesados en pasar página, en olvidar, en repartir las culpas y se acabó.

Eso no puede quedar así, hay que grabar en la memoria todo lo que ocurrió para que no se vuelva a repetir, hay que seguir deslegitimando toda aquella violencia, hay que devolver la dignidad a todas las víctimas, desde los guardias civiles a los concejales, pasando por los asesinados por el terrorismo de estado o víctimas de actuaciones desproporcionadas o abusos policiales, hay que seguir exigiendo verdad, justicia y reparación para ellas.

Gesto por la Paz, 2010

Tiene que quedar claro que, en aras a imponer su proyecto totalitario, un@s cuant@s se han dedicado a sembrar el odio y a socializar el sufrimiento, socializando también a la juventud en el ejercicio de la violencia. Sin ningún escrúpulo captaron jóvenes para militar en ETA o ejercer la kale borroka arruinando su propia vida y haciendo imposible la vida a los demás o simplemente asesinándoles. Por tanto, aunque no bajemos la guardia y sigamos exigiendo al estado que respete los derechos humanos y que acerque a l@s pres@s hay que recordar lo obvio: ETA es la responsable de que cientos de jóvenes cogieran las armas y de que much@s de ell@s acabaran en la cárcel: ETA es la responsable de que haya pres@s de ETA.

Esto nos ha pasado hace muy poquito. Hay gente que nunca se ha solidarizado con la mayoría de las víctimas, que nunca ha hecho un mínimo ejercicio de empatía, o lo que es peor aún, personas que han justificado y legitimado toda esta violencia.

Ahora que todos y todas somos objetivo del terrorismo yihadista, se escuchan voces que salen de bocas que nunca hablaron, se siente cierta preocupación por parte de personas que nunca se preocuparon porque su vecin@ tuviera que ir escoltado. Quien hacía discursos que contextualizaban el terror de ETA despreciando a su propio pueblo, se esmera en solidarizarse con el pueblo catalán tras los atentados de agosto.

Europa Press, 2017

Mirémonos al espejo, con honradez y valentía. ¿Realmente hay que pasar página y vivir como si nada de esto nos hubiera pasado? ¿Hay que tragar y callar para siempre? Es eso justo? ¿Qué futuro nos espera si no nos vacunamos contra este cáncer de violencia, indolencia e intolerancia? La memoria puede ser una buena vacuna para nuestra sociedad. Y no podemos olvidarnos de las víctimas. Pongámonos en su piel. ¿No querríamos que se reconociera nuestro dolor, recibir el calor de la sociedad? ¿No nos gustaría que se hiciera justicia? Os animo a escuchar a las víctimas. Hay muchos testimonios grabados: os humanizarán y os enriquecerán, os sorprenderán. Merece la pena escucharles, y es lo mínimo que podemos hacer por ellas.

Gesto por la Paz, 2000

Maite Leanizbarrutia Biritxinaga

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