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Gogoan-por una memoria digna

~ Por una memoria digna como derecho de las víctimas y de la sociedad vasca en general. Una memoria que deslegitime la violencia y que sea pedagógica para prevenir situaciones como las vividas en Euskal Herria los últimos 50 años.

Gogoan-por una memoria digna

Archivos de etiqueta: convivencia

25 años sin MAB

20 sábado Ago 2022

Posted by gogoanmemoria in Memoria

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asesinato, convivencia, Cosme Delclaux, crispación social, Daniel Villar Enciso, ETA, José Antonio Ortega Lara, José María Aldaya, José María Ryan, Joseba Arregui, libertad, Miguel Ángel Blanco, movilización social, pacifismo vasco, Pacto de Ajuria Enea, Unidad frente a la violencia, Víctimas

Con motivo del cumplimiento de los 25 años del secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco Garrido, se han escrito muchos artículos sobre lo ocurrido aquellos días, días que permanecen en mi memoria y lo harán el resto de mi vida. Comparto con los escritos que fue una reacción sin igual contra la amenaza que ETA lanzó contra toda la sociedad; sin embargo, no veo claro el enfoque positivo que algunas personas tienen sobre el antes y el después de aquel terrible hecho.

Efectivamente, yo no veo tan positivas las secuelas sociales y políticas de aquel asesinato. La mayoría de titulares y artículos sobre ellos hablan de que hubo “un antes y un después”. ¿Y fue positivo? Lo dudo y me explico.

El secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco no fue una ejecución sin precedentes. Ya hubo un asesinato de muy similar crueldad: en 1981, ETA secuestró y asesinó de idéntica manera a José María Ryan y la reacción que generó en Euskadi también fue grande -muy grande diría yo- para ser 1981. De hecho, muy posiblemente se habría convertido en ‘el hito de la crueldad y la perversión etarra’, si José María Arregui no hubiera sido asesinado por tortura una semana más tarde. Este asesinato desactivó la acumulación de indignación que se había generado contra ETA.

En 1997, con Miguel Ángel Blanco, se desató una respuesta social inmensa sin duda alguna, pero no surgió de la nada.

En 1997, con Miguel Ángel Blanco, se desató una respuesta social inmensa sin duda alguna, pero no surgió de la nada. Si quienes analizan, comentan, hacen historia… no tienen en cuenta el trabajo previo de las organizaciones pacifistas desde 1985 y, especialmente, el nivel de movilización social desarrollado con los secuestros concatenados de José María Aldaya, José Antonio Ortega Lara y Cosme Delclaux para explicar lo sucedido, se equivocan. La manifestación del 12 de julio en Bilbao donde una multitud exigimos la libertad de Miguel Ángel Blanco solo pudo ocurrir después de una respuesta en la calle también sin precedentes al terror de ETA durante más de dos años. La de Bilbao, Ermua y cientos de localidades en todo el País Vasco y de fuera, fueron una eclosión del hartazgo social acumulado tras meses y meses de protesta contra los ataques que ETA estaba haciendo a todxs nosotrxs, a toda la sociedad vasca y… efectivamente, estalló.

Daniel Villar Enciso. Mapa del terrorSin embargo, estos días que se quieren interpretar como un hito positivo, “un antes y un después”, arrastraron una cola negativa. Ante la amenaza de ETA, lxs pacifistas volvimos a salir esta vez acompañadxs por muchísima gente que, hasta entonces, había estado en su casa con resignación o con indiferencia y, quizás, salieron con la idea de que conseguirían el objetivo de la convocatoria, lo que pudo suponer una importante frustración posterior. No eran corredores de fondo y prueba de ello es que, cuando algo más de un mes más tarde, ETA asesinó, también en Bizkaia, al policía nacional Daniel Villar Enciso, aquella multitud se volvió a quedar en casa quizás pensando que no merecía la pena protestar públicamente contra aquel nuevo asesinato o quizás continuando con su vida y mirando hacia otro lado, sin más.

El trabajo por la paz era una carrera larga donde primaba la tenacidad y la convicción en una transformación lenta, pero verdadera, y, sin duda alguna, era mucho más difícil e incómoda que acudir a una manifestación durante unas horas. Aquel trabajo suponía un compromiso ético y cívico con la sociedad que queríamos y queremos. Quizás era demasiado esfuerzo para una población “demasiado acomodada” para implicarse en esta tarea. Considero que la movilización social no salió especialmente ganando con aquellos días de julio.

El trabajo por la paz era una carrera larga donde primaba la tenacidad y la convicción en una transformación lenta, pero verdadera, y, sin duda alguna, era mucho más difícil e incómoda que acudir a una manifestación durante unas horas. Aquel trabajo suponía un compromiso ético y cívico con la sociedad que queríamos y queremos

Por desgracia, si marcaron un antes y un después fue en algo que califico de dramático para nuestra convivencia: la ruptura de la unidad de los partidos políticos frente al uso de la violencia. Se rompió el Pacto de Ajuria Enea y la división que creó la clase política afectó de manera directa a la convivencia ciudadana. De la noche a la mañana, personas que habían compartido el objetivo de buscar la paz, se veían discutiendo malhumoradas sobre estrategias cortoplacistas que no nos llevaban a ningún lado.

Se rompió el Pacto de Ajuria Enea y la división que creó la clase política afectó de manera directa a la convivencia ciudadana.

Hubo un antes y un después, sí. El antes de la unidad y el después de la discordia, el enfrentamiento, la tensión y la desconfianza… francamente, un asco. Posiblemente, se dio paso a unos de los peores años de la convivencia en Euskal Herria porque, a los asesinatos de ETA, hubo que sumar la brecha que se creó entre nacionalismos, vascos y españoles, marginando del debate político a quienes no amamos ese “ismo”.

Hubo un antes y un después, sí. El antes de la unidad y el después de la discordia

Y termino. ETA generó demasiadas víctimas (la primera ya fue un exceso imperdonable). Todos los asesinatos fueron injustos porque ni ETA ni nadie tenía ningún derecho ni obligación de ejecutar a nadie, al margen de lo que hubieran hecho en su vida o representaran en la sociedad. La voluntad de unos pocos se pretendía imponer a toda la sociedad vasca a través del asesinato. Desde que nació ETA, fue una vergüenza para toda la ciudadanía vasca porque lo hicieron en nuestro nombre y la mayoría calló. Gran parte de las personas asesinadas fueron seres sin especial relevancia social o política, como fueron Miguel Ángel o Daniel y, de aquellas personas que tuvieron una vida ejemplar de la que aprender, es importante y necesario reivindicar su palabra, su pensamiento y su vida. En cualquier caso, todas merecen nuestro recuerdo porque representan la evidencia del mal causado, de lo que no tenía que haber ocurrido nunca. Todas y cada una de ellas deben estar en nuestra memoria si la queremos digna. Del asesinato de Miguel Ángel Blanco me queda un imborrable recuerdo lleno de tristeza por aquella amenaza y cruel ejecución y porque, sin saberlo, su asesinato abrió una puerta que debería haber permanecido siempre cerrada.

todas merecen nuestro recuerdo porque representan la evidencia del mal causado, de lo que no tenía que haber ocurrido nunca. Todas y cada una de ellas deben estar en nuestra memoria si la queremos digna

Isabel Urkijo Azkarate, miembro de ‘Gogoan, por una memoria digna’

[Este artículo ha sido publicado en varios periódicos del grupo Noticias]

El fin del silencio

23 lunes May 2022

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convivencia, Jorge Giménz Bech, KMKulturunea, Memoria, reconstrucción de la sociedad, Sabin Zubiri, terrorismo, Víctimas

Si deseas ver la charla entre Jorge Giménez Bech y Sabin Zubiri Rey organizada por Gogoan, por una memoria digna celebrada el pasado 17 de mayo en la sala de Koldo Mitxelena Kulturunea, lo puedes hacer directamente desde aquí 👇

 

Para contactar con Gogoan, por una memoria digna, lo puedes hacer en esta dirección:

gogoan.memoria@gmail.com

De políticas penitenciarias

05 viernes Nov 2021

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convivencia, desarme de ETA, Diario Vasco, dispersión de presos, El Correo, Foro Social, izquierda abertzale, Joseba Azkarraga, política penitenciaria, presos de ETA, reconocimiento del daño causado, SARE, Sortu, vía Nanclares

La situación de los presos de ETA está muy presente en determinados ámbitos que se esfuerzan mucho en no dejarlos en el olvido y en denunciar la situación en la que viven que califican de injusta.

Bien, pues a propósito de los presos, hemos querido rescatar el artículo que escribió un ex preso de ETA, Joseba Urrosolo Sistiaga, en 2020 en el periódico El Diario Vasco y en El Correo donde nos ofrece un punto de vista crítico con quienes aparentemente más están haciendo por los presos.

Para los suscriptores a este medio: El Correo


“Están a otra cosa”

Hace más de 10 años que algunos presos comenzamos a dar pasos en lo que luego se conoció como Vía Nanclares. Era un marco que facilitaba la aplicación de la legalidad penitenciaria en los casos en los que había un desmarque de la actividad de ETA, un reconocimiento del daño causado y la solicitud de traslado a la cárcel de Nanclares. Todo esto estaba prohibido dentro de la política penitenciaria que la Izquierda Abertzale imponía a sus presos.

qué difícil se hacía plantear algo tan evidente como que ETA debía desaparecer, que el final de ETA debía estar acompañado de una reflexión necesariamente crítica de nuestro pasado

Después incluso de desperdiciar toda posibilidad de un final negociado o acordado, qué difícil se hacía plantear algo tan evidente como que ETA debía desaparecer, que el final de ETA debía estar acompañado de una reflexión necesariamente crítica de nuestro pasado. Qué difícil cuando los comisarios políticos salían constantemente en los medios de comunicación asegurando que era imposible que ETA desapareciera mientras hubiera presos en las cárceles. Desperdiciaron 8 años alargando gratuitamente el desarme y la desaparición de ETA. Con mucha pompa y escenificación para su parroquia y decepción para quienes esperaban algo más que ayudara a cerrar heridas y recuperar la convivencia.

Y así siguen. Como si no fueran conscientes de la difícil situación en la que les han dejado abandonados, siguen tratando de afrontar el tema de los presos desde los fuegos de artificio, mareando la perdiz, sin ir al fondo del problema. Para ello se ponen en marcha toda una serie de movidas como Sare, Foro Social… controlados por SORTU, por militantes de SORTU, cuyo único objetivo es escenificar que se dan pequeños pasos, que se hacen cositas. Parece que tiran del carro, pero tan despacito que frenan la corriente positiva que hay en la sociedad para superar los errores del pasado.

Joseba Azkarraga en nombre de SARE, frivolizaba sobre los resultados de la política de dispersión de la que él mismo fue parte. Decía que no se consiguió que los presos se alejaran de ETA, que no hubo desertores salvo unos pocos casos (…) Ni fuimos tan pocos en tantos años, ni era la dispersión sino la discrepancia la que nos alejaba de ETA, ni se puede obviar la presión social que se ejercía sobre presos y familiares, y el costo que tuvo

En un reciente escrito, Joseba Azkarraga en nombre de SARE, frivolizaba sobre los resultados de la política de dispersión de la que él mismo fue parte. Decía que no se consiguió que los presos se alejaran de ETA, que no hubo desertores salvo unos pocos casos. Todo muy épico, hasta hablar de deserción, cuando la realidad es que han tenido que hacer desaparecer a ETA, “porque les sobraba y estorbaba”, entregaron las armas a la policía y están solicitando a nivel individual un tratamiento como presos comunes.

Como para frivolizar con ese tema. Además, ni fuimos tan pocos en tantos años, ni era la dispersión sino la discrepancia la que nos alejaba de ETA, ni se puede obviar la presión social que se ejercía sobre presos y familiares, y el costo que tuvo, para evitar que el preso decidiera por sí mismo sobre los beneficios penitenciarios a los que tenía derecho.

Ahora, a los que siguen en la cárcel les dicen que ánimo, que sigan fuertes, que ya no es un deshonor solicitar el cambio de grado, ni trabajar en la cárcel, ni salir de permiso, que lo intenten, que ya no tendrán que soportar los insultos, las campañas de desprestigio y el acoso social que el entorno de la Izquierda Abertzale sometía a los que lo hacían.

Pero no les facilitan lo imprescindible. Porque, como decían los responsables del tema de presos en SORTU, “ellos están a otra cosa”. De momento, a evitar lo fundamental: la reflexión crítica y ética sobre todo el sufrimiento injusto que causamos desde el mundo de ETA. Y no solo los militantes de ETA. Algún día afrontarán esa responsabilidad, siempre demasiado tarde.

Ellos están a otra cosa. De momento, a evitar lo fundamental: la reflexión crítica y ética sobre todo el sufrimiento injusto que causamos desde el mundo de ETA. Y no solo los militantes de ETA.

Joseba Urrosolo Sistiaga, ex preso de ETA y miembro del grupo de la llamada Vía Nanclares

Las pancartas (nota de prensa)

22 jueves Jul 2021

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alejamiento, convivencia, deslegitimación de la violencia, espacio público, ETA, Fundación Fernando Buesa, Gogoan por una memoria digna, memoria de las víctimas, nota de prensa, pancartas, política penitenciaria, presoak etxera, presos y presas de ETA, víctimas del terrorismo

La Fundación Fernando Buesa y Gogoan-Memoria Digna piden a los ayuntamientos que generen espacios para la convivencia, la deslegitimación social de la violencia y la memoria de las víctimas.

 

Nota de prensa (21 de julio de 2021)

La Fundación Fernando Buesa y Gogoan, por una memoria digna pedimos a los ayuntamientos que contribuyan a que los espacios públicos sean lugares que fomenten la convivencia, la deslegitimación de la violencia y la memoria de las víctimas.

Queremos subrayar que el espacio público es un bien común y por ello en él se deben fomentar valores conciliadores. Inundar las calles de nuestros pueblos con pancartas que piden “presoak etxera”, que es tanto como pedir impunidad ante crímenes gravísimos, supone copar el paisaje urbano con mensajes que no ayudan a la paz ni a la memoria.

Desde la Fundación Fernando Buesa y Gogoan recalcamos que el espacio público no tiene por qué ser neutral, pero sí que, al menos, debe respetar la memoria de los cientos de damnificados y damnificadas por la violencia y el odio.

el espacio público debe respetar la memoria de los cientos de damnificados y damnificadas por la violencia y el odio.

En este sentido, destacamos que en el tiempo post-ETA se trata de construir un paisaje urbano que recuerde al agredido, que ayude a deslegitimar la violencia y que lleve a la plaza y la escena pública a la víctima, no al victimario.

Desde Gogoan por una memoria digna y la Fundación Fernando Buesa consideramos que es absolutamente legítimo criticar la política penitenciaria de alejamiento de los presos, pero es muy distinto tratar acríticamente, como si fueran mártires de nuestros pueblos, a quienes cometieron graves atentados contra sus víctimas y contra la convivencia en nuestra sociedad.

Por ello, lamentamos que se utilice una reivindicación justa, como es la de terminar con el alejamiento, para trasladar una épica en torno a los presos, como si estos no hubieran generado un daño enorme en las víctimas, en su entorno familiar, social y político, y en el conjunto de la sociedad. Sin duda, a pesar de que sus crímenes nos repugnan, las personas presas tienen derechos, pero llama la atención la presencia constante, evidente y, a veces, asfixiante de los victimarios en los espacios públicos de determinados municipios y la poca presencia de las víctimas, en esto hay un desequilibrio enorme que debería provocar una reflexión de fondo sobre la construcción de nuestra memoria.

llama la atención la presencia constante, evidente y, a veces, asfixiante de los victimarios en los espacios públicos de determinados municipios

La consideración hacia los victimarios y la connivencia de instituciones públicas evidencian una carencia importante en un sector de nuestra sociedad: aún no ha asumido la necesaria deslegitimación social de la violencia.

Una apuesta coherente por la convivencia también implica una defensa integral y completa de los derechos de las personas agredidas y sin duda el respeto a la memoria de las víctimas está entre esos derechos.

un sector de nuestra sociedad aún no ha asumido la necesaria deslegitimación social de la violencia.

 

Sobre quitar las pintadas y los murales a favor de los presos de ETA en edificios públicos

27 miércoles Ene 2021

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acercamiento, Alberto Muñagorri, Alcaldía de Hernani, Alcaldía de Oiartzun, Alcaldía de Rentería, alejamiento de presos, convivencia, deslegitimación de la violencia, ETA, Inaxio Uria, Memoria, murales, pintadas, presos de ETA, víctimas del terrorismo

La asociación Gogoan, por una memoria digna lamenta que las alcaldías de Hernani, Oiarzun y Errenteria no hayan procedido a retirar pancartas, menciones o murales a favor de los presos de ETA en edificios públicos tal y como les solicitó la asociación 


La asociación ‘Gogoan, por una Memoria Digna’ lamenta que los alcaldes y alcaldesa de Hernani, Oiartzun y Errenteria no procedan a retirar murales, fotos, pintadas y menciones que homenajean a los presos de ETA y que están ubicados en espacios públicos de propiedad municipal, tal y como lo solicitó hace meses la propia asociación.

Errenteria

En opinión de ‘Gogoan, por una Memoria Digna’ la presencia de este tipo de pintadas y menciones supone una afrenta para las víctimas del terrorismo de ETA y para el conjunto de la sociedad, y lamenta que se repitan en muchos otros pueblos del País Vasco y Navarra.

Sorprende especialmente el uso de espacios municipales para ensalzar la figura de quienes asesinaron o colaboraron en ello, y no para visibilizar a las víctimas que ETA produjo en estos pueblos.

Tal y como ha destacado la asociación, ahora se trata de construir un paisaje urbano que recuerde al agredido, que ayude a deslegitimar la violencia y que lleve a la plaza y la escena pública a la víctima, no al victimario. Por ello, en estos tres casos, sorprende especialmente el uso de espacios municipales para ensalzar la figura de quienes asesinaron o colaboraron en ello, y no para visibilizar a las víctimas que ETA produjo en estos pueblos.

‘Gogoan. por una Memoria Digna’ considera que es absolutamente legítimo criticar la política penitenciaria de alejamiento de los presos, demanda que compartimos, pero es muy distinto tratar acríticamente, como si fueran mártires de nuestros pueblos, a quienes cometieron graves atentados contra sus víctimas y contra la convivencia en nuestra sociedad.

Hernani

En el caso de Hernani, la queja de la asociación se centra en las fotos de los presos de ETA que están ubicadas en el frontón del pueblo y un mástil en la plaza del ayuntamiento con la bandera “Euskal Presoak Etxera”. Tras un cruce de notas, finalmente el alcalde comunicó a la asociación que la respuesta a la petición era negativa y que, por lo tanto, no iba a retirar las fotos.

 

Hernani

 

Por otra parte, en Oiartzun, se mantiene un mural en el polideportivo municipal en el que se menciona al preso de ETA Joanes Larretxea que participó en el asesinato de Inaxio Uria. En Errenteria, la solicitud de retirada realizada por la asociación ‘Gogoan, por una Memoria Digna’ se refiere al enorme mural ubicado en los soportales junto a la Ikastola. En este último caso, la asociación mantuvo un encuentro con la alcaldesa, al que también acudió Alberto Muñagorri, víctima de una explosión causada por una bomba colocada por ETA y vecino de la localidad.

Oiartzun

 

La asociación subraya que no es posible reforzar la convivencia mientras se apuesta por una indulgencia con los crímenes al utilizar mensajes engañosos como “denok etxera”, “presoak kalera”, “free them all” o “maite zaituztegu”. Por ello, Gogoan lamenta que se utilice una reivindicación justa, como es la de terminar con el alejamiento, para trasladar una épica en torno a los presos, como si estos no hubieran generado un daño enorme en las víctimas, en su entorno familiar, social y político y en el conjunto de la sociedad. Sin duda, a pesar de que sus crímenes nos repugnan, las personas presas tienen derechos, pero llama la atención la presencia constante, evidente y, a veces, asfixiante de los victimarios en los espacios públicos de determinados municipios y la poca presencia de las víctimas.

Errenteria

La consideración hacia los victimarios y la connivencia de instituciones públicas, evidencia una carencia importante en un sector de nuestra sociedad, que aún no ha asumido la necesaria deslegitimación social de la violencia.

Una apuesta coherente por la convivencia también implica una defensa integral y completa de los derechos de las personas y sin duda el respeto a la memoria de las víctimas está entre esos derechos. Por ello, volvemos a instar a estos alcaldes a que reconsideren su posición y retiren las pintadas, fotos y murales mencionados de los edificios o espacios municipales.

 

27 de enero de 2021

[Nota de prensa]

 

Dos ciabogas en la política penitenciaria

30 miércoles Dic 2020

Posted by gogoanmemoria in presos

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acercamiento, Acuerdo de Lizarra, alejamiento, convivencia, Deia, derechos humanos, deslegitimación de la violencia, EPPK, ETA, homenajes, izquierda abertzale, Josu Zabaleta, justicia restaurativa, Koldo Mediavilla, manifestación, Miguel Ángel Blanco, Ortega Lara, perdón, pluralismo democrático, política penitenciaria, presos enfermos, presos y presas, reinserción, secuestro, vía Nanclares, Víctimas

Algo de perspectiva sobre las dos recientes ciabogas en la política penitenciaria (en recuerdo de Josu Zabaleta)

 

Tras el lento final de ETA (cese la violencia en 2011, desarme en 2017 y disolución en 2018), y cuando los presos y presas de ETA han pasado de 700 a 227, por fin están virando las dos políticas penitenciarias que se han aplicado durante décadas:

Por una parte, la política penitenciaria de alejamiento de los distintos Ministerios de Interior desde 1989, que ha supuesto una injusta carga para familiares y amistades, obligados a recorrer durante años largas distancias innecesarias. Desde 2018, se vienen produciendo numerosos acercamientos de manera individualizada que deberían generalizarse para el conjunto de presos, sin condicionantes añadidos.

EPPK, presos oficialistas de ETA, y la Izquierda Abertzale hasta finales de 2017 se negaban a emplear las vías y beneficios que contempla la legalidad penitenciaria. Lo que ha supuesto un alargamiento de penas en condiciones evitables

Por la otra, la política del EPPK, presos oficialistas de ETA, y la Izquierda Abertzale, que hasta finales de 2017 se negaban a emplear las vías y beneficios que contempla la legalidad penitenciaria. Y marginaban a las decenas de disidentes que durante años las han recorrido con mucha dignidad y riesgo para sus propias vidas e incomodidad para su entorno. Esto ha supuesto un lamentable alargamiento de penas en condiciones evitables. A este tardío y todavía parcial cambio de estrategia se han sumado, según Instituciones penitenciarias, el 60% de los presos de ETA (75% según el Foro Social).

Foto extraída del blog de Koldo MediavillaAsí las cosas, puede aportar cierta perspectiva recuperar una antigua carta del ya fallecido claretiano Josu M. Zabaleta. Esta persona recorrió muchas cárceles visitando a presos de ETA y fue un importante apoyo para el colectivo de la ‘vía Nanclares’, un camino pionero de reinserción social y de justicia restaurativa a favor de la convivencia, frente a tanto dolor injusto. La llamada ‘vía Nanclares’ es un ejemplo del que sería importante que aprendieran los presos ETA y quienes social y políticamente les apoyaron.

La coherencia en la defensa de los Derechos Humanos es clave. Convendría no llamar un día a apoyar un trato humanitario hacia los presos de ETA y, al siguiente, homenajearles como si fueran mártires, porque es una manera de legitimar su pasado de ataques contra el pluralismo democrático, y porque muestra una nula empatía hacia sus víctimas, o vetar y marginar gestos de petición de perdón ante tanto dolor injusto e injustificado. ¿Promovemos los Derechos Humanos o un victimismo autojustificador de tantas violaciones de los mismos? Para reflexionar, os invitamos a leer el escrito de Josu M. Zabaleta (Deia, 10 de enero de 2013).

 

¿Por qué no voy a la manifestación del 12-E?

Estoy totalmente de acuerdo con los dos objetivos de la manifestación: el acercamiento de los presos a Euskadi y la liberación inmediata de los presos gravemente enfermos. Pero no voy a la manifestación principalmente por estos dos motivos:

1. El grupo de presos de ETA de la Vía Nanclares ha sido ninguneado, calumniado y vilipendiado por parte de algunos -no todos- de los organizadores de la manifestación y por parte de varios de los habituales participantes a dichas manifestaciones. Y para los miembros del Grupo de Nanclares todavía ha sido mucho más doloroso el hecho de que muchos de sus familiares han sido despreciados y abandonados por muchos del mundo de la IA.

Sin embargo, a mí esos presos disidentes de la Vía Nanclares me llaman positivamente la atención desde hace ya varios años por el camino que han tomado desde la revisión crítica del pasado. Para ello se basan en una ética humanista -no marxista donde el fin justifica los medios- desde la afirmación del valor supremo de todo ser humano, desde el reconocimiento del daño causado, reparación y reconciliación con las víctimas. Esto sí que es, desde mi punto de vista, avanzar en la construcción del Pueblo Vasco.

Foto extraída del blog de Koldo Mediavilla

2. Desde mi punto de vista, muy limitado e imperfecto, estas manifestaciones, ayunos, encierros, etc. valen muy poco o nada para conseguir los objetivos que se marcan. Pueden servir para tranquilizar -dicho de una manera suave- a algunos de los organizadores que quieren hacer ver al colectivo y a sus familiares que les tienen muy presentes en sus vidas. ¿De verdad creen que el pueblo les va a sacar de la cárcel? Sin querer herir a nadie, pero algunos me recuerdan a esos amigos de los presos que desde Tailandia o las Bahamas, gozando de unas estupendas vacaciones, les envían cálidos recuerdos y muxus. ¡Qué paradoja! Pero no tengo dudas de la sinceridad y buena voluntad de muchos de los organizadores y manifestantes.

ETA, la IA y el Colectivo de Presos conoce perfectamente cuáles son los caminos para conseguir los objetivos para con los presos. Acepto también que la postura del Gobierno en muchos casos es inaceptable.

En los últimos 30 años cuántas manifestaciones, encierros, ayunos…. Que no han servido para nada. Recordemos con el Acuerdo de Lizarra-Garazi las decenas de miles de carteles en los balcones de nuestras casas de nuestros pueblos con el lema: Euskal Presoak, Euskal Herrira… ¿cuántos quedan ahora?

Si el abominable secuestro de Ortega Lara, el asesinato de Miguel Ángel Blanco -por cierto, tan jaleados y aplaudidos por muchos de la IA- y tantas otras ekintzas no sirvieron para nada, sino todo lo contrario, para mejorar la situación de los presos, ahora con el cambio estratégico de la correlación de fuerzas, ¿se puede creer que con estas manifestaciones se pueden conseguir esos objetivos?

Ojalá estuviera equivocado y se acierte en los medios para conseguir esos objetivos que muchos anhelamos para todos los presos de ETA.

La tentación del olvido

25 domingo Oct 2020

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acercamiento de presos y presas, atentados, convivencia, deslegitimación de la violencia, ETA, homenajes, Memoria, paz, política penitenciaria, presos de ETA, terrorismo, víctimas del terrorismo, victimarios

Para superar de forma suficiente el trauma de la violencia hace falta abordar un sinfín de tareas. Especialmente importantes y urgentes son las que se refieren a la necesidad de desarmar la cultura de la violencia que penetró en capas amplias de nuestra sociedad. Sólo rompiendo todos los cautiverios mentales que hicieron posible una barbaridad como el asesinato, será posible rehacer todo el tejido social y moral roto por la violencia.

En ese camino hay dos elementos centrales donde nos la jugamos; la deslegitimación social de la violencia y la convivencia en una sociedad compleja y plural como la nuestra.

El reto de la paz y la convivencia exigen, al menos, tiempo, voluntad y un trabajo ético enorme. Y la necesaria deslegitimación social de la violencia es incompatible con expresiones públicas que homenajean o ensalzan la figura y la trayectoria de una persona de ETA que decidió matar o colaborar en ello.

Sin duda, el vigor de nuestra convivencia se medirá dentro de unos años, pero hoy sabemos que no hay tareas aplazables. La consideración hacia los victimarios y su presencia en el espacio público y, por lo tanto, la deslegitimación social de la violencia, es una asignatura todavía pendiente.

En este sentido, conviene no subestimar el efecto devastador que tiene en la memoria y la ética pública la presencia, todavía, de los homenajes a presos de ETA. Porque normalizándolos podríamos estar enviando un mensaje equivocado a las siguientes generaciones, pues a través de esos actos se nos traslada la imagen de una gente generosa ensalzada por su participación en una violencia que no se cuestiona, cuando la violencia es, sobre todo, un trauma.

Es absolutamente legítimo criticar la política penitenciaria de alejamiento y reivindicar el acercamiento de cualquier preso. Pero es bien distinto tratar acríticamente, como si fueran mártires de nuestros pueblos, a quienes cometieron graves atentados contra sus víctimas y contra la convivencia de la sociedad.

Abrir la puerta a una relativización de los atentados o a una nostalgia criminal es un mal camino para reforzar la convivencia, porque después de enterrar las armas una de las cosas más urgentes es anular la épica que existió hacia la violencia en buena parte de la sociedad.

La convivencia real se construye sobre la base de un escenario en el que los victimarios no sean considerados héroes. Y hoy, en el espacio público de muchos pueblos, se nos impone aún un desequilibrio enorme entre la presencia pública de los agresores (victimarios) y la presencia de las víctimas, lo que merece una reflexión sobre el uso de los espacios comunes y públicos (frontones, calles principales, etc.).

La paz exige actitudes a favor de la paz y estas tienen que ser constantes y permanentes. Proyectar valores conciliadores que refuercen la convivencia y la deslegitimación de la violencia es incompatible con estos actos de auto elogio en los que se desprecia nuevamente el dolor generado en las víctimas por los mismos a los que se homenajea.

El silencio de las armas tiene un efecto sonoro evidente; en él se oye con más nitidez el desprecio con el que a veces se ha tratado a las víctimas. Hoy sin embargo tenemos el deber histórico y ético de hacer las cosas de otra forma. En la nueva sociedad post ETA no caben más humillaciones hacia las víctimas. En esto no podemos seguir siendo prisioneros del pasado porque para avanzar como sociedad necesitamos extender la cultura de la deslegitimación de la violencia en toda la sociedad.

Además de ello, hay que tener en cuenta que la convivencia se construye en el espacio común, en la vida cotidiana, en el paisaje urbano, desde el respeto hacia quienes sufrieron la violencia, sin más matices que la cercanía al dolor de quienes se vieron en una diana. Por eso, los homenajes a los presos de ETA, que se realizan precisamente porque eran de ETA, deterioran la calidad de nuestra convivencia, porque la convivencia se basa en un ejercicio diario de empatía y afecto.

Hace años, hubo una suma de cegueras colectivas que nos hicieron una sociedad peor al no darnos cuenta de las humillaciones y la soledad por la que estaban pasando las víctimas. Por eso, el deber de memoria, la necesidad de convivir, implica necesariamente la honestidad de reconocer los hechos tal y como fueron. Porque si adecuamos el presente a un escenario que perpetúa la seducción hacia la violencia y, por lo tanto, hacia quienes la ejercieron cerraremos en falso lo sucedido.

Después de todo el trabajo que se ha hecho en la memoria histórica, hoy sabemos que pasar por alto este tipo de cuestiones siempre es la antesala de la desmemoria. No caigamos, otra vez, en la tentación del olvido.

Joseba Eceolaza, miembro de Gogoan-Memoria digna

 

 

Este artículo ha sido publicado en El Correo, El Diario Vasco, Diario de Noticias de Navarra

El lugar de los victimarios en nuestras plazas y pueblos

10 jueves Sep 2020

Posted by gogoanmemoria in convivencia

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acercamiento, ética pública, convivencia, COVITE, deber de memoria, deslegitimación de la violencia, Elkarbizi, ETA, Etxebarrieta Memoria Elkartea, foros municipales, Fundación Fernando Buesa, Gogoan por una memoria digna, homenajes, Memoria, pintadas, política penitenciaria, presos de ETA, terrorismo, víctimas de la violencia, víctimas del terrorismo, violencia

Abordar el impacto social de la violencia exige trabajar sobre un listado enorme de temas, porque la violencia no solo nos afectó en el momento exacto de la amenaza y la muerte. La violencia y sus consecuencias destruyeron tantas cosas que, por eso mismo, llegar a normalizar una sociedad tan profundamente marcada por el terrorismo llevará mucho tiempo.

resulta inaceptable que los presos de ETA sigan siendo homenajeados y ensalzados a través de diferentes actos públicos, murales, pintadas y pancartas

En el camino de la convivencia resulta inaceptable que los presos de ETA sigan siendo homenajeados y ensalzados a través de diferentes actos públicos, murales, pintadas y pancartas como las que se han exhibido este verano en multitud de pueblos.

pic.twitter.com/1mIAAmFQSl

— Etxebarrieta Memoria Elkartea (@EtxebarrietaME) September 6, 2020

El reto de la paz y la convivencia exigen, al menos, tiempo, voluntad y un trabajo ético enorme. Y la necesaria deslegitimación social de la violencia es incompatible con expresiones públicas que homenajean o ensalzan la figura y la trayectoria de alguien que decidió matar o colaborar en ello.

Es absolutamente legítimo criticar la política penitenciaria de alejamiento y reivindicar el acercamiento de cualquier preso, demanda que compartimos de conformidad con la legislación penitenciaria. Pero es bien distinto tratar acríticamente, como si fueran mártires de nuestros pueblos, a quienes cometieron graves atentados contra sus víctimas y contra la convivencia de la sociedad.

En nuestra opinión, el vigor de nuestra convivencia se medirá dentro de unos años, pero hoy ya mismo sabemos que no hay tareas aplazables. La consideración hacia los victimarios y su presencia en el espacio público, evidencia una carencia importante en parte de nuestra sociedad que aún no ha asumido la necesaria deslegitimación social de la violencia.

Como hemos apuntado, este verano en varios pueblos las calles principales se han inundado de pancartas en referencia a los presos de ETA, construyendo así espacios asfixiantes para la mayoría de la sociedad y, en mayor medida, para las víctimas.

es bien distinto tratar acríticamente, como si fueran mártires de nuestros pueblos, a quienes cometieron graves atentados contra la sociedad en general

En este sentido, conviene no subestimar el efecto devastador que tiene para la memoria y la ética pública la presencia, todavía, de estos homenajes. Porque normalizándolos podríamos estar enviando un mensaje equivocado a las siguientes generaciones, pues a través de esos actos se nos traslada la imagen de una gente generosa ensalzada por su participación en una violencia que no se cuestiona, cuando la violencia es, sobre todo, un trauma.

normalizándolos podríamos estar enviando un mensaje equivocado a las siguientes generaciones, pues a través de esos actos se nos traslada la imagen de una gente generosa ensalzada por su participación en una violencia que no se cuestiona

Abrir la puerta a una relativización de los atentados o a una nostalgia criminal es un mal camino para reforzar la convivencia, porque después de enterrar las armas una de las cosas más urgentes es anular la épica que se construyó con respecto a la violencia en buena parte de la sociedad.

Sin duda, este asunto no se resuelve por la vía penal, no es ese su terreno. Sino que requiere espacios de reflexión y deslegitimación de la violencia. Y esa tarea corresponde a quienes siguen organizando ese tipo de actos y a quienes han ido en el mismo tren que ETA. A aquellos que, siguiendo las palabras de Massimo Carlotto, miembro de Lotta Continua, tuvieron “una relación romántico-rebelde con el crimen”.

La convivencia real se construye sobre la base de un escenario en el que los victimarios no sean considerados héroes. Y hoy, en el espacio público de muchos pueblos, se nos impone aún un desequilibrio enorme entre la presencia pública de los agresores (victimarios) y la presencia de las víctimas, lo que merece una reflexión sobre el uso de los espacios comunes y públicos (frontones, calles principales, etc.).

en el espacio público de muchos pueblos hay un desequilibrio enorme entre la presencia pública de los agresores (victimarios) y la presencia de las víctimas

La paz exige actitudes a favor de la paz y estas tienen que ser constantes y permanentes. No es posible reforzar la convivencia mientras se apuesta por una ilusoria impunidad de los crímenes al utilizar mensajes engañosos como “denok etxera”, “presoak kalera”, “free them all” o “maite zaituztegu».

Proyectar valores conciliadores que refuercen la convivencia y la deslegitimación de la violencia es incompatible con estos actos de auto elogio en los que se desprecia nuevamente el dolor generado en las víctimas por los mismos a los que se homenajea, porque también cuestionan las bases éticas de nuestra sociedad.

El silencio de las armas tiene un efecto sonoro evidente; en él se oye con más nitidez el desprecio con el que a veces se ha tratado a las víctimas. Hoy, sin embargo, tenemos el deber histórico y ético de hacer las cosas de otra forma. En la nueva sociedad post ETA no caben más humillaciones hacia las víctimas. En esto no podemos seguir siendo prisioneros del pasado porque para avanzar como sociedad necesitamos extender la cultura de la deslegitimación de la violencia en todos los espacios.

El silencio de las armas tiene un efecto sonoro evidente; en él se oye con más nitidez el desprecio con el que a veces se ha tratado a las víctimas.

Una convivencia sana se construye sobre la imbricación de muchos elementos y, sin duda, es central tener en cuenta que las víctimas generadas, sea cual sea el origen de la violencia sufrida por ellas, tienen derecho a la verdad y la justicia. Además de ello, hay que tener en cuenta que la convivencia se construye en el espacio común, en la vida cotidiana, en el paisaje urbano, desde el respeto hacia quienes sufrieron la violencia, sin más matices que la cercanía al dolor de quienes se vieron en una diana. Por eso, los homenajes a los presos de ETA, que se realizan precisamente porque eran de ETA, deterioran la calidad de nuestra convivencia, porque la misma se basa en un ejercicio diario de empatía y afecto.

El deber de memoria exige colocar en el centro de nuestro actuar a la ética y a las víctimas. Solo así lograremos una sociedad más cohesionada, capaz de superar el drama de la violencia. Hoy sabemos que pasar por alto este tipo de cuestiones siempre es la antesala del olvido. Por eso planteamos que:

  1. Se ponga fin a los homenajes públicos a los presos de ETA.
  2. Los ayuntamientos garanticen que los espacios públicos de sus municipios sean un ámbito de convivencia, sin mensajes que idealicen a los miembros de ETA, y que no estén tomados por la iconografía de los presos de ETA.
  3. Se constituyan foros municipales para impulsar espacios y murales locales destinados a reforzar los valores de la memoria democrática, la convivencia y la deslegitimación de la violencia.

Fundación Fernando Buesa – Gogoan por una memoria digna – Elkarbizi

Fundación Fernando Buesa
Gogoan, por una memoria digna
Elkarbizi


 

 

In Memoriam 2020

20 jueves Feb 2020

Posted by gogoanmemoria in Víctimas

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Etiquetas

asesinato, asociaciones de víctimas, convivencia, ETA, Fernando Buesa Blanco, Fundación Fernando Buesa, Jorge Díez, Lourdes Oñederra, Memoria, Palacio Europa, PSE-EE, Sara Buesa, víctimas del terrorismo

El 22 de febrero de 2000, ETA mediante un coche bomba asesinó a Fernando Buesa y a su escolta, el ertzaina Jorge Díez. Este año se cumple el XX aniversario del asesinato del político del Partido Socialista y la Fundación Fernando Buesa ha organizado un emotivo acto en el Palacio Europa, In Memoriam. En dicho acto, su hija nos recordaba que éste no es un aniversario cualquiera. 20 años.

Algunos compañeros y compañeras de ‘Gogoan, por una memoria digna‘ hemos querido compartir estos momentos con la familia y con tantos amigos y amigas que también les han querido acompañar.

Además de los políticos que han arrastrado a su paso a todos los medios de comunicación, han estado presentes muchos representantes de asociaciones de víctimas del terrorismo de toda España que han ocupado un lugar más modesto, pero que han sido objeto de especial atención de las dos personas que han intervenido, Sara Buesa y Lourdes Oñederra.

Como todos los años, Sara ha llenado de calor el espacio y con sabias palabras nos ha devuelto la confianza en que el mundo puede ser mejor. Está en nuestras manos. Toda la familia de Fernando Buesa ha subido al escenario y ha emocionado al público al comprobar cómo desde el profundo dolor y del mayor de los daños, puede sobrevivir y crecer el amor; el amor por su padre, el amor por toda la familia.

Posteriormente, han dado la palabra a Lourdes Oñederra. Suponemos que la Fundación Fernando Buesa en breve publicará el acto completo en su página. Hasta entonces, a quienes no habéis podido asistir al acto, os invitamos a ver esta grabación y a disfrutar de uno de los mejores discursos que se han pronunciado desde que ETA dejó a asesinar.

Gracias Lourdes.

Sobre el ataque a las placas en memoria a las víctimas

23 viernes Ago 2019

Posted by gogoanmemoria in Memoria

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Ayuntamiento de Donostia-San Sebastián, convivencia, daño injusto causado, deslegitimar la violencia, Eneko Goia, Gregorio Ordoñez, izquierda abertzale, Juan Mari Jauregi, Memoria, placas víctimas, presos de ETA, SARE, víctimas del terrorismo

Nota de prensa

Desde Gogoan-por una memoria digna, deseamos manifestar nuestra profunda preocupación, malestar y nuestra condena por el ataque a las primeras placas de reconocimiento y memoria a unas víctimas del terrorismo en Donostia-San Sebastián.

Este tipo de actos nos recuerdan a los cometidos anteriormente, cuando el terrorismo pretendía imponer su proyecto totalitario, contra la tumba de Gregorio Ordoñez, contra el monolito a Juan Mari Jauregi, etc. Desconocemos qué es lo que ha cambiado para la izquierda abertzale, si es que ha cambiado algo. Poco o nada, al menos, desde el punto de vista ético.

Hoy mismo, en las calles de Bilbao, el grupo de apoyo a los presos de ETA, SARE, convocaba una manifestación con el espíritu de “desatar nudos” y afirmaban querer dar pasos en favor de la paz y la convivencia. A nuestro entender, la izquierda abertzale manifiesta muy poca coherencia al exigir al resto de la sociedad “presoak etxera” -en otras palabras, una amnistía- y obviar un deber moral inaplazable que es el de realizar una profunda, muy profunda, labor pedagógica entre sus seguidores sobre lo que debe ser la convivencia en este país, sobre los principios morales y éticos en los que se tiene que sustentar.

Tenemos el reto de reconstruir toda la degeneración que originó tantos años de terrorismo y violencia, pero para ello solo hay un camino válido: analizar críticamente el pasado, revisar los errores cometidos, deslegitimar la violencia, reconocer el daño injusto causado, etc. Y esta labor la tiene que realizar de manera muy especial la izquierda abertzale; sin embargo, desde la desaparición de ETA se está limitando a exigir unos derechos de los presos un tanto torticeros y a manifestarles públicamente su apoyo aun sabiendo que es doloroso para las víctimas e indignante para el resto de la sociedad.

Confiamos en que la izquierda abertzale reflexione sobre la estrategia diseñada que claramente es errónea y también confiamos en que los partidos y la sociedad en general sean más exigente con ellos.

 

23 de agosto de 2019

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