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Gogoan-por una memoria digna

~ Por una memoria digna como derecho de las víctimas y de la sociedad vasca en general. Una memoria que deslegitime la violencia y que sea pedagógica para prevenir situaciones como las vividas en Euskal Herria los últimos 50 años.

Gogoan-por una memoria digna

Archivos de etiqueta: Asociación por la Paz de Euskal Herria

Con la Biblia y la Parabelum

13 lunes May 2019

Posted by gogoanmemoria in libros

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El pasado 10 de mayo, el periodista Pedro Ontoso presentó su libro «Con la Biblia y la Parabelum» en la Biblioteca de Bidebarrieta acompañado por el sacerdote Rafa Aguirre y por el analista político Kepa Aulestia.

El prologo del libro lo realiza Rafa Aguirre y en él se ofrecen dos ideas de especial interés en relación a la iglesia vasca:

  • «El abertzalismo radical fue una religión de sustitución que desertizó las zonas tradicionalmente más cristianas del país. Dios fue sustituido por la patria vasca, a la que había que entregar la propia vida y, con mucha más facilidad, la de los demás«.
  • «A la iglesia la obnubiló la teoría del conflicto vigente en el mundo nacionalista, sin cuya resolución sería imposible acabar con ETA y su apoyo social. Su disposición a colaborar en la ingeniería política -la historia ha demostrado que era innecesaria y que no hacía más que alentar las esperanzas de los terroristas- oscureció su testimonio moral y evangélico. La Coordinadora Gesto por la Paz, por el contrario, siempre distinguió entre conflicto violencia y conflicto político, y defendió que no se podían mezclar ni relacionar.»

En la Introducción de «Con la Biblia y la Parabelum» el autor hace un paralelismo similar al que realizó Ana Rosa Gómez Moral en el libro «Un gesto que hizo sonar el silencio» entre los asesinatos de José María Ryan o Alberto Martín Barrios, en 1981 y 1983, respectivamente, y el de Miguel Angel Blanco en 1997 con el asesinato de Aldo Moro en 1978. Ontoso afirma «El asesinato de Moro fue el principio del fin de la organización y el inicio de su declive, pues a partir de ahí fue perdiendo el poco apoyo social que le quedaba. Algo parecido ocurrió en Euskadi cuando ETA asesinó a Miguel Angel Blanco«. Sin embargo, Ana Rosa apunta la concurrencia un elemento muy importante: la movilización ciudadana. «…en aquel entonces, aún no existía ese sujeto nuevo que estaba en la arena desde que nació Gesto por la Paz. Cuando asesinaron a Miguel Angel Blanco, ya llevábamos más de diez años de movilización pacífica en contra de la violencia y, concretamente, los dos últimos años habían sido extenuantes debido a los secuestros encadenados y a la insistente y obscena provocación en la calle«. 

El autor, a lo largo de 18 capítulos, analiza el papel de la Iglesia en estos 50 años de violencia. Sin duda alguna, obispos como Juan María Uriarte, José María Setién o Ricardo Blazquez tienen un peso potente, pero el autor también abre paso a iniciativas que parten de los cristianos de base. Algunas de estas son las que se recogen en el capítulo «Un movimiento pacifista con sello cristiano» en el que se relatan las distintas reacciones esporádicas que habían surgido en torno a la iglesia en los años 80 hasta derivar en Gesto por la Paz (1985). Describe los orígenes de esta organización pacifista como netamente cristianos.

Posteriormente, escribe el subcapítulo «Elkarri y la otra línea de la Iglesia» en el que identifica iniciativas como Bakea Orain o elkarri con una iglesia más en sintonía con el nacionalismo vasco. En esta parte del libro, en realidad se narra no solo el trabajo que realizó elkarri durante sus 14 años de existencia, sino la trayectoria personal de Jonan Fernández.

Ocurre algo muy similar con Paúl Ríos «Paúl Ríos: de Gesto por la Paz a Lokarri«. Desde su participación en concentraciones de Gesto por la Paz y su implicación en elkarri a partir del asesinato de Joseba Goikoetxea en 1993, hasta el trabajo de Paúl tras la desaparición real de ETA cuando en Colombia insistía en «el papel protagonista de la sociedad civil». En su trabajo en Lokarri conviene resaltar esta parte: «Ríos aceptó -la propuesta de Brian Currin de coordinar esfuerzos- y, desde finales de 2009, se convirtió en su sombra. Acompañó a Currin por todo Euskadi para comunicar el cambio de estrategia de la izquierda abertzale y socializar el mensaje de que el debate interno estaba muy avanzado. Y que iba en serio. Se reunieron con partidos, sindicatos, empresarios y también con representantes de la Iglesia.» Por razones que se desconocen, Paúl Ríos no «facilitó» una reunión con entre Currin y esa antigua organización a la que gusta referirse, Gesto por la Paz, a pesar de que solo había una distancia de dos pisos entre las sedes de ambas organizaciones.

Tras leer este capítulo, es muy fácil que la persona lectora llegue a la conclusión de que, si bien Gesto por la Paz tuvo un impulso inicial de cristianos de base, fueron las organizaciones elkarri y Lokarri las que realmente estuvieron muy unidas a la Iglesia vasca con la que mantuvieron una muy estrecha relación.

1993, Deia

1993, Deia

Por desgracia, Pedro Ontoso deja de mencionar el trabajo de Gesto por la Paz a partir de 1993. ¿Cuál es la razón? ¿Hasta entonces Gesto por la Paz había sido una organización vinculada a la iglesia y a partir de entonces se desarrolla como una organización laica e independiente de la Iglesia oficial? El libro no ofrece la respuesta.

Conviene matizar algunas afirmaciones que se hacen respecto a Gesto por la Paz. La mayoría son sin importancia como que Gesto por la Paz comenzó a llamarse Coordinadora Gesto por la Paz de Euskal Herria en la asamblea de confluencia entre la Coordinadora Gesto por la Paz y la Asociación por la Paz de Euskal Herria que fue en noviembre de 1989 y no en 1987, como se afirma. O que José Luis Bilbao se portó bien con Gesto por la Paz en 1990/91, pero no cediendo un local, sino proporcionando mesas y sillas de oficina retiradas de la Diputación Foral de Bizkaia. O que en 1990, Gesto por la Paz tenía 170 grupos, en lugar de los 67 que pudiera tener, ya que no alcanzó los 170 hasta 1996.

Quizás las afirmaciones más «desacertadas» son las de que el Gobierno vasco pidiera a Gesto por la Paz que se movilizara por el secuestro de Julio Iglesias Zamora y que le concediera 14.000.000 de pesetas de los fondos reservados. Ninguna es cierta.

Gesto por la Paz inició la campaña en favor de la liberación del ingeniero de Ikusi nada más producirse el secuestro y por iniciativa propia, como no podía ser de otra forma.

[Texto de la rueda de prensa ofrecida por Gesto por la Paz cuatro días después de producirse el secuestro]

Es cierto, que desde el Gobierno vasco se apoyó la creación de la Iniciativa Ciudadana en favor de la liberación de Julio Iglesias Zamora y que fue Gesto por la Paz la asociación que la impulsó, coordinó y organizó los eventos convocados por la Iniciativa, pero hay que tener en cuenta que:

  1. La Iniciativa en favor de la liberación de Julio Iglesias Zamora se presentó dos meses después de comenzar el secuestro, concretamente, el 4 de septiembre.
  2. El Gobierno vasco -¿tiene fondos reservados?- concedió una ayuda extraordinaria del importe mencionado a la Iniciativa que se destinó prácticamente de manera íntegra a la convocatoria de la manifestación del 11 de septiembre. Y todo el gasto que generó la campaña que Gesto por la Paz desarrolló contra el secuestro de Julio Iglesias Zamora, lo asumió la propia organización pacifista que, además, vio seriamente mermada la subvención que recibiría ese año del Gobierno vasco.

La mayor parte de estas informaciones se pueden obtener de la muy útil web de Gesto por la Paz. Para otras informaciones, quizás habría sido deseable que el autor hubiera consultado a más informadores.

Para terminar, hay que felicitar a Pedro Ontoso, tanto por el libro como por el éxito de la presentación del mismo. Como se puede apreciar en la fotografía, la sala de Bidebarrieta estaba repleta.

Presentación sala Bidebarrieta, 10/05/2019

Isabel Urkijo Azkarate

Memorias del terrorismo en España

26 miércoles Sep 2018

Posted by gogoanmemoria in Memoria

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Este es el nuevo libro que ha presentado Raúl López Romo con el prólogo de Florencio Domínguez, historiador y director del Centro Memorial de Víctimas del terrorismo, respectivamente.

Son 65 relatos cortos escritos por familiares de «víctimas, por profesionales de diversos campos y por activistas«. Diferentes miradas que, como dice Stefan Zweig, ayudan a reconstruir la «atmósfera espiritual» de una  época. «Esta no se encuentra sedimentada en los acontecimientos oficiales, sino más bien en pequeños episodios personales«.

Como no puede ser de otra manera, los relatos son muy diversos y plurales y van desde el minucioso estudio del catedrático de Historia Comtemporánea de la UPV-EHU, Antonio Rivera, sobre los Comándos Autónomos Anticapitalistas hasta el sencillo relato del asesor de la Secretaria General de Derechos Humanos, Convivencia y Cooperación, Enrique Ullibarriarana. Por esta razón, hemos seleccionado frases de algunos de estos relatos.

Joseba Arregui en relación al Pacto de Lizarra:

Implicaba asumir que para conseguir la paz era preciso conceder a ETA la realización de su proyecto nacionalista radical bajo la argucia de que era mayoritario en la sociedad vasca

El de Cristina Cuesta, hija de Enrique Cuesta asesinado por los Comándos Autónomos Anticapitalistas en 1982, es uno de los relatos más recomendables. Narra cómo fueron los primeros pasos de la Asociación por la Paz de Euskal Herria en 1986, cuando se concentraron por primera vez por el asesinato de Manuel Fuentes Pedreira tras la pancarta «Basta ya. Nuestro pueblo quiere paz«.

Nos comprometimos a convocar concentraciones silenciosas tras el asesinato o la muerte violenta de un ser humano, independientemente del grupo terrorista que actuara, la profesión de la víctima, su ideología, su procedencia o cualquier otra circunstancia. Nos centrábamos en la irreparable pérdida humana.

Nació una nueva manera de mirar y de actuar ante la realidad de sufrimiento y de miedo que nos rodeaba, en la que las víctimas se hacían presentes y tímidamente empezaban a alzar la voz, incluso en silencio.

Roberto Manrique, víctima del atentado de Hipercor (ETA, 1987), dice esto sobre la actuación de la Justicia, según el juicio por su atentado:

Del enorme número de personas con seres queridos asesinados o de la extensa relación de heridos solo iban a aportar su testimonio dos: una herida grave que, al ser extranjera y no dominar el idioma excusó su asistencia, y uno de los heridos más leves del atentado. Cuando pregunté la razón para esa pantomina, me explicaron que habia sido una elección por sorteo. ¿Sorteo? ¿La justicia escuchaba la voz, el dolor y la experiencia de las víctimas a través de un sorteo? ¿solo iban a escuchar a dos?. Salí del juicio con la impresión de que la víctima era quien menos importaba a la justicia, que éramos la inoportunidad personificada.

Consuelo Ordoñez, hermana de Gregorio Ordóñez asesinato por ETA en 1995, dice esto:

Al final, no fue ETA quien de forma directa me explusó del País Vasco, sino mis propios conciudadanos que colocaron su miedo al ostracismo social un peldaño por encima de su dignidad.

Y también sobre la actitud de los vecinos y vecinos habla Mari Carmen Hernández, viuda de Jesús Mari Pedrosa asesinado por ETA n el 2000:

Sientes el vacío de la gente que, por miedo o porque no le afectaba de cerca, pasaba de ello. Vecinos, personas que te dejan de hablar, de saludar. Gente que has conocido de toda la vida y se manifestaba debajo de casa. ¡Es muy triste!

Santos Santamaría es el padre de Santos Santamaría Avendaño, mosso d’escuadra asesinado por ETA en 2001, dice:

No necesitamos homenajes porque sabemos que solo hemos sido el instrumento del terrorista para crear terror a la sociedad. Simples instrumentos. La única víctima real ha sido y es la sociedad. Pero la sociedad es cómoda, hasta el punto de acceder a cualquier arreglo cobarde solo por aquello de ‘para que a mí no me toque’.

Joxan Rekondo, ex alcalde de Hernani y víctima de la violencia de persecución durante muchos años, escribe:

Me atrevo a decir que difícilmente podrá regenerarse la convivencia entre vascos sin sanar los daños que la intimidación y el terror han provocado durante todo este tiempo en todas las dimensiones de la vida social.

Zarautz, 2000 Gesto por la Paz

Gloria Vázquez, concejala del Ayuntamiento de Zarautz y también víctima de la violencia de persecución, nos cuenta:

Algunos amigos me reprocharon que hubiera asumido un cargo público que implicara escolta teniendo hijos. Como si yo estuviera poniendo en riesgo a mis hijos. Era una de las perversidades del terrorismo y de sus seguidores, que pretendían traspasar la responsabilidad de lo que pudiera ocurrir a los propios amenazados. Y lo conseguían

Gorka Angulo, periodista del Centro Memorial de las Víctimas del terrorismo, finaliza su relato de esta manera:

Cuando una sociedad, una generación, ha tenido el terrorismo en la puerta de la casa y esto solo ha concienciado y movilizado a una ínfima parte de sus integrantes, solo se puede pensar que el miedo y la cobarcia moral han hecho más daño que los propios terroristas. Si siendo más jóvenes fallaron la ética y la moral, que siendo más mayores no falle la memoria

A este relato le sigue el de Iñaki Arana, hijo de Liborio Arana asesinado por los GAE (Grupos Armados Españoles) en 1980. Iñaki describe la sencillez de su padre, el lechero de Alonsotegi, el tremendo golpe que causó en la familia el asesinato del padre y el maltrato que sufrieron por parte de la policía que no mostró ningún interés por investigar el caso. Motivado por querer conocer la verdad, Iñaki se hizo ertzaina, pero esto también trajo consecuencias: la madre recibió cartas amenazadoras que decían:

Los otros han matado a tu marido, pero nosotros te vamos a matar a los hijos por ser ertzainas

1991. Concentración de Gesto por la Paz ante la Audiencia Nacional. Javier Madrazo, Pedro MIguel Urzainki, Ignacio Urrutia, José Luis Navarro y Txema Urkijo

Finalmente, conviene destacar el relato de Txema Urkijo quien fue primero Director de Derechos Humanos en el Gobierno Vasco y, posteriormente con tres lehendakaris diferentes, trabajó en la Dirección de Atención a Víctimas con Maixabel Lasa. En su relato se puede hacer un perfecto seguimiento de los pasos que fue dando en Gobierno Vasco en relación a las víctimas; primero con las víctimas de ETA y, posteriormente, con las víctimas de otros grupos terroristas como GAL, BVE, etc. Os invitamos a leer con atención su relato completo: «Breve memoria de un esfuerzo institucional»

Como es normal, quedan muchas más cosas en el tintero por lo que recomendamos la lectura de este libro.

Movilizaciones por la paz en el País Vasco: el caso de la Coordinadora Gesto por la Paz de Euskal Herria

30 miércoles May 2018

Posted by gogoanmemoria in Memoria

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asesinatos, Asociación por la Paz de Euskal Herria, Basta Ya, Bilbao, concentraciones, contraconcentraciones, Coordinadora Gesto por la Paz, Coordinadora Gesto por la Paz de Euskal Herria, Cosme Delclaux, Donostia, ETA, Foro Ermua, fuerzas de seguridad, Gesto por la Paz, Irene Moreno Bibiloni, José Antonio Ortega Lara, José María Aldaya, Julio Iglesias Zamora, lazo azul, Luis Castells Arteche, Movilizaciones por la paz en el País Vasco: el caso de la Coordinadora Gesto por la Paz de Euskal Herria, Pacto de Ajuria Enea, Pacto de Lizarra, ponencia Oldartzen, respuesta a la violencia, secuestros, silencio, tesis, víctimas franquismo, violencia, violencia de persecución

El 1 de junio, se cumplirá el quinto aniversario de la despedida de Gesto por la Paz de la sociedad. Dijo adiós para siempre.


Sin pretenderlo, esta efeméride ha coincidido con la defensa de la tesis «Movilizaciones por la paz en el País Vasco: el caso de la Coordinadora Gesto por la Paz» que la historiadora Irene Moreno realizó ayer en la Sala de Grados de la Facultad de Historia de la UPV-EHU de Vitoria-Gasteiz ante un tribunal presidido por Luis Castells Arteche. Esto es un pequeño resumen de lo que fue.

Demostrando un gran conocimiento de la materia sobre la que hablaba, Irene Moreno comenzó la exposición explicando la metodologia utilizada para pasar a destacar la importancia del relato; y, en este caso, el relato sobre el papel de la sociedad vasca ante el terrorismo, centrandolo en la Coordinadora Gesto por la Paz de Euskal Herria.

Irene Moreno Bibiloni

En los previos al nacimiento de Gesto por la Paz, describió la nula reacción de la sociedad vasca, más allá de manifestaciones puntuales convocadas por partidos ante determinados asesinatos o secuestros; una nula reacción ‘explicada’ por la imagen heroíca y simbólica de ETA y por la cualidad de las víctimas, mayoritariamente miembros de las fuerzas de seguridad que durante el franquismo no eran cuerpos especialmente ‘populares’.

El nacimiento de Gesto por la Paz -la Coordinadora Gesto por la Paz y la Asociación por la Paz de Euskal Herria- introdujo un cambio importante y, según la historiadora, su mayor éxito fue la sistematización y ritualización de la respuesta a la violencia.

Gesto de la Plaza Circular de Bilbao

Además, utilizó una herramienta fundamental para lograr las adhesiones de personas de todas las ideologías: el silencio.

Gesto de la Plaza de Gipuzkoa de Donostia

Durante la década de los 90, la Coordinadora Gesto por la Paz de Euskal Herria fue adquiriendo un protagonismo en la sociedad y en los medios de comunicación y, quizás, su momento culmen fue con el lazo azul en los años de movilización contra los secuestros, primero de Julio Iglesias Zamora y, posteriormente, los de José María Aldaya, José Antonio Ortega Lara y Cosme Delclaux.

Irene Moreno, distinguió entre uno y los otros, porque mientras que en 1993 la izquierda abertzale se vio sorprendida y no articuló ninguna respuesta, en 1995, puso en práctica la ponencia Oldartzen que se basaba en recuperar la calle y convocó las contra-concentraciones que tanta tensión generaron.

En la defensa proyectó este impresionante vídeo:

Irene Moreno afirmó que Gesto por la Paz nunca había sido una organización mayoritaria en su militancia, pero consiguió mucha influencia simbólica y mediática.

A finales de los 90, el inicio del declive de ETA y la destrucción del Pacto de Ajuria Enea y la creación del Pacto de Lizarra, con el surgimiento de organizaciones como Basta Ya o Foro Ermua, propició un nuevo escenario en el que una organización plural como Gesto por la Paz encontraría dificultades añadidas para desenvolverse como lo había hecho hasta entonces.

Irene Moreno afirmó que Gesto por la Paz inyectó el estimulo necesario a la sociedad vasca y navarra y lo mantuvo durante muchas décadas. Ese fue otro de sus éxitos: mantenerse en el tiempo. Por otra parte, creó nuevas formas de protestas y conceptos innovadores como la violencia de persecución.

El tribunal de la tesis le concedió un sobresaliente por el trabajo, lo cual le abre la posibilidad de obtener un cum laude por este buen trabajo que ayer presentó.

¡Enhorabuena, Irene!

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