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Manifiesto «Reconocimiento a las víctimas de abusos policiales»
Las personas que suscribimos este documento, plurales en lo político pero todas ellas víctimas o familiares de víctimas del terrorismo asesinadas por ETA o grupos afines, queremos manifestar a la opinión pública que consideramos un error político y humano grave no querer reconocer a las víctimas de abusos policiales y de grupos de extrema derecha.
Este reconocimiento que reclamamos no supone caer en un interesado totum revolutum, ni referirnos de manera genérica a las “víctimas del conflicto político que sufre nuestro pueblo”. Tenemos muy claro que esa lectura interesada solo conviene a quienes más responsabilidad tienen en todo el sufrimiento que hemos vivido, a los que persiguen la impunidad judicial o histórica.
Para nosotras, reconocer a las víctimas de abusos policiales y grupos de extrema derecha no significa blanquear, equiparar, ni legitimar nada con relación a nuestros atentados o al asesinato de nuestros familiares. Solo implica reconocer que esas víctimas también tienen derecho a la verdad, la justicia, la reparación y la memoria. Y con su reconocimiento no vemos mancillado ni el honor ni la memoria de nuestros familiares asesinados por los terroristas de ETA o grupos afines.
Constatamos que desde distintos sectores sociales y políticos se trata de minimizar -cuando no de invisibilizar- a las víctimas de abusos policiales o de grupos de extrema derecha, argumentando que sus muertes se debieron a fallos o atropellos dentro de la obligada respuesta de la sociedad a la agresión recibida. Somos conscientes de que nuestros procesos de victimación fueron radicalmente distintos a los de estas personas, que nuestros atentados o el asesinato de nuestros familiares fueron una deliberada estrategia de aniquilamiento del diferente con el apoyo de una parte muy importante de nuestra sociedad, pero no podemos admitir que en el caso de las víctimas de abusos policiales y de grupos de extrema derecha se menosprecien actos irreversibles contra la vida y la dignidad humana. Creemos que admitir ese menosprecio daña la legitimidad del estado democrático de derecho y el tejido moral de nuestra sociedad.
Por eso, afirmamos que el reconocimiento de los derechos de estas víctimas debería ser un sentimiento pre-político, por encima de siglas, banderas u opciones políticas concretas.
Víctimas y familiares de victimas que han firmado el manifiesto:
Mari Jose Agirre Larraona, Carlota Arguimberri Zuloaga, Jaime Arrese Araolaza, Nerea Barrios Cuevas, Sara Buesa Rodríguez, Esther Cabezudo Martínez, Guillermina Cabré Baldellou, Marc Cabré Baldellou, Marta Cabré Baldellou, Rosa María Cabré Baldellou, Sandra Carrasco Romero, Bárbara Dührkop, Josu Elespe Pelaz, Patxi Elola Azpeitia, Jesús Fructuoso Gómez, Iñaki García Arrizabalaga, Fernando Garrido Velasco, José Miguel Gómez Elósegui, Nagore González Berrio, Mari Carmen Hernández Sánchez, María Jauregi Lasa, Andoitz Korta Zearreta, Ibai Korta Zearreta, Gorka Landaburu Illarramendi, Maixabel Lasa Iturrioz, Rosa Lluch Bramon, Robert Manrique Ripoll, Belén Mentxaka Lejona, Dori Monasterio Burgos, Alberto Muñagorri Berdasco, Ainara Olaciregui Villarta, Ainhoa Pedrosa Hernández, Gabriel Portell Torres, Arantza Puelles García, Iván Ramos Torrano, Rosa Rodero Palacios, Carmen Torres Ripa, Abel Uceda Vázquez, Jordi Valls Olivé, Luis Mari Vega Castresana, Silvia Vidal Pinar, Naiara Zamarreño Fernández, Pilar Zubiarrain Lasa.
Prensa

Diario Vasco, 16 de abril de 2019

Diario de Noticias, 17 de abril de 2019
Noticias de Navarra – La Vanguardia – EITB – Naiz

Soy una de las personas que, el pasado 2 de marzo, leyó en Pamplona el manifiesto fundacional de la asociación “Gogoan, por una memoria digna”. Quiero decir al señor Ignacio Janín Orradre, autor del artículo “Gogoan y terrorismo” publicado en este periódico el sábado 6 de abril, que tengo muy claro, al igual que muchas otras víctimas del terrorismo que piensan como yo, que no necesitamos elaborar ningún relato “para llamar tiro en la nuca al tiro en la nuca, secuestro al secuestro y zulo al zulo”. Con su despectivo comentario usted está ofendiendo también -y gravemente- a muchas víctimas del terrorismo. Sí, a muchas víctimas del terrorismo que, aunque no piensen ni sientan políticamente como usted, también hay que “dejarlas en paz, por favor”.
Cuando mataron a Juan Manuel García en San Sebastián, la viuda juntó en una mesa a todos sus hijos y les formuló la siguiente pregunta ¿queréis que nos vayamos?, porque en los 80 el miedo era tan libre que a veces era mejor viajar. Después de que ETA asesinara a López de Lacalle, alguien pintó en su calle “Lacalle jódete”; no debían de tener suficiente con el tiro en la nuca. La familia de Mikel Zabalza acudió días después de su detención al cuartel de la Guardia Civil a preguntar por su paradero, “búsquelo en objetos perdidos” le contestaron. En la tumba de Ordoñez, alguien escribió “devuélvenos la bala”. A Ainara Carrasco alguien en fiestas de Arrasate se le acercó y le susurró un Gora ETA humillante, sólo hace diez años.

Por eso conviene no tener la tentación de la equiparación, o aun peor, de la compensación del dolor, de ahí que sea necesario fijar con nitidez la frontera que separa a una víctima de la violencia de alguien que ha sufrido por la violencia. Y no sólo es una cuestión de preposiciones. Porque contar víctimas sin ese rigor, en realidad, es la mejor forma de despreciar un caudal sufriente que todavía está a flor de piel. Generar espacios de empatía entre víctimas exige ese paso previo.
Aquí no han existido violencias cruzadas, ni dos ejércitos legítimos que se han enfrentado, ni mucho menos un enfrentamiento entre dos pueblos, ni tampoco una responsabilidad diluida en que “todos cometimos errores”. Que haya sufrimiento y víctimas de la violencia policial, no supone que tengamos que hacer un relato igualador, porque las víctimas no se compensan, en todo caso se suman. Como dice Carlos M. Beristain “el reconocimiento de la pluralidad del sufrimiento de violaciones de derechos humanos cometidas y el asumir la responsabilidad del estado en ello no tiene por qué suponer igualar los mecanismos de victimización ni aceptar simetrías o decir que todo ha sido igual.”


El Foro Bilbao por la Paz y la Convivencia se presentó a la ciudadanía bilbaina el 16 de octubre de 2017. En aquel momento, manifestó el objetivo para el que se había creado:
El pasado lunes, 24 de septiembre, se llevó a cabo la primera jornada en el Centro Municipal de Castaños dirigida por dos de los miembros del Foro, Isabel Urkijo Azkarate y Angel Mari Unzueta y que contó con la participación de las víctimas Inés Nuñez De la Parte, Abel Uceda y Arantza Puelles. En la fotografía posan con el presidente del Foro, el Alcalde Juan Mari Aburto.
Antonio entonces tenía 29 años, estaba casado con Dolores, de 25, y tenían un hijo de 3 años, José Miguel.

Hoy hace 32 años que el miembro de ETA, Antton López Ruiz, alias Kubati, asesinó en una plaza de Ordizia a Dolores González Katarain, Yoyes, ex miembro de la organización terrorista que optó por abandonarla. Como se puede ver en la imágen, esta es la interpretación que ETA y sus seguidores hicieron de aquella decisión.
En 1996, en plena época de secuestros y con un importante acoso a todas aquellas personas que cuestionaran a ETA, se cumplía el décimo aniversario del asesinato de Yoyes y su familia y amig@s le rindieron un homenaje en Ordizia. Además de aquel acto público, editaron el libro «Yoyes, 1986-1996» en el que se recogían escritos de diversas personas; unas cercanas a la víctima, otras simplemente comprometidas con la libertad y la paz en Euskal Herria.
Más tarde, con el libro de su vida en las manos, supe también que hay memorias que se aprenden. Yo leía como si anduviera con un vaso rebosante de cuyo contenido no debía derramarse ni una gota. Su voz escrita se convertía, a veces, en el mar oído desde lejos, grave, serio y profundo, mientras que, en otras ocasiones, el agua salada sonaba enérgica, ágil e indómita, como si me hubiera acercado a una orilla de acantilados.
que vienen sonando desde hace un tiempo tocadas por el Foro Social y los Artesanos por la Paz que han nacido recientemente en Iparralde. No se puede obviar el hecho de que hayan surgido justo, justo cuando terminó la «actividad armada». Mientras esta existía, no dijeron ni pío. O sí? Y, como en Aiete, Brian Currin vuelve a hacer acto de presencia. Este aditivo pretende ser el hilo de unión entre Aiete y esta representación que tienen preparada para mayo.
a los muertos, los heridos y las víctimas que han causado las acciones de ETA«, pero llegan con muchos años de retraso. Las familias de las víctimas, muchas, han sufrido la sádica falta de respeto a sus muertos durante años y años sin ningún tipo de piedad, sin rasgos de humanidad. Muy tarde ya. De hecho, ya no tienen significado real.
responsabilidad alguna. También hemos provocado graves daños que no tienen vuelta atrás. A estas personas y a sus familiares les pedimos perdón.» Sin participación directa en el conflicto, sin responsabilidad alguna… Debemos suponer que se refieren a todos los niñ@s asesinad@s aunque fueran hij@s de guardias civiles, a las de la cafetería Rolando de Madrid (1974), a las víctimas de Hipercor (1987), a Margarita González Mansilla (1995), a Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio (2006), a todas las personas asesinadas por pasar por el sitio en el que explotaría la bomba y a todas aquellas que ETA asesinó equivocadamente, tal y como ella misma reconoció.



Sugerimos ver la entrevista que Lourdes Pérez hace a Maixabel Lasa en el programa «En profundidad» de Teledonosti. Como la presenta Lourdes «Una mujer que tiene una historia que contar; una historia que, en su parte más dramática, pero también en su parte más esperanzada, imbrica con la historia de este país».