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Gogoan-por una memoria digna

~ Por una memoria digna como derecho de las víctimas y de la sociedad vasca en general. Una memoria que deslegitime la violencia y que sea pedagógica para prevenir situaciones como las vividas en Euskal Herria los últimos 50 años.

Gogoan-por una memoria digna

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El año que viene también acudiré a la manifestación del 25 de noviembre

07 miércoles Dic 2022

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25N. Fundación Miguel Angel Blanco, Asociación de Víctimas del terrorismo, Axun Lasa, Conchi Fernandez. Ana Vidal Abarca, Consuelo Ordoñez, Deia, deslegitimar la violencia, Dirección de Atención a Víctimas del terrorismo del Gobierno Vasco, Fundación Fernando Buesa, Maider García Martín, Maixabel Lasa, movimiento feminista, Noticias de Navarra, Pili Zabala, víctimas de ETA, víctimas de GAL, víctimas de la violencia machista, víctimas del terrorismo

Por desgracia, porque aunque podemos ir despertando conciencias, frenando inercias, educando en la igualdad y dando pasos hacia la no discriminación, es difícil imaginar una sociedad y un mundo en el que no se ejerza la violencia contra las mujeres por el hecho de serlo. Y si hay una corriente de pensamiento imprescindible para alcanzar estos objetivos y acercarnos a un mundo más justo, esta es el feminismo.

Entiendo que toda esta lucha ha de llevarse a cabo necesariamente por vías pacíficas, y así suele ser; las manifestaciones más significativas promovidas desde el movimiento feminista suelen ser pacíficas. Y es que el “25 de Noviembre, Día Internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer” a mí me lleva necesariamente a la no violencia, lo que supone como mínimo, no ejercerla y no legitimarla.

en mi opinión algunas de las consignas que se suelen gritar en movilizaciones como la del 25 de noviembre no hacen ningún favor al movimiento feminista

Para erradicar y deslegitimar la violencia, es preciso identificarla y expresarse con rigor, y en mi opinión algunas de las consignas que se suelen gritar en movilizaciones como la del 25 de noviembre no hacen ningún favor al movimiento feminista. En la manifestación que se celebró el viernes en Vitoria-Gasteiz se gritaba “terrorismo es no llegar a fin de mes” o el tan manido “zuek faxistak zarete terroristak” (vosotros los fascistas sois los terroristas). Lo más parecido al terrorismo –y no menos grave- es la violencia que ejercen algunos hombres contra las mujeres, cuando les amenazan de muerte, anulan su libertad, les agreden sexualmente o las matan. No llegar a fin de mes es una pesada losa para muchas mujeres y familias, puede ser la consecuencia de una injusticia estructural, y podemos y debemos comprometernos para que se corrija, pero eso no es terrorismo. También podemos denunciar el fascismo, advertir de su peligrosidad y combatirlo, no obstante las caras más visibles de la extrema derecha en Euskadi han sido víctimas del terrorismo, no victimarios, porque han estado amenazados de muerte por ETA durante años. Si en una manifestación del 25N vamos a lanzar consignas contra el terrorismo, hablemos de lo que ha supuesto ETA, cosa que nunca se hace, porque aunque no ha sido la única banda terrorista, sí ha sido la que más ha durado en el tiempo, la que más víctimas ha generado y la que ha deteriorado los valores y la convivencia de nuestra sociedad.

el movimiento feminista se da voz a muchas mujeres y colectivos de mujeres, incluso a aquellas que están presas por haber pertenecido a ETA, y sin embargo nunca hay un micrófono para las víctimas de ETA

Y unido a todo esto sigo contemplando con muchísima pena que desde el movimiento feminista se da voz a muchas mujeres y colectivos de mujeres, incluso a aquellas que están presas por haber pertenecido a ETA, y sin embargo nunca hay un micrófono para las víctimas de ETA. En Vitoria-Gasteiz y en Euskadi hay mujeres muy valiosas, plurales y comprometidas que son capaces de ofrecer un testimonio y un razonamiento imprescindible para esta sociedad, que tanto el movimiento feminista como el resto de agentes y asociaciones debemos escuchar, reconocer y asumir. Ahí está la historia de la vitoriana Ana María Vidal Abarca, que fue una de las fundadoras la Asociación de Víctimas del Terrorismo, asociación que se creó en los años de plomo del terrorismo y que dio cobijo a muchas víctimas –muchas mujeres- que tras los atentados quedaban absolutamente desamparadas. Si nos acercamos a la Fundación Fernando Buesa Blanco nos encontraremos con su viuda Natividad Rodríguez y sus hijas Marta y Sara, que llevan años haciendo una labor impagable, profundizando en los mejores valores para esta sociedad. No perdamos la ocasión de escuchar los testimonios de víctimas del GAL como Maider García Martín, Pili Zabala o Axun Lasa, mujeres a las que hay que escuchar y merece la pena escuchar. En COVITE Consuelo Ordóñez, siempre arropada por otras víctimas como Conchi Fernández, empeñadas en mantener viva la llama de la memoria de todas las víctimas del terrorismo, realizando un trabajo constante y muy importante. Cristina Cuesta, pionera en la reivindicación de los derechos de las víctimas y en lucha por la paz, y actualmente directora de la Fundación Miguel Angel Blanco. Y por último Maixabel Lasa que fue Directora de la Oficina de Atención a las Víctimas del Terrorismo del Gobierno Vasco, y activista en favor de la paz y la deslegitimación de la violencia. Todas ellas y muchas más han ejercido de muro de contención del odio y de la venganza, y se han esforzado en sacar y ofrecer lo mejor de sí mismas a pesar de todo el espanto que les ha tocado vivir. Creo que ya va siendo hora de que se les reconozca públicamente desde el movimiento feminista de Euskal Herria.

Creo que ya va siendo hora de que se reconozca públicamente a las víctimas del terrorismo desde el movimiento feminista de Euskal Herria

Y en relación a las movilizaciones feministas, yo agradecería que se hiciera un esfuerzo por expresar consignas más ampliamente compartidas por la diversidad de mujeres que queremos unirnos a las manifestaciones, y si no se consigue sería mejor ir en silencio.

Pero a pesar de todo, el año que viene también participaré en la manifestación del 25 de noviembre. Gracias por vuestro compromiso y vuestra tarea incesante.


 

Artículo publicado en Noticias de Navarra y en Deia.

Maite Leanizbarrutia Biritxinaga, miembro de Gogoan, por una memoria digna

Sobre los deberes de la izquierda abertzale

22 domingo Mar 2020

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"Cambiar la política penitenciaria", "Están a otra cosa", "Me niego a aceptar la factura de Azkarraga", acercamiento de presos, alejamiento de presos, concentración, dispersión, Dolores González Katarain, Edurne Albizu Ormazabal, El Diario Vasco, EPPK, Ernest Lluch, ETA, Eugenio Olaziregui, Iñaki Lasagabaster, izaquierda abertzale, Joseba Azkarraga, Joseba Urrosolo Sistiaga, ponencia Oldartzen, Ramón Zallo, reconocimiento del daño causado, Red Ciudadana Sare, reinserción, socialización del sufrimiento, vía Nanclares, víctimas de ETA, Yoyes

El pasado 2 de marzo, se publicó en El Diario Vasco el artículo «Cambiar la política penitenciaria» firmado por Joseba Azkarraga, Iñaki Lasagabaster y Ramón Zallo, miembros de la Red Ciudadana SARE.

De entrada es importante diferenciar, y no seguir confundiendo, el «alejamiento vs. acercamiento», por un lado, y la «dispersión vs. concentración» por otro. En dicho artículo, además de relatar la situación injusta de alejamiento que padecen los 208 presos, realizan afirmaciones como que la dispersión fue la razón por la que se tardó en tomar la decisión de que ETA desapareciera.

La tardanza de esa disolución –en un proceso de cierre ordenado y general– se debió en buena medida a la dispersión en cárceles lejanas,

Sin embargo, esto es una simple anécdota, si continuamos con su lectura porque también cuestiona la política de dispersión: «Esa política no alcanzó sus objetivos puesto que ETA tomó la decisión de dejar la violencia 22 años después, sin que aquella defección se produjera salvo en algunos casos«, obviando el trato que dio ETA a quienes se reinsertaron o el denso trabajo que hizo la izquierda abertzale sobre quienes salían de la cárcel por esta vía.

Quizás uno de los puntos menos digerible del artículo es cuando afirman que ya se había reconocido el daño causado: «En 2013 una declaración del colectivo mayoritario de personas presas EPPK reconocía el daño causado y manifestaba su decisión de hacer uso de la legislación para normalizar su régimen carcelario.» Esta referencia al daño causado ETA la concretó más en su comunicado de 2018 cuando dijo:

A consecuencia de errores o de decisiones erróneas, ETA ha provocado también víctimas que no tenían una participación directa en el conflicto, tanto en Euskal Herria como fuera de ella. Sabemos que, obligados por las necesidades de todo tipo de la lucha armada, nuestra actuación ha perjudicado a ciudadanos y ciudadanas sin responsabilidad alguna. También hemos provocado graves daños que no tienen vuelta atrás. A estas personas y a sus familiares les pedimos perdón.

Se podría llenar el resto del post con fotografías de las otras víctimas, las que, según ETA, sí se merecieron ser asesinadas. Os dejamos un ejemplo, pero no olvidemos que hay cientos más como él:

 

A raíz del mencionado artículo, se han publicado dos a lo que queremos dar especial eco por la importancia de los colectivos a los que pertenecen sus autores -Joseba Urrosolo Sistiaga, preso disidente de ETA y miembro de la llamada Vía Nanclares, y Edurne Albizu Ormazabal, familiar de una víctima de ETA- y por el propio contenido de los mismos. Ambos son un cúmulo de verdades que difícilmente se pueden contestar.

«Están a otra cosa» de Joseba Urrosolo Sistiaga

La ponencia Oldartzen y la socialización del sufrimiento se debatieron y se apoyaron en las asambleas de la izquierda abertzale en los pueblos. Por eso es tan importante que esa responsabilidad se asuma y no se la dejen solo a los presos

«Me niego a aceptar la factura de Azkarraga» de Edurne Albizu Ormazabal

al reconocimiento le falta lo más importante: despojarse de la chulería y aceptar que todas sus víctimas han sido completamente injustas; que han asesinado a ciudadanos indefensos una y otra vez. Y que, para que así fuera, han recibido la ayuda de una parte de la sociedad que, unos  activamente y otros mirando al otro lado, han posibilitado que el terrorismo durara 50 años.

 

Recomendamos absolutamente su atenta lectura. Reflexionemos sobre las verdades que ambos nos colocan delante.

 

 

 

«Iraultzaren zain»

02 domingo Feb 2020

Posted by gogoanmemoria in presos

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Berria, derechos de los presos, El País, ETA, Europa Press, malos tratos, niños de la mochila, Noticias de Gipuzkoa, presoen eskubideak, presoen familiak, presos, torturak, torturas, txatu txarrak, víctimas de ETA, Yoyes

[más abajo está en castellano]

Duela 25 urte inguru lagun baten bidez izan nuen bion ezagun baten atxiloketaren berri, ezker abertzalekoa zen eta galdeketan tratu txar gogorrak jasan ondoren geltoki baten utzi zuten etxerako bidean, non zegoen ez zekiela. Bizipen horrek sekulako trauma utzi zion eta ondorio latzak sufritzen ari zela esan zidan nire lagunak. 2008, acto Gesto por la Paz25 urte igaro diren arren ez dut elkarrizketa hura ahaztu eta harrezkero ezagun horren berri izan ez dudan arren, ez dakit justiziarik egin zaion, baina gutxienez bizipen mingarri hori gaindituta izatea desio diot.

tortura eta tratu txarrak debekatuta daude

Aske utzi zuten eta kargurik gabe: ez zuten epaitu, baina sekulakoak eta bi egin zizkioten. Nork agindu zuen galdeketa torturapean egitea? Nork jipoitu zuen? Jarri zituzten epaile baten aurrean? Epaitu zituzten ankerkeria harengatik? Tratu txarren salaketen ondoren neurriak hartu ziren torturari aurrea hartzeko edo berdin jarraitu zuen guztiak? Eta kontrako kasuan ere, epaileak ikusi izan balu mutil honek delitu bat egin izanaren zantzuak zeudela eta presoaldi prebentiboan sartu izan balu ere, ez zuen inondik inora horrelako tratua merezi: Zuzenbide Estatuan pertsona babestu egin behar da beti; delitua egin badu epaitu egin beharko da eta dagokion zigorra jarriko zaio, baina tortura eta tratu txarrak debekatuta daude.

2008, acto Gesto por la Paz

Garai hartan beste adiskide batek aitortu zidan zuzeneko senide bat izan zuela espetxean, ETAri laguntza emateagatik epaitu ondoren, 10 urteko zigorra jarri zioten eta itzalpean pasatu zituen gaztaroko urterik ederrenak. Gazte-gazterik harrapatu zuten, bai ETAk eta baita Guardia Zibilak ere, ia zertan zebilen ez zekiela, egiten zuenaren ondorioak neurtu barik: ETAri laguntza emateak zer suposatzen zuen hausnartu gabe eta talde terrorista baten laguntzaile izateagatik jarriko zioten zigorra hain gogorra izango zela jakin barik. Bere etxekoak ez ziren ETAren aldekoak eta badirudi nolabaiteko eragina izan zutela mutilarengan, eta aurrerantzean ETArekin loturarik ez izatea erabaki zuen arren erakunde terroristaren diziplina onartu eta zigorra oso-osorik bete zuen, espetxe-onurarik eskatu gabe. Espetxetik ateratzerakoan ere ezker abertzaleak eskaini zion omenaldiaren tramitea bete zuen; horrela justiziarekin eta ETArekin konplitu ondoren libre geratu zen, Yoyesen itzala luzea baitzen eta askotan espetxean egotea baino gogorragoa zelako norbere herrira bueltatu eta paretetan “traidore” hitza irakurtzea, ingurukoek berriro epaitu zaituztelako eta kasurik onenean bizitza osorako bizkarra ematea erabaki dutelako.

Yoyesen itzala luzea baitzen eta askotan espetxean egotea baino gogorragoa zelako norbere herrira bueltatu eta paretetan “traidore” hitza irakurtzea,

Urteak pasa dira, mende erdia baino gehiago, ETA desagertu da baina kalean aldarrikapen berdintsuak entzuten dira oraindik ere. Ez dauka meritu makala bere burua “ezker abertzaletzat” duen gizarteko multzo horrek egin duenak, bere diskurtsoak olioa balitz bezala koipetu du gizarte hau eta hor dirau: euren aburuz ETAko preso eta atxilotuen eskubideen urraketa herri honetako eskubide-urraketa larriena izan da eta da, bakarra, eta bitartean kartzelara preso sartzen ziren horiek egindako sarraskiak isilpean mantentzen zituzten. ETAren biktimak ez ziren existitzen, ez ziren aitatu ere egiten, eta aipatzen zirenean beren izen ona zikintzeko izaten zen: batzuetan euren aurkako erasoa burutu baino lehen, gizartea nolabait prestatzeko, eta beste batzuetan atentatua egin ondoren, ankerkeria hura justifikatzeko.

El País. Manifestación 2020

Beti presoen eskubideak aho-mihian, gizartea etengabe interpelatuz, beraien aldarrikapen guztiak saku berdinean saldu nahian: guztia erosten ez bazenuen eta sartu nahi zizuten sastarra ez zenuela onartzen adieraztera ausartzen zinenean etsaitzat hartzen zintuzten, zeren eta giza eskubideen alde egongo gara beti eta ETAko kideenak ere defendatu ditugu, noski, -nahiz eta eurak ETAko kideenak soilik defendatu- baina euren intolerantzia eta indarkeriaren zilegitasuna erosteari uko egin genion eta merkatutik atera arte ez dugu etsiko.

 

zein gutxitan aipatzen den ETAren gaiztotasuna bere kideekiko eta bere espetxe politika bihozgabea

Bitartean ezker abertzalearen atzamar salatzaileak beti seinalatu ditu estatua eta bere botereak, eta guk ere adi egon beharko dugu Zuzenbide Estatuaren eta giza eskubideen defentsan. Hala ere zein gutxitan aipatzen den ETAren gaiztotasuna bere kideekiko eta bere espetxe politika bihozgabea; bere ibilbide zoroan berak Familiares de presos. Europa Presseragindako biktimen bizitza sakrifikatzeaz gain ehundaka gazte bereganatu zituen indarkeria gauzatzeko, beraien bizitza eta beraien senitartekoena hondatuz, eta kartzelan sartzen zituztenean ETAk berak jartzen zizkien baldintzarik gogorrenak, euren borondatea eta beharrizanak ukatuz ETAko presoen multzoaren mesedetan, multzo hori bere kontrolpean izateko eta bere nahierara erabiltzeko.

Noiz errebelatuko da gizarte hau ideologia maltzur honen aurka?

Noiz errebelatuko da gizarte hau ideologia maltzur honen aurka? Eta ez naiz abertzaletasunaz, sozialismoaz edo independentziaz ari. Totalitarismoaz ari naiz, indarkeriaren kulturak utzitako oinordekotzaz, giza eskubide zehatz batzuk defendatzerakoan hauekin guztiz lotuta dauden beste batzuk isildu edo ukatzeaz ari naiz, oraindik orain talde eta kolektibo batzuk adierazten dituztenak kuestionatzeko dagoen beldurraz, isiltasunaz edo indiferentziaz. Noiz ausartuko gara nahikoa dela esatera? Gorde ditzatela eurentzat beraien gezurrak eta egia erdiak ere bai.

Noiz ausartuko gara nahikoa dela esatera? Gorde ditzatela eurentzat beraien gezurrak eta egia erdiak ere bai.

Bukatzeko, gure ume-denboran eta gaztaroan gertatzen zen bezala eskema eta ikusmolde partzial eta zital hau hedatu nahian jarraitzen dute batzuk inolako erreparurik gabe, batez ere gazteen artean, eta haurren artean ere eskema berdintsua ezarri nahian ari dira neurri baten. Argi daukat umeak errugabeak direla eta babestu egin behar direla, eta gai hauetan aditua ez naizen arren “motxiladun umeen” kanpaina bezalako ekimenekin ez dakit zein neurritan laguntzen zaien haur hoiei; batzuetan inpresioa daukat lagundu baino gehiago erabili egiten direla, helduekin egiten duten bezala. Dena den haur horiei kantuak eta maitasuna adieraztea ez dut gaizki ikusten, inondik inora; guztia beharko dute aurrera egiteko; aldiz, pena ikaragarria ematen didana zera da, urte guzti hauetan ez dela egon pailazo euskaldun bakar bat ETAk hildako ume bati kantu bat eskaini dionik, edo umezurtz utzi zituen hainbeste eta hainbeste umeri maitasuna adierazi dienik, edo ETAren mehatxupean, askatasunik gabe bizi izan ziren umeen eskubideak aldarrikatu dituenik, edo zauri larriekin, bai fisikoak bai bihotzekoak, ebakuntza, protesi eta psikologo artean bizitzera behartu zituzten ume horietaz gogoratu denik. Iraultzaren zain geratzen naiz, gutariko bakoitzak egin beharreko hausnarketa eta aldaketaren zain, eta bitartean Euskal Herriko pailazoek ETAk hil eta zauritutako umeak ere maite dituztela amestuko dut.

pena ikaragarria ematen didana zera da, urte guzti hauetan ez dela egon pailazo euskaldun bakar bat ETAk hildako ume bati kantu bat eskaini dionik, edo umezurtz utzi zituen hainbeste eta hainbeste umeri maitasuna adierazi dienik, edo ETAren mehatxupean, askatasunik gabe bizi izan ziren umeen eskubideak aldarrikatu dituenik, edo zauri larriekin, bai fisikoak bai bihotzekoak, ebakuntza, protesi eta psikologo artean bizitzera behartu zituzten ume horietaz gogoratu denik

 

Maite Leanizbarrutia Biritxinaga, ‘Gogoan, por una memoria digna’kidea

 


 

¿PARA CUANDO LA REVOLUCIÓN?

Hace unos 25 años un amigo me contó que detuvieron a un conocido que militaba en la izquierda abertzale, y tras un interrogatorio en el que le sometieron a malos tratos le dejaron libre en una estación, aterrado, sin saber ni siquiera dónde se encontraba. Esa experiencia le causó un trauma muy grande y me explicó que las secuelas que le quedaron fueron terribles. Han pasado 25 años y no me he olvidado de aquella conversación, y aunque no he vuelto a saber nada de aquel chico, no sé si se le hizo justicia, pero al menos espero que haya podido superar aquella amarga experiencia.

la tortura y los malos tratos están prohibidos y son inhumanos

Le dejaron libre y sin cargos: no le juzgaron pero le hicieron las de Caín. ¿Quién ordenó que el interrogatorio se hiciera bajo tortura? ¿Quién le maltrató? ¿Les juzgaron por haber cometido aquella crueldad? ¿Se tomaron medidas para prevenir la tortura o todo continuó igual? Le dejaron libre y sin cargos pero aunque hubiera habido indicios de que hubiera cometido un delito, en ningún caso se merecía semejante maltrato: en un Estado de Derecho hay que proteger a la persona, si ha delinquido se le juzgará y se le impondrá la pena correspondiente, pero la tortura y los malos tratos están prohibidos y son inhumanos.

En aquella misma época, otro amigo me confesó que tenía un familiar muy cercano que había estado en la cárcel. Le acusaron de colaborar con ETA, le impusieron una pena de 10 años y estuvo preso los mejores años de su vida. Tanto ETA como la Guardia Civil le pillaron cuando era muy joven, apenas sabía lo que hacía y no midió las consecuencias: no era consciente de lo que suponía colaborar con una banda terrorista y tal vez no se paró a pensar que podían detenerle y, desde luego, no se imaginaba que le caería semejante condena. Su familia no era afín a ETA y de alguna manera pudieron influir en el chaval, y aunque éste decidió que al salir de la cárcel no tendría ningún vínculo con la banda armada, aceptó su disciplina y cumplió íntegramente la condena sin solicitar beneficios penitenciarios. Incluso pasó por el trámite del homenaje que le “brindó” la izquierda abertzale. Después de cumplir con la justicia y con ETA quedó libre; y es que la sombra de Yoyes era muy alargada y en muchas ocasiones más duro que estar en la cárcel era salir y encontrar en tu propio pueblo pintadas en las que te calificaban de “traidor”, ya que en el mejor de los casos te volvían a juzgar y se te imponía la pena de hacerte el vacío el resto de la vida.

la sombra de Yoyes era muy alargada y en muchas ocasiones más duro que estar en la cárcel era salir y encontrar en tu propio pueblo pintadas en las que te calificaban de “traidor”

Han pasado muchos años, más de medio siglo, ETA ha desaparecido pero en la calle se siguen escuchando las mismas reivindicaciones. No tiene poco mérito la autodenominada “izquierda abertzale”, ya que su discurso ha impregnado nuestra sociedad cual mancha de aceite y ahí permanece: en su opinión es la conculcación de los derechos de l@s pres@s de ETA el principal ataque a los derechos humanos que se ha hecho y se sigue haciendo en Euskal Herria, prácticamente el único, y nunca se habla de los crímenes que cometieron dich@s pres@s, ni de las víctimas que generaron. Cuando se hablaba de las víctimas de ETA era para difamarlas; antes de los atentados, para ensuciar su nombre y preparar en cierta forma a una parte de la sociedad, o para justificar su asesinato después de haberles quitado la vida. Y es que la reivindicación de los derechos de l@s pres@s ha sido algo omnipresente, la sociedad ha estado continuamente interpelada, y la izquierda abertzale ha pretendido vender todas sus reivindicaciones en el mismo saco: y si no comprabas todo el lote y te atrevías a expresar que no estabas dispuesta a comprar los desperdicios que te querían meter, te convertías en su enemiga. Y claro que estamos a favor de los derechos humanos de todas las personas –no como ell@s, que solamente defienden los derechos de los “suyos”- pero nos negamos a comprar toda su intolerancia y su legitimación de la violencia y no cejaremos en el empeño de sacarlas del mercado.

en su opinión es la conculcación de los derechos de los presos de ETA el principal ataque a los derechos humanos que se ha hecho y se sigue haciendo en Euskal Herria, prácticamente el único, y nunca se habla de los crímenes que cometieron dichos presos, ni de las víctimas que generaron.

Mientras tanto el dedo acusador de la izquierda abertzale sigue señalando a los poderes del Estado, y es cierto que no hay que bajar la guardia en la defensa del Estado de Derecho y en el respeto a los derechos humanos, pero qué poco se ha hablado de la perversión de ETA hacia sus miembros y de su cruel política penitenciaria; porque en su brutal cabalgada no solamente ha sacrificado las vidas de sus víctimas, sino que ha captado a cientos de jóvenes para ejercer la violencia, sacrificando también sus vidas y las de sus familias, y cuando entraban en la cárcel les imponía sus condiciones, ignorando su voluntad y sus necesidades en favor del colectivo de pres@s de ETA, para controlarlo y manejarlo a su antojo.

¿Cuándo se revelará esta sociedad frente a esta ideología perversa?

¿Cuándo se revelará esta sociedad frente a esta ideología perversa? Y no hablo del nacionalismo, del socialismo o de la independencia. Me refiero al totalitarismo, a la herencia de la cultura de la violencia, al hecho de reivindicar una serie de derechos humanos negando y ocultando otros que están íntimamente ligados entre sí, al miedo a cuestionar a determinadas personas y colectivos, al silencio, a la indiferencia. ¿Cuándo nos atreveremos a decirles que ya vale, que se guarden sus mentiras y también sus medias verdades?

me provoca muchísima pena que en todos estos años no haya habido un solo payaso euskaldun que le haya dedicado una canción a un niño o a una niña asesinada por ETA, o se haya acordado de todos los que quedaron huérfanos, o se haya solidarizado con aquéllos que perdieron su libertad junto con sus padres y sus madres porque vivían bajo la amenaza de ETA, y qué decir de aquéllos que crecieron entre psicólogos, operaciones y prótesis, debido a las graves heridas físicas y psicológicas que les ocasionó ETA

Para terminar quiero denunciar que, tal y como hacían cuando éramos niñ@s y jóvenes, siguen queriendo imponer su esquema y su visión perversa en la sociedad, sin ningún reparo, incidiendo principalmente en l@s jóvenes y trasladando en cierta medida ese mismo esquema al ámbito de los niños. Tengo claro que l@s niñ@s son absolutamente inocentes y hay que protegerles y ayudarles en lo que necesiten, pero aunque no soy experta en estos temas no sé si con campañas como las de “l@s niñ@s de la mochila” realmente se les ayuda o se les utiliza, como hacen con l@s adult@s. Aún así no veo mal que se les tenga en consideración, se les dedique canciones o se les muestre afecto, todo les hará falta para salir adelante. Lo que me provoca muchísima pena es que en todos estos años no haya habido un solo payaso euskaldun que le haya dedicado una canción a un niño o a una niña asesinada por ETA, o se haya acordado de tod@s los que quedaron huérfanos, o se haya solidarizado con aquéll@s que perdieron su libertad junto con sus padres y sus madres porque vivían bajo la amenaza de ETA, y qué decir de aquéllos que crecieron entre psicólogos, operaciones y prótesis, debido a las graves heridas físicas y psicológicas que les ocasionó ETA. Quedo a la espera de la revolución que tiene pendiente en esta sociedad cada uno y cada una de nosotros, y mientras tanto soñaré que los payasos y las payasas de Euskal Herria también se acuerdan de esos niños y niñas a l@s que tanto daño causó ETA.


 

Este artículo de Maite Leanizbarrutia, miembro de ‘Gogoan, por una memoria digna’, ha sido publicado en Noticias de Gipuzkoa y Berria

#OrainPresoak

11 sábado Ene 2020

Posted by gogoanmemoria in Sin categoría

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Dicen que no ha llegado aún la paz porque está sin resolver el tema de los presos de ETA. ¿Seguro? Convendría preguntarnos qué es exactamente lo que nosotrxs tenemos que resolver porque están en la cárcel por haber asesinado directamente o haber contribuido a que se cometa dicho delito; así pues, tienen que cumplir la condena que les corresponde.

Diario Información

¿Qué podemos hacer por los presos?

Podemos reclamar su acercamiento a cárceles más próximas a Euskadi. Es verdad, pero esto lo llevamos pidiendo desde que en 1994 Gesto por la Paz acuñó esa novedosa reivindicación frente a la dispersión que imponía el Gobierno y al reagrupamiento que exigía la izquierda abertzale (por cierto, daba igual que estuvieran todos juntos en Herrera de la Mancha. Lo importante era que estuvieran juntos).

Podemos reclamar que se excarcele a los presos enfermos de gravedad, tal y como indica la ley, pero esto que también lo pedimos hace muchos años, incluso cuando ETA asesinaba sin piedad, y además, ya se está aplicando.

La Vanguardia. Josu Uribetxebarria Bolinaga

La Vanguardia. Josu Uribetxebarria Bolinaga

Sare y el resto de asociaciones convocantes interpelan a la sociedad sobre la situación en la que viven los presos y sus hijxs como si tuviéramos alguna responsabilidad sobre ello, pero no es del todo cierto:

  • Fueron libres para tomar la decisión de asesinar. No les animamos a ello; más bien, todo lo contrario. Lo que hicieron es su responsabilidad y de quienes les jalearon. Y esa responsabilidad la tienen que asumir y no tratar de cargarla en otros.
  • Fueron libres para engendrar hijxs en los bis a bis, aún sabiendo que llenaban la mochila de lxs pequeñxs de kilómetros y ausencias. Y son libres de utilizar a estxs niñxs para tratar de «humanizar» la reivindicación de los mayores.
  • Y muy importante: son libres para iniciar, o no, un proceso de reinserción que comience con una profunda y seria reflexión sobre lo que hicieron, reconozcan el daño injusto que causaron y manifiesten un mínimo de humanidad hacia las víctimas que originaron. Teniendo en cuenta que por este camino podrían conseguir muchas de sus reivindicaciones, ¿por qué no lo hacen?

El colectivo de presos y la propia izquierda abertzale opta por descargar en toda la sociedad la responsabilidad de la situación de los presos de ETA. Una vez más, se equivocan. La responsabilidad fue y es suya y no les queda otra opción que asumirla.

Nos presentan un cuadro de injusticia cuando la mayor de todas fue el daño irreparable que causaron a sus víctimas.

Cuando Cristóbal fue asesinado, su hijo tenía 7 años.

Tenemos paz, pero sin duda alguna queda mucho camino para eliminar la perversión moral y política con que la violencia impregnó nuestra sociedad y que aún perdura.

 

 

Una lección de dignidad y de autoridad moral

17 miércoles Abr 2019

Posted by gogoanmemoria in Víctimas

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Manifiesto «Reconocimiento a las víctimas de abusos policiales»

Las personas que suscribimos este documento, plurales en lo político pero todas ellas víctimas o familiares de víctimas del terrorismo asesinadas por ETA o grupos afines, queremos manifestar a la opinión pública que consideramos un error político y humano grave no querer reconocer a las víctimas de abusos policiales y de grupos de extrema derecha.

Este reconocimiento que reclamamos no supone caer en un interesado totum revolutum, ni referirnos de manera genérica a las “víctimas del conflicto político que sufre nuestro pueblo”. Tenemos muy claro que esa lectura interesada solo conviene a quienes más responsabilidad tienen en todo el sufrimiento que hemos vivido, a los que persiguen la impunidad judicial o histórica.

Para nosotras, reconocer a las víctimas de abusos policiales y grupos de extrema derecha no significa blanquear, equiparar, ni legitimar nada con relación a nuestros atentados o al asesinato de nuestros familiares. Solo implica reconocer que esas víctimas también tienen derecho a la verdad, la justicia, la reparación y la memoria. Y con su reconocimiento no vemos mancillado ni el honor ni la memoria de nuestros familiares asesinados por los terroristas de ETA o grupos afines.

Constatamos que desde distintos sectores sociales y políticos se trata de minimizar -cuando no de invisibilizar- a las víctimas de abusos policiales o de grupos de extrema derecha, argumentando que sus muertes se debieron a fallos o atropellos dentro de la obligada respuesta de la sociedad a la agresión recibida. Somos conscientes de que nuestros procesos de victimación fueron radicalmente distintos a los de estas personas, que nuestros atentados o el asesinato de nuestros familiares fueron una deliberada estrategia de aniquilamiento del diferente con el apoyo de una parte muy importante de nuestra sociedad, pero no podemos admitir que en el caso de las víctimas de abusos policiales y de grupos de extrema derecha se menosprecien actos irreversibles contra la vida y la dignidad humana. Creemos que admitir ese menosprecio daña la legitimidad del estado democrático de derecho y el tejido moral de nuestra sociedad.

Por eso, afirmamos que el reconocimiento de los derechos de estas víctimas debería ser un sentimiento pre-político, por encima de siglas, banderas u opciones políticas concretas.


Víctimas y familiares de victimas que han firmado el manifiesto:

Mari Jose Agirre Larraona, Carlota Arguimberri Zuloaga, Jaime Arrese Araolaza, Nerea Barrios Cuevas, Sara Buesa Rodríguez, Esther Cabezudo Martínez, Guillermina Cabré Baldellou, Marc Cabré Baldellou, Marta Cabré Baldellou, Rosa María Cabré Baldellou, Sandra Carrasco Romero, Bárbara Dührkop, Josu Elespe Pelaz, Patxi Elola Azpeitia, Jesús Fructuoso Gómez, Iñaki García Arrizabalaga, Fernando Garrido Velasco, José Miguel Gómez Elósegui, Nagore González Berrio, Mari Carmen Hernández Sánchez, María Jauregi Lasa, Andoitz Korta Zearreta, Ibai Korta Zearreta, Gorka Landaburu Illarramendi, Maixabel Lasa Iturrioz, Rosa Lluch Bramon, Robert Manrique Ripoll, Belén Mentxaka Lejona, Dori Monasterio Burgos, Alberto Muñagorri Berdasco, Ainara Olaciregui Villarta, Ainhoa Pedrosa Hernández, Gabriel Portell Torres, Arantza Puelles García, Iván Ramos Torrano, Rosa Rodero Palacios, Carmen Torres Ripa, Abel Uceda Vázquez, Jordi Valls Olivé, Luis Mari Vega Castresana, Silvia Vidal Pinar, Naiara Zamarreño Fernández, Pilar Zubiarrain Lasa.


Prensa

Diario Vasco, 16 de abril de 2019

Diario Vasco, 16 de abril de 2019

Diario de Noticias, 17 de abril de 2019

Noticias de Navarra – La Vanguardia – EITB – Naiz

 

 

Apostar por la Paz

08 lunes Abr 2019

Posted by gogoanmemoria in Memoria

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Agradezco sinceramente esta oportunidad de compartir mis reflexiones sobre un tema tan importante. También reconozco la responsabilidad que supone: resulta particularmente difícil en esta ocasión valerse del instrumento de comunicación y cognición que es el lenguaje.

 

Pasado

Quisiera evitar proclamas generales y enunciados abstractos. Para ello entrelazaré mis reflexiones con algunas vivencias que me han ayudado en la percepción del asunto que nos ocupa, historias personales que me han funcionado como epifanías. Por una parte, es de lo que puedo hablar con más fundamento y honestidad. Por otra, más importante, creo que mi historia, mutatis mutandis, es la de una gran parte de esta sociedad.

Por lo tanto, pongo el foco de mi exposición en toda esa gente que no ha «estado de acuerdo» con ETA, que le ha «parecido mal» lo que hacía, pero no lo ha manifestado de ninguna manera (durante años o aún nunca). Supongo que son muchas las personas que no han llegado a planteárselo así a sí mismas, son seguramente la mayoría, porque, el día en el que te lo narras, mirarse en el espejo resulta difícilmente soportable.

Me interesa pues particularmente ese no-discurso, el relativo mutismo, la pasividad ejercida en un grado u otro por muchísimos ciudadanos y ciudadanas de nuestra sociedad. Creo que es esencial abordarlo para avanzar en el tema que hoy nos ocupa.

Las causas del silencio han sido múltiples y de distinto carácter: la presión del ambiente general en ciudades, pueblos y barrios; la presión del círculo más cercano (familiar, de cuadrilla o de lugar de trabajo); la pasividad ante esas presiones por miedo, cuando menos, por el miedo a significarse y por la comodidad de no destacar. Sería conveniente, para una mejor descripción y posterior análisis de lo ocurrido, hacer una lista detallada de los factores que han funcionado en cada caso, en cada entorno. La consecuencia más extrema de ceder ante la presión del ambiente ha sido que, al menos en la práctica, mucha gente ha llegado a no percibir el terrorismo como problema en sus vidas.

 


Socialmente se ha construido todo un andamiaje que ha sujetado el edificio colectivo de relaciones a base de canciones, de temáticas en los concursos de bertsolaris, de decoración de nuestros bares, las huchas para los presos en barras y mostradores, algunos movimientos y de actividades en defensa del euskera, etc. Ha sido como una argamasa o unos hilos que han tejido una red envolvente: aunque no todo el mundo estaba con ETA, lo parecía: lo contrario se callaba, no se manifestaba. De modo análogo, a partir de lo que ahora no se menciona, pudiera parecer que ya todo el mundo está en contra de la violencia…


Ayuda a mantener la confusión el hecho de que vivimos en general muy bien, en una sociedad con un alto índice de opulencia y de manera que se puede llevar una vida normal sin significarse… Basta con mantenerse pasiva, con no decir, porque se ha asumido que eso significa aceptación, una aceptación más o menos plena, pero en definitiva aceptación. Mientras no se mencionaba, no se criticaba. Escribí una columna en Egunkaria en la que planteaba si ocurría en euskera con la palabra ETA como con el color verde, que no existía en el vocabulario vasco patrimonial (por eso se inventó orlegia y se ha tomado en préstamo berdea), porque nunca se mencionaba…

Aún hoy el silencio es denso, cuando con ocasión de la evaluación de una sala para una actividad, una dice que la última vez que estuvo allí fue en homenaje a una víctima de ETA.

Falta verbalizar esos silencios, integrarlos en la narración. Escasea, está ausente ese discurso, la reflexión individual de cada cual y, a partir de ahí, el de toda la gente que ha actuado así. Cuando el silencio se menciona, mayormente aparece conjugado en segunda persona: es la interpelación que directa o indirectamente nos dirigen las víctimas de ETA. Vienen a jugar el papel de nuestra conciencia, a hacer que se nos planteen interrogantes como «¿qué callábamos?, ¿de qué no nos enterábamos?».

Quienes callábamos ante ETA no nos dábamos cuenta totalmente y más allá del enunciado literal de las palabras, de que las personas que entraban en ETA, por extrema y arriesgada que fuera su opción, no tenían ningún derecho a decidir quién debía morir (cosa que, por otra parte, decidirían los mandos).

Tampoco percibimos en su auténtica y terrible medida que los muertos, los heridos, los extorsionados eran seres humanos, tan seres humanos como nosotras, como nosotros. Por ejemplo, nunca nos preocupábamos de cómo se lo contarían a sus hijos y luego a sus nietos. Nuestra literatura pocas veces, si alguna, reflejaba qué ocurría en la casa de la víctima de ETA.

Importa la responsabilidad específica, no la general abstracta, sino la de cada cual, la de cada ambiente, cada cuadrilla, cada sociedad: por eso no quiero diluir la nuestra, la de la gente como yo, entre otras injusticias. No niego esas otras injusticias, que no hay que ignorar, pero tampoco mezclar: hablar de todo a la vez es no hablar de nada con la suficiente profundidad.

Yo soy responsable de mis silencios, no de lo que hayan hecho otras personas. Muchas, muchos en este pueblo debemos a las víctimas de ETA el haberlas ninguneado, lo cual no ocurría con las víctimas de los excesos del Estado, de los cuerpos policiales, etc. Eso estaba muy presente en nuestro mundo. Y no hubo simetría: las víctimas de ETA se escondían, para no sufrir una segunda victimización y al mismo tiempo asumiéndola: la hija de Fernando Buesa, que disimulaba ante las fotos de su padre en los bares de la parte vieja de Vitoria; Cristina Cuesta, a quien sus amigos decían que se hiciera a la idea de que su padre había muerto en un accidente.

Estoy cansada de oír que las víctimas de ETA están manipuladas. Eso es de un paternalismo y de una superioridad inaceptable. Insultante. Las víctimas de ETA no son bobas y son tan libres como cualquiera de hacer sus opciones político-ideológicas. Además y por otro lado, basta escuchar el testimonio de Urrosolo Sistiaga para confirmar cómo han sido manipulados los miembros de ETA y, a través de ellos, todos nosotros.

Yo misma no era plenamente consciente de la profundidad del mal, a pesar de los pesares y de toda una serie de privilegios de los que he gozado en mi vida y de los que hablaré unas líneas más abajo. Creía que sí, pero seguía jugando a la equidistancia desde mi mayor cercanía con el mundo de ETA, con sus defensores.

No teníamos una conciencia suficientemente nítida de que, en nombre de una determinada visión territorial, lingüística, social, histórica, etc., se estaba asesinando, extorsionando, amenazando a nuestros conciudadanos, a nuestros vecinos y colegas. Tomemos como ejemplo una imagen muy concreta: aunque el hecho en sí no nos pareciera bien, íbamos de potes, mientras en la calle de al lado o dos paralelas más arriba se levantaba el cadáver de alguien asesinado por nuestros derechos (¿los nuestros… o los de quién?). «Han matado a uno en Rentería», «Han puesto una bomba en tal sitio», «Desde luego, no hay derecho», podíamos comentar mientras cambiábamos de bar. Es necesario resucitar aquella conciencia que no tuvimos entonces, hacerlo ahora a través de una mínima autocrítica.

Se ha llegado a decir que lo hacían por amor, por amor a la patria ¿Cómo se puede matar a alguien por amor? Se mata por odio. Que el amor a lo propio se mida en función del odio a lo extraño es algo perverso, que pudo tener su función defensiva en las cavernas, pero que el ser humano contemporáneo debe rechazar.

 

Mis grandes privilegios

Entre mis muchas deudas con quienes me han abierto los ojos está el ser hija de mis padres, por cómo eran mis padres. Recuerdo el catolicismo un tanto «anticlerical» de mi padre a quien sacaban de quicio todos aquellos ex-curas, ex-seminaristas metidos a salva-patrias. Admiro ahora aquella inteligencia de mi madre, su lucidez y coherencia cuando iba (diferenciándose de su entorno) a las primeras concentraciones organizadas por Cristina Cuesta. Recuerdo también cómo se disgustaba cuando algunos conocidos se referían a los miembros de ETA llamándolos gure mutilak (‘nuestros chicos’); mientras, ella iba a cursos sobre Theilhard de Chardin y Garaudy, leía a Hélder Camara sobre la espiral de la violencia. Pero no importa aquí tanto el fondo, los contenidos de sus ideas, sino aquella actitud de no seguir de modo gregario la tendencia mayoritaria en su entorno, la crítica, el cuestionamiento desde una perspectiva moral en un contexto nacionalista (PNV primero, EA a partir del cisma y hasta que ellos dos murieron en 1997): pertenezco a una de las pocas familias de nuestro entorno que no celebró la muerte de Carrero Blanco; en casa no se cantaba aquella canción durante la cual que se lanzaba el jersey hacia arriba como representación del vuelo del coche de Carrero, gracias a la calidad moral de mis padres (no se celebra el asesinato de nadie, aunque sea el enemigo, decía ama).

Me resulta inevitable mencionar, de manera mucho más breve que la que merecería, la suerte de haber conocido a Alfredo Tamayo, sacerdote jesuita, mi profesor de filosofía durante la carrera, activo luchador, sus homilías y escritos comprometidos, las primeras Semanas pro-amnistía… Tamayo fue uno de los fundadores de las Gestoras pro-amnistía, pero se alejó luego, sin esconder por qué, como siguió siempre predicando desde su más explícita coherencia ética.

Y, por último, quiero hablar de Gesto por la Paz, que ha sido tal vez la suerte más grande de todas. Sinceramente me parece que es lo que más me ha aportado, ya que de alguna manera me ha redimido rescatando los posos anteriores. Me ha dado el discurso en el que integrarlos, un discurso en el que yo he encajado más completamente: creo que soy más persona desde que tuve la gran suerte de que Gesto apareciera en mi camino, de verlo, de percibirlo.

Llegué tarde, cuando ya no se atacaban sus concentraciones, cuando no se les agredía. Por cierto, eso, lo de las agresiones a las concentraciones de Gesto por la Paz, es uno de los contenidos obligatorios de la narración de nuestra trágica historia cercana. También ante ello guardó un vergonzoso silencio una grandísima parte de la sociedad vasca.

25 de septiembre de 2000

Creo que Gesto por la Paz de EH ha hecho en el terreno ideológico una enorme aportación a nuestra inteligencia (de intelligere: entender): la separación conceptual entre el conflicto y la violencia, como dos categorías no necesariamente unidas. Comprenderlo es un paso imprescindible para que el debate avance, para ordenar el barullo sentimental en el que hemos estado inmersos: es el pensamiento que desatasca la autojustificación de una violencia que se retrotrae a la Guerra Civil cuando no a tiempos anteriores, es la premisa que corta el círculo vicioso de causas y consecuencias en las que se enroca la ceguera ante el horror de que aquí se ha matado a quien no comulgaba con las ideas de ETA (espiral que, a su vez, imposibilita la percepción y valoración justa de todas las demás injusticias derivadas de –no causadas por– esa primera locura).

En Gesto encontré una muy útil combinación de bondad y de inteligencia, de utilizar los sentimientos para lo que son y la mente para lo que es. Creo que en este pueblo hemos padecido una gran confusión en ese sentido y que el nacionalismo ha hecho fortuna con ello, pero que eso ha tenido muy malas consecuencias en la calidad moral de nuestra comunidad. Es necesario absolutamente superar, sin negarlo, el plano puramente emotivo y hacer explícitas las ideas que han sostenido las distintas opciones que entre nosotros han existido, para encontrar las que permitan encarrilar los sentimientos a un lugar mejor.

De todas maneras, aclaro que, desde algunos sectores, se suele responsabilizar demasiado ligera y erróneamente al nacionalismo de lo que ha hecho ETA, a todo el nacionalismo y a la ideología en sí. Es algo con lo que no estoy de acuerdo. Pero, dicho eso y si vamos a los hechos concretos, entre mis vivencias personales hay dos que serían pertinentes en este punto.

Un primer recuerdo se sitúa en el contexto del cierre del diario en euskera Egunkaria. Cuando, en un receso de la reunión extraordinaria del Consejo Asesor del Euskera del Gobierno Vasco, pregunté cómo se entendía que nos hubieran convocado a participar como tal Consejo en la manifestación contra el cierre del periódico pero no a protestar por el asesinato de Pagazaurtundua ocurrido unos pocos días antes, otro miembro del Consejo me sugirió que recordara la parábola del hijo pródigo: que quien había matado a Pagazaurtundua era nuestro, quien había cerrado el periódico, no.

La segunda anécdota es del día en el que recibí una medalla que dediqué en público a la memoria de las víctimas de ETA. Una persona que me felicitó con simpatía añadió, sobre la dedicatoria, que seguramente tenía razón pero que «¡cómo se me había ocurrido decirlo delante de ellos!»… ellos, los no nacionalistas.

El nacionalismo (desde los militantes convencidos, pasando por votantes y simpatizantes, hasta el más amplio ambiente general de nuestras plazas, de nuestro espacio común) ha contribuido a erigir un imaginario, una representación de esta sociedad en la que el foso entre nosotros y ellos es más profundo que el que pudiera (debiera, desde una perspectiva moral) haber entre quienes matan y quienes no matan, entre quienes han decidido que matar por la ideología está bien y quienes piensan que matar es inaceptable.

El problema que reflejan mis dos anécdotas es la incapacidad de afrontar el problema en términos puramente morales, la imposibilidad de superar la división entre los nuestros y los otros. Obedece a una manera de cimentar el aprecio a lo propio, a lo que se considera propio, sobre la falta de la más mínima benevolencia hacia lo otro y, en los casos más extremos pero no escasos, sobre  el desprecio y el odio, que se plasma de manera muy evidente en el rechazo de todo lo etiquetado como español, incluida la lengua.

Yo misma, no me puse públicamente, físicamente, con «los otros» hasta que ETA mató a Fernando Buesa y Jorge Díez en febrero de 2000 en nuestro campus.

Por historia familiar y social, niña de las primeras ikastolas clandestinas, estudiante de Letras que empezó la carrera el año en que murió Franco, por ambiente de juventud, etc., soy de este lado del foso, del del pedigrí vasco…

Ahora me doy cuenta de que durante muchos años, incluso alejada ideológica que no sentimentalmente, de mi abertzalismo de infancia y juventud, aunque he sido siempre rotundamente contraria a la violencia y nunca separatista…, a pesar de los pesares yo no veía a las víctimas de ETA como personas. Era radicalmente distinto de lo que me ocurría con los presos de ETA a quienes iba a examinar como miembro de los tribunales del título EGA, a visitar como profesora de la Facultad (durante años, hasta que me quitaron el permiso desde Instituciones Penitenciarias). Era amable con ellos; me he preguntado muchas veces si, dadas las circunstancias, habría ido igualmente a facilitar el aprendizaje, la realización de exámenes, la consecución de títulos, si aquellos hombres hubieran estado presos por delitos sexuales, por haber violado a una mujer, por haber forzado a un niño. Quiero pensar que sí, que realmente por razones humanitarias, que era lo que yo decía que me movía, les habría sonreído como les sonreí, me habrían dado pena, como me daban pena aquellos chicos de ETA en Herrera de la Mancha. Los tenía cerca. En cambio las víctimas de ETA eran para mí una abstracción, como una categoría uniforme, no los percibía como seres humanos individuales. Incluso cuando me indignaba una compañera de manifestación un 8 de marzo, que pensaba que había quien se «daba pote» por llevar escolta, las víctimas estaban lejos. Antes que de Gesto por la Paz, fui miembro de Elkarri y de Lokarri: me creía equidistante, pero estaba más cerca de ETA que de sus víctimas.

Gesto por la Paz

El mundo conceptual legado por Gesto del que he hablado antes permite que cada una busque su lugar y llene el espacio que aún le queda en el hueco que le corresponde en el puzzle que hemos de configurar colectivamente: tu narración, dónde estabas y dónde no, en qué manifestación y en cuál no, en qué contra-manifestación… Nuestra historia ha sido terrible, no es fácil el ejercicio de memoria sincera, pero es lo único bueno que podemos hacer ya. Cada una, cada uno de nosotros, es la primera beneficiaria. Siempre se habla de lo que dejamos a nuestros hijos, pero el rescate ha de empezar por una misma.

Creo que hay mucha gente que no es consciente de lo que no ha hecho, porque aquí la gran mayoría no ha hecho ni dicho nada y con ello ha contribuido a mantener el estado de cosas tal y como estaba: con ciudadanos asesinados, extorsionados, amenazados (he tenido colegas en la Facultad que han tenido que marcharse de Vitoria), mientras los demás seguíamos tan tranquilos divirtiéndonos, trabajando y descansando, dando nuestras clases, desarrollando nuestro currículum.

 

De ahora en adelante

Actualmente soy miembro de la asociación Gogoan-por una memoria digna. No hablo aquí como representante de la asociación, pero destacaré algunos principios de la misma que considero cuestiones fundamentales para un futuro en paz:

  • La inseparabilidad esencial entre el reconocimiento de la víctima (el acercamiento real a la misma) y el reconocimiento de la injusticia cometida, cosa en sí misma diferente del arrepentimiento individual de cada victimario.
  • La reconciliación no consiste simplemente en superar el conflicto construyendo puentes entre las distintas víctimas, mientras cada cual avanza en sus reivindicaciones políticas. Lo primero está bien, pero hay que dotarlo de contenido: ver qué pasó, cómo ETA fue un movimiento totalitario que no admitía disidencia. Hay que decirlo así y esto no es exigir que se pida perdón, ni humillar a nadie, ni revanchismo (a mí -y, en general, a quien callaba- no me hicieron nada).
  • Concreta y específicamente hay que decir que aquí se optó por utilizar la violencia con fines políticos y que hubo una organización que se dedicó a matar a quienes no pensaban como ellos habían decidido que había que pensar sobre nuestra historia: que pusieron sus ideas por encima de la vida humana, y que eso nos aterró y nos inmovilizó.
  • Concreta y específicamente es imprescindible verbalizarlo en los contextos de las ideas que defendían ETA y quienes la apoyaban: en el mundo de la defensa del euskera, entre quienes quieren la independencia, etc., para desvincular esas ideas esencialmente, onto­lógi­ca­men­te, en su ser, de la violencia. Hace falta decir que aquello no estuvo bien, que se cometió una gran injusticia y que la violencia no era necesaria para defender las ideas. Hay que dejar de diluirlo en un pasado nebuloso que de manera borrosa superaríamos dándonos la mano: hay que romper la épica romántica, hay que quitar todo manto (auto)protector, todo eufemismo, todo atenuante de que también los otros…, de que todos sufrimos, de que fueron años duros. Se trata en definitiva de separar el conflicto, el choque de ideas, del uso voluntario de la violencia: separar lo sentimental de lo racional, sin negar ninguno de los dos planos, para que el primero, el de las emociones, no vuelva a confundirnos. Lo difícil que nos resulta imaginar que esa separación se pueda generalizar es un síntoma de la gravedad de nuestro momento presente, de nuestra situación actual. Pero, si cada cual no afronta su propia historia, si no se mira en el espejo, no aclaramos nada; si mientras se habla de «superar» el conflicto, se justifica lo que ETA ha hecho como consecuencia necesaria de la situación política, no hay avance auténtico, no hay regeneración, no hay sanación.
  • Concreta y específicamente tenemos que denunciar los homenajes públicos a los miembros de ETA, por la educación de nuestros jóvenes y por la recuperación de nuestra propia dignidad. Hay que extirpar de esta sociedad toda complacencia con la violencia.

Para terminar, soy consciente de que este ha sido un discurso parcial, planteado fundamentalmente desde la perspectiva de la crítica a ETA. Lo he hecho voluntariamente. Como decía al principio, me interesa el análisis específico del comportamiento de quienes hemos sostenido una actitud, dicho a grandes rasgos, pasiva particularmente ante la violencia de ETA. Me he centrado en ese tipo de ciudadana o ciudadano, tanto por mi propia experiencia como porque creo que nos permite explorar factores muy importantes de la larga pervivencia de «nuestro» terrorismo. No niego otros aspectos, otros problemas, ni otros sufrimientos, pero creo que el estudio de la ciudadanía callada, de las causas y consecuencias de su pasividad merece un capítulo importante en el relato.

Analizar requiere la investigación pormenorizada sobre cada uno de los distintos componentes de un todo. La complejidad no se puede examinar en serio hablando siempre de todo. Así no se analiza, así se repite una y otra vez, en bucle, como un eco.

Considero secundaria la batalla política. Lo que reivindico aquí es la búsqueda individual de los ingredientes de ese caldo que ha impregnado esta sociedad, los componentes del ensueño que nos ha tenido adormecidos. Si no empezamos a mirarnos sin contemplaciones, corremos el riesgo de seguir así, de no completarnos como personas, de no despertar, de no liberarnos de la carga del aturdimiento, además de no reconocer, aunque sea tarde, a quienes más han sufrido.

 


Intervención de Lourdes Oñederra en el acto organizado por el Secretariado Social Diocesano en Vitoria-Gasteiz el día 12 de marzo: Paz y reconciliación/Bake eta adiskidetzea.  Apostar por la paz

Antonio Cedillo Toscano

15 sábado Sep 2018

Posted by gogoanmemoria in Víctimas

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Antonio Cedillo, asesinato, Ayuntamiento de Rentería, Bildu, convivencia, El País, ETA, izquierda abertzale, José Miguel Cedillo, Julen Mendoza, Julián Carmona Fernández, paz, Rentería, terrorismo, víctimas de ETA

Antonio era policía nacional nacido en Olivares, Sevilla, y destinado al País Vasco en los terribles «años de plomo». El 14 de septiembre de 1982 él y sus compañeros sufrieron una emboscada de un comando de ETA. Algunos de ellos, fueron asesinados en el acto. Antonio quedó malherido y consiguió andar unos metros en dirección a Rentería para pedir auxilio. Cayó al suelo y paró un vecino al que pidió que lo llevara a un hospital. 

Antonio entonces tenía 29 años, estaba casado con Dolores, de 25, y tenían un hijo de 3 años, José Miguel.

Muchos años más tarde de aquel día de septiembre de 1982, en Sevilla y casi por casaulidad, José Miguel leyó un libro en el que se relataba cómo había sido asesinado su padre.

Cuando el vecino bajaba al policía herido hacia el hospital, se encontró en medio de la carretera al comando de ETA. Le mandaron parar. Vieron que dentro iba Antonio herido y lo remataron con un tiro en la cabeza. 

36 años más tarde, José Miguel decidió que tenía que volver a aquel lugar en el que ETA asesinó a su padre y arruinó la vida de su madre y la suya propia. Quería recordarle, homenajearle, que su nombre se identificara con palabras como paz y convivencia.

Hoy, 15 de septiembre de 2018, José Miguel, con la colaboración del Ayuntamiento de Rentería regido por Julen Mendoza, de Bildu, ha cumplido ese deseo. En los jardines del restaurante Mugaritz se ha desarrollado este acto que reproducimos íntegramente.

Posteriormente, se ha plantado un olivo de 200 años cerca de un roble antiguo como símbolo de unión de Andalucía y el País Vasco.

Mugaritz, plantan el olivo

María Dolores Cedillo Toscano, hermana de Antonio

Julián Carmona Fernández era compañero y amigo de Antonio y de los otros policías asesinados. Al día siguiente, mientras esperaba el servicio que le habían encomendado -acompañar a los cuerpos de sus compañeros a sus localidades de origen- cogió un arma y se disparó en la cabeza.

Así lo relató El País. Julián nunca aparecerá en ningún listado como víctima del terrorismo.


«Mientras alguien las recuerde, estarán entre nosotros»

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