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Gogoan-por una memoria digna

~ Por una memoria digna como derecho de las víctimas y de la sociedad vasca en general. Una memoria que deslegitime la violencia y que sea pedagógica para prevenir situaciones como las vividas en Euskal Herria los últimos 50 años.

Gogoan-por una memoria digna

Archivos de etiqueta: Bake Hitzak-Palabras de Paz

Hasta siempre, Laura

09 lunes Ene 2023

Posted by gogoanmemoria in Memoria

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Ana Rosa Gómez Moral, Bake Hitzak-Palabras de Paz, BVE, Día Internacional de Solidaridad con las Víctimas de la tortura, ETA, Francisco Tomás y Valiente, GAL, Gesto por la Paz, José Amedo, Juan Carlos García Goena, justicia, Laura Martín, Melchor Miralles, Memoria, Parlamento Vasco, solidaridad, terrorismo, Tribunal Supremo, Unidas Podemos, víctimas de la tortura, víctimas del GAL, víctimas del terrorismo, verdad

Ha empezado 2023 y quería comenzarlo recordando a una de las pérdidas más tristes del pasado año. Sí, tenía especial interés en que el primer post de 2023 fuera en memoria de una amiga, compañera por la paz y víctima del terrorismo, Laura Martín.

Confieso que la noticia de la muerte de Laura Martín el pasado 15 de octubre, me llenó de tristeza, de mucha tristeza. No me esperaba su muerte. Hacía tiempo que no había coincidido con ella y la comunicación entre nosotras no era regular, pero… ambas sabíamos lo que habíamos compartido.

Le conocí hace casi 30 años, en el otoño de 1993 concretamente, cuando Ana Rosa Gómez Moral y yo nos fuimos a entrevistarle a Hendaya para la revista de Gesto por la Paz, Bake Hitzak-Palabras de Paz. En aquel tiempo, poco se sabía de su vida y de la tristeza que arrastraba desde que unos desalmados decidieron asesinar a Juan Carlos García Goena, su pareja y padre de sus hijas. ¿Por qué?

De aquella entrevista, Ana escribió unas cartas imaginarias que se publicaron en el número 7 de Bake Hitzak-Palabras de Paz que me gustaría recordar aquí.

Carta imaginaria de Juan Carlos a un amigo de Tolosa

Carta imaginaria de Laura al mismo amigo de Tolosa

Siempre les he contado la verdad aunque a veces es muy difícil explicar a una criatura lo que ningún adulto sería capaz de comprender

Después de aquella entrevista, compartí con Laura Martin otros momentos, algunos de ellos bastante especiales. Recuerdo un día que me llamó y me pidió que le acompañara a una entrevista que iba a tener con José Amedo en un hotel de Bilbao. Aquel encuentro lo había organizado Melchor Miralles y Laura estaba muy nerviosa. Necesitaba un apoyo y me llamó. ¿Cómo no iba a estar nerviosa si se iba a enfrentar a una de las pocas personas que, de haber tenido un poco de piedad y humanidad, le habría explicado lo que Laura llevaba esperando cada día de su vida desde el 24 de julio de 1987: conocer la verdad, saber qué ocurrió, por qué, quiénes…? Nada: Amedo se llevó una vez más la verdad para su casa.

Solo concibo el arrepentimiento si hay un sincero acercamiento al desastre que has originado, al dolor que has generado. Sin embargo, Amedo no tuvo un ápice de compasión con Laura.

Tiempo más tarde, el 30 de marzo de 1996, Laura se sumó al acto de solidaridad hacia las víctimas del GAL que organizó Gesto por la Paz en Bayona. Recuerdo perfectamente que la pancarta solo decía JUSTICIA. Era lo que pedíamos: JUSTICIA para las víctimas del GAL.

Fue indignante cómo nos recibió un grupo de simpatizantes de ETA. Los insultos, los huevazos, el acoso, la carga de violencia en sus gritos, en sus actitudes, etc. ya eran métodos conocidos que practicaban semanalmente contra la gente de Gesto por la Paz que pedíamos la libertad de las personas secuestradas, pero aquella falta de respeto tan enorme que mostraron hacia las víctimas del GAL para las que pedíamos Justicia, y más concretamente, hacia Laura Martín, fue insufrible.

Laura no quiso dejar el nombre de Juan Carlos ni la flor que le correspondía por temor a que, luego, fuera pisoteada por los amigos de ETA.

La siguiente vez que coincidimos fue en 1997, en el acto en el que Gesto por la Paz organizó una protesta ante el Tribunal Supremo en Madrid: pedíamos que se desclasificaran «los papeles del CESID» con objeto de poder conocer la Verdad y que se hiciera Justicia sobre determinados asesinatos, entre otros, el de Juan Carlos.

Por circunstancias de la vida, en aquel acto coincidieron el hijo de un hombre recientemente asesinado por ETA, Tomás y Valiente, y Laura Martín. No sé lo que se dijeron, pero doy fe de que pasaron un largo rato compartiendo todo aquello que les unía: ser víctimas de una injusticia enorme.

La última vez que vi a Laura fue en el Parlamento vasco en 2019, cuando se debatía la propuesta de Unidas Podemos sobre el Día Internacional de Solidaridad con las Víctimas de la Tortura.

Noticias de Gipuzkoa, 2019

Hacía muchos años que no le veía, pero estaba igual. Seguía luciendo aquella sonrisa triste con la que siempre la vi.

Efectivamente, Laura siempre arrastró un punto de tristeza. Tantos años reclamando en todas las ventanillas, de todas las maneras, por todos los medios… la VERDAD y JUSTICIA y recibir tan poco, tiene que ser absolutamente desesperante. Ahí demostró Laura su gran fortaleza. Nunca se rindió. Siempre peleó y peleó por conocer la verdad y que se hiciera justicia por aquel asesinato de 1987 que le partió la vida de una manera absolutamente cruel.

Luchó por conocer la verdad del GAL, luchó contra un Estado traidor a sí mismo que encubrió -cuando no organizó directamente- determinado terrorismo, luchó contra la hipocresía de quienes se solidarizaban con las víctimas del terrorismo, pero solo del terrorismo de ETA, tratándola a ella como si fuera casi una cómplice del terror, y luchó contra quienes utilizaban el terrorismo para tratar de conseguir unos fines políticos. Para todas las víctimas, fueran de ETA, del GAL, del BVE o del propio Estado, Laura tuvo no solo comprensión y sincera solidaridad, sino que no tuvo ningún reparo en movilizarse contra lo que no tenía cabida: la falta de respeto a la vida de cualquier ser humano.

Ver pasar el 2022 sin recordar a Laura y lo que ella nos enseñó a todxs no sería justo. Por eso quiero dejar aquí estas palabras y el firme compromiso de que no abandonaremos el trabajo por la MEMORIA, por la VERDAD y por la JUSTICIA.


Mila esker Laura!
Isabel Urkijo Azkarate

 

 

No hay balas de olvido

11 martes Sep 2018

Posted by gogoanmemoria in Memoria, Víctimas

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ABC, Ana Rosa Gómez Moral, Antton López Ruíz, asesinato, Bake Hitzak-Palabras de Paz, concierto contra el miedo, Desde su ventana, Dolores González Katarain, El País, ETA, Gesto por la Paz, Imanol, Imanol Larzabal, izquierda abertzale, Kubati, Memoria, reinserción, secuestros, terrorismo, Víctimas, Yoyes, Yoyes 1986-1996

Hoy hace 32 años que el miembro de ETA, Antton López Ruiz, alias Kubati, asesinó en una plaza de Ordizia a Dolores González Katarain, Yoyes, ex miembro de la organización terrorista que optó por abandonarla. Como se puede ver en la imágen, esta es la interpretación que ETA y sus seguidores hicieron de aquella decisión.

Fue un asesinato que impactó a toda la sociedad y que retumbó en los cimientos de la propia izquierda abertzale y de muchas personas que, hasta la fecha, habían manifestado cierta simpatía «por la causa» o se habían mostrado un tanto «indiferentes». Otros cogieron el testigo de la rebeldía y ya no lo soltaron.

  • «Ex militantes de ETA apoyan a Imanol Larzabal tras las amenazas sufridas por parte de ETA» El País
  • «Imanol Larzabal» El País
  • «Todos contra el miedo» ABC

En 1996, en plena época de secuestros y con un importante acoso a todas aquellas personas que cuestionaran a ETA, se cumplía el décimo aniversario del asesinato de Yoyes y su familia y amig@s le rindieron un homenaje en Ordizia. Además de aquel acto público, editaron el libro «Yoyes, 1986-1996» en el que se recogían escritos de diversas personas; unas cercanas a la víctima, otras simplemente comprometidas con la libertad y la paz en Euskal Herria.

En el número 22 de la revista de Gesto por la Paz, Bake Hitzak-Palabras de Paz, además de incluir una reseña del libro, reprodujo un artículo escrito por Ana Rosa Gómez Moral con motivo de este décimo aniversario que queremos recuperar aquí.

A Yoyes
Si hubiera un arma que matara la memoria, no habría víctimas. Pero aún no se ha inventado nada que dispare el olvido. Es más, cuando alguien mata, no hace más que propagar el recuerdo de su víctima. De hecho, mis propias palabras son una prueba de esa contradicción entre el deseo de aniquilar y el efecto no buscado que difunde la memoria de la víctima, porque la existencia de Yoyes, para mi hasta entonces difuminada en esas siglas que la mataron, se asomó a mi vida justo el día de su asesinato.
Quienes la conocieron no podrán eludir el recuerdo de una vivencia o de un sentimiento en aquellos lugares donde los compartieron con ella. Los rastros de esas experiencias estarán prendidos como girones de tela ondeando al viento que volverán a ver cada vez que pasen por allí. También en mi memoria, hay una plaza de Ordizia que siempre tendrá la mancha de su sangre, una sábana blanca y un tractor. Y fue, precisamente, la plasticidad y el impacto de esa muerte violenta el pistoletazo de salida que despertara mi curiosidad por su vida, justo en el momento en que yo empezaba a hacerme las mismas preguntas que, luego, descubriría que ella ya se había formulado mucho antes, un momento que aún perdura, porque trataba de explicarme lo de entonces y lo de ahora que, al fin y al cabo, son lo mismo, puesto que los une un hilo invisible que, como aquel que sirve de trampa mortal al pez, no se ve, pero acaba desgarrándonos por dentro. Aquel momento es siempre, porque no hay nada que no haya ocurrido ya, ni nada que no vaya a seguir ocurriendo después en el mismo o en cualquier otro lugar.
Más tarde, con el libro de su vida en las manos, supe también que hay memorias que se aprenden. Yo leía como si anduviera con un vaso rebosante de cuyo contenido no debía derramarse ni una gota. Su voz escrita se convertía, a veces, en el mar oído desde lejos, grave, serio y profundo, mientras que, en otras ocasiones, el agua salada sonaba enérgica, ágil e indómita, como si me hubiera acercado a una orilla de acantilados.
Ahora sé que las ruinas de su existencia recobraban vida a través de la memoria compartida y sé, también, que su historia ocupa una parcela de mis propios recuerdos. Sin embargo, aunque llegué a familiarizarme con los nombres, los lugares y los hechos que formaron parte de su vida, todos ellos resultaban anecdóticos frente al espíritu de esa inmensa tarea que, según destilaban sus palabras, se había auto impuesto y que consistía en vivir conscientemente la vida en lugar de dejar que fuera la vida misma la que arrollara implacablemente su existencia.
El recuerdo de ese compromiso supremo, el compromiso consigo misma, es el que mantiene vivas su libertad y su rebeldía, y el que va a procurar que no permitamos
que nuestros sueños se conviertan en inútiles embarcaciones luchando por deshacer-los nudos que los atan al puerto de la indolencia.
Una vez que hemos participado de la memoria de alguien, la hemos hecho, de alguna manera, nuestra. De esa forma, el compromiso consigo misma, la libertad y la rebeldía de Yoyes forman parte de los nuestros. Por eso, no hay balas contra la memoria ni tiempo que pueda hacer amarillear los recuerdos que compartimos.

 

 

 

Bake Hitzak. Palabras de Paz

21 lunes Nov 2016

Posted by gogoanmemoria in Pacifismo

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Bake Hitzak-Palabras de Paz, Gesto por la Paz, revista, terrorismo, violencia

El 19 de noviembre de 1992, hace 24 años, salió a la luz pública la revista ‘Bake Hitzak. Palabras de Paz’. Fue un medio diferente sobre todo porque siempre trató de romper ‘trincheras’ manteniendo un posicionamiento firme contrario al uso de la violencia.

bh1-2028
Portada del primer número de Bake Hitzak-Palabras de Paz
Portada del primer número de Bake Hitzak-Palabras de Paz

Bake Hitzak-Palabras de Pazn, nº 1

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