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Gogoan-por una memoria digna

~ Por una memoria digna como derecho de las víctimas y de la sociedad vasca en general. Una memoria que deslegitime la violencia y que sea pedagógica para prevenir situaciones como las vividas en Euskal Herria los últimos 50 años.

Gogoan-por una memoria digna

Archivos de etiqueta: reconocimiento

Cosas de la campaña VI

30 domingo Jun 2019

Posted by gogoanmemoria in Memoria

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Anna Urkijo Amman, crowdfunding, Deia, derechos humanos, documental sobre Gesto por la Paz, Gesto por la Paz, Goteo.org, Juanjo Alvarez, manifestación, Memoria, Milagros Rubio, movilización ciudadana, pacifismo vasco, pluralidad, prepartidista, reconocimiento, Sergio Campo, sociedad vasca, Víctimas, Xabier Euzkitze

En ocasiones, cuando se habla de la reacción de la sociedad vasca ante el terrorismo y la violencia, el reconocimiento que algunas personas hacen de Gesto por la Paz es que «fueron los primeros», pero es que al ser esto una verdad objetiva, en realidad, no es ningún reconocimiento.  Si al menos añadieran que también “fueron los últimos”, quedarían reconocidos los casi 30 años de trabajo por la paz

Manifestación de Gesto por la Paz, 1997. Deia

Fue importantísimo que Gesto por la Paz arrancara en plena década de los 80, pero también fue muy importante todo el mensaje que elaboró, las formas que utilizó, la manera en la que fue transformando la sociedad poco a poco, la mirada que extendió a todas las víctimas, la defensa de los derechos humanos para todas las personas… Compartió con la sociedad mensajes éticos y prepartidistas que fueron elaborados con consenso desde la pluralidad de su organización. Todo un ejemplo, entonces y hoy en día.

Desde Gogoan por una memoria digna pensamos que es muy importante recuperar para la memoria aquel ejemplo, no sólo como un acto de recuerdo y reconocimiento, que también, sino como un elemento esencial en el relato de lo ocurrido porque hubo gente que en un entorno social muy violento ocupó un espacio en la calle para la paz. Y es fundamental que tengamos presente todo cuanto aportó esta organización pacifista y la manera como lo hizo; no solo para el presente, sino también para el futuro que queremos forjar.  Es un paso importante en la construcción del relato y la deslegitimación de la violencia.

En la campaña de crowdfunding que estamos desarrollando en Goteo.org para hacer un documental sobre Gesto por la Paz hemos contado con el apoyo de muchas personas. Algunas fueron miembros activos de Gesto por la Paz, otras, simpatizantes y todas manifiestan la conveniencia de recuperar aquello que Gesto por la Paz hizo por y para esta sociedad.

 

 

 

 


A todxs ellxs, muchas gracias por su apoyo. Entre todxs, conseguiremos ubicar en el lugar que se merece, el trabajo que realizó Gesto por la Paz.

http://goteo.cc/gestoporlapaz

Una lección de dignidad y de autoridad moral

17 miércoles Abr 2019

Posted by gogoanmemoria in Víctimas

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Abel Uceda Vázquez, agresión, Ainara Olaciregui Villarta, Ainhoa Pedrosa Hernández, Alberto Muñagorri Berdasco, Andoitz Korta Zearreta, Arantxa Puelles García, Barbara Dührkop, Belén Mentxaka Lejona, Carlota Arguimberri Zuloaga, Carmen Torres Ripa, dignidad, Dori Monasterio Burgos, Esther Cabezudo Martínez, Fernando Garrido Velasco, Gabriel Portell Torres, Gorka Landaburu Illarramendi, Guillermina Cabré Baldellou, Iñaki García Arrizabalaga, Ibai Korta Zearreta, Iván Ramos Torrano, Jaime Arrese Araolaza, Jesús Fructuoso Gómez, Jordi Valls Olivé, José Miguel Gómez Elosegui, Josu Elespe Pelaz, justicia, Luis Mari Vega Castresana, Maixabel Lasa Iturrioz, Marí Carmen Hernandez Sánchez, María Jauregi Lasa, Marc Cabré Baldellou, Mari Jose Agirre Larraona, Marta Cabré Baldellou, Memoria, Nagore González Berrio, Naiara Zamarreño Fernández, Nerea Barrios Cuevas, Patxi Elola Azpeitia, Pilar Zubiarrain Lasa, reconocimiento, reparación, Robert Manrique Ripoll, Rosa Lluch Bramon, Rosa María Cabré Baldellou, Rosa Rodero Palacios, Sana Buesa Rodríguez, Sandra Carrasco Romero, Silvia Vidal Pinar, víctimas de abusos policiales, víctimas de ETA, víctimas del terrorismo, verdad

Manifiesto «Reconocimiento a las víctimas de abusos policiales»

Las personas que suscribimos este documento, plurales en lo político pero todas ellas víctimas o familiares de víctimas del terrorismo asesinadas por ETA o grupos afines, queremos manifestar a la opinión pública que consideramos un error político y humano grave no querer reconocer a las víctimas de abusos policiales y de grupos de extrema derecha.

Este reconocimiento que reclamamos no supone caer en un interesado totum revolutum, ni referirnos de manera genérica a las “víctimas del conflicto político que sufre nuestro pueblo”. Tenemos muy claro que esa lectura interesada solo conviene a quienes más responsabilidad tienen en todo el sufrimiento que hemos vivido, a los que persiguen la impunidad judicial o histórica.

Para nosotras, reconocer a las víctimas de abusos policiales y grupos de extrema derecha no significa blanquear, equiparar, ni legitimar nada con relación a nuestros atentados o al asesinato de nuestros familiares. Solo implica reconocer que esas víctimas también tienen derecho a la verdad, la justicia, la reparación y la memoria. Y con su reconocimiento no vemos mancillado ni el honor ni la memoria de nuestros familiares asesinados por los terroristas de ETA o grupos afines.

Constatamos que desde distintos sectores sociales y políticos se trata de minimizar -cuando no de invisibilizar- a las víctimas de abusos policiales o de grupos de extrema derecha, argumentando que sus muertes se debieron a fallos o atropellos dentro de la obligada respuesta de la sociedad a la agresión recibida. Somos conscientes de que nuestros procesos de victimación fueron radicalmente distintos a los de estas personas, que nuestros atentados o el asesinato de nuestros familiares fueron una deliberada estrategia de aniquilamiento del diferente con el apoyo de una parte muy importante de nuestra sociedad, pero no podemos admitir que en el caso de las víctimas de abusos policiales y de grupos de extrema derecha se menosprecien actos irreversibles contra la vida y la dignidad humana. Creemos que admitir ese menosprecio daña la legitimidad del estado democrático de derecho y el tejido moral de nuestra sociedad.

Por eso, afirmamos que el reconocimiento de los derechos de estas víctimas debería ser un sentimiento pre-político, por encima de siglas, banderas u opciones políticas concretas.


Víctimas y familiares de victimas que han firmado el manifiesto:

Mari Jose Agirre Larraona, Carlota Arguimberri Zuloaga, Jaime Arrese Araolaza, Nerea Barrios Cuevas, Sara Buesa Rodríguez, Esther Cabezudo Martínez, Guillermina Cabré Baldellou, Marc Cabré Baldellou, Marta Cabré Baldellou, Rosa María Cabré Baldellou, Sandra Carrasco Romero, Bárbara Dührkop, Josu Elespe Pelaz, Patxi Elola Azpeitia, Jesús Fructuoso Gómez, Iñaki García Arrizabalaga, Fernando Garrido Velasco, José Miguel Gómez Elósegui, Nagore González Berrio, Mari Carmen Hernández Sánchez, María Jauregi Lasa, Andoitz Korta Zearreta, Ibai Korta Zearreta, Gorka Landaburu Illarramendi, Maixabel Lasa Iturrioz, Rosa Lluch Bramon, Robert Manrique Ripoll, Belén Mentxaka Lejona, Dori Monasterio Burgos, Alberto Muñagorri Berdasco, Ainara Olaciregui Villarta, Ainhoa Pedrosa Hernández, Gabriel Portell Torres, Arantza Puelles García, Iván Ramos Torrano, Rosa Rodero Palacios, Carmen Torres Ripa, Abel Uceda Vázquez, Jordi Valls Olivé, Luis Mari Vega Castresana, Silvia Vidal Pinar, Naiara Zamarreño Fernández, Pilar Zubiarrain Lasa.


Prensa

Diario Vasco, 16 de abril de 2019

Diario Vasco, 16 de abril de 2019

Diario de Noticias, 17 de abril de 2019

Noticias de Navarra – La Vanguardia – EITB – Naiz

 

 

Memoria y otros olvidos

28 martes Nov 2017

Posted by gogoanmemoria in Memoria, Víctimas

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Ascención Mendieta, Ascensión Mendieta, Benedetti, dictadura franquista, ETA, fosa común, Gesto por la Paz, Gisasola, Glencree, guerra civil, Memoria, Olvido, Pikabea, reconciliación, reconocimiento, Rekarte, reparación, testimonios, transición española, víctimas de la violencia

En diciembre del año 2000, la coordinadora Gesto por la Paz organizó por primera vez en la calle un acto específico de solidaridad y memoria hacia las víctimas de la violencia con finalidad política. Por entonces, era poco frecuente ensalzar la memoria, buscar el reconocimiento y pedir reparación para las víctimas de la violencia, especialmente para las asesinadas por ETA, que ya para entonces era quien mataba en exclusiva. De hecho, los nombres de las personas muertas, sus vidas, sus viudas y sus feudos pasaban desapercibidos para casi la totalidad de la sociedad vasca. También para el resto de España, dicho sea de paso, sin ánimo alguno de polemizar, pero atestiguado por muchas de ellas. En aquel acto, próximo a las navidades, declaramos la necesidad de activar tanto la figura de la memoria con el objeto de realizar el necesario desagravio hacia ellas, como el reconocimiento de su sufrimiento, absolutamente injusto. Reclamábamos como tarea cívica el hecho de recoger los testimonios de las personas que se quedaban aquí, entre nosotros, solas y con la muerte social a cuestas. Era imprescindible abandonar los anonimatos de hombres y mujeres, niños, padres, madres… que ellas y ellos empezasen a relatar y nosotros a oír todo aquello que resultaba duro de asumir: estaban solas y la desmemoria, la indiferencia, el miedo o la desdeñosa justificación del resto de la sociedad, los expulsaba por segunda vez del “paraíso” civil. Nuestra memoria colectiva estaba incompleta, huérfana de palabras y lágrimas de esas personas que sufrieron lo indecible, siendo ellas las que se llevaron la peor parte de un ataque contra casi todos. Había una grieta entre su dolor y nuestra indolencia.

La historia pretende una reconstrucción sabia y abstracta del pasado; la historia se aprende; la memoria, sin embargo, relata las vivencias, lo sentido, la injusticia padecida, el dolor ocultado socialmente. Pero tiene la virtud de ser útil para el presente y, especialmente, para el futuro.

Durante la transición española se ignoró la memoria, se pasó página de los desmanes de la guerra civil y de toda la dictadura franquista; millones de padecimientos y humillaciones perpetradas en los 40 años anteriores fueron pasto del olvido, de un “tira palante”, por mor de una reconciliación necesaria. Fue lo que fue, pero se pudo y se debió hacer mejor. Ya sé que es fácil decirlo ahora y muy complicado haberlo hecho entonces, sí. Pero de esos polvos nos vienen los lodos de heridas abiertas, de cunetas sin resolver, de miles de agravios sin restaurar o ni siquiera reconocer. El testimonio impactante de Ascensión Mendieta, que no cejó en su empeño de recuperar los restos de su padre, abandonado en una fosa común. No se habló de todo ello cuando tocaba, y llegamos tarde, tanto que muchos otros familiares se murieron sin poder saber dónde estaban sus amores desaparecidos. De todo esto hay que sacar una clara conclusión: nunca más el olvido. Y la memoria es el reverso, es la vida, es el futuro, aunque suene contradictorio.

Recitaba el sabio Benedetti que el día que estalle y salte en pedazos el olvido, arrastrará la verdad por el mundo. Lo decía dilapidando la tristeza del olvido instalado en su país después de los horrores de la dictadura y tras constatar la desaparición física de más de 300 personas a manos del gobierno dictatorial. Amnesia social, lo llama él. Pues bien, venimos a este lado del océano y nos encontramos que todavía estamos a tiempo, que podemos edificar el espacio común de la memoria, donde quepan todos los relatos y padecimientos, donde se constaten las vivencias y tristezas, donde, como ocurriera con la edificante experiencia en Glencree, los testimonios nos interpelen y sobrecojan; tanto que nos quedamos con las manos en la sienes preguntándonos por qué no estuvimos cerca de ellas y ellos. Pero todavía tenemos tiempo, fuerza y ganas como para reparar esa ausencia de oídos, atención y coraje.

En este necesario ejercicio de memoria, también necesitamos saber de primera mano cómo fueron las vidas de las personas perseguidas; algunas marcharon y todo exilio es tristeza y lejanía. Tenemos la obligación social de saber qué significaba recibir una carta de extorsión, esa desasosegante postura de comprar meses de vida a cambio de dinero que sufraga otras muertes, esa transposición de responsabilidades del terror. Hay que, igualmente, conocer cuántos intelectuales marcharon de aquí por sufrir persecución silenciosa.

Incluso, escuchar a ex etarras como Rekarte, Gisasola y Pikabea, por ejemplo, para poder llegar a alguna conclusión. La más elocuente es que ninguno de ellos ha podido realmente justificar crimen alguno.

Vuelvo al principio: cuando en diciembre de 2000 Gesto por la Paz organizó aquel primer acto en solidaridad por las víctimas, se entregó a cada asistente un pensamiento, una flor, con un lema: inoiz gehiagorik ez, nunca más; pretendía ser una evocación a la memoria, un compromiso con ella, esa que enseña a no olvidar, porque si lo hacemos, si nuestros hijos e hijas ya no saben qué ocurrió aquí, puede que no perciban el olor de la justificación de la violencia en los suyos dentro de unos años. Lo acaban de decir los jóvenes que asistieron a los relatos de las víctimas en las aulas: “No sabíamos del dolor de tanta gente”. Pues eso. Memoria como antídoto de repetición de errores. Memoria, en consecuencia, como responsabilidad hacia quienes más sufrieron –y sufren- y hacia el porvenir.

Fabián Laespada

Vida, memoria y futuro

08 miércoles Nov 2017

Posted by gogoanmemoria in Memoria, Víctimas

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Antonio Moreno, Arantxa Asla, Arantza Asla, banda terrorista, ETA, Fabio Moreno, futuro, Iñigo Lidón, izquierda abertzale, Jordi Lidón, José María Lidón, justicia, Marisa Galarraga, negociación, reconocimiento, víctimas del terrorismo

La vida, implacable, continúa hacia delante. Impúdica e irremediable, tira del carro con fuerza sin mirar atrás, sin contar con quienes se quedaron prematuramente en el borde Lidon familiadel camino. Dentro del carro seguimos casi todos, incluso aquellos que un tiempo atrás se dedicaron a defenestrar con su pólvora y sus pretextos a muchos de nosotros. Dicen que lo importante es el futuro, que dejemos en paz la historia y sus despojos. Pero yo no puedo porque me despojaron del bueno de José Mari y nos dejaron heridos, muy heridos, especialmente a Marisa, Iñigo y Jordi. Nos despojaron de Fabio, una criatura de dos años, y sus padresFM prensa Arantxa y Antonio quedaron absolutamente desolados. Todo eso fue un día como hoy, 7 de noviembre. Recuerdo las declaraciones de esos que hoy día, montados en el mismo carro,  nos conminan a no regodearnos en el pasado, como si nos gustara remover aquel horror: «No permitiremos que se utilice ese dolor para la realización de denuncias hipócritas por parte de quienes tienen la responsabilidad de estar prolongando el sufrimiento de este pueblo». Y a continuación reclamaban  la negociación con ETA. Todo esto sucedió hace unos pocos años. La historia -los hechos y su relato objetivo- nos ayuda a reforzar la memoria, esa experiencia vital que habita en cada persona. Esa memoria nos lleva necesariamente al reconocimiento de la injusticia padecida por todas las víctimas, pero este reconocimiento debe ser otorgado por unanimidad social. Todas y todos sin excepción.

Fabio Moreno
Lidon1

Sin embargo, faltan voces que se alcen en contra de la violencia y terror ejercido por ETA. Mientras no tengan la suficiente valentía de reconocer el error de haber apoyado a la banda terrorista y de haber justificado aquellos crímenes, el futuro ideal seguirá lejos, esperando una revisión y reparación. El futuro sólo nos permitirá acercarnos si tenemos el  pasado razonablemente resuelto. Yo creo que no hay proyecto de país medianamente digerible si a él nos quieren llevar líderes ensangrentados y olvidadizos de su pasado. Hoy, como otros tantos y tantos del calendario, es un día para el recuerdo, el reconocimiento y el abrazo cercano a quienes más sufrieron injustamente. Vaya, pues, un cariñoso abrazo para Marisa y sus ya cuatro hijos, así como para Antonio, Arantxa, Alex y Marco. No os olvidamos

Fabián Laespada

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