~ Por una memoria digna como derecho de las víctimas y de la sociedad vasca en general. Una memoria que deslegitime la violencia y que sea pedagógica para prevenir situaciones como las vividas en Euskal Herria los últimos 50 años.
Aquel 1 de julio de 1997, nos despertamos con la noticia de la liberación de Cosme Delclaux. Qué duda cabe de que era una noticia muy buena después de 232 días de secuestro, pero la alegría se habría quedado trágicamente coja si no hubiera estado acompañada de otra noticia: la Guardia Civil estaba estrechando el cerco en una zona donde sospechaba que se encontraba José Antonio Ortega Lara. Solo la liberación del funcionario de prisiones, habría liberado a quienes cargaron en sus hombros con el deber moral de pedir su libertad cada día, en cada rincón, de diversas maneras, pero nunca abandonarlo.
Concentración de Gesto por la Paz en la Plaza de Moyúa de Bilbao (1 de julio de 1997)
Sí, Gesto por la Paz convocó ese mismo día en las capitales vascas concentraciones silenciosas que terminaron con la lectura de un comunicado y la feliz entrega de los lazos azules que llevaban prendidos en las solapas dos años, un mes y 23 días.
Irene Moreno Bibiloni, investigadora de la UPV-EHU escribe esto:
«El lazo fue, de hecho, una significación personal, un posicionamiento social y,especialmente, una exposición pública, por lo que supuso el ascenso de un escalón más en el compromiso personal de cada uno: ‘Ya no se trataba de diluir nuestra presencia en una gran manifestación de Gesto, sino de portar, permanente y visiblemente, la pancarta de la libertad sobre nuestro propio cuerpo‘ (Gómez Moral, 2003: 91)»
Irene está realizando un interesante trabajo de investigación sobre la violencia política y la respuesta social. Recientemente, ha publicado una parte de su trabajo que creemos que será de interés para las personas que habitualmente se acercan a Gogoan, por una memoria digna. El lazo azul en el País Vasco: una aproximación desde la historia oral veinte años después
«El uso del lazo azul es, hoy en día, un símbolo de la movilización contra el terrorismo en la década de los noventa. Permitió la visibilización de un sector de la sociedad que llevaba años movilizándose por la paz en el País Vasco, pese a las dificultades con las que se encontraban.» Recomendamos su lectura.
«Si la democracia mata, la democracia muere – Inork ez du erahiltzerik eskubiderik. Estatuak ere ez» Gesto por la Paz. Donostia, 5 de mayo de 1995
Antes de aprobar la Constitución española de 1978, la extrema derecha, la Triple A y el Batallón Vasco Español (BVE), en relación al ‘caso vasco’ asesinaron a 10 personas. Durante los primeros años de democracia hasta 1989, el BVE, ‘incontrolados’ y el GAL asesinaron a 64 personas. De todas ellas, solo 32 eran militantes de ETA o simpatizantes de la izquierda abertzale.
Juan Carlos García Goena víctima de los GAL
El resto, esto es, las otras 32 personas asesinadas, no tenían absolutamente nada que ver con ese mundo al que, supuestamente, pretendían atemorizar. Estos casos de ‘víctimas colaterales’, o no se sabe bien cómo calificarlas, lo describe bien Luis Azpiolea en el artículo «Las otras víctimas» basado en el informe de la Oficina de Víctimas del Terrorismo del Gobierno vasco, que encabezaban Maixabel Lasa y Txema Urkijo.
Si cualquier asesinato es un drama tremendo, el absoluto desamparo en el que quedaban muchas de estas víctimas cuyos casos ni siquiera se investigaban, lo convertía en una tragedia de proporciones absolutamente inasumibles.
Los asesinatos cometidos por estos grupos terroristas provocaron una diferente reacción social según fuera la relación de la víctima con la izquierda abertzale, fundamentalmente, o la proximidad de aquella a su entorno inmediato, como es el caso del Bar Aldana en Alonsótegi. Aquí se puede ver algunas de las diferentes reacciones que causaron estos asesinatos:
Tanto las de la izquierda abertzale como las consideradas ‘daños colaterales’ de la guerra sucia fueron las grandes olvidadas de las instituciones hasta que llegó la Ley 32/1999 de Solidaridad con las víctimas del terrorismo quese reconocía a todas las víctimas por igual.
Pili Zabala se emociona durante su intervención en la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento Vasco
Esto fue así, hasta que en 2011 el Gobierno de Rajoy promulgó la Ley 29/2011. En ella se dicen cosas interesantes como que «Los poderes públicos garantizarán en este sentido y en el ámbito de sus competencias que no se produzcan situaciones injustas o de desamparo hacia las víctimas. Concretamente, trabajarán para impedir la impunidad de los crímenes terroristas en cualquiera de sus manifestaciones y velarán para que los terroristas cumplan íntegramente sus penas.» Sin embargo, en el caso de los asesinatos de los GAL, no parece que se está trabajando con ahínco por esclarecer la verdad –Guerra sucia I– y respecto a las víctimas, parece que quedan en un cierto desamparo: «La Justicia rechaza indemnizar a las víctimas de los GAL si han delinquido«.
Compartimos una de las conclusiones del Informe Foronda del Instituto de Historia Social Valentín de Foronda: «La consideración social de las víctimas del terrorismo ha evolucionado de la indiferencia al compromiso público. Ellas, injustamente olvidadas durante largo tiempo, son el testimonio explícito del intento de imponer un proyecto político por la fuerza. Es inapropiado establecer diferencias categóricas entre las víctimas de los diferentes terrorismos, del mismo modo que no debe laminarse moralmente a estas últimas equiparándolas con, como hemos señalado en el anterior punto, las víctimas de su propia violencia cuyo sufrimiento puede ser el mismo, pero cuya significación política es diferente. La reivindicación de las víctimas de todos los terrorismos incluye ciertos casos en las que las mismas fueron víctimas y victimarios a la vez: torturadores del franquismo o militantes de organizaciones terrorista. Pero no se reivindica su pasado, sino la injusticia de su asesinato.»
Acto de Gesto por la Paz por las víctimas del GAL. Baiona, 30 de marzo de 1996
Hace 26 años, se inició el primer juicio con el que se pretendía esclarecer la trama GAL. Y en aquellos tiempos, pocas eran las voces que gritaban contra esta barbarie. Una de ellas fue Gesto por la Paz que hacía grandes esfuerzos por sensibilizar a la ciudadanía sobre la maldad y perversidad de aquella trama terrorista.
Concentración de Gesto por la Paz ante la Audiencia Nacional. Madrid, 1991
Por desgracia, la maldad y perversidad de ETA que seguía actuando y poniendo muchísimos cadáveres y vidas destrozadas cada día, hizo que el disfraz de ‘antiterrorista’ utilizado por los GAL fuera ‘creíble’ para gran parte de la ciudadanía. De esta manera, los esfuerzos de la organización pacifista tuvieron que ser mayores aun sabiendo que los frutos podrían ser pequeños.
Sugerimos la visita al blog Una historia curiosa de estudiantes de historia en el que hacen una recopilación bastante completa de lo que fue el terrorismo de Estado. Por suerte, no prolongaron mucho su actividad que terminó a finales de los 80.
Han pasado muchos años y aún siguen sin esclarecerse muchos de los asesinatos cometidos por el GAL. En proporción, hay muchos más atentados del GAL sin esclarecer que los de ETA. Y, curiosamente, de las pocas personas que fueron juzgadas y condenadas, varias obtuvieron indultos o excarcelaciones por diferentes motivos: El País
Quizás los casos más llamativos son los del Ministro José Barrionuevo y el Secretario de Estado para la Seguridad Rafael Vera que en julio de 1998 fueron condenados a 10 años de prisión y 12 de inhabilitación absoluta por el secuestro de Segundo Marey y por impulsar y financiar las acciones de los GAL. Bien, pues y en diciembre del mismo año, salieron de la cárcel. A pesar de que la sentencia fue ratificada en 2001 por el Tribunal Constitucional, en 2004 obtuvieron la libertad definitiva.
Otro caso especialmente llamativo también fue el del General Enrique Rodríguez Galindo.
Foro de Huffington
En el año 2000 fue condenado a 71 años de prisión acusado de secuestro y asesinato de José Antonio Lasa y José Ignacio Zabala. Permaneció en la prisión militar de Alcalá de Henares desde mayo del 2000 hasta julio de 2003 que, teniendo en cuenta que había perdido su condición de militar, se le trasladó a la cárcel de Ocaña II. En septiembre de 2004, el Gobierno el Ministerio de Interior decidió excarcelar a Rodríguez Galindo por motivos de salud. Desde entonces, cumple la pena bajo libertad vigilada.
Después de leer esto, cualquiera podría dudar de si realmente la justicia es igual para todas las personas. Y quizás no habría sido así, si la sociedad en general hubiera sido más intransigente con esta violencia también terrorista. Y es que realmente no lo fue. No lo fue no sólo porque aquel 24 de junio -o cualquiera de los otros días en los que Gesto por la Paz salió a la calle por este tema- solo estuvieran 12 personas delante de la Audiencia Nacional pidiendo justicia y limpieza del Estado de Derecho, no. No lo fue, fundamentalmente, porque miles de ciudadanos y ciudadanas pensaban que estos asesinatos no estaban del todo mal y así lo demostraron sin ningún tipo de rubor quienes fueron a la cárcel de Guadalajara a despedir a quienes entraban presos por haber organizado y financiado los GAL o quienes permitieron y siguen permitiendo que exista la Avenida Jose Barrionuevo Peña.
No lo fue porque cuando Rodríguez Galindo ingresó en Ocaña II, esto es, una cárcel no militar (esto hace pensar que en la militar no estaba nada mal), la familia presentó una petición de indulto avalada por ¡¡¡100.000 firmas!!!
Los aplausos, los gritos de apoyo, incluso el silencio que no condenaban estos asesinatos no son más que formas de ‘legitimar’ de alguna manera este otro terrorismo. Entonces era más difícil porque las continuas actuaciones de ETA podían animar a hacer dejadez de lo que debería ser una obligación ciudadana: condenar sus asesinatos. Pero no se entiende que pasados los años, persistan complicidades con aquellas formas de actuar absolutamente inmorales, inhumanas y antidemocráticas. Y para dejarlo bien claro, aquí se debería exigir la verdad de lo ocurrido, especialmente, por justicia hacia sus víctimas.
Hoy, 19 de junio, en la parte del barrio de La Peña que pertenece a Arrigorriaga, la familia y amig@s de Eduardo Puelles y algunos polític@s, fundamentalmente del Partido Popular y del PSE-EE, han participado de un sencillo y emotivo acto en memoria de la última víctima del terrorismo de ETA en el País Vasco.
Ofrenda floral ante la placa que rememora el lugar donde fue asesinado.
El pase de diapositivas requiere JavaScript.
Posteriormente, Josu Puelles dijo unas palabras que podéis ver y escuchar aquí.
El acto terminó con una concentración silenciosa de 10 minutos.
Mientras alguien las recuerde, estarán con nosotr@s
El 19 de junio de 2009, ETA asesinó en Arrigorriaga a Eduardo Puelles, inspector del Cuerpo Nacional de Policía. Este fue el último atentado de ETA en el País Vasco.
Desde entonces, todos los años, cada 19 de junio, su familia y amig@s, se juntan en el lugar del atentado para compartir el escozor por su pérdida, la rabia por la injusticia, la nostalgia de su ausencia y recordarle como el compañero, el padre, el amigo que fue.
El próximo lunes, a las 19’00 h., en el lugar de siempre, se realizará un sencillo acto en su memoria. Es un acto abierto a todas las personas que se quieran acercar. Buena oportunidad para dar un poco de calor a quienes más sufrieron.
El grupo Elkarbizi está organizando una serie de jornadas sobre diversos temas relacionados con los años de violencia que se ha vivido en Euskal Herria estos años atrás: terrorismo, pres@s, víctimas…
Precisamente hace unos días, este grupo organizó en Hernani una jornada sobre la violencia de persecución. La charla principal la ofreció Fabián Laespada, miembro de la desaparecida Gesto por la Paz, quien relató el trabajo que había hecho esta asociación pacifista sobre el tema en cuestión desde finales de los noventa hasta prácticamente su desaparición.
Fue una campaña de respuesta a la ‘peculiar’ estrategia aprobada por la izquierda abertzale en 1995 en su ponencia Oldartzen: socializar el sufrimiento. Durante 15 años, Gesto por la Paz desarrolló una campaña de sensibilización utilizando la movilización ciudadana, la denuncia en medios de comunicación, una campaña publicitaria, etc. Todo lo que fuera necesario para que la sociedad viera una terrorífica violencia que estaba en unos casos quebrando voluntades y, en la mayoría, convirtiendo en héroes a miles de ciudadan@s vasc@s.
En un momento, la charla fue una sobrecogedora vuelta al pasado. Se revivieron situaciones pasadas muy dolorosas; situaciones que a cualquier oyente ajeno le permitirían entender lo ocurrido en Europa a mediados de los años 30 y años 40 del siglo pasado.
Una persona asistente comentó que era la primera vez que estaba en Hernani. La anterior vez que quiso entrar fue en julio de 1995 durante una marcha organizada por Gesto por la Paz desde el monte Aldaya en Alava hasta Oyartzun donde estaba la empresa Alditrans propiedad de José María Aldaia, secuestrado por ETA. En aquella ocasión, unos 400 vecinos de Hernani a empujones, patadas, golpes, insultos, amenazas… impidieron que la marcha entrara en Hernani.
Uno de los miembros de Elkarbizi presente en la sala fue Joxan Rekondo, ex alcalde de Hernani, entre otras cosas. En el coloquio, denunció que en los esfuerzos que se estaban haciendo por hacer visibles todas las formas de victimización y agresión sufridas en los años de violencia vividos, se estuviera obviando la violencia de persecución. Recomendamos la lectura de su artículo La socialización del sufrimiento escrito en el blog Aberriberri Bloga en el que amplia esta cuestión. Muy interesante.
Aquella jornada sirvió para recordar la dureza de lo vivido hace poco tiempo en Euskadi y fue la constatación de la necesidad de un profundo cambio en las actitudes y forma de pensar de la izquierda abertzale. Allí en la ‘Euskadi profunda’ aún no se percibe ningún cambio en aquell@s que poco antes gritaban ‘Gora ETA militarra’ o ‘ETA mátalos’.
Gesto por la Paz-ek egin zuen presoen hurbilketaren aldeko kanpania símboloa
Presoen hurreratzea eskatzearren azken aste hauetan jaso duzun boikoterako deia dela eta, burura etorri zait orain dela urte batzuk, joan zen mendeko 90. hamarkadan, beste artista eta ekimen kultural batzuk ere antzeko erasoak jasan zituztela Euskal Herrian. Nire herrian adibidez, bertako herritar talde batek herriko jaiei boikota egiteko kanpaina egin zuen; arrazoia? Jai batzordean zeudenak ez zirela beraien soka politiko berdinekoak, eta ekimen horrek sekulako kaltea eragin zion nire herri txikiari.
Eta honekin batera beste jazoera bat ere badatorkit burura: Garai batean bazegoen Euskal Herrian ospe handiko kantaria; Imanol Larzabal zuen izena. Neskatoa nintzenean adibidez, Elorrioko auzo bateko jaietara ekarri zuten Imanol, eta nahiz eta garai hartan herriz-herri ibiltzen ziren berbena talde horietakoa ez izan, jendez lepo egon zen jai eremua.
Ez ziren urte asko igaro eta berriro eduki nuen Imanol entzuteko aukera; EHUk bultzatutako kulturaldi baten barruan Donostiako Zuzenbide Fakultatera ekarri zuten. Ordurako berak boikot kanpaina bat zeukan bere aurka; deialdia ez zuten Espainiako lau burubakok egin, boikoterako deia Euskal Herrian bertan sortu zen, Imanolen herrian, Imanolek hain dotore eta bikain erabiltzen zuen euskeraren herrian. Saioa hasi zenean Pili ikaskidea eta biok geunden 4. ilaran jarrita, eta ez zegoen beste inor, emanaldiaren hasieran geu ginen entzule bakarrak. Gizon handi hura agertokitik jeitsi eta eskerrak ematera etorri zen, eta bere ahotsik ederrena barru-barrutik atera eta “Maitiak galdegin zautan” kanta abesten hasi zitzaigun. Egoera hain dramatikoa izan ez balitz, benetako luxua zela irudituko zitzaigun tamaina hartako artistak guretzako bakarrik abestea, baina une horretan sekulako negar gurea eta emozioa sentitu nuen.
Imanolek jarraitzaile asko izan zituen garai baten, baina kanpaina suntsitzaile eta zentzubako hark sekulako kaltea egin zion eta gizartearen gehiengoak ez zion erakutsi zuk egun hauetan jaso duzun maitasuna, herri honetan askok eta askok bizkarra eman zion Imanoli.
Itziar, zure talentua osotasunean eta askatasunean garatzeko aukera eduki dezazula opa dizut benetan, zuri eta herri honetako artista guztiei. Baina beharrezkoa dugu memoria horrelakoak berriro gertatu ez daitezan; zuri hau orain gertatu zaizu, baina gure bizitzako azken 30 urteetan boikot kanpaina suntsigarri asko egon da herri honetan, bertako taldeek eta herritarrek bultzatutakoak, ez kanpotarrek. Eta horrek ikaragarrizko kaltea egin die gure bizilagunei, gure bizikidetza eta kulturari.
Imanol Orihuelan hil zen, desherrian hil zela esango nuke, ziur jakin ez arren. Baina ziur nago berak bizi izan zituen garai zail eta ilun haietan pozik hartuko zukeela euskal musikari eta artisten alkartasuna, eta inpresioa daukat hori ez zela horrela izan, gutxi batzuk erakutsi zioten bai berotasuna eta maitasuna, baina gehiengo handiak ez. Eta horrek zer pentsatua emon behar liguke.
Jaso ezazu nire alkartasuna, ez nago ados egin dizuten boikotarekin. Ondo izan eta izan zoriontsu.
Maite
Hola Itziar,
En relación al boicot que has sufrido estas últimas semanas por pedir el acercamiento de los presos, me ha venido a la cabeza que en la década de los 90 del siglo pasado artistas e iniciativas culturales sufrieron ataques parecidos en Euskal Herria. Por ponerte un ejemplo, en mi pueblo un grupo de personas de una tendencia política determinada llamaron a boicotear las fiestas porque la comisión organizadora no era de su misma cuerda, y eso generó en mi pequeño pueblo un daño incalculable.
Y junto a esto quiero recordar que hubo una época en la que teníamos en Euskal Herria un artista de gran éxito que se llamaba Imanol Larzabal. En una ocasión, cuando yo era niña, programaron un concierto de Imanol en un barrio de Elorrio, y aunque no era el cantante de un grupo verbenero de los que llevaban mucha gente a las fiestas, esa noche acudió muchísima gente.
A los pocos años, tuve la suerte de volver a verle: le trajeron a la facultad de Derecho dentro de un ciclo cultural de la UPV. Para entonces ya habían puesto en marcha una campaña de boicot en contra Imanol; la campaña no era iniciativa de cuatro descerebrados españoles, dicha campaña tenía su origen en Euskal Herria, en el pueblo de Imanol, en el pueblo del euskera, ese idioma que Imanol dominaba y utilizaba de una manera brillante. Al empezar el concierto mi compañera Pili y yo estábamos sentadas en la cuarta fila del salón de actos. No había nadie más. Éramos las únicas espectadoras. Ese gran hombre que era Imanol bajó del escenario y nos vino a dar las gracias, y nos cantó “Maitiak galdegin zautan” con su maravillosa voz. Si no hubiera sido por lo dramático de la situación, habría sido un lujo que semejante artista hubiera cantado solamente para nosotras, pero en ese momento sentí una gran emoción y muchas ganas de llorar.
Imanol tuvo muchos seguidores, pero aquella devastadora campaña carente de todo sentido le hizo muchísimo daño, y la mayoría de la gente no le demostró todo el amor y el cariño que tú has recibido estos días.
Itziar, deseo que tengas la ocasión de desarrollar tu talento en plenitud y en libertad, te lo deseo a ti y a todos los artistas y las artistas de este pueblo. Pero necesitamos la memoria para que hechos tan lamentables no vuelvan a ocurrir; a ti te ha pasado esto recientemente, pero en los últimos 30 años de nuestras vidas ha habido multitud de campañas de boicot en este pueblo, campañas impresentables promovidas por ciudadanos y grupos de aquí -no promovidas por gente de fuera- y esto ha generado un daño irreparable a las personas objeto de boicot que eran nuestros vecinos, a la convivencia y a la cultura en general.
Imanol falleció en Orihuela, diría que en el destierro, aunque no lo sé seguro, pero de lo que sí estoy segura es de que le habría llenado de alegría el apoyo de la mayoría de los músicos y artistas de este pueblo, de su pueblo, y me da la impresión de que no fue así, creo que fueron muy pocos los que le mostraron su solidaridad en aquellos tiempos tan duros. Y eso nos debería dar qué pensar.
Recibe mi solidaridad, Itziar, no estoy de acuerdo con el boicot que te han hecho. Que seas feliz.
Ahora, lo puedes conseguir en la Librería Cámara de Bilbao (calle Euskalduna) el libro ‘Un gesto que hizo sonar el silencio«. ¡Menos mal que quedan ‘librerías de autor’!
Tras el anuncio del cese de la actividad armada de ETA, se han publicado muchos libros -«Nuestras guerras. Relatos sobre los conflictos vascos», «El eco de los disparos» o el best seller «Patria»- e, incluso, producido algún documental -«El final de ETA»- sobre el problema de la violencia.
No vamos a entrar en la recurrente polémica sobre si los escritores en euskera y los escritores vascos en general hincaban o no hincaban suficientemente el diente al problema de la violencia y al terrorismo, más concretamente. ¿Y los cocineros? ¿Y los actores? ¿Y los cantantes? Bueno, los cantantes… todos recordamos aún a Imanol Larzabal y el calvario que sufrió por manifestarse abiertamente contrario a ETA y a su violencia. Es muy posible que si no hubiera sido de «los pocos», si la mayoría de la sociedad hubiera hecho lo que él hizo, las cosas habrían sido muy diferentes. Pero… fue de «los pocos».
Algo parecido ocurrió con una parte de la sociedad que decidió decir BASTA. Toda la ciudadanía tuvo la oportunidad de sumarse, pero fueron «unos pocos». Su memoria, la memoria de la gente de Gesto por la Paz o de Denon Artean-Paz y Reconciliación, está recogida en un maravilloso libro titulado ‘Un gesto que hizo sonar el silencio‘.
Tener memoria de lo ocurrido es fundamental para construir un presente y un futuro más sabio, más sereno, más justo. Y tener memoria de lo ocurrido es fundamental para deslegitimar la violencia empleada porque, como dijo Gandhi «Me opongo a la violencia, porque cuando parece causar el bien éste sólo es temporal, el mal que causa es permanente«. En este sentido, es imprescindible colocar a las víctimas en un lugar privilegiado porque ellas son la primera razón para deslegitimar la violencia.
Hoy, 26 de abril, se cumplen 80 años de que Gernika fuera bombardeada por los alemanes. Este pueblo bizkaino se convirtió en un símbolo, a pesar de no ser el primer bombardeo contra la población civil -Madrid, 1936-, ni el que más víctimas ocasionó. Quizás simplemente fuera el hecho de que Pablo Picasso le pusiera su nombre al cuadro del horror que estaba preparando para la Exposición Internacional de París de ese mismo año. El caso es que Gernika se convirtió en un símbolo de paz.
Sí, Gernika es un lugar de denuncia de la barbarie, de la crueldad, del terror que produce una guerra. En aquel bombardeo, como en otros muchos que hubo entonces, murieron muchas personas y muchas otras se convirtieron en refugiadas.
Este fin de semana, la Plataforma Ongi Etorri Errefuxiatuak va a organizar una serie de actos en Gernika para denunciar las trágicas consecuencias de las guerras actuales que no sólo causan víctimas directas -miles de personas, casi todas civiles, asesinadas en sus propias casas, en sus mercados, en sus lugares de culto, en los hospitales…-, sino que generan miles y miles de personas refugiadas, obligadas a huir de la muerte segura.
La memoria tenía que haber evitado llegar a este punto en el que es necesario volver a gritar ‘NO a la guerra’ y reclamar un trato digno para todas las personas que, como aquellas que escaparon de la muerte durante la guerra civil, hoy se encuentran al otro lado de nuestras fronteras. Europa tiene que destruir estas alambradas.
OEE. Foto Ecuador Etxea
Aprendamos de nuestra historia reciente para evitar estos ERRORES sobre los HORRORES pasados.
Desde antes incluso de que se produjera, se ha escrito mucho sobre el desarme de ETA; quizás demasiado para la pequeña repercusión que ha tenido en la ciudadanía vasca. Es muy posible que ésta estuviera más atenta a las locuras de Trump, a la situación de las personas refugiadas o a dónde y de qué manera consumir los días de Semana Santa.
Sin embargo, hay un análisis que nos ha gustado de manera especial por la referencia que hace al papel de la sociedad civil. Es el de Sergio Campo Lladó, Sobre desarmes y relatos publicado en Público. Y dice:
«Algunos han intentado vender este sábado que el proceso de construcción de paz poco menos que recomenzaba gracias a un nuevo gesto de ETA. Nada más lejos de la realidad y nada más alejado de la percepción mayoritaria de la sociedad vasca. El proceso de construcción de la paz no nació con la declaración de cese de la violencia, comenzó con la sociedad civil; comenzó cuando partidos como el PCE-EPK comenzaron a finales de los 70 a convocar movilizaciones ciudadanas ante cada atentado; comenzó cuando colectivos como Gesto por la Paz -y otros antes- se movilizaron ante cada atentado del GAL, del BVE, de ETA o contra la tortura y el alejamiento de las personas presas. (…)
Un proceso que no acabará con una entrega de armas, ni con la disolución ineludible de ETA, ni con un acercamiento de presos, aun siendo hitos sobresalientes. Finalizará cuando el conjunto de la sociedad vasca y cada rincón de nuestra tierra estén absolutamente empapados de una radical cultura de paz y de derechos humanos que haga impensable que la violencia sea concebida como un recurso para gestionar ningún conflicto, sea del tipo que sea y la ejerza quien la ejerza.»
Gracias Sergio.
Quizás sólo habría que puntualizar que también el PNV convocó en aquellos años manifestaciones contra la violencia, pero que, tanto las de uno como las de otro, eran esporádicas; y que antes de Gesto por la Paz sólo existieron los Artesanos por la Paz, pero sus actuaciones no se dirigían específicamente contra la violencia que se ejercía en Euskal Herria.
Acto en solidaridad con las víctimas del GAL organizado por Gesto por la Paz. Bayona, 1996
Por cierto, es curioso que hayan recuperado este nombre, Artesanos por la Paz y que, en su mayoría, sean vecinos de Iparralde. ¿Dónde estaban cuando ETA asesinaba? ¿Para dónde miraban cuando pro etarras insultaban, tiraban huevos y agredían a los miembros de Gesto por la Paz en Bayona? (ver más fotos en Gesto por la Paz – Guerra sucia) ¿Por qué…