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La Fundación Fernando Buesa y Gogoan-Memoria Digna piden a los ayuntamientos que generen espacios para la convivencia, la deslegitimación social de la violencia y la memoria de las víctimas.
Nota de prensa (21 de julio de 2021)
La Fundación Fernando Buesa y Gogoan, por una memoria digna pedimos a los ayuntamientos que contribuyan a que los espacios públicos sean lugares que fomenten la convivencia, la deslegitimación de la violencia y la memoria de las víctimas.
Queremos subrayar que el espacio público es un bien común y por ello en él se deben fomentar valores conciliadores. Inundar las calles de nuestros pueblos con pancartas que piden “presoak etxera”, que es tanto como pedir impunidad ante crímenes gravísimos, supone copar el paisaje urbano con mensajes que no ayudan a la paz ni a la memoria.
Desde la Fundación Fernando Buesa y Gogoan recalcamos que el espacio público no tiene por qué ser neutral, pero sí que, al menos, debe respetar la memoria de los cientos de damnificados y damnificadas por la violencia y el odio.
el espacio público debe respetar la memoria de los cientos de damnificados y damnificadas por la violencia y el odio.
En este sentido, destacamos que en el tiempo post-ETA se trata de construir un paisaje urbano que recuerde al agredido, que ayude a deslegitimar la violencia y que lleve a la plaza y la escena pública a la víctima, no al victimario.
Desde Gogoan por una memoria digna y la Fundación Fernando Buesa consideramos que es absolutamente legítimo criticar la política penitenciaria de alejamiento de los presos, pero es muy distinto tratar acríticamente, como si fueran mártires de nuestros pueblos, a quienes cometieron graves atentados contra sus víctimas y contra la convivencia en nuestra sociedad.
Por ello, lamentamos que se utilice una reivindicación justa, como es la de terminar con el alejamiento, para trasladar una épica en torno a los presos, como si estos no hubieran generado un daño enorme en las víctimas, en su entorno familiar, social y político, y en el conjunto de la sociedad. Sin duda, a pesar de que sus crímenes nos repugnan, las personas presas tienen derechos, pero llama la atención la presencia constante, evidente y, a veces, asfixiante de los victimarios en los espacios públicos de determinados municipios y la poca presencia de las víctimas, en esto hay un desequilibrio enorme que debería provocar una reflexión de fondo sobre la construcción de nuestra memoria.
llama la atención la presencia constante, evidente y, a veces, asfixiante de los victimarios en los espacios públicos de determinados municipios
La consideración hacia los victimarios y la connivencia de instituciones públicas evidencian una carencia importante en un sector de nuestra sociedad: aún no ha asumido la necesaria deslegitimación social de la violencia.
Una apuesta coherente por la convivencia también implica una defensa integral y completa de los derechos de las personas agredidas y sin duda el respeto a la memoria de las víctimas está entre esos derechos.
un sector de nuestra sociedad aún no ha asumido la necesaria deslegitimación social de la violencia.