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Alonsótegui, asesinatos, Baiona, Bar Aldana, Batallón Vasco Español, Constitución española, desamparo, ETA, GAL, Gesto por la Paz, Guerra sucia, incontrolados, indemnizar, Informe Foronda, Instituto Valentín de Foronda, izquierda abertzale, Josu Muguruza, Juan Carlos García Goena, Ley 29/2011, Ley 32/1999, Luis Aizpiolea, Maixabel Lasa, Mariano Rajoy, Oficina de Víctimas del terrorismo del Gobierno Vasco, Pili Zabala, reacción social, Santiago Brouard, Triple A, Txema Urkijo, Víctimas colaterales, Xabier Galdeano

«Si la democracia mata, la democracia muere – Inork ez du erahiltzerik eskubiderik. Estatuak ere ez» Gesto por la Paz. Donostia, 5 de mayo de 1995
Antes de aprobar la Constitución española de 1978, la extrema derecha, la Triple A y el Batallón Vasco Español (BVE), en relación al ‘caso vasco’ asesinaron a 10 personas. Durante los primeros años de democracia hasta 1989, el BVE, ‘incontrolados’ y el GAL asesinaron a 64 personas. De todas ellas, solo 32 eran militantes de ETA o simpatizantes de la izquierda abertzale.

Juan Carlos García Goena víctima de los GAL
El resto, esto es, las otras 32 personas asesinadas, no tenían absolutamente nada que ver con ese mundo al que, supuestamente, pretendían atemorizar. Estos casos de ‘víctimas colaterales’, o no se sabe bien cómo calificarlas, lo describe bien Luis Azpiolea en el artículo «Las otras víctimas» basado en el informe de la Oficina de Víctimas del Terrorismo del Gobierno vasco, que encabezaban Maixabel Lasa y Txema Urkijo.
Si cualquier asesinato es un drama tremendo, el absoluto desamparo en el que quedaban muchas de estas víctimas cuyos casos ni siquiera se investigaban, lo convertía en una tragedia de proporciones absolutamente inasumibles.
Los asesinatos cometidos por estos grupos terroristas provocaron una diferente reacción social según fuera la relación de la víctima con la izquierda abertzale, fundamentalmente, o la proximidad de aquella a su entorno inmediato, como es el caso del Bar Aldana en Alonsótegi. Aquí se puede ver algunas de las diferentes reacciones que causaron estos asesinatos:
- Atentado en el Bar Aldana de Alonsotegi, 20/01/1980: 19800122-ABC, 19800120-El Correo
- Atentado en Bilbao, 23/07/1980: 19800726-ABC, 19800726-El Correo Amezola1
- Asesinato de Santiago Brouard, 20/11/1984: 19841123-El País, 19801123-El Correo Santi Brouard1
- Asesinato de Xabier Galdeano, 30/05/1985: 19850331-El País
- Asesinato de Josu Muguruza, 20/11/1989: 19891123-El Correo Josu Muguruza1, 19891122-El País
Tanto las de la izquierda abertzale como las consideradas ‘daños colaterales’ de la guerra sucia fueron las grandes olvidadas de las instituciones hasta que llegó la Ley 32/1999 de Solidaridad con las víctimas del terrorismo que se reconocía a todas las víctimas por igual.

Pili Zabala se emociona durante su intervención en la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento Vasco
Esto fue así, hasta que en 2011 el Gobierno de Rajoy promulgó la Ley 29/2011. En ella se dicen cosas interesantes como que «Los poderes públicos garantizarán en este sentido y en el ámbito de sus competencias que no se produzcan situaciones injustas o de desamparo hacia las víctimas. Concretamente, trabajarán para impedir la impunidad de los crímenes terroristas en cualquiera de sus manifestaciones y velarán para que los terroristas cumplan íntegramente sus penas.» Sin embargo, en el caso de los asesinatos de los GAL, no parece que se está trabajando con ahínco por esclarecer la verdad –Guerra sucia I– y respecto a las víctimas, parece que quedan en un cierto desamparo: «La Justicia rechaza indemnizar a las víctimas de los GAL si han delinquido«.
Compartimos una de las conclusiones del Informe Foronda del Instituto de Historia Social Valentín de Foronda: «La consideración social de las víctimas del terrorismo ha evolucionado de la indiferencia al compromiso público. Ellas, injustamente olvidadas durante largo tiempo, son el testimonio explícito del intento de imponer un proyecto político por la fuerza. Es inapropiado establecer diferencias categóricas entre las víctimas de los diferentes terrorismos, del mismo modo que no debe laminarse moralmente a estas últimas equiparándolas con, como hemos señalado en el anterior punto, las víctimas de su propia violencia cuyo sufrimiento puede ser el mismo, pero cuya significación política es diferente. La reivindicación de las víctimas de todos los terrorismos incluye ciertos casos en las que las mismas fueron víctimas y victimarios a la vez: torturadores del franquismo o militantes de organizaciones terrorista. Pero no se reivindica su pasado, sino la injusticia de su asesinato.»

Acto de Gesto por la Paz por las víctimas del GAL. Baiona, 30 de marzo de 1996
Donostiako udaletxearen aurrean ateratako argazkia ikusitakoan hotzikara sentitzen dut, ekitaldi espeziala izan zen eta gaur egun ere sentsazio berezi hori somatzen dut.
Konbentzimentu osoz egin genuen kanpaina hau; ETAren indarkeriaren aurka geunden, guztiz, erabat, oso-osoan, eta bolada baten astero-astero ateratzen ginen, astean behin, birritan edo gehiagotan, ETAren erahilketak eta bahiketak salatzera-, baina aldi berean giza eskubideen unibertsaltasunean sinisten genuen, eta guretzat guztiz onartezina zen Zuzenbide Estatu demokratiko batek talde terrorista baten bitarteko berdinak erabiltzea eta giza eskubideen errespetua, legea eta zuzenbidea albo batera utzita jardutea.
Baina ETAren indarkeria zilegitzen zutenek ez zuten begi onez ikusten guk era horretako aldarrikapenak egitea, hori ere beraien logikatik kanpo zegoelako, eta bai ETAk hildako baten alde ateratzen ginenean, baita Estatuaren gehiegikerien ondorioz hildakoen alde bilkura isila egiten genuenean, beraien erantzuna beti zen berdina, edo bigarren kasu horretan amorru handiagoarekin jarduten ziren.
Veo la foto del Ayuntamiento de San Sebastián y me recorre un escalofrío, fue un acto hermoso y aún me produce una sensación muy especial.
Realizamos esta campaña con pleno convencimiento; estábamos totalmente en contra del terrorismo de ETA -de hecho en una temporada salíamos semanalmente, una, dos o más veces a condenar los asesinatos y secuestros de la banda terrorista- pero a la vez creíamos en la universalidad de los derechos humanos y para nosotros era totalmente inaceptable que un Estado democrático de Derecho utilizara los mismos métodos que un grupo terrorista y actuara al margen del respeto a los derechos humanos, la ley y el derecho.
Pero los que legitimaban el terrorismo de ETA no veían con buenos ojos que nosotros hiciéramos reivindicaciones de este tipo, porque escapaban totalmente a su lógica, y tanto si nos concentrábamos para condenar un atentado de ETA como si lo hacíamos para condenar las muertes o asesinatos fruto de los excesos del Estado, la respuesta siempre era la misma, e incluso en estos últimos casos reaccionaban con más rabia.
Besarkada bat biktima guztiei – un abrazo a todas las víctimas, todas inocentes, fuere quien fuere su victimario, a los familiares de las personas asesinadas, a las que han quedado con secuelas físicas o psíquicas, a las personas torturadas, a las que han podido rehacer su vida, a las que por desgracia no lo han conseguido, a las que han recibido el reconocimiento de la sociedad y de las instituciones, a aquellas que no se han sentido reconocidas nunca, a las que han sufrido una doble victimización, o triple… a los que recuperaron su libertad después de aquellos dolorosísimos secuestros, a las víctimas de la violencia de persecución, a todas las personas estorsionadas… un recuerdo a las que han logrado perdonar, y un recuerdo también a todas aquellas que aún no han logrado la paz que merecen.
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Mila esker. Sí, Gesto por la Paz siempre trató de romper las trincheras en las que algun@s se empeñaban en instalarse.
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