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Gogoan-por una memoria digna

~ Por una memoria digna como derecho de las víctimas y de la sociedad vasca en general. Una memoria que deslegitime la violencia y que sea pedagógica para prevenir situaciones como las vividas en Euskal Herria los últimos 50 años.

Gogoan-por una memoria digna

Archivos de etiqueta: pluralismo

‘GESTO’ dokumentala

26 viernes Ago 2022

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El 17 de septiembre se proyectará por primera vez el documental ‘Gesto’ en el Festival de Cine de San Sebastián.

El 26 de agosto, se presentó en Tabakalera (Donostia-San Sebastián) las películas y documentales que concursan o se exhiben en el apartado Zinemira del Festival de Cine de San Sebastián. Una de las películas que concursa es ‘Gesto‘, documental producido por Gogoan, por una memoria digna, dirigido por Xuban Intxausti y con música original de Fernando Velázquez.


¿Qué es ‘Gesto’?

‘Gesto‘ es un viaje por la memoria del pacifismo vasco que durante 30 años trabajó por la paz y en contra de la violencia en Euskal Herria. Entendemos la memoria no solo como un ejercicio de acercamiento a la verdad, sino como una valoración, en este caso positiva, del papel que realizó Gesto por la Paz en un momento realmente difícil. La memoria es también aprendizaje y, en este sentido, consideramos que recuperar la esencia de Gesto por la Paz es, además de un gesto de agradecimiento a quienes lo hicieron posible, una herramienta enormemente útil para las generaciones posteriores.

En el documental ‘Gesto’ se recogen los principios y actuaciones que dieron forma a esa genuina construcción colectiva que fue Gesto por la Paz, que no se creó ni se desarrolló con patrones preestablecidos, todo fue el resultado del análisis, las motivaciones y las inquietudes de las personas que lo hicieron posible. Muchos de sus principios y actuaciones conservan plena vigencia, pero es necesario destacar que el gran valor de Gesto es lo que hizo en el momento que lo hizo, en esas circunstancias y con esos condicionantes.

En ‘Gesto’ algunos miembros de la organización pacifista nos van relatando ese trabajo a través de imágenes del pasado y de intervenciones que dan paso a esos principios y actuaciones mencionadas De esta manera, se invita al espectador a descubrir lo que fue Gesto por la Paz y la vigencia de su esencia.

Los derechos humanos

Gesto por la Paz fue una organización que trabajó por la paz y el respeto de los derechos humanos para todas las personas desde 1985 hasta 2013 en el ámbito de la violencia específica generada en Euskal Herria.

La movilización social como cauce de expresión y sensibilización

Desde el inicio, la labor fundamental fue la concienciación y sensibilización sobre la gravedad de la violencia que inundaba nuestra sociedad y lo hizo a través de la movilización social desde un planteamiento unitario y plural. Ahí se enmarcan los “gestos por la paz”, las concentraciones silenciosas que se realizaron en numerosos pueblos, barrios, colegios o campus universitarios después de cada muerte relacionada con la violencia específica generada en Euskal Herria. Estas concentraciones silenciosas de 15 minutos fueron la seña de identidad más genuina de la organización.

El conflicto violento y el conflicto político

De forma paralela, Gesto por la Paz desarrolló un discurso genuino basado en el respeto a los Derechos Humanos de todas las personas y en la defensa de un ámbito unitario pre-partidista para afrontar el grave problema de la violencia. En este sentido, uno de los pilares fundamentales de este discurso fue la separación del conflicto violento del conflicto político. Gesto por la Paz defendió que no existió ninguna relación necesaria entre el conflicto político identitario -uno de tantos conflictos políticos que se dan en una sociedad plural- y el uso de la violencia. Consecuentemente, el terrorismo fue el resultado de una decisión voluntaria, libremente tomada, injusta y errónea que no tuvo ninguna justificación. Desde ahí, Gesto por la Paz siempre defendió que se debía llegar al final de la violencia desde el puro desistimiento de quienes mantuvieron y defendieron esa estrategia, sin pagar ningún precio político por la paz, como afortunadamente así ha ocurrido.

Gesto por la Paz defendió que no existió ninguna relación necesaria entre el conflicto político identitario -uno de tantos conflictos políticos que se dan en una sociedad plural- y el uso de la violencia.

Las víctimas de la violencia

El cimiento más significativo del discurso de Gesto por la Paz fueron las víctimas que originó esta violencia. De esta manera, es destacable la creciente centralidad de las víctimas. Las víctimas eran la razón fundamental para realizar un posicionamiento contrario al uso de la violencia. Una sola víctima ya deslegitimaba el uso de la violencia.

Se trataba de que la ciudadanía comprendiera que las víctimas eran las trágicas destinatarias de un ataque que iba dirigido contra toda la sociedad.

Se trataba de que la ciudadanía comprendiera que las víctimas eran las trágicas destinatarias de un ataque que iba dirigido contra toda la sociedad. La asunción de este principio posibilitaba los imprescindibles mecanismos de reconocimiento y solidaridad hacia todas ellas, cada una desde su especificidad. En este ámbito, el primero de los pasos que se dio fue humanizar a las víctimas, “descubrir” que, bajo aquellos uniformes o cargos, había seres humanos con una vida que quedaba truncada para siempre. El segundo paso y fundamental fue dar voz a las víctimas. Su testimonio directo nunca deja indiferente a quien se atreve a escucharlo.

Ante el acoso que sufrieron miles de ciudadanos y ciudadanas, Gesto por la Paz creó el concepto “violencia de persecución” (2000) con el que se pretendió denunciar la falta de libertad de una parte importante de la población por su condición de representante de la ciudadanía o por el libre ejercicio de su profesión. Estas personas padecieron la utilización sistemática de la amenaza, el acoso, la agresión y hasta el asesinato por el hecho de defender públicamente unos planteamientos ideológicos no coincidentes con los de quienes apoyaban y ejercían la violencia.

Las personas presas y detenidas

Desde la defensa de los Derechos Humanos para todas las personas, Gesto por la Paz también abordó la situación de las personas presas y detenidas relacionadas con los delitos de terrorismo. En este sentido, desde el inicio de la organización se denunciaron casos de tortura como el de Tomás Linaza en 1987 y otros que, desgraciadamente, le sucedieron a lo largo de los años.

Por otra parte, en 1994, Gesto por la Paz junto a Denon Artean, ya planteó y defendió el principio democrático de la reinserción y lanzó los criterios que consideraba que se debían aplicar, criterios que mantienen toda su vigencia en la actualidad (Criterios: 1. Desvinculación de la estrategia terrorista, 2. Acatamiento de las reglas y principios democráticos, 3. Reconocimiento del daño causado).

También en 1994, se lanzó a la opinión pública el concepto del acercamiento para las personas presas relacionadas con el terrorismo; un posicionamiento planteado desde una perspectiva ética y humanitaria. Dicha reivindicación se diferenció claramente de la reivindicación que desde la izquierda abertzale se hacía en aquel momento del reagrupamiento de presos.

      

Por una memoria deslegitimadora de la violencia

Toda la actividad de Gesto por la Paz ha ido claramente dirigida a la deslegitimación de la violencia. Todo relato que se construya debe partir de la defensa de los derechos humanos para todas las personas y debe poner en primer lugar a las víctimas, como el trágico e irreparable logro que ha generado la violencia. Se debe construir una memoria claramente deslegitimadora de la violencia.


Trailer del documental

El 17 de septiembre se proyectará por primera vez el documental ‘Gesto’ en el Festival de Cine de San Sebastián a las 22’15 h. También habrá pases por la tarde los días 18 y el 19 de septiembre.

El relato y el Foro Social

03 martes Mar 2020

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«De la batalla del relato a una narrativa ética compartida»

 

El pasado 17 de febrero, en nombre del Foro Sozial, Taxio Arrizabalaga y Teresa Toda publicaron un artículo («Relato, memoria? Una aportación más a la reflexión«) con una serie de consideraciones sobre la memoria, sobre la forma de recordar las numerosas tragedias provocadas en la historia reciente de la sociedad vasca.

En su artículo mencionaban a nuestra organización, Gogoan por una Memoria Digna, por haber cuestionado el planteamiento del Foro de que “todos lo relatos se sientan confortablemente representados”.

                 

Consideramos que merece la pena aprovechar la ocasión para intercambiar y contrastar algunas ideas sobre nuestra memoria democrática, diferenciando cuatro planos: lo legal/ilegal, la verdad histórica de los hechos, una necesaria narrativa ética compartida y la diversidad de relatos individuales y colectivos.

Lo legal y lo ilegal

Primeramente el Foro plantea en su escrito el plano legal “todos los relatos tienen derecho a poder expresarse”. Esto nos llevaría a debatir sobre el sentido y contenido de delitos como el de apología del terrorismo, del franquismo, delitos de odio, humillación a las víctimas… Pensamos que éste no es el dilema fundamental en nuestra sociedad. Y, en todo caso, ante problemas como los sistemáticos homenajes a presos de ETA, debe primar el rechazo ético y social. Preservando la libertad de expresión, con ciertos límites del derecho penal garantista solo para tratar barbaridades extremas.

RTVE

 debe primar el rechazo ético y social. Preservando la libertad de expresión, con ciertos límites del derecho penal garantista solo para tratar barbaridades extremas

La verdad histórica

En segundo lugar está el plano de la verdad histórica, a la que se llega aplicando un método riguroso, para conocer los hechos tal y como sucedieron, y deslindarlos de los errores, mitos y/o mentiras. Sirva como ejemplo el debate historiográfico sobre la autoría en 1960 del asesinato en Donostia de la niña Begoña Urroz (el DRIL, y no ETA). O sirvan también las controvertidas bases de datos “militantes” de Euskal Memoria y Egiari Zor, que mezclan/suman víctimas reales y verdugos muertos en accidentes de tráfico (ejemplo, el dirigente de ETA muerto en Argel, Txomin Iturbe) o incluso muertes cometiendo atentados (ejemplo, Hodei Galarraga, al que le explotó la bomba que transportaba, y que, por cierto, fue nombrado hijo predilecto de su pueblo).

¿Hablamos de reconocer víctimas o se pretende una mezcolanza de caídos por la causa?

Diario Vasco. Txomin Iturbe funeral

¿Hablamos de reconocer víctimas o se pretende una mezcolanza de caídos por la causa?. Convendría revisar con el rigor mínimo de la criminología y victimología lo que realmente ocurrió, es decir, con respeto básico hacia la verdad histórica de los hechos.

Una narrativa ética común

En tercer lugar proponemos situar una narrativa ética común sobre la que construir nuestra convivencia, lo que se pretendía con el hoy disputado “suelo ético compartido” de las distintas ponencias parlamentarias de paz, o con el decálogo de demandas del colectivo plural de víctimas Eraikiz. A veces se ha identificado de manera demasiado simplista con el “matar estuvo mal”, o lo que es más preocupante, con derivadas distorsionadoras como el “aquí todos hemos sufrido”, o “todos hemos sido un poco malos”.

Ideas así no parecen raíces suficientes para sembrar los mínimos de una convivencia democrática sana. Debería ser posible compartir una narrativa ética común que explique a las nuevas generaciones que en nuestra sociedad hay diferentes identidades nacionales y que durante décadas se amenazó, se persiguió y se mató por pensar distinto sobre la articulación y coexistencia de dichas identidades. En muchas sociedades conviven en un mismo territorio varios proyectos nacionales, lo particular del pueblo vasco ha sido que en medio de la Europa moderna se recurriera al asesinato político para afrontarlo. Integremos eso en nuestra narrativa ética común como país. Y que valga de antídoto para la no repetición de la violencia y que, asimismo, nos sirva para que los proyectos de futuro se asienten en el pluralismo, en el respeto profundo a nuestra pluralidad.

en nuestra sociedad hay diferentes identidades nacionales y, durante décadas, se amenazó, se persiguió y se mató por pensar distinto sobre la articulación y coexistencia de dichas identidades

En esta narrativa ética sobre una violencia terrorista, en la que el 95% de las víctimas lo fueron con Franco ya muerto, también debería quedar grabada otra enseñanza fundamental: la línea infranqueable de los Derechos Humanos en la lucha contra el terrorismo. Y es que las decenas de víctimas del terrorismo de Estado y los cientos de víctimas de torturas son testimonio del conocido “todo vale contra el terrorismo”. Guardemos en la memoria colectiva aquella denuncia del movimiento pacifista vasco “si la democracia mata, la democracia muere”.

las decenas de víctimas del terrorismo de Estado y los cientos de víctimas de torturas son testimonio del conocido “todo vale contra el terrorismo”

Y, como complemento inseparable del valor ético de los testimonios de tantas injusticias contra las víctimas, debe acompañarse la asunción de responsabilidad por parte de sus victimarios y su deslegitimación. Y es que, si apostamos por una convivencia positiva, un gran modelo sería el de los encuentros restaurativos (principalmente los de Nanclares).

 

La diversidad de relatos individuales y colectivos

Y, finalmente, un cuarto plano se situaría en los relatos particulares. Cada persona/grupo ha tenido sus vivencias, tamizadas por sus emociones, y eso da como resultado puntos de vista singulares, insustituibles. Eso es lo natural, ahora aquí y en cualquier época y lugar, así transcurren las experiencias de todos los seres humanos. Evidentemente cada cual aportará sus matices, subrayados diferentes, intensidades distintas…. Esos puntos de vista convivirán de manera armoniosa, conflictiva o dialéctica, según cada caso. Así es la vida. Pero con todo, lo importante es que esos relatos respeten la verdad de los hechos y compartan unos valores éticos básicos, la narrativa ética compartida, que proponemos.

lo importante es que esos relatos respeten la verdad de los hechos y compartan unos valores éticos básicos

 

Esperamos que los intercambios de ideas enriquezcan nuestras posturas iniciales. Con ese ánimo compartimos estas líneas.

Justos, insumisos y resistentes

20 martes Nov 2018

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amenazas, Centro Memoria Victimas del terrorismo, concejales, El Correo, El Diario Vasco, Gesto por la Paz, Iñaki Dubreuil, Justos insumisos y resistentes, Memoria, miedo, no-violencia, Pacifismo, pluralismo, prejuicios, Raúl López Romo, relato, silencio, terror, violencia de persecución

El pasado 2 de octubre, Raúl López Romo, historiador del equipo del Centro Memorial Víctimas del terrorismo, escribía en El Correo y El Diario Vasco el artículo «Justos, insumisos y resistentes» que podéis leer en el link.

A algunas personas nos pareció extraño que bajo ese título, el artículo no hiciera referencia al compromiso de parte de la ciudadanía frente al terrorismo, que no existiera la más mínima referencia a las personas que participaron en la revolución -¿exagerado?, quizás- no violenta que realizaron de la mano de Gesto por la Paz y grupos similares. Dado que el autor del artículo es un historiador que trabaja en un memorial, repetimos, consideramos necesario publicar otro artículo con nuestra propia visión sobre quiénes fueron justos, insumisos y resistentes.

Este ha sido el resultado publicado en El Diario Vasco (23 de octubre) y El Correo (20 de noviembre):


Sobre Justos, insumisos y resistentes

Como estamos en tiempo de relato, cuando hace unos días abrimos el periódico y leímos el título de un artículo que decía «Justos, insumisos y resistentes» enseguida intuimos que el artículo sería una especie de reconocimiento a la gente que de manera absolutamente desinteresada y motivada exclusivamente por hacer «lo que tenía que hacer», salió a la calle tomada por los llamados «violentos» y con un silencio atronador inició toda una convulsión social en una comunidad que estaba paralizada por el miedo, los prejuicios y la comodidad. Estas personas hicieron un hueco muy relevante en el espacio público lo que supuso, en ocasiones, tener en frente literalmente a quienes atemorizaban a toda la ciudadanía con sus actitudes chulescas, violentas y dictatoriales. Y estas personas, sobre todo, empezaron a cambiar la mentalidad y despertaron la conciencia moral de la sociedad vasca que era capaz de pasar por delante de un cadáver y asumirlo con «normalidad». Empezaron el largo camino de deslegitimar la violencia. Como alguien dijo en una ocasión, «Gesto por la Paz nos enseñó que matar estaba mal«. Así de sencillo y así de inaudito.

Sorprendentemente, el artículo no tenía nada que ver con estas personas anónimas que objetivamente fueron justas, insumisas y resistentes y, de forma similar a lo que había ocurrido en determinadas circunstancias durante esos años de violencia, esas personas vuelven a quedar en el olvido. No se trata de quitar ningún mérito ni reconocimiento a quienes, a pesar de tener una amenaza de muerte por parte de ETA, se presentaban a las elecciones en sus pueblos.

Iñaki Dubreuil. Acto Gesto por la Paz Durando, abril 2003

Precisamente siendo fieles a una memoria justa y verdadera, queremos recordar lo que los anónimos pacifistas escribían ya en 2003, en plena época de acoso a los concejales de partidos amenazados: «Agradecemos públicamente el esfuerzo y sacrificio personal que supone presentarse como candidato en las próximas elecciones municipales, especialmente a quienes participan en las listas de los partidos políticos amenazados. Hoy en día, ser candidato implica un alto coste, tanto para ellos como para su entorno más cercano. Gracias a estas personas el ejercicio democrático del voto sigue siendo posible.» [*] Y lo decían entonces, cuando la amenaza se convertía en realidad un día sí y el otro también. Además, los pacifistas salían a la calle a manifestar ese apoyo; incluso estos pacifistas ofrecieron de manera no pública su insignificante nombre para rellenar candidaturas que no se podían completar por la presión del terrorismo.

Y hay un matiz que no debemos obviar: esta movilización pacífica estuvo protagonizada por un colectivo muy plural; todas, eran personas que coincidían en la defensa de valores universales asumiendo que su mensaje era político, pero pre partidista. De ahí que ese espacio pacifista conquistado lo compartiera gente procedente de todas las sensibilidades políticas existentes, siempre que se asumiera que violencia y política eran realidades contrapuestas e imposibles de casar en un sistema democrático.

Estamos en un tiempo de relato y es necesario mantener un escrupuloso rigor en las palabras y en la valoración de los hechos, más si proceden de quienes apuntan a escribir la verdad de lo ocurrido. Todo no se puede restringir al ámbito de la producción y difusión editorial.

Una tarea pendiente es precisamente desarrollar nuevos espacios para dar a conocer lo mucho, o poco, que se hizo por parte de la sociedad vasca durante los años de la violencia. Por ejemplo, hoy en día sigue siendo muy importante dar a conocer la voz de las víctimas porque, tristemente, aún a muchas personas les resultará novedosa, pero también, en la construcción de ese relato, habrá que resaltar que hace cerca de 20 años ya se inició ese ejercicio, en un contexto de violencia en el que resultaba mucho más difícil que se oyera la voz de las víctimas.

En resumen, si se quiere lanzar un mensaje sobre “Justos, insumisos y resistentes“ es de rigor mencionar que también hubo personas anónimas que reaccionaron frente al mal instalado, defendieron los valores democráticos, mantuvieron posicionamientos radicalmente no violentos, rompieron la cadena del terror y fueron un ejemplo de moral y dignidad. Gente valiente que hizo lo que pensaba que “tenía que hacer”. Gracias a todas esas personas.

 

Firman: Isabel Urkijo Azkarate, Jesús Herrero Arranz, Iñaki García Arrizabalaga, Maite Leanizbarrutia Biritxinaga, Fabián Laespada Martínez, Lourdes Oñederra Olaizola, Pello Salaburu, Eugenio Ariztimuño Amas, Garbiñe Santacoloma Ibañez, Amagoia López de Larruzea, Iñaki Uribarrena Ibarguengoitia, Inés Rodríguez Ranz y Edorta Martínez Fraile, miembros de Gogoan, por una memoria digna

[*] Declaración en favor de la libertad y la convivencia. Gesto por la Paz, 2003


 

Para terminar, queremos añadir la reflexión final del artículo de Jesús Herrero Arranz para la revista GALDE, «Las paradojas del final«:

Algunos análisis actuales intentar reducir a Gesto por la Paz únicamente al plano de la ética, obviando sus aportaciones a la política pre-partidista, para diferenciarlo de otras organizaciones con otras aproximaciones ante el problema de la violencia. Estas y otras muchas cuestiones son las que tienen que ser analizadas con rigurosidad para construir y reivindicar la memoria de lo que nunca debió comenzar.

 

 

GA GA IRRATIA

17 miércoles May 2017

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Anabel Alonso, convivencia, diversidad, Elena Irureta, Euskadi irratia, Euskal Telebista, euskera, Faktoria irratisaioa, Imanol Arias, Itziar Ituño, Jose Ramón Soroiz, Joxean Bengoetxea, komunikabideak, medios de comunicación, pluralismo, Queen, Radio Euskadi, Radio Ga Ga, radio pública

Euskadi_irratia

Orain dela 14 bat urte Urbiara joan nintzen bi lagun gipuzkoarrekin; euskaldun peto-petoak biak ere, euskeraz gaztelaniaz baino hobeto moldatzen diren horietakoak, eta euskerarekin konprometituak. Mundua konpontzen ari ginela zera esan zuen batak, berak Euskadi Irratia entzun beharrean Radio Euskadi jartzen zuela, eta besteak ere berdina aitortu zigun. Sekulako ezustekoa hartu nuen hori aditzean. Nik garai hartan Euskadi Irratia entzuten nuen normalean eta eurak ere berdin egiten zutela imajinatzen nuen, eta zergatia galdetu nienean, ia zergatik irrati publiko bera euskeraz entzun beharrean gaztelaniaz entzuten zuten galdetzerakoan, ez zidaten erantzun argirik eman, ez batak ez besteak, “esatariak gazteegiak zirela, esperientzia falta nabaritzen zitzaiela”… kuestioa da elkarrizketa hark zer pentsatua eman zidala.radio

Aitortu beharra daukat neuk ere Euskadi Irratia entzuterakoan, sarri izaten nuela irratia itzaltzeko gogoa -sintonizatzen ditudan irratietatik bera bait da askogatik sentimendu hori gehien eragin didana- baina euskeraz zenez, lehentasuna ematen nion. Gainera herri honetan ohituta geunden pertsona eta talde batzuk indarkeriaren erabilera nola zilegitzen zuten ikustera, eta hori zoritxarrez euskeraz zein gaztelaniaz egiten zen.

Denborarekin konturatu nintzen niretzat arazoa ez zela esatariak gazteegiak izatea; batzuk –ez hain gazteak, egia esateko- gu umeak bagina bezala tratatzen gintuztela baizik, hor zegoen gakoa. Askotan tartekatzen zituzten diskurtso sinplistak musu truk: “mamua dator, mamua kanpotik dator –Espainiatik gehienetan-, mamua txarra da eta gu, euskaldunok, onak”; etsaia kanpoan kokatzeko premia zeukatela zirudien, euren burua eta entzuleon nortasuna berresteko, edo etxean geneukan munstroari aurre ez egiteko. Eta aldi berean bazirudien gizarte honetako sektore zehatz batekin konektatzea interesatzen zitzaiela bereziki, sektore hori pozik edukitzea nahi zutela, edo gutxienez ez haserretzea.

Aspertu egiten ninduen inpartzialtasun falta horrek, independentzia ezak, doktrinamenduak… bolada luzeak egiten nituen irratsaio batzuk entzun gabe… baina denborarekin beti bueltatzen nintzen, irrati publikoa zelako, beraz, nirea ere bazelako, eta batez ere euskalduna, eta ez niolako uko egin nahi.

faktoriaMaiatzaren 5ean aspaldian entzuten ez nuen “Faktoria” irratsaioa jarri nuenean berriz izan nuen sentsazio txar hori, berriro dezepzionatu ninduten. Joxean Bengoetxea eta Itziar Ituñori egin zioten elkarrizketan, esataria bere kabuz, eta ez gonbidatuen adierazpenen harira, “Madril” arerio bezala aurkezten tematu zen, “Zer modutan bizi ote duten Euskal Herriko aktoreek Madrilekiko harreman hori?” “erosoa ote den ala ez edo sortzen ote dien holako… Madril izateagatik diot” “konplexurik ba al daukaten euskal aktoreek Madrilekiko” “Madrilen lan egin behar horrek gaizki begiratzerik sortu ote ditzakeen eta horrek berak aktoreari erreparu batzuk jarri Madrilera joateko orduan”. Galdera guztiak Madrili aipua kentzera bideratuta zihoaztela zirudien. Non dago objektibotasuna? Zertara dator behin eta berriro aurreiritzi hori errepikatu beharra? Esatariak bere buruan zeukan aurreiritzia, zeren eta aktoreek normaltasunez erantzuten zioten ez zutela aparteko trabarik aurkitu Madril “mamu tzar” horretan. Horrelako adibideak eta larriagoak hainbat aipatu ahalko nituzke, eta ez naiz gonbidatuek jaurtitzen dituzten iritziez ari, esatari batzuen jarrerari buruz baizik.

Ez al dago Euskal Herrian askotariko aktorerik, batzuk Madril maite dutenak, besteak gorroto eta beste batzuk Pekinen bizitzea nahiko luketenak? Esate baterako, Elena Irureta, Anabel Alonso, Jose Ramon Soroiz edo Imanol Arias… ez al daukate bizitza ikusteko ikuspegi ezberdinik? Zergatik aurkezten dizkigute kolektibo batzuk berdin pentsatu eta sentitzen duten multzo homogeneo bezala? Eta multzo horren barruan bere burua kokatzen ez dutenak, ez dira aktoreak, ez dira euskaldunak? Ez al gara gizarte anitzean bizi? Ez al da aniztasuna ezaugarri aberasgarria? Edo zer da, gailendu beharreko oztopoa, azken finean denok berdin pentsatzeko, aritzeko, kritikatzeko eta horrela “onenak” izaten jarraitzeko? Zer gara, artaldea? Guzti honen aurrean gure komunikabide publikoek zer maila ematen dute?

Euskeraz aritzen diren komunikabideen helburuetako bat –garrantzitsuenetakoa esango nuke nik- euskera hedatzea da. Zergatik aritzen dira batzutan hain zakar, gure elkarteko bizilagun batzuen sentimentuak gutxietsiz, justu kontrakoa egin beharko zuketenean, hau da, aintzakotzat hartu -euren eskubidea delako- eta bide batez euskerara erakarri? Zergatik ez digute Ga Ga Irrati liluragarri bat eskaintzen?

Euskadi Irrati liberatua, profesionala, dibertigarria, aurreititziak albo batera uzten dituena, eta gure herriko identitate eta pentsamolde guztiak kontuan hartu eta errespetatzen saiatzen dena? Batzutan zaila egiten zait irudikatzea gure erkidegoko hainbat bizilagun eroso sentitu daitezkeela beraien komunikabide publikoetako saio batzuk entzun eta ikustean, nik neuk ere atzerakada sentitzen bait dut tarteka, eta horrek asko kezkatzen nau.

Oraindik ez dakit bi lagun haiek zer dela eta entzuten zuten Radio Euskadi Euskadi Irratia entzun beharrean, hurrengo bazkarian galdetuko diet berriro, baina niretzat oso garrantzitsua da Euskadi Irratia eta Euskal Telebista aukera serio bat izatea komunikabideak euskeraz entzun eta ikusi nahi ditugunontzat. Ahaleginak pena merezi du, alde batetik euskeraren etorkizuna jokoan dagoelako, eta bestetik bizikidetza eta aniztasunari zor zaion errespetua indartzen lagundu dezaketelako.

Maite Leanizbarrutia

[en castellano]

Hace unos 14 años subí a Urbia con dos amigos guipuzcoanos, dos personas comprometidas con el euskera; en su día a día básicamente se relacionaban en esta lengua. Mientras estábamos intentando arreglar el mundo, uno de ellos nos dijo que él solía escuchar Radio Euskadi en vez de sintonizar Euskadi Irratia, y el otro comentó que también él hacía lo mismo. Estas afirmaciones me sorprendieron mucho, ya que en esa época yo normalmente escuchaba Euskadi Irratia, y daba por hecho que ellos hacían lo mismo. Cuando les pregunté por qué escogían la versión en castellano de la misma radio pública no me dieron ninguna respuesta convincente; comentaron que en la radio en euskera los locutores y las locutoras eran muy jóvenes, que les faltaba experiencia… el caso es que el tema me dio qué pensar.

Tengo que reconocer que al escuchar Euskadi Irratia muchas veces sentía la tentación de apagarla –de todas las radios que sintonizo es con mucho la que más a menudo me ha generado ese sentimiento-, pero como era en euskera, le daba prioridad. Y, además, como en este pueblo estábamos acostumbrados a que algunas personas y colectivos justificaran alegremente el uso de la violencia, y lo hacían tanto en euskera como en castellano, lo mismo me daba escucharlo en un idioma que en otro.

Con el tiempo me fui dando cuenta de que el problema, bajo mi punto de vista, no era que los profesionales de la radio fueran demasiado jóvenes, el tema era que algunos –no tan jóvenes, por cierto- nos trataban como si fuéramos niños, y ahí estaba el quiz de la cuestión. Muchas veces intercalaban discursos simplistas y tópicos de manera gratuita: “que viene el coco, el coco viene de fuera, -normalmente de España-, el coco es malo y nosotros los vascos, buenos”; es como si tuvieran la necesidad de reafirmarse y reafirmarnos buscando al enemigo fuera, tal vez para no enfrentarse con el monstruo que teníamos en casa, y al mismo tiempo daba la sensación de que básicamente les interesaba conectar con un sector determinado de la sociedad, como si quisieran tenerles contentos, o por lo menos no enfadarles demasiado.

Me aburría esa falta de imparcialidad e independencia, el adoctrinamiento… pasé años sin escuchar algunos programas… pero con el tiempo volvía, porque era la radio pública y por lo tanto también era mía, y sobre todo porque era en euskera y no quería renunciar a ella.

Al sintonizar el programa “Faktoria” el pasado 5 de mayo de nuevo, me sentí decepcionada. Nuevamente tuve esa mala sensación que me aborda con esta radio. Estaban entrevistando a los actores Joxean Bengoetxea e Itziar Ituño cuando la locutora se empeñó en demonizar a “Madrid”, “que cómo viven los actores vascos esa relación con Madrid” “si es cómoda o les provoca una … por ser Madrid, quiero decir” “si los actores vascos tienen complejos en relación a Madrid” “si el hecho de trabajar en Madrid puede hacer que se les mire mal, y eso mismo generar reparos entre los actores a la hora de ir a Madrid”. Todas las preguntas parecían dirigidas a desprestigiar esta ciudad. ¿Dónde queda la objetividad? ¿a qué viene la necesidad de incidir en ese prejuicio? Prejuicio que la locutora tenía en su cabeza, porque los entrevistados le respondían con normalidad afirmando que no se habían encontrado con ninguna dificultad extraordinaria en ese Madrid “bicharraco”. Puedo mencionar ejemplos como éste y otros bastante más graves de tiempos pasados, y no me refiero a las opiniones vertidas por los invitados, sino a la postura que toman algunos profesionales de esa radio.

¿Acaso no hay en Euskal Herria una amalgama de actores y actrices, unos que adoran Madrid, otros que lo odian y otros que quisieran vivir en Pekin? Me vienen a la cabeza nombres como Elena Irureta, Anabel Alonso, Jose Ramón Soroiz e Imanol Arias ¿Es que no tienen diferentes puntos de vista? ¿por qué nos presentan algunos colectivos como un conglomerado uniforme que piensa y siente igual? ¿y quien no se siente dentro de ese conglomerado, no es vasco o vasca, no es artista? ¿No vivimos en una sociedad plural? ¿No es la pluralidad una cualidad enriquecedora? ¿O la consideramos como una dificultad a superar, para que todos y todas pensemos igual, actuemos igual, critiquemos a los mismos y así sigamos siendo ”los mejores”? ¿Es que somos un rebaño de ovejas? ¿Están nuestros medios de comunicación públicos a la altura de las circunstancias, a la altura de esta sociedad?

Uno de los objetivos más importantes de los medios de comunicación que trabajan en euskera es difundir nuestra lengua, ¿a qué viene faltar al respeto a miembros de nuestra comunidad de una forma gratuita cuando se debiera hacer justo lo contrario, reconocerles, por derecho, y al mismo tiempo atraerles al euskera? ¿Por qué no nos ofrecen una Radio Ga Ga deslumbrante, una Euskadi Irratia liberada, profesional, divertida, sin prejuicios, que tenga en cuenta y respete todas las identidades y pensamientos de nuestro pueblo? En ocasiones me cuesta imaginar que muchas personas de Euskadi puedan sentirse cómodas al ver y escuchar determinados programas que emiten los medios de comunicación en euskera, y eso me preocupa.

Aún no sé por qué mis dos amigos se decantaban por Radio Euskadi en detrimento de Euskadi Irratia, se lo preguntaré en la próxima comida, pero para mí es muy importante que tanto Euskadi Irratia como Euskal Telebista sean una opción seria para todos aquellos que queramos consumir medios de comunicación en euskera. Y el esfuerzo merece la pena ya que por un lado el futuro del euskera está en juego, y por otro pueden coadyuvar decididamente a ir consolidando la convivencia y el respeto a la pluralidad.

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