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Gogoan-por una memoria digna

~ Por una memoria digna como derecho de las víctimas y de la sociedad vasca en general. Una memoria que deslegitime la violencia y que sea pedagógica para prevenir situaciones como las vividas en Euskal Herria los últimos 50 años.

Gogoan-por una memoria digna

Archivos de etiqueta: acercamiento de presos y presas

La tentación del olvido

25 domingo Oct 2020

Posted by gogoanmemoria in Memoria

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acercamiento de presos y presas, atentados, convivencia, deslegitimación de la violencia, ETA, homenajes, Memoria, paz, política penitenciaria, presos de ETA, terrorismo, víctimas del terrorismo, victimarios

Para superar de forma suficiente el trauma de la violencia hace falta abordar un sinfín de tareas. Especialmente importantes y urgentes son las que se refieren a la necesidad de desarmar la cultura de la violencia que penetró en capas amplias de nuestra sociedad. Sólo rompiendo todos los cautiverios mentales que hicieron posible una barbaridad como el asesinato, será posible rehacer todo el tejido social y moral roto por la violencia.

En ese camino hay dos elementos centrales donde nos la jugamos; la deslegitimación social de la violencia y la convivencia en una sociedad compleja y plural como la nuestra.

El reto de la paz y la convivencia exigen, al menos, tiempo, voluntad y un trabajo ético enorme. Y la necesaria deslegitimación social de la violencia es incompatible con expresiones públicas que homenajean o ensalzan la figura y la trayectoria de una persona de ETA que decidió matar o colaborar en ello.

Sin duda, el vigor de nuestra convivencia se medirá dentro de unos años, pero hoy sabemos que no hay tareas aplazables. La consideración hacia los victimarios y su presencia en el espacio público y, por lo tanto, la deslegitimación social de la violencia, es una asignatura todavía pendiente.

En este sentido, conviene no subestimar el efecto devastador que tiene en la memoria y la ética pública la presencia, todavía, de los homenajes a presos de ETA. Porque normalizándolos podríamos estar enviando un mensaje equivocado a las siguientes generaciones, pues a través de esos actos se nos traslada la imagen de una gente generosa ensalzada por su participación en una violencia que no se cuestiona, cuando la violencia es, sobre todo, un trauma.

Es absolutamente legítimo criticar la política penitenciaria de alejamiento y reivindicar el acercamiento de cualquier preso. Pero es bien distinto tratar acríticamente, como si fueran mártires de nuestros pueblos, a quienes cometieron graves atentados contra sus víctimas y contra la convivencia de la sociedad.

Abrir la puerta a una relativización de los atentados o a una nostalgia criminal es un mal camino para reforzar la convivencia, porque después de enterrar las armas una de las cosas más urgentes es anular la épica que existió hacia la violencia en buena parte de la sociedad.

La convivencia real se construye sobre la base de un escenario en el que los victimarios no sean considerados héroes. Y hoy, en el espacio público de muchos pueblos, se nos impone aún un desequilibrio enorme entre la presencia pública de los agresores (victimarios) y la presencia de las víctimas, lo que merece una reflexión sobre el uso de los espacios comunes y públicos (frontones, calles principales, etc.).

La paz exige actitudes a favor de la paz y estas tienen que ser constantes y permanentes. Proyectar valores conciliadores que refuercen la convivencia y la deslegitimación de la violencia es incompatible con estos actos de auto elogio en los que se desprecia nuevamente el dolor generado en las víctimas por los mismos a los que se homenajea.

El silencio de las armas tiene un efecto sonoro evidente; en él se oye con más nitidez el desprecio con el que a veces se ha tratado a las víctimas. Hoy sin embargo tenemos el deber histórico y ético de hacer las cosas de otra forma. En la nueva sociedad post ETA no caben más humillaciones hacia las víctimas. En esto no podemos seguir siendo prisioneros del pasado porque para avanzar como sociedad necesitamos extender la cultura de la deslegitimación de la violencia en toda la sociedad.

Además de ello, hay que tener en cuenta que la convivencia se construye en el espacio común, en la vida cotidiana, en el paisaje urbano, desde el respeto hacia quienes sufrieron la violencia, sin más matices que la cercanía al dolor de quienes se vieron en una diana. Por eso, los homenajes a los presos de ETA, que se realizan precisamente porque eran de ETA, deterioran la calidad de nuestra convivencia, porque la convivencia se basa en un ejercicio diario de empatía y afecto.

Hace años, hubo una suma de cegueras colectivas que nos hicieron una sociedad peor al no darnos cuenta de las humillaciones y la soledad por la que estaban pasando las víctimas. Por eso, el deber de memoria, la necesidad de convivir, implica necesariamente la honestidad de reconocer los hechos tal y como fueron. Porque si adecuamos el presente a un escenario que perpetúa la seducción hacia la violencia y, por lo tanto, hacia quienes la ejercieron cerraremos en falso lo sucedido.

Después de todo el trabajo que se ha hecho en la memoria histórica, hoy sabemos que pasar por alto este tipo de cuestiones siempre es la antesala de la desmemoria. No caigamos, otra vez, en la tentación del olvido.

Joseba Eceolaza, miembro de Gogoan-Memoria digna

 

 

Este artículo ha sido publicado en El Correo, El Diario Vasco, Diario de Noticias de Navarra

Acercar a los presxs

15 domingo Mar 2020

Posted by gogoanmemoria in presos

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"Eskerrik asko eta barkatu", acercamiento de presos y presas, adoctrinamiento, alejamiento, cárcel Herrera de La Mancha, cumplimiento de condena, delegitimar la violencia, Diario de Noticias de Navarra, Enrique Múgica Herzog, españolista, ETA, Fundación Fernando Buesa, gudari, izquierda abertzale, Lourdes Oñederra, Noticias de Alava, Noticias de Gipuzkoa, política antiterrorista, política de dispersión, política penitenciaria, presos de ETA, reinserción

¿Venganza?

Parece que cuando comienza a funcionar un nuevo Gobierno, se inicia una nueva etapa en la que se activan nuestros temores y nuestras esperanzas. En este contexto, queremos lanzar esta pertinente pregunta: ¿por qué se mantiene a los presos de ETA a cientos de kilómetros de su lugar de residencia habitual?

Desaparecida ETA de una vez por todas, su “presencia” perdurará en nuestras vidas hasta el fin de estas. Es imposible que quienes padecimos su existencia, la olvidemos. Y con su increíble recuerdo -en ocasiones cuesta creer lo que vivimos-, trataremos de crear esa normalidad que debe existir, pero que aquí sigue estando totalmente desdibujada. Como decía Lourdes Oñederra en su discurso “Eskerrik asko eta barkatu” en el acto organizado por la Fundación Fernando Buesa, “no vamos bien cuando circulan palabras como ‘españolista’ de denotación brumosa y connotación envenenada; cuando no se sabe distinguir ‘conflicto’ de ‘violencia’, cuando se acepta la utilización de ‘gudari’, tanto para referirse a quienes se alzaron en favor de la República contra los golpistas, como para referirse a los terroristas, cuando se llama ‘equivocación’ a lo que fue una ‘opción’, la de considerar que la vida humana valía menos que la idea de patria de unos cuantos.” Sí, una realidad totalmente distorsionada y no va a ser nada fácil crear esa normalidad a la que hacíamos referencia.

no vamos bien cuando circulan palabras como ‘españolista’ de denotación brumosa y connotación envenenada; cuando no se sabe distinguir ‘conflicto’ de ‘violencia’, cuando se acepta la utilización de ‘gudari’, tanto para referirse a quienes se alzaron en favor de la República contra los golpistas, como para referirse a los terroristas, cuando se llama ‘equivocación’ a lo que fue una ‘opción’, la de considerar que la vida humana valía menos que la idea de patria de unos cuantos

Respecto a la convivencia, queda muchísimo por hacer y nos consta que hay una dura resistencia a avanzar en la dirección correcta. Precisamente una de las cuestiones que creemos imprescindible es que la izquierda abertzale elabore un discurso propio serio y sincero dirigido a deslegitimar la violencia terrorista. Pero hay otro asunto que también hay que abordar y que es mucho más sencillo. Se trata de -insistimos, desaparecida ETA- acercar a los presos a cárceles próximas al País Vasco.

Por cometer o colaborar en actos terroristas tienen que cumplir con la justicia. Sin embargo, a día de hoy ¿qué sentido tiene que estén tan lejos? Ya no lo tuvo cuando se decidió aplicar el alejamiento como medida penitenciaria dentro de la política antiterrorista. El propio Múgica Herzog artífice de la política de dispersión explicó: “la forma de dispersar era propiciar que la gente más receptiva a lo que estaba pasando en el exterior se librara de la presión del resto”. Esto es, el objetivo era liberar a todo el grupo de la presión de “los duros” con objeto de pudieran dar pasos hacia la reinserción. Y tal y como dice él mismo, se buscaba que la gente pudiera ser más receptiva respecto a lo que ocurría en el exterior. Sin embargo, al comprobar el daño que esta medida hacía en todo el entramado pro ETA, la perpetuaron sine die. Efectivamente, al mundo pro ETA le habían desmontado el chiringuito ya que, por una parte, habían terminado los akelarres de adoctrinamiento en los autobuses a Herrera de La Mancha y, por otra, se les obligaba a duplicar los esfuerzos por mantener al grupo de presos sin fisuras y cada uno fiel al cumplimiento… de su propia condena.

el objetivo era liberar a todo el grupo de la presión de “los duros” con objeto de pudieran dar pasos hacia la reinserción.

Olvidó el objetivo de la reinserción de los presos (política penitenciaria) para centrarse en la presión al entramado pro ETA (política antiterrorista)

De esta manera, con ETA muy activa, al Estado no le tembló el pulso por estirar al máximo los reglamentos aunque supusiera castigar también a personas inocentes. Olvidó el objetivo de la reinserción de los presos (política penitenciaria) para centrarse en la presión al entramado pro ETA (política antiterrorista). El resultado fue que durante 20 años las familias y amistades de los presos también fueron castigadas. Es verdad que, en muchos casos, ese entorno cercano al preso le apoyó, pero no fue en todos los casos. E, incluso aunque les hubieran apoyado, insistimos, no habían delinquido y, por lo tanto, no tenían por qué ser castigadas.

durante 20 años las familias y amistades de los presos también fueron castigadas. Es verdad que, en muchos casos, ese entorno cercano al preso le apoyó, pero no fue en todos los casos. E, incluso aunque les hubieran apoyado, insistimos, no habían delinquido y, por lo tanto, no tenían por qué ser castigadas.

Y si antes fue injusto, ahora que ETA ha desaparecido y, consecuentemente, no tiene el más mínimo sentido la política antiterrorista, ¿por qué se mantiene esa medida penitenciaria que supone ese castigo añadido? ¿Por venganza?  Como hemos comenzado diciendo, hay muchísimo trabajo por hacer. Quizás lo que más premura tenga sea contrarrestar esa corriente de quienes no vieron o no quisieron ver lo que ocurría y, ahora, siguen sin querer ver ese trabajo pendiente y se apuntan a pasar página lo más rápidamente posible coincidiendo en intereses con quienes más responsabilidad han tenido en estos 50 años de terrorismo. Y teniendo tanto y tan duro trabajo, ¿por qué no terminar con la injusticia que supone tener a los presos a cientos de kilómetros? Es necesario terminar con el alejamiento.


Artículo publicado en Diario Noticias de Navarra, Noticias de Gipuzkoa, Noticias de Alava,

Los presos y presas de ETA (3)

01 viernes Jun 2018

Posted by gogoanmemoria in presos, Sin categoría

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acercamiento, acercamiento de presos y presas, Antonio Duplá, asesinatos, Asociación de Víctimas del terrorismo, AVT, Bildu, Cambó, Carmen Guisasola, comunicado de ETA, conflicto, Denon Artean-Paz y Reconciliación, Dirección de Atención a Víctimas del terrorismo del Gobierno Vasco, elkarri, Esther Pascual, ETA, extrema derecha, GAL, Gesto por la Paz, Ignacio Iturbide, izquierda abertzale, Jaime Arrese, Joseba Urrusolo Sistiaga, Ladislao Zabala, Maixabel Lasa, Parlamento Vasco, perdón, reconocimiento del daño causado, reinserción, responsabilidad, revista GALDE, terrorismo, Txema Urkijo, vía Nanclares, Víctimas, violencia

En el primero de la serie, ya explicamos nuestro apoyo al acercamiento de los presos y presas. En el segundo, recordamos el trabajo realizado por Gesto por la Paz y Denon Artean-Paz y Reconciliación en relación a la reinserción y expusimos a grandes rasgos los posicionamientos del Estado, de la izquierda abertzale, de la sociedad y de algunas organizaciones sociales como Elkarri o la AVT (Asociación de Víctimas del terrorismo).

En este tercer y último capítulo de la serie, queremos referirnos a un tema que nos parece clave para que un preso inicie un proceso de reinserción: el reconocimiento del daño causado. Recuperamos los criterios que apuntaron las dos organizaciones pacifistas y comprobamos que:

a) Desvinculación de la organización armada. Resulta necesaria una renuncia explícita a cualquier estrategia basada en el ejercicio de la violencia. Ya no hay ninguna organización de la que desvincularse, por lo que, 30 años más tarde, este paso ya no es necesario.

Eusko Lege Biltzarra-Parlamento vasco

b) Acatamiento de las reglas y principios básicos democráticos. Condición indispensable para una pesona que ha optado por defender un posicionamiento político a través de la violencia, lo que significa terminar con la vida de otros seres humanos.

En el último de ETA se decía: «ETA no tiene miedo alguno a ese escenario democrático«. Posteriormente, marcan la hoja de ruta que actualmente están siguiendo: «el principal reto será construir un proceso como pueblo que tenga como ejes la acumulación de fuerzas, la activación popular y los acuerdos entre diferentes, tanto para abordar las consecuencias del conflicto como para abordar su raíz política e histórica. Materializar el derecho a decidir para lograr el reconocimiento nacional será clave«.

c) Reconocimiento del daño causado. Y aquí está otro elemento clave que últimamente está siendo un tanto… banalizado.

En primer lugar, en el comunicado de ETA en abril: «Somos conscientes de que en este largo periodo de lucha armada hemos provocado mucho dolor, incluidos muchos daños que no tienen solución. Queremos mostrar respeto a los muertos, los heridos y las víctimas que han causado las acciones de ETA, en la medida que han resultado damnificados por el conflicto. Lo sentimos de veras (…) 

¿Se puede reconocer el daño causado sin asumir la responsabilidad de las acciones? Esto se deduce de la expresión «han resultado damnificados por el conflicto» como si el conflicto pusiera bombas o pegara tiros; en lugar de decir «han sido víctimas de la violencia de ETA».

A consecuencia de errores o de decisiones erróneas, ETA ha provocado también víctimas que no tenían una participación directa en el conflicto, tanto en Euskal Herria como fuera de ella. Sabemos que, obligados por las necesidades de todo tipo de la lucha armada, nuestra actuación ha perjudicado a ciudadanos y ciudadanas sin responsabilidad alguna. También hemos provocado graves daños que no tienen vuelta atrás. A estas personas y a sus familiares les pedimos perdón.» 

Sí, ETA pide perdón a la inmensa minoría de las víctimas que causó, pero se vuelven a esconder: «obligados por las necesidades de todo tipo de lucha armada» como si, después de 50 años de violencia, no fueran conscientes de que utilizar la violencia significa inevitablemente crear víctimas, las buscadas y las no buscadas; y, sobre todo, como si utilizar la violencia no hubiera sido una decisión tomada con absoluta libertad por cada uno de los miembros de ETA.

¿Puede un preso de ETA iniciar un proceso de reinserción sin reconocer la responsabilidad de sus acciones que fueron fruto de una decisión libremente tomada como fue ingresar en la organización terrorista y asesinar a personas? No vale es esconderse tras las siglas de la organización. Cada persona tiene que asumir la responsabilidad de sus acciones. 

Gesto por la Paz y Denon Artean, Paz y Reconciliación defendieron que el tercer criterio, el reconocimiento del daño causado, era «un principio ético general que indudablemente debe ser tenido en cuenta en sus aspectos de autocrítica hacia lo causado, tanto en su dimensión social como en la humana.»

Algo muy similar a esta propuesta lanzada hace 30 años, es el proceso que han experimentado presos de ETA como Carmen Guisasola, Joseba Urrusolo Sistiaga y el resto del grupo de la «vía Nanclares«. Este grupo participó en los encuentros restaurativos organizados por la Dirección de Atención a Víctimas del Terrorismo del Gobierno vasco dirigida por Maixabel Lasa, Txema Urkijo y Jaime Arrese y que contaron con la inestimable ayuda de Esther Pascual. 

Reproducimos parte de la entrevista que Antonio Duplá le hizo a Esther Pascual en la revista Galde (2015), entrevista que animamos a que sea leída:

¿Cómo alguien que ha matado, y lo ha justificado y se ha justificado a sí mismo, puede convertirse en “agente de paz”, en términos de Reyes Mate?

Pues porque hace falta mucho valor para reconocer el mal que has causado, querer asumirlo, mirar a la persona a la que has herido o arrebatado a su ser querido, mirarle a los ojos y decirle: aquí estoy, dispuesto a explicarte o aclararte lo que necesites, a escucharte y escuchar todos tus reproches,  a pedirte perdón. Alguien que hace eso, por supuesto que puede convertirse en un agente de paz, en el sentido de que puede “contagiar” a otras personas a que hagan lo mismo, de manera que se contribuya a una pacificación social. Para las víctimas es doloroso que salgan los etarras orgullosos de su pasado y de su lucha, mientras que les reconforta saber que también hay ex-terroristas que salen arrepentidos y con ganas de contribuir a la paz. Eso les convierte en agentes de paz. Y al decir arrepentido nunca me refiero a humillado. Son cosas distintas. Nelson Mandela es un gran ejemplo de todo esto.

Por desgracia, estas iniciativas tan positivas fueron bloqueadas y anuladas.

Las personas presas durante los largos años de pena que tienen por cumplir, pueden elegir entre seguir la opción de la «vía Nanclares» y optar por la reinserción o tomárselo con la calma de Bildu que, unos días más tarde del acto de Cambó, rechazó firmar una declaración institucional en el Parlamento vasco porque «hoy por hoy es imposible alcanzar un acuerdo unánime en esta materia».

Este era soméramente el contenido de la declaración:

  • Alivio compartido con la sociedad ante la desaparición de ETA
  • Compromiso inequívoco por alcanzar la verdad, justicia y reparación que reclaman las víctimas del terrorismo
  • Petición a los presos de la banda que asuman la injusticia de sus actos para acogerse a beneficios penitenciarios.
  • Apuesta por construir una memoria compartida basada en el rechazo público a cualquier tipo de violencia, su legitimación y justificación.

El camino se conoce. Es cosa de tiempo y, desde luego, la izquierda abertzale parece no tener ninguna prisa.


Estas mismas reflexiones se podían dirigir a miembros de otros grupos terroristas que actuaron en Euskal Herria, sin embargo, es muy posible que no permanezca ninguno en la cárcel, bien porque fueron juzgados hace ya muchos años y ya han cumplido las condenas o bien porque nunca fueron juzgados.

En este sentido, queremos hacer referencia a un informe de la Dirección de Atención a Víctimas del terrorismo del Gobierno Vasco encabezada por Maixabel Lasa: «se contabilizaron 74 actos terroristas de los grupos parapoliciales y de extrema derecha en el País Vasco en esa época, con un balance de 66 muertos. Los asesinatos del otro terrorismo fueron reivindicados por los GAL (24), Batallón Vasco Español (18), la Triple A (8), Grupos Antiterroristas Españoles (6) y otros. Sólo en 17 casos se llegó a una sentencia firme. El resto jamás se aclaró.» (El País, 21 de marzo de 2010) Esto es, solo se esclarecieron el 23% de los casos.


 

Los presos y presas de ETA (1)

24 jueves May 2018

Posted by gogoanmemoria in presos

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acercamiento de presos y presas, alejamiento, Ana Rosa Gómez Moral, Borja Bergareche, declaración de Arnaga, dispersión, fin de ETA, frontón de Hernani, Garbiñe Ibáñez, Gesto por la Paz, Iñigo Urkullu, izquierda abertzale, Javi Madrazo, Joseba Egibar, pintadas, presos y presas de ETA, Uxue Barkos, Xabier Askasibar

Cuando se montó todo este teatro del «fin de ETA», hubo un periodista, al parecer experto en todo este asunto (violencia, víctimas, diálogo, presos… de todo), que sugirió que este anuncio del final era necesario para posibilitar una vía de salida (se supone que no literal) a los presos de ETA. Y es que realmente, la situación de los miembros de ETA que han entrado hace poco a la cárcel con unas condenas de ‘agarrate’ es dura de digerir. ETA ha desaparecido incluso y ellos tienen por delante más de 20 años para pagar su «metedura de pata». Y no sólo están en el desamparo de la organización, es que dentro de poco, estarán también en el olvido de la mayoría de quienes hasta hace no mucho les jaleaban en multitudinarias manifestaciones y les animaban a liberar la patria.

En la llamada declaración de Arnaga ya apuntaban que «Aún están por resolver asuntos importantes, como el de los presos y las personas que se encuentran huídas, y hacen falta esfuerzos duraderos para llegar a una total normalización de la vida cotidiana y política en la región.» Y tan sonora declaración enseguida tuvo eco en las calles de la región:

¡Pura normalización!

Y por si a alguien le había quedado alguna duda de que las cosas a partir de ahora serían diferentes, enseguida recuperan los sprys de antaño para escribir estas cosas en las paredes de un frontón utilizado fundamentalmente por niños y jóvenes:

Por suerte, no todas las personas entienden los discursos, las declaraciones, los acuerdos… justo, justo al revés. No. Hay quien los capta rápidamente y, de esta manera, el Lehendakari Iñigo Urkullu y la presidenta de Navarra Uxue Barkos, además de trabajar en el desarrollo de políticas conjuntas de memoria y convivencia, pidieron al Gobierno español que se adaptara al «nuevo» contexto y propusieron el acercamiento de los presos.

Sobre el acercamiento de presos y presas

Javi Madrazo, Iñigo Urkullu y Joseba Egibar en el acto de Gesto por la Paz por el acercamiento de presos

Resulta difícil entender que a día de hoy, aún haya presos de ETA que estén sufriendo este castigo añadido que es el de cumplir la condena a 800 km de su lugar de, llamémoslo, «residencia habitual» y que haya quien defienda este castigo añadido. Si en algún momento el alejamiento tuvo una explicación, que no justificación, hoy en día carecen de peso esas argumentaciones que trataban de contextualizar los cientos de kilómetros que obligan a hacer a sus familiares y amigos/as.

En 1994, Gesto por la Paz acuñó el término «acercamiento» de presos frente al alejamiento diseñado por instituciones penitenciarias y frente a la batalla contra la dispersión de la izquierda abertzale. Gesto lo defendió en solitario y, durante años, salió a la calle con esta reivindicación.

Aquellos argumentos de 1996 a favor del acercamiento siguen siendo válidos para hoy mismo. Y la excusa de la existencia de ETA, ya no tiene sentido; entonces, ¿a qué estamos esperando?


Una vez más, Gesto tenía razón

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