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acercamiento, Asociación de Víctimas del terrorismo, AVT, cárcel, colectivo de presos vascos, Denon Artean-Paz y Reconciliación, dispersión, Dolores González Katarain, El Correo, El Diario Vasco, El País, elkarri, ETA, Gesto por la Paz, Herrera de la Mancha, Iñigo Urkullu, Imanol, Imanol Larzabal, Isidro Etxabe, izquierda abertzale, Josu Urrutia, La Vanguardia, presos y presas de ETA, reconocimiento del daño causado, reinserción, Uxue Barkos, Yoyes

Uxue Barkos e Iñigo Urkullu
Y retomando parte de lo que se escribió y se dijo en torno a la declaración de disolución de ETA, recordamos que el Lehendakari Iñigo Urkullu y la presidenta de Navarra Uxue Barkos pidieron al Gobierno español el acercamiento de los presos y emplazaron a estos a “desarrollar las vías legales penitenciarias sobre la base de los principios de individualización, reconocimiento de daño causado y reinserción”.
¡Refresquemos la memoria!
La reinserción: el Estado y ETA
La reinserción de pres@s siempre ha sido una cuestión muy delicada por no decir directamente polémica. Por una parte, estaba la Administración, el Estado, que a pesar de tener recogido en la Constitución ese derecho y de haberlo incorporado a la Ley Orgánica General Penitenciaria que en su preámbulo dice: ‘La finalidad fundamental que doctrina y legislación atribuyen en la actualidad a las penas y medidas de privación de libertad es la prevención especial, entendida como reeducación y reinserción social de los condenados’, salvo en momentos muy determinados, siempre ha sido reticente a propiciar el uso de este derecho.
Por otra parte, estaba ETA y la izquierda abertzale que siempre se posicionaron absolutamente en contra de que ‘sus presos’ optaran por iniciar un proceso de reinserción. Para la izquierda abertzale, la reinserción era sinónimo de traición a la causa; de ahí, que se trabajara cuanto fuera necesario para mantener la férrea unidad a la que estaba sometido el ‘colectivo de presos vascos’. Esta unidad era muy importante, mucho más que su ubicación geográfica; de hecho, mientras los presos de ETA estuvieron concentrados en la cárcel de Herrera de la Mancha y desde la izquierda abertzale se organizaban autobuses y autobuses de futuros votantes y fieles seguidores hasta… la cárcel o hasta la muerte, no había demasiadas quejas respecto a la lejanía de aquel centro penitenciario. Fue la dispersión de los presos a lo que se temía más. Y se la temía porque podía significar una activación de procesos de reinserción y, sí, la reinserción era la mayor enemiga para la izquierda abertzale dentro y fuera de las cárceles porque podría suponer el debilitamiento de la causa.

Yoyes
La prueba más cruel con la que demostraron su temor a la reinserción fue el asesinato de Dolores González Katarain, Yoyes, el 10 de septiembre de 1986: «Asesinada en Ordizia la ex dirigente ‘etarra’ ‘Yoyes’ un año después de acogerse a la reinserción» (El País). Aquella ejecución ante su hijo de tres años, significó mucho más que lo que ETA pretendía y, en nada tiempo, se organizaron manifestaciones públicas contra el terror con el que ETA pretendía someter a toda la sociedad. Como dijo un periodista de La Vanguardia:
«ETA mató con una pistola a su antigua dirigente, pero erró el tiro: Yoyes, más que en un ejemplo de ETA, se convirtió en un mito contra ETA, al difundirse su pensamiento contra el «militarismo de corte fascista» en el que había caído la banda y arremeter contra los «payasos» de su entorno político que solo aplaudían atentados y más muertes. Así, Yoyes pasó a convertirse en la voz de la conciencia de una sociedad vasca que comenzó a abrir los ojos a lo que verdaderamente era ETA («la hidra sangrienta que nos atenaza», escribió) y todo empezó a cambiar en Euskadi.«

Concierto «Contra el miedo», noviembre de 1989
Aquella ejecución, no sólo creó en Yoyes un mito contra ETA; sino que también creó un mito contra el miedo personalizado en Imanol Larzabal quien, desde entonces hasta su muerte lejos de Euskal Herria, sufrió una persecución implacable.
30 años después de asesinar a Yoyes [¡Cuántos años perdidos y cuántas vidas arrebatadas en ese tiempo!] la situación ha cambiado de manera radical y en abril de 2016 leímos esto: «El etarra que mató a ‘Yoyes’ por reinsertarse pide ahora a los presos que sigan el ejemplo de su víctima» (El Correo). Por arte de birlibirloque, la reinserción dejara de ser maldita, para convertirse en el único camino a seguir para todo el colectivo de presos de ETA.
La reinserción y la sociedad
En 1992, Isidro Etxabe y Josu Urrutia también desafiaron a la banda y, a pesar de las amenazas de los abogados de la izquierda abertzale -‘Abogados de HB dicen a Etxabe que «ni por el forro de los cojones» le tolerarán romper ETA‘ (El País), optaron por la reinserción. Con el precedente de Yoyes, el paso que estaban dando estas dos personas se convirtió en un foco de especial interés para la sociedad vasca en general.
Es verdad que aparecieron pintadas amenazantes hacia Etxabe y Urrutia, pero también se vieron pintadas como estas:
La reinserción era un derecho de la persona presa y, a la vez, uno de los objetivos del sistema penitenciario, pero estaba absolutamente anulada por los intereses de unos y de otros. ¿Qué pensaba o hacía la sociedad al respecto?
En esta época, las organizaciones pacifistas Gesto por la Paz y Denon Artean-Paz y Reconciliación ya reflexionaban sobre la reinserción de los presos y el 28 de marzo de 1994 en una rueda de prensa ofrecieron su análisis sobre la REINSERCIÓN.
Este documento tiene que ser leído teniendo en cuenta que fue escrito hace 24 años y precisamente la avanzada edad del mismo es lo que le otorga más valor aún porque sus reflexiones fueron sabias y valientes y, hoy día, siguen teniendo la misma vigencia que cuando las hicieron públicas.
En el documento se apuntaban tres criterios para iniciar el proceso de reinserción:
a) Desvinculación de la organización armada. Resulta necesaria una renuncia explícita a cualquier estrategia basada en el ejercicio de la violencia.
b) Acatamiento de las reglas y principios básicos democráticos.
c) Reconocimiento del daño causado. Se trata de un principio ético general que indudablemente debe ser tenido en cuenta en sus aspectos de autocrítica hacia lo causado, tanto en su dimensión social como en la humana.
¿Hoy en día la mayoria de los presos de ETA cumplirían estas condiciones? Lo dejamos para más adelante, pero antes de terminar, vamos a ver qué pensaba la sociedad mientras estas dos organizaciones pacifistas lanzaban estas ‘condiciones’ sobre la reinserción.
- En 1992, el Diario Vasco recogió un estudio realizado en Gipuzkoa sobre la opinión de la sociedad en relación a las medidas de reinserción:
- el 33% de los entrevistados era partidario de que se cumplieran las condenas
- el 33% era partidario de que se intentara aplicar medidas de reinserción a todos los presos
- el 24’9% era partidario de que las medidas de reinserción solo se aplicaran a aquellas personas presas que no tenían delitos de sangre.
Aquí se puede leer el reportaje «Apoyo matizado a la reinserción y respaldo significativo al cumplimiento de las condenas«.
- La izquierda abertzale siguió y sigue empecinada en que la alternativa al cumplimiento íntegro de las penas no tiene que ser una solución individual, sino colectiva.
- La AVT:
- Y Elkarri:
ya que elkarri argumentaba que «la salida de los presos será más bien una consecuencia del acuerdo logrado» [leer noticia entera]
Continuará.
Mila esker berriro hain garrantsitzuak diren (eta hain funtsezkoak edo oinarrizkoak diren) kontzeptuak gogorra ekartzeagatik.
Merezi du, bai, Gestok kaleratu zuen agiria arreta haundiz irakurtzeak!
Gaurkotasuna galdu ez duen ausnarketa sakonak baitauzka!
«Urbilketa» kontzeptoarekin gertatu zen (eta gertatzen den) bezalaxe, Gestok egiten zuen «bergizarteratze» eskaera ez zen ulertu (eta gaur ere ez da urlertzen) edo, hobeto esanda, zenbaitek ez zuten (eta ez dute) ulertu nahi.
Batzuek «bergizarteratze» eta «gaizkileak zigorrik gabe uztea» parekatu edo berdindu nahi izan zuten (eta nahi dute)
Bertze batzuek, berriz, beraien kideek ez omen zutela (eta ez omen dutela) «bergizarteratu» beharrik erraiten zuten (eta erraiten dute oriandik). (Nola izanen lukete, ba, bergizarteratzeko premiarik «gizartearen muina edo banguardia omen ziren» horiek?)
Gestok ez zuen eskatzen (eta guk,gestokideok, orain ezta ere) gaizkileek «libre uzterik» edo «dagozkien zigorrak bete ez ditzaten», dagozkien zigorrak betez gero eta egindakoaz ausnartu ezkero berriz gizartean bizitzeko aukera izan zezaten (eta dezaten), eta horretarako gaizkileen eman behar zituzten pausuak eta jorratu behar zuten bidea (beraien baitako bidea, batez ere) erreztea eta horretarako aukerak ez ixtea, baizik.
Baino ez dezagun inoiz ahaztu «bergizarteratzea» norberak, pertsonalki, egin behar duen prozesua dela. Ez da, ba, «prozesu kolektiboa», pertsonala baizik. Norberak jorratu behar duena!
Eta egun hoietan aipatzen genituen hiru baldintzak, gaur egun ere (ETA «desargerturik» egonda ere) premia-premiazkoak dira!
Hori eskatzen genuen garai horretan, eta hori bera eskatzen dugu egunotan!
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Guztiz ados Xabier. Artikulu bikaina
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Mila esker egileari! Artikuloa ez ezik atzetik dagoen hausnarketa etikoa ere bikaina!!!! Gracias por el artículo y por la reflexión ética que lo sustenta!!!
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