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Gogoan-por una memoria digna

~ Por una memoria digna como derecho de las víctimas y de la sociedad vasca en general. Una memoria que deslegitime la violencia y que sea pedagógica para prevenir situaciones como las vividas en Euskal Herria los últimos 50 años.

Gogoan-por una memoria digna

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Hasta siempre, Laura

09 lunes Ene 2023

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Ha empezado 2023 y quería comenzarlo recordando a una de las pérdidas más tristes del pasado año. Sí, tenía especial interés en que el primer post de 2023 fuera en memoria de una amiga, compañera por la paz y víctima del terrorismo, Laura Martín.

Confieso que la noticia de la muerte de Laura Martín el pasado 15 de octubre, me llenó de tristeza, de mucha tristeza. No me esperaba su muerte. Hacía tiempo que no había coincidido con ella y la comunicación entre nosotras no era regular, pero… ambas sabíamos lo que habíamos compartido.

Le conocí hace casi 30 años, en el otoño de 1993 concretamente, cuando Ana Rosa Gómez Moral y yo nos fuimos a entrevistarle a Hendaya para la revista de Gesto por la Paz, Bake Hitzak-Palabras de Paz. En aquel tiempo, poco se sabía de su vida y de la tristeza que arrastraba desde que unos desalmados decidieron asesinar a Juan Carlos García Goena, su pareja y padre de sus hijas. ¿Por qué?

De aquella entrevista, Ana escribió unas cartas imaginarias que se publicaron en el número 7 de Bake Hitzak-Palabras de Paz que me gustaría recordar aquí.

Carta imaginaria de Juan Carlos a un amigo de Tolosa

Carta imaginaria de Laura al mismo amigo de Tolosa

Siempre les he contado la verdad aunque a veces es muy difícil explicar a una criatura lo que ningún adulto sería capaz de comprender

Después de aquella entrevista, compartí con Laura Martin otros momentos, algunos de ellos bastante especiales. Recuerdo un día que me llamó y me pidió que le acompañara a una entrevista que iba a tener con José Amedo en un hotel de Bilbao. Aquel encuentro lo había organizado Melchor Miralles y Laura estaba muy nerviosa. Necesitaba un apoyo y me llamó. ¿Cómo no iba a estar nerviosa si se iba a enfrentar a una de las pocas personas que, de haber tenido un poco de piedad y humanidad, le habría explicado lo que Laura llevaba esperando cada día de su vida desde el 24 de julio de 1987: conocer la verdad, saber qué ocurrió, por qué, quiénes…? Nada: Amedo se llevó una vez más la verdad para su casa.

Solo concibo el arrepentimiento si hay un sincero acercamiento al desastre que has originado, al dolor que has generado. Sin embargo, Amedo no tuvo un ápice de compasión con Laura.

Tiempo más tarde, el 30 de marzo de 1996, Laura se sumó al acto de solidaridad hacia las víctimas del GAL que organizó Gesto por la Paz en Bayona. Recuerdo perfectamente que la pancarta solo decía JUSTICIA. Era lo que pedíamos: JUSTICIA para las víctimas del GAL.

Fue indignante cómo nos recibió un grupo de simpatizantes de ETA. Los insultos, los huevazos, el acoso, la carga de violencia en sus gritos, en sus actitudes, etc. ya eran métodos conocidos que practicaban semanalmente contra la gente de Gesto por la Paz que pedíamos la libertad de las personas secuestradas, pero aquella falta de respeto tan enorme que mostraron hacia las víctimas del GAL para las que pedíamos Justicia, y más concretamente, hacia Laura Martín, fue insufrible.

Laura no quiso dejar el nombre de Juan Carlos ni la flor que le correspondía por temor a que, luego, fuera pisoteada por los amigos de ETA.

La siguiente vez que coincidimos fue en 1997, en el acto en el que Gesto por la Paz organizó una protesta ante el Tribunal Supremo en Madrid: pedíamos que se desclasificaran «los papeles del CESID» con objeto de poder conocer la Verdad y que se hiciera Justicia sobre determinados asesinatos, entre otros, el de Juan Carlos.

Por circunstancias de la vida, en aquel acto coincidieron el hijo de un hombre recientemente asesinado por ETA, Tomás y Valiente, y Laura Martín. No sé lo que se dijeron, pero doy fe de que pasaron un largo rato compartiendo todo aquello que les unía: ser víctimas de una injusticia enorme.

La última vez que vi a Laura fue en el Parlamento vasco en 2019, cuando se debatía la propuesta de Unidas Podemos sobre el Día Internacional de Solidaridad con las Víctimas de la Tortura.

Noticias de Gipuzkoa, 2019

Hacía muchos años que no le veía, pero estaba igual. Seguía luciendo aquella sonrisa triste con la que siempre la vi.

Efectivamente, Laura siempre arrastró un punto de tristeza. Tantos años reclamando en todas las ventanillas, de todas las maneras, por todos los medios… la VERDAD y JUSTICIA y recibir tan poco, tiene que ser absolutamente desesperante. Ahí demostró Laura su gran fortaleza. Nunca se rindió. Siempre peleó y peleó por conocer la verdad y que se hiciera justicia por aquel asesinato de 1987 que le partió la vida de una manera absolutamente cruel.

Luchó por conocer la verdad del GAL, luchó contra un Estado traidor a sí mismo que encubrió -cuando no organizó directamente- determinado terrorismo, luchó contra la hipocresía de quienes se solidarizaban con las víctimas del terrorismo, pero solo del terrorismo de ETA, tratándola a ella como si fuera casi una cómplice del terror, y luchó contra quienes utilizaban el terrorismo para tratar de conseguir unos fines políticos. Para todas las víctimas, fueran de ETA, del GAL, del BVE o del propio Estado, Laura tuvo no solo comprensión y sincera solidaridad, sino que no tuvo ningún reparo en movilizarse contra lo que no tenía cabida: la falta de respeto a la vida de cualquier ser humano.

Ver pasar el 2022 sin recordar a Laura y lo que ella nos enseñó a todxs no sería justo. Por eso quiero dejar aquí estas palabras y el firme compromiso de que no abandonaremos el trabajo por la MEMORIA, por la VERDAD y por la JUSTICIA.


Mila esker Laura!
Isabel Urkijo Azkarate

 

 

Abrazos y memoria

06 jueves Ago 2020

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Tras un par de días intentándolo, hemos conseguido contactar con Kamchatka y nos han dado espacio para continuar el debate. Se lo agradecemos.

Cinco apuntes sobre los abrazos a Josu Urrutikoetxea y la memoria democrática vasca

 

1. El abrazo como punta de un iceberg político y ético

Estos días se ha desatado un considerable debate, a raíz de un abrazo en redes sociales, de Bildu para el dirigente de ETA, y en su día de Euskal Herritarrok, Josu Urrutikoetxea, y que ha contado con la aportación de un interesante artículo de Jonathan Martínez. En cambio ha pasado más desapercibido el mitin de campaña de Bildu, de hace pocas semanas, en el que se leyó, desde la propia tribuna, un mensaje suyo musicado de apoyo electoral (buscar en Twitter: Josu Urritikoetxeak hauteskunde).

Aunque algunos se pierden en disquisiciones, sobre si el gesto del abrazo se ha hecho por su enfermedad actual o por su papel en el final de ETA, conviene no perder la perspectiva. Prácticamente todos y cada uno de los presos oficialistas de ETA han tenido su reconocimiento y homenaje, desde hace décadas y hasta hoy. Sirva de ilustración sobre el carácter político, no familiar, de esos ritos martiriales, el vídeo recientemente visto en redes, el enésimo, firmado, como suele ser más habitual, por Sortu (buscar en twitter: Kepa del Hoyo preso politiko galdakaoztarra). Los consideran sus “gudaris”, hoy por hoy sin ánimo de revisión crítica. No hay más. Es lo que hay. Y mejor abordarlo así, sin camuflajes, trampas, ni auto-engaños.

2. Con los señores de la guerra y contra los soldados rasos ‘conversos’

Jose Antonio Urrutikoetxea ha sido uno de los más importantes dirigentes de ETA. Por cierto, no es un secreto que sus propios compañeros utilizaban con total normalidad “Ternera” para hablar de él, así que lo de ir estampando que eso denota argot policial supongo que será un cortafuegos tramposillo frente a las críticas.

Entiendo fácilmente que cualquier miembro de ETA mienta en un proceso penal. Entendía aún mejor cuando hace años se negaban a reconocer los «tribunales opresores» y directamente no testificaban en los juicios. Pero me cuesta más que a la hora del relato, en un artículo, se reivindique el debut con “participación indirecta” en el atentado contra Carrero Blanco (eso sí que será información policial, porque los militantes de ETA no suelen alardear de curriculum concreto), pero se eludan el resto de responsabilidades de un alto dirigente de ETA desde los 70, que estuvo en los preparativos de Argel (1989), en la comisión de Derechos Humanos del Parlamento Vasco (1999), en la negociaciones de Suiza/Loiola (2006) y en la bajada final de persiana de Aiete/Noruega (2011). Y es que Carrero es el muerto número 8 de un listado total de 829.

Resulta llamativo cómo se pretende exculpar el «pasado militar» del Gran General, emplumando las decenas de barbaridades de su mandato ochentero (Ryan, Yoyes, Hipercor, niños de la casa cuartel de Zaragoza…) a los soldados rasos. ¿Dónde queda la modesta verdad que reivindicamos frente al Señor X del GAL?. Incluso se atreven a calificar como invectivas de un «converso» el testimonio contra él de uno de esos militantes de base. Vaya códigos militares gastan algunos.

3. ¿Hacedores de la paz o buscadores de una salida airosa?

Después de años de rechazo social mayoritario y continuas detenciones, ETA y la izquierda abertzale se encontraron, tras las ilegalizaciones, que desde algunas organizaciones rechazamos, con aquella oferta, que cuenta Zapatero y que verbalizó Rubalcaba, ¿votos o bombas?. Y es conocida la opción que tomaron Otegi y Urrutikoetxea.

Eguiguren recuperó hace un tiempo el concepto del artículo de Hans Magnus Enzensberger en 1989, “Los héroes de la retirada”. Pero el pensador alemán diferenció en aquel brillante texto sobre la complejidad política, entre los héroes y los epígonos de la retirada, matizando que “Los epígonos de la retirada se mueven por impulso ajeno. Obran bajo una presión que viene de abajo y de arriba. El verdadero héroe de la renuncia, en cambio, es él mismo, la fuerza motriz”. Ahí queda para la valoración del papel final jugado por ambas personalidades.

Y sí, en ese tránsito se toparon con Bateragune, aquel despropósito judicial, que ya en 2012 en el propio Tribunal Supremo salió adelante por solo 3 votos contra 2, y en el Tribunal Constitucional por 7 contra 5, en la penúltima disputa entre el derecho penal garantista y el autoritario, el del enemigo, que ha sacudido la lucha judicial contra ETA. Y cuyos daños no podrán compensar ya las correspondientes indemnizaciones.

También conste, para ponderar el pretendido carácter pacificador de los protagonistas del caso, que conviene escuchar a Arkaitz Rodriguez en una televisión venezolana, explicando por qué cambiaron de estrategia.

4- La fábula de los pintxos milagrosos de Aiete

La idea de dar una pista de aterrizaje, un puente de plata, a ETA y a Batasuna para acabar con 40 años de alternar política y métodos terroristas, su “bietan jarrai”, me pareció una salida razonable. Pero no poca gente se ha acabado creyendo que aquella escenificación fue la clave de la Paz.

Me unen lazos, de amistad y familiares, con los acompañantes, de Alternatiba y Eusko Alkartasuna, en aquella salida para ETA (Gernika, luego Bildu y Aiete). He compartido militancia política con Jonathan Martínez, en tiempos del ínclito Javier Madrazo, aun en orillas distintas. No tengo ninguna duda de su trayectoria, de todos ellos, contra la violencia de ETA y contra todas las violaciones de Derechos Humanos.

Pero me parece una osadía engañosa atribuirse algún tipo de papel decisivo por aquella operación bikini-flotador de 2009-2010. No, el final de la tragedia vasca no cayó milagrosamente por sus gestiones antes del cóctel palaciego internacional de Aiete. Alivia que no hubiera un final al estilo GRAPO o IRA Auténtico, cuando ya los últimos miembros activos de ETA se alojaban hasta en tiendas de campaña, y sus dirigentes no eran detenidos tras largos años, sino en semanas. Pero la estrategia político-militar sucumbió ante el triunfo de la deslegitimación social pacifista, dentro de la propia Euskal Herria, y por el colapso operativo de combinar violencia y política (mal que nos pese a los que rechazamos las ilegalizaciones).

5. Mas Gabriel Celaya y Martin Ugalde, que Negri, Zizek y compañia, para sembrar la memoria democrática vasca

Euskadi y Navarra afrontan ya sus diversas controversias políticas por fin en condiciones parecidas a otras tantas sociedades del entorno, con sus límites, urgencias y cotidianidades. Pero tantas décadas de violaciones de Derechos Humanos, años en los que se violentó la política, han dejado heridas y retos específicos.

Atender a las víctimas de la persecución de ETA, a las víctimas del “todo valía contra ETA” y contra quien anduviera cerca (BVE, GAL, torturas, atropellos judiciales…), restablecer un derecho penal garantista (sin imputaciones difusas, ni validez total a autoinculpaciones en sede policial) e impulsar una política penitenciaria humanitaria y una reinserción restaurativa de presos (ojalá muchos más abrazos como los de Maixabel Lasa con Ibon Etxezarreta)… sin duda quedan cosas importantes.

Y mientras tanto, a no dejarse impresionar por manifiestos-relatos movidos desde el aparato internacional de la izquierda abertzale, que recolectó a algunos intelectuales para proponerles un frívolo turismo de conflictos. Ese texto que Negri, Zizek y demás firmaron destacando de Urrutikotxea, el gran jefe de ETA durante 30 años, su “determinación y altura moral” y ser “promotor de una resolución justa y duradera”. Y es que hasta a sus hábiles redactores propagandistas, a veces, se les va la mano.

Para cultivar la memoria democrática vasca, mejor que la poca empática complacencia excesiva con victimarios orgullosos, sin autocrítica, creo más valioso acercarse al deslumbrante manifiesto de los 33, donde, entre otros gigantes de la cultura vasca, Gabriel Celaya y Martin Ugalde (primer Presidente de Egunkaria) advirtieron en 1980 de la gangrena moral que amenazaba a nuestra sociedad y que todavía tenemos pendiente curar bien. Que así sea.

 

Sabin Zubiri, miembro de Gogoan, por una memoria digna

 

 

Los presos y presas de ETA (3)

01 viernes Jun 2018

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En el primero de la serie, ya explicamos nuestro apoyo al acercamiento de los presos y presas. En el segundo, recordamos el trabajo realizado por Gesto por la Paz y Denon Artean-Paz y Reconciliación en relación a la reinserción y expusimos a grandes rasgos los posicionamientos del Estado, de la izquierda abertzale, de la sociedad y de algunas organizaciones sociales como Elkarri o la AVT (Asociación de Víctimas del terrorismo).

En este tercer y último capítulo de la serie, queremos referirnos a un tema que nos parece clave para que un preso inicie un proceso de reinserción: el reconocimiento del daño causado. Recuperamos los criterios que apuntaron las dos organizaciones pacifistas y comprobamos que:

a) Desvinculación de la organización armada. Resulta necesaria una renuncia explícita a cualquier estrategia basada en el ejercicio de la violencia. Ya no hay ninguna organización de la que desvincularse, por lo que, 30 años más tarde, este paso ya no es necesario.

Eusko Lege Biltzarra-Parlamento vasco

b) Acatamiento de las reglas y principios básicos democráticos. Condición indispensable para una pesona que ha optado por defender un posicionamiento político a través de la violencia, lo que significa terminar con la vida de otros seres humanos.

En el último de ETA se decía: «ETA no tiene miedo alguno a ese escenario democrático«. Posteriormente, marcan la hoja de ruta que actualmente están siguiendo: «el principal reto será construir un proceso como pueblo que tenga como ejes la acumulación de fuerzas, la activación popular y los acuerdos entre diferentes, tanto para abordar las consecuencias del conflicto como para abordar su raíz política e histórica. Materializar el derecho a decidir para lograr el reconocimiento nacional será clave«.

c) Reconocimiento del daño causado. Y aquí está otro elemento clave que últimamente está siendo un tanto… banalizado.

En primer lugar, en el comunicado de ETA en abril: «Somos conscientes de que en este largo periodo de lucha armada hemos provocado mucho dolor, incluidos muchos daños que no tienen solución. Queremos mostrar respeto a los muertos, los heridos y las víctimas que han causado las acciones de ETA, en la medida que han resultado damnificados por el conflicto. Lo sentimos de veras (…) 

¿Se puede reconocer el daño causado sin asumir la responsabilidad de las acciones? Esto se deduce de la expresión «han resultado damnificados por el conflicto» como si el conflicto pusiera bombas o pegara tiros; en lugar de decir «han sido víctimas de la violencia de ETA».

A consecuencia de errores o de decisiones erróneas, ETA ha provocado también víctimas que no tenían una participación directa en el conflicto, tanto en Euskal Herria como fuera de ella. Sabemos que, obligados por las necesidades de todo tipo de la lucha armada, nuestra actuación ha perjudicado a ciudadanos y ciudadanas sin responsabilidad alguna. También hemos provocado graves daños que no tienen vuelta atrás. A estas personas y a sus familiares les pedimos perdón.» 

Sí, ETA pide perdón a la inmensa minoría de las víctimas que causó, pero se vuelven a esconder: «obligados por las necesidades de todo tipo de lucha armada» como si, después de 50 años de violencia, no fueran conscientes de que utilizar la violencia significa inevitablemente crear víctimas, las buscadas y las no buscadas; y, sobre todo, como si utilizar la violencia no hubiera sido una decisión tomada con absoluta libertad por cada uno de los miembros de ETA.

¿Puede un preso de ETA iniciar un proceso de reinserción sin reconocer la responsabilidad de sus acciones que fueron fruto de una decisión libremente tomada como fue ingresar en la organización terrorista y asesinar a personas? No vale es esconderse tras las siglas de la organización. Cada persona tiene que asumir la responsabilidad de sus acciones. 

Gesto por la Paz y Denon Artean, Paz y Reconciliación defendieron que el tercer criterio, el reconocimiento del daño causado, era «un principio ético general que indudablemente debe ser tenido en cuenta en sus aspectos de autocrítica hacia lo causado, tanto en su dimensión social como en la humana.»

Algo muy similar a esta propuesta lanzada hace 30 años, es el proceso que han experimentado presos de ETA como Carmen Guisasola, Joseba Urrusolo Sistiaga y el resto del grupo de la «vía Nanclares«. Este grupo participó en los encuentros restaurativos organizados por la Dirección de Atención a Víctimas del Terrorismo del Gobierno vasco dirigida por Maixabel Lasa, Txema Urkijo y Jaime Arrese y que contaron con la inestimable ayuda de Esther Pascual. 

Reproducimos parte de la entrevista que Antonio Duplá le hizo a Esther Pascual en la revista Galde (2015), entrevista que animamos a que sea leída:

¿Cómo alguien que ha matado, y lo ha justificado y se ha justificado a sí mismo, puede convertirse en “agente de paz”, en términos de Reyes Mate?

Pues porque hace falta mucho valor para reconocer el mal que has causado, querer asumirlo, mirar a la persona a la que has herido o arrebatado a su ser querido, mirarle a los ojos y decirle: aquí estoy, dispuesto a explicarte o aclararte lo que necesites, a escucharte y escuchar todos tus reproches,  a pedirte perdón. Alguien que hace eso, por supuesto que puede convertirse en un agente de paz, en el sentido de que puede “contagiar” a otras personas a que hagan lo mismo, de manera que se contribuya a una pacificación social. Para las víctimas es doloroso que salgan los etarras orgullosos de su pasado y de su lucha, mientras que les reconforta saber que también hay ex-terroristas que salen arrepentidos y con ganas de contribuir a la paz. Eso les convierte en agentes de paz. Y al decir arrepentido nunca me refiero a humillado. Son cosas distintas. Nelson Mandela es un gran ejemplo de todo esto.

Por desgracia, estas iniciativas tan positivas fueron bloqueadas y anuladas.

Las personas presas durante los largos años de pena que tienen por cumplir, pueden elegir entre seguir la opción de la «vía Nanclares» y optar por la reinserción o tomárselo con la calma de Bildu que, unos días más tarde del acto de Cambó, rechazó firmar una declaración institucional en el Parlamento vasco porque «hoy por hoy es imposible alcanzar un acuerdo unánime en esta materia».

Este era soméramente el contenido de la declaración:

  • Alivio compartido con la sociedad ante la desaparición de ETA
  • Compromiso inequívoco por alcanzar la verdad, justicia y reparación que reclaman las víctimas del terrorismo
  • Petición a los presos de la banda que asuman la injusticia de sus actos para acogerse a beneficios penitenciarios.
  • Apuesta por construir una memoria compartida basada en el rechazo público a cualquier tipo de violencia, su legitimación y justificación.

El camino se conoce. Es cosa de tiempo y, desde luego, la izquierda abertzale parece no tener ninguna prisa.


Estas mismas reflexiones se podían dirigir a miembros de otros grupos terroristas que actuaron en Euskal Herria, sin embargo, es muy posible que no permanezca ninguno en la cárcel, bien porque fueron juzgados hace ya muchos años y ya han cumplido las condenas o bien porque nunca fueron juzgados.

En este sentido, queremos hacer referencia a un informe de la Dirección de Atención a Víctimas del terrorismo del Gobierno Vasco encabezada por Maixabel Lasa: «se contabilizaron 74 actos terroristas de los grupos parapoliciales y de extrema derecha en el País Vasco en esa época, con un balance de 66 muertos. Los asesinatos del otro terrorismo fueron reivindicados por los GAL (24), Batallón Vasco Español (18), la Triple A (8), Grupos Antiterroristas Españoles (6) y otros. Sólo en 17 casos se llegó a una sentencia firme. El resto jamás se aclaró.» (El País, 21 de marzo de 2010) Esto es, solo se esclarecieron el 23% de los casos.


 

30 años del Acuerdo para la normalización y pacificación de Euskadi

08 jueves Feb 2018

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Para no olvidar

El Pacto de Ajuria Enea

«Transcurridos casi once años desde las primeras elecciones democráticas, el terrorismo es un fenómeno que persiste entre nosotros. Su erradicación sigue siendo hoy, por tanto, un objetivo común fundamental de la acción de todas las instituciones y fuerzas democráticas.

El combate contra el terrorismo es, por encima de todo, el combate de la razón frente a la sinrazón, de la vida frente a la muerte, de la libertad frente a la imposición. Es, en consecuencia, el esfuerzo por hacer prevalecer los principios éticos en que se asienta la convivencia en una sociedad civilizada ante quienes lo niegan.

La recuperación de las libertades democráticas y, en concreto, la aprobación, mediante referéndum, del Estatuto de Gernika, constituyen los acontecimientos decisivos, que introducen en la Comunidad Autónoma del País Vasco una situación política radicalmente distinta de la anterior.

Desde este perspectiva, los partidos firmantes queremos insistir en que cualquier referencia que en el Acuerdo se haga a problemas políticos del pueblo vasco, al desarrollo estatutario o a las relaciones que la Comunidad Autónoma Vasca vaya a mantener con la Comunidad Foral de Navarra no puede entenderse en ningún caso ni como justificación del terrorismo ni como condición, contrapartida o moneda de cambio para el case de la violencia terrorista, que no tiene ningún tipo de justificación en esta sociedad. Esta condena y rechazo de ETA la hacemos los partidos vascos desde la legitimidad que nos confiere la defensa democrática y pacífica del autogobierno para nuestro pueblo.

Porque el Estatuto de Gernika -resultado de un largo y, a veces, difícil proceso de negociaciones, que desembocaron en un auténtico pacto entre los representantes de la Asamblea de Parlamentarios Vascos y los de la Comisión Constitucional del Congreso- constituye un punto de encuentro de la voluntad mayoritaria de los vascos y el marco jurídico del que la sociedad vasca se dota, en un determinado momento histórico, para acceder al autogobiemo y regular la convivencia pacífica, representando, en  consecuencia, la expresión legítimamente refrendada de la propia voluntad y un logro histórico sin precedentes en la historia contemporánea del pueblo vasco, aun cuando no recoja, como es obvio, todas y cada una de las reivindicaciones de los diversos sectores representativos de la pluralidad de intereses de la sociedad.

El mismo Estatuto contiene además en su propio texto los mecanismos necesarios, igualmente refrendados por la voluntad popular, para poder acceder a su eventual reforma. Más aún, como expresión de respeto y reconocimiento de las profundas aspiraciones al autogobierno que el pueblo vasco ha demostrado a lo largo de su historia, el propio Estatuto refrendado, en su disposición adicional, hace reserva
expresa de los derechos que a dicho pueblo hubieran podido corresponder en virtud de su historia y a cuya actualización, mediante la expresión de su voluntad en cada momento y de acuerdo con lo que establezca el ordenamiento jurídico, aquél no renuncia por la aceptación del actual régimen de autonomía.

Tanto las disposiciones positivas que contiene, como estas reservas cautelares, unidas a la disposición adicional primera y a las posibilidades que ofrece el artículo 150.2 de la Constitución, hicieron que el pueblo vasco viera en el Estatuto de Gernika un instrumento válido para la progresiva satisfacción de sus aspiraciones y lo refrendara por amplia mayoría.

Incluso algunos sectores, que habían continuado utilizando la violencia para la consecución de sus fines políticos, supieron apreciar la novedad de la situación creada a raíz de su aprobación, abandonaron la actividad violenta y decidieron su incorporación a la actividad política dentro del marco mayoritariamente aprobado.
Hoy es el día. sin embargo, en que, pasados ya ocho años desde la aprobación del Estatuto, ciertos sectores, en contra de la voluntad mayoritaria clara y reiteradamente expresada por su pueblo. continúan utilizando la violencia como medio de imponer modelos políticos alternativos, que, además de no haber podido articularse hasta ahora en una oferta política clara, han resultado siempre minoritarios en cuantos procesos electorales se han producido.

Por otra parte, el uso ilegítimo y reprobable del terrorismo, además de suponer la expresión más dramática de la intolerancia y del exclusivismo, un inadmisible desprecio de la voluntad popular y un atentado contra los derechos fundamentales de la persona, continúa acumulando sobre la sociedad vasca desastrosas consecuencias en los aspectos morales, sociales, políticos y económicos, que se ven sustancialmente distorsionados y deteriorados por su causa.

Más aún, la llamada violencia política, sea cual fuere su utilidad respecto de los fines que los propios violentos afirmen perseguir, se ha demostrado ya en nuestro país, dotado de instituciones democráticas, no sólo ineficaz, sino perjudicial para la consecución efectiva del autogobierno a que el pueblo vasco aspira, erigiéndose así en un importante obstáculo para la satisfacción de sus aspiraciones.

Ya en marzo de 1985, el Parlamento Vasco adoptó, en circunstancias muy concretas, una postura decidida contra la utilización de la violencia para la consecución de fines políticos, negándole cualquier pretensión de suplantar la voluntad popular.

Hoy se puede constatar con satisfacción que en la sociedad vasca se ha extendido e intensificado el deseo de alcanzar su definitiva pacificación. Van haciéndose cada vez más frecuentes las llamadas al abandono del terrorismo y a la participación de todos los sectores, desde sus respectivas posiciones legítimamente discrepantes, en la resolución progresiva, por las vías democráticas e institucionales, de los
graves problemas que tiene planteados el país.

La sociedad vasca, que ha optado rnayoritariamente por la vía estatutaria, ha adquirido ya una conciencia clara de que ni la violencia política ni los planteamientos de quienes la exculpan o justifican deben condicionar su posicionamiento democrático y mayoritario, de modo que la persistencia del uso de la fuerza no puede servir ni de argumento para intentar acceder a mayores cotas de autogobiemo que las democráticamente aprobadas ni de freno a la plena satisfacción de sus aspiraciones mayoritarias, actitudes ambas que redundarían en la quiebra de su confianza democrática.

Convencidos, por tanto, de que la única vía para la normalización y pacificación de la sociedad es la que pasa por el estricto respeto de la voluntad popular, dirigimos un llamamiento a quienes aún continúan utilizando o legitimando la violencia para que, por respeto a esa misma voluntad popular, abandonen las armas y se incorporen a la actividad institucional, desde la que estarán legitimados para defender, por vías
pacíficas y democráticas, sus propios planteamientos políticos.

Tal llamamiento lo hacemos además desde la constatación de que son estos cauces democráticos los únicos que pueden conducir a la resolución de los problemas que tiene planteados nuestra sociedad. Debemos constatar, a este respecto, los indudables avances que se han producido en nuestro país a raíz de la aprobación y desarrollo del Estatuto, que han sido posibles gracias a actitudes de diálogo y negociación.
Al mismo tiempo, no podemos dejar de constatar la preocupación que se ha ido produciendo en sectores de la sociedad vasca, que entienden que ni el ritmo ni algunos de los contenidos del desarrollo estatutario han correspondido a lo que pudieron esperar cuando se aprobó el Estatuto.

Esta preocupación, que no invalida los logros conseguidos en estos ocho años de desarrollo estatutario ni, mucho menos, los métodos democráticos con que se han alcanzado, debe servirnos de estímulo para intensificar la disposición al diálogo y al acuerdo como vías eficaces para la resolución de los conflictos políticos y para el mantenimiento de la confianza depositada en el Estatuto.

Así pues, los partidos abajo firmantes aprobamos el siguiente:

1. El Estado democrático de derecho tiene su pilar básico en la soberanía de la voluntad popular, expresado mediante el sistema de sufragio libre. Este Parlamento rechaza. en consecuencia, la utilización de la violencia tal y como viene produciéndose en Euskadi por entender que, además de constituir una práctica éticamente execrable y de acarrear desastrosas consecuencias de todo orden para nuestro pueblo, representa la expresión más dramática de la intolerancia, el máximo desprecio de la voluntad popular y un importante obstáculo para la satisfacción de las aspiraciones de los ciudadanos vascos.
En tal sentido, nos reafirmamos íntegramente en la Resolución unánime sobre la violencia, aprobada por este Parlamento el 14 de marzo de 1985, insistiendo una vez más en la falta de legitimidad de los violentos para expresar la voluntad del pueblo vasco, así como en el rechazo de su pretensión de negociar problemas políticos, negociación que solo debe producirse entre los representantes legítimos de la voluntad
popular.

2. a). El Estatuto de Gernika representa la expresión de la voluntad mayoritaria de los ciudadanos del País Vasco y constituye, en consecuencia, la norma institucional básica de que se ha dotado para acceder a su autogobierno, por lo que su asunción o acatamiento es una condición necesaria para alcanzar su definitiva normalización y pacificación.
2. b). El pleno y leal desarrollo de todos y cada uno de los contenidos del Estatuto sigue siendo el marco válido para la resolución progresiva de los conflictos de la sociedad vasca y contribuirá de manera decisiva al reforzamiento de la
democracia y de la convivencia pacífica, por lo que todos los firmantes del presente Acuerdo nos comprometemos a desarrollarlo en su plenitud, de conformidad con los principios que lo inspiraron y respetando su singularidad. A tal efecto, a
través de una Comisión Institucional del Parlamento Vasco, se procederá, en un clima de entendimiento básico, a fijar, con el mayor consenso posible, los criterios del Parlamento sobre el alcance del pleno desarrollo del Estatuto.
2. c). Es la voluntad mayoritaria del pueblo, a través de sus representantes legítimos, y no la de quienes pretenden imponer de forma violenta o totalitaria sus criterios sobre el conjunto de la sociedad. quien debe juzgar en cada momento de la validez o invalidez del Estatuto como instrumento de autogobiemo y decidir, en su caso, su reforma y desarrollo mediante los procedimientos contemplados en el propio Estatuto y en la Constitución, estando siempre legitimado el mismo Pueblo para reivindicar cualquier derecho que, de acuerdo con las Disposiciones Adicional Primera de la Constitución y Unica del Estatuto, lo hubiera podido corresponder.
2. d). Frente a quienes pretenden que Navarra forme parte del régimen autonómico vasco al margen de la voluntad de los propios navarros y sus instituciones, proclamamos que sólo a los ciudadanos navarros corresponde decidir sobre su propio
futuro.
Las diferentes opciones políticas planteadas en torno a la relación de Navarra con la Comunidad Autónoma Vasca tienen su cauce de realización democrática en el marco de la Constitución, del Estatuto de Gernika y la Ley de Reintegración y Amejoramiento del Régimen Foral de Navarra, que contemplan la posibilidad de su incorporación al régimen autonómico vasco si así lo deciden los ciudadanos navarros, la celebración de convenios para la gestión y prestación de servicios propios, así como de acuerdos de cooperación.
Habida cuenta de que la relación con el Territorio Foral de Navarra es una aspiración sentida por amplios sectores de la sociedad vasca, los partidos firmantes del presente Acuerdo, de conformidad con lo dispuesto en el ordenamiento jurídico, propiciaremos, de acuerdo con las instituciones navarras, la intensificación de esa relación y la creación de instrumentos que respondan a nuestras afinidades e intereses comunes.

3. El Gobierno de la Comunidad Autónoma, contando con el apoyo activo de los representantes del pueblo vasco, está llamado a encabezar toda acción política y social frente a la violencia de cara a la consecución de la paz.
Entendemos necesario y urgente el establecimiento de un acuerdo estable y definitivo entre el Gobierno de la Comunidad Autónoma y el Gobierno de Estado del que se derive una acción coordinada para combatir el terrorismo, en la que se contemple la asunción progresiva de responsabilidades en la materia por parte del Gobierno Vasco en consonancia con el Acuerdo unánime del Parlamento Vasco del 16 de octubre de 1987, y en desarrollo del Artículo 17 del Estatuto de Autonomía.

4. Ante la violación sistemática de los principios que conforman la convivencia democrática y especialmente el derecho a la vida, abogando por una solución democrática y respetuosa de los derechos humanos frente al problema de la violencia, compartimos la necesidad e importancia de la acción policial que contribuya a la erradicación del terrorismo, a la protección de dichos principios y a la prevención de
atentados y la persecución de sus autores.

5. Expresamos nuestra convicción de que la colaboración internacional entre los gobiernos y los distintos poderes judiciales es indispensable para la erradicación de la violencia, a fin de prevenir la comisión de nuevos atentados y evitar la impunidad de quienes los han cometido o los pudieran todavía cometer, colaboración que debe producirse acorde con los principios que rigen las relaciones internacionales y el respeto a los derechos humanos.

6. Nos comprometemos a velar por que la necesaria defensa del Estado de Derecho contra los ataques de la violencia se produzca siempre dentro del más estricto respeto de la legalidad y de los derechos humanos en general, sintiéndonos legitimados para denunciar, con la misma convicción con que condenamos toda violencia, los casos en que pueda haber violaciones de dicho principio.

7. Dado que la ruptura que se ha producido en nuestra sociedad entre quienes mayoritariamente hemos optado por las vías democráticas y estatutarias y quienes continúan haciendo uso de la violencia sólo podrá superarse como consecuencia del cese de esta última, hacemos un llamamiento a quienes aún continúan utilizándola para que, atendiendo a la voluntad mayoritaria de su pueblo, renuncie a ella como
instrumento de acción política y se incorporen a la tarea común de buscar, por los cauces mayoritariamente aceptados, los instrumentos más adecuados para dar satisfacción a las aspiraciones compartidas de la sociedad vasca.

8. Hacemos, igualmente, un llamamiento a quienes, aun ostentado representación parlamentaria, no ejercen sus derechos y obligaciones inherentes a la misma, para que, al igual que el resto de las fuerzas políticas, asuman las responsabilidades institucionales y defiendan desde ellas sus propios planteamientos políticos. En tal sentido, la legitimidad de todas las ideas políticas, expresadas democráticamente,
tiene en el marco parlamentario, la vía de defensa y, en su caso, de incorporación al ordenamiento jurídico de cualquier reivindicación.

9. En consonancia con las resoluciones adoptadas por unanimidad por el Parlamento Vasco, consideramos válidas y apoyamos las vías de reinserción para aquellas personas que decidan o hayan decidido abandonar la violencia con el propósito de defender sus ideas por cauces democráticos, respetando en cada caso la decisión que adopten las instituciones competentes del Estado a este respecto.

10. Si se producen las condiciones adecuadas para un final dialogado de la violencia, fundamentadas en una clara voluntad de poner fin a la misma y en actitudes inequívocas que puedan conducir a esa convicción, apoyamos procesos de diálogo entre los poderes competentes del Estado y quienes decidan abandonar la violencia, respetando en todo momento el principio democrático irrenunciable de que las cuestiones políticas deben resolverse únicamente a través de los representantes legítimos de la voluntad popular.

11. La defensa de nuestro sistema democrático contra la violencia no requiere en la actualidad de una ley de carácter especial, por lo que apoyamos la derogación de la legislación especial contra el terrorismo y los principios de independencia, intervención e inmediación judicial.

12. Reiteramos nuestro apoyo al texto consensuado en la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento Vasco en relación con las ayudas a víctimas de atentados terroristas y sus familiares, en sesión celebrada el 13 de mayo de 1987.

13. La gravedad de situación de crisis que atraviesa la economía con sus secuelas de paro, especialmente entre los jóvenes, y de marginación de los sectores menos favorecidos de la sociedad, que adquiere en nuestro caso un carácter diferencial derivado de la especial naturaleza del tejido industrial vasco y de la perpetuación de un clima de violencia, que dificulta la recuperación de nuestra economía a través de la inversión, refuerza nuestro empeño por lograr una situación normalizada.
Urgimos a las instituciones públicas a intensificar las medidas necesarias para superar las graves consecuencias sociales de la crisis económica y para impulsar desde el sector público la creación de las condiciones precisas para la recuperación de la economía de Euskadi, al tiempo que nos comprometemos a crear el clima propicio de pacificación y normalización que anime la confianza inversora imprescindible
para la economía vasca.

14. Hacemos un llamamiento a todos los ciudadanos vascos para que, individualmente y a través de las asociaciones ciudadanas, sindicales, empresariales y profesionales en que se integran, trabajen activamente en favor de la tolerancia, del respeto recíproco y de la libertad personal y colectiva como elementos básicos de la convivencia pacífica y constructiva de la sociedad. Dirigimos muy especialmente este llamamiento a los responsables políticos, a los educadores, a los profesionales de la información, quienes están llamados a desempeñar, por su indudable influencia en los comportamientos sociales, un papel importante en el proceso de pacificación de nuestra sociedad.

15. Invitamos a todas las instituciones vascas -Juntas Generales, Diputaciones Forales, Ayuntamientos y demás entidades públicas- a que, asumiendo el sentir de este Parlamento, se sumen a este acuerdo para la Normalización y la Pacificación y trabajen en sus respectivos ámbitos para lograr la plena instauración de la convivencia democrática en Euskadi.
Por ello y a través de nuestros representantes, nos comprometemos a adherirnos a este acuerdo en la próxima reunión de las respectivas instituciones.

16. El contenido de este acuerdo se trasladará al Gobierno del Estado y a los partidos firmantes del Acuerdo de Madrid, de 5 de noviembre de 1987.

17. Al objeto de propiciar el diálogo permanente entre las distintas fuerzas políticas, profundizar en las vías que posibiliten la incorporación de quienes hoy no aceptan la voluntad mayoritaria del Pueblo Vasco y garantizar el cumplimiento del presente acuerdo, solicitamos al lehendakari continúe liderando el proceso en aras de la total normalización del país».

Vitoria-Gasteiz, a 12 de enero de 1988

El Pacto de Ajuria Enea, para la normalización y pacificación de Euskadi, fue firmado el 12 de enero de 1988 en Vitoria por Julen Guimón Ugartechea (Alianza Popular), Alfredo Marco Tabar (Centro Democrático y Social), Kepa Aulestia Urrutia (Euskadiko Ezkerra), Xabier Arzalluz Antía (Partido Nacionalista Vasco) José María Benegas Haddad (Partido Socialista de Euskadi-PSOE) y por el lehendakari del Gobierno vasco José Antonio Ardanza Garro.

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