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HASTA QUE ME MATES, Memorias de Rafaela Romero Pozo de Ana Erostarbe
Con paciencia, Ana Erostarbe ha dado forma escrita a las largas conversaciones mantenidas con la militante socialista Rafaela Romero. Conversaciones en las que Rafaela le ha contado su vida y le ha hecho partícipe de su forma de observar algunos aspectos del mundo que nos rodea.
No es una vida cualquiera: comienza con una infancia anegada por el agua de un pozo oscuro de maltrato familiar, y acaba, de momento, tras muchos años de vivir escoltada por las amenazas de ETA, en un puesto de relevancia política en la Diputación de Gipuzkoa.
El maltrato familiar sigue siendo un tema tabú, aunque en los últimos años se están publicando, contados por sus propios protagonistas, diferentes libros que abordan de forma cruda el tema: Rhodes (Instrumental), Camille Kouchner (La familia grande), Valèrie Bacot (Tout le monde le savait), Vanesa Springora (El consentimiento), etc., por citar algunos. El maltrato a los niños es también tema central del trabajo de Armengou y Belis (Los internados del miedo).
Porque Rafaela Romero fue una niña y una adolescente maltratada de forma sistemática por su padre («el Domingo») y sus abuelos paternos. Ella y el resto de su familia: gritos, golpes, terror, violaciones a su madre delante de los niños. Así, durante una veintena larga de años. Hasta que Rafaela se enfrentó a tortas con su padre, y su madre pudo por fin divorciarse. Una liberación para todos: borrón y cuenta nueva. En los socialistas de Mondragón encontró su tabla de salvación.
Es un libro valiente, seco, sobrecogedor, sincero, no hay medias tintas. A mí me ha impresionado ese testimonio tan personal de alguien que ha tenido que sobrevivir como malamente ha podido: desnudar tu alma de ese modo requiere de una valentía enorme. Lo vivido en la familia es un ejemplo de machismo y de maltrato de libro. Porque el tema sigue siendo tabú: los vecinos no oímos ni vemos lo que pasa, aunque oímos y vemos perfectamente lo que pasa. Todo debe quedar en la familia: los trapos sucios se lavan en casa. Silencio espeso.
Llevar la sangre de alguien que es capaz de tanta maldad me produce una vergüenza enorme
Y las consecuencias, claro: «Mi padre nos destrozó la vida. Nos la destrozaron». Rafaela lo tiene muy asumido: «Llevar la sangre de alguien que es capaz de tanta maldad me produce una vergüenza enorme». La revictimización, como si ella fuera responsable de algo. Aunque con arrestos para afrontar la realidad: «[Mi padre] no tiene ninguna enfermedad mental. No es ningún pobre loco. No lo es, no. Solo es un machista desgraciado y una mala persona». Utiliza el presente, su padre vive. Y todo esto solo puede ocurrir con el silencio propio y ajeno, con cómplices externos que miran a otro lado.
Rafaela nace en Quintana de la Serena, en Badajoz, en un ambiente retratado en afirmaciones crudas: «Aquí lo que tiene que hacer mi hijo con la zorra de tu hija es coger una silla y romperle la cabeza». No parecen expresiones propias de un abuelo.
…no tiene ninguna enfermedad mental. No es ningún pobre loco. No lo es, no. Solo es un machista desgraciado y una mala persona
La familia, ella un bebé, acuciada por problemas económicos, emigra a Mondragón en los años 70: allá hay trabajo.
Mondragón es ese pueblo de dos países a ojos del emigrante, cuidadosamente separado de los autóctonos. Sin encaje posible. Así lo percibe Rafaela. No basta con el malvivir del piso arrendado. Hay que añadir los abusos sexuales del maestro, y el juicio de alguna compañera de clase: sus compañeros de pupitre emigrantes eran «perros españoles» que habían venido «a comer la comida de los vascos». Unos ladrones. Siente un ambiente hostil en el que se quiere aniquilar al diferente. Y una palabra que define su maltrecho estado de ánimo, con su autoestima por los suelos: SOLEDAD.
Siente un ambiente hostil en el que se quiere aniquilar al diferente. Y una palabra que define su maltrecho estado de ánimo, con su autoestima por los suelos: SOLEDAD.
El libro, de una gran frescura, está medianamente estructurado, aunque esa misma forma de concebirlo, casi como unos apuntes, lo acerca aún más al lector. Tres temas centrales van sacudiendo las páginas a medida que se entrecruzan los comentarios:
- Niñez y adolescencia machacada, universidad a base de becas (hay que salir de esta situación como se pueda), pobreza en la familia, acercamiento a los socialistas (que ayudan, de paso, a sobrellevar el divorcio de los padres), trabajo en un despacho de abogados durante años.
- Participación plena en la política, con puestos institucionales de distinto nivel, encuentro con Jesús Eguiguren, miedo y zozobra como víctima de persecución en tiempos de ETA.
- Reflexiones personales más generales sobre esas cuestiones políticas y de convivencia que tanto nos han preocupado, la disolución de ETA y el papel jugado por Eguiguren, con un costo personal y familiar enorme.
La política se convierte en una ventana que se abre en ese «ambiente pesado y sofocante». La política habla de justicia, de derechos.
En ese cuestionamiento interno, la política juega un papel central, como motor ideológico primero, y medio de vida, después. La política se convierte en una ventana que se abre en ese «ambiente pesado y sofocante». La política habla de justicia, de derechos. A ojos de Rafaela, es «un medio para mejorar la vida de las personas».

Ella reivindica el papel de la política y de los políticos, únicos garantes de la democracia en un país. De ideología profundamente socialista, la política le abre la puerta también a otra forma de vivir. Pero lo vive de forma muy personal, porque «la lealtad a una misma es la más importante de todas». Descubre enseguida los costes personales que ello supone: a las primeras de cambio, justo estaba comenzando, recibe un escupitajo en la cara en un bar. Esto está lleno de valientes. Luego, las amenazas, el miedo, el señalamiento que se extiende al resto de la familia, las bombas que van matando amigos y conocidos, los escoltas que acaban asaltando sin querer tu propia intimidad. Una sociedad que se deshace. Las víctimas, abandonadas y olvidadas, quienes peor lo pasan. Mientras se jaleaba a los asesinos.
Luego, las amenazas, el miedo, el señalamiento que se extiende al resto de la familia, las bombas que van matando amigos y conocidos, los escoltas que acaban asaltando sin querer tu propia intimidad
No faltan críticas, inmisericordes con Vox, duras contra una derecha que se supone debería ser más homologable con la europea, aunque salva siempre a personas concretas aplicando un enorme sentido común. Y critica a Herri Batasuna, por supuesto, adueñada de espacios que correspondían a todos. En un terreno más opinable, critica también con libertad, huyendo de servilismos, determinadas actuaciones de los socialistas, personales y grupales, y todo el período oscuro de la actuación de los grupos terroristas de extrema derecha, así como las torturas y la política de dispersión. Critica, es lo esperable, determinadas actuaciones del nacionalismo vasco. Se muestra firme partidaria de gobiernos de coalición.
El fin de ETA se debió a quienes resistieron, a quienes se jugaron la vida por sus ideales, a jueces, policías, a periodistas que no callaron. A quienes escribieron y hablaron. Y se centra con una defensa cerrada en el papel jugado de manera muy personal por Jesús Eguiguren, quien durante años fue tejiendo relaciones con Otegi que al final resultaron centrales, a juicio de Rafaela, para que ETA decidiera disolverse. Un proceso vivido en soledad.

Diario Vasco
Es un capítulo que me ha llamado la atención. No solo porque desvela datos subterráneos desconocidos (al menos para mí) de aquellos años, sino porque el final de ETA supuso la debacle anímica y personal de Eguiguren, a quien los socialistas habían apartado ya del tema: esa misma noche acabó en el hospital tras una explosión personal y un ataque de ansiedad que lo precipitó durante años a una depresión que Rafaela Romero y la familia, con ayuda de especialistas, atendieron como pudieron: «Jesús dejó de ser él mismo durante largo tiempo». En su opinión, la sociedad ha sido muy desagradecida con Eguiguren.
el final de ETA supuso la debacle anímica y personal de Eguiguren. Esa misma noche acabó en el hospital tras una explosión personal y un ataque de ansiedad que lo precipitó durante años a una depresión
Se refiere de pasada a las reuniones de Loiola, y no cita los movimientos sociales contra ETA -como Gesto por la Paz-, a mi modo de ver, tuvieron capital importancia en el cambio del posicionamiento social. Sí habla, muy poco, de algunas manifestaciones. Toda esta parte está salpicada de comentarios realizados con mucha libertad sobre cuestiones diversas que necesariamente mueven a la reflexión. Son una muestra de cómo las mismas situaciones pueden terminar siendo vistas de manera diversa, aun cuando haya coincidencia compartida en los propósitos finales.
Critica con vehemencia el papel de la iglesia en el tema de abusos sexuales, también al actual Papa por no hacer nada en ese tema, y manifiesta que ha «estado mucho tiempo enfadada con Dios, hasta que dejé de creer en él». Esto, por supuesto pertenece al ámbito privado de cada cual. Lo traigo a colación porque me ha llamado la atención su boda celebrada en una iglesia, así como la primera comunión de su hija.
Creo que Ana Erostarbe ha hecho un gran trabajo, creo que Rafaela Romero merece nuestro reconocimiento, y creo que Alberdania ha acertado.
Acto de presentación del libro «Hasta que me mates»
Eskerrik asko!
Pello Salaburu Etxeberria, miembro de Gogoan, por una memoria digna

Hoy, 7 de mayo, se cumplen 20 años desde que ETA asesinó a al periodista José Luis López de Lacalle.
25 urte igaro diren arren ez dut elkarrizketa hura ahaztu eta harrezkero ezagun horren berri izan ez dudan arren, ez dakit justiziarik egin zaion, baina gutxienez bizipen mingarri hori gaindituta izatea desio diot.
Espetxetik ateratzerakoan ere ezker abertzaleak eskaini zion omenaldiaren tramitea bete zuen; horrela justiziarekin eta ETArekin konplitu ondoren libre geratu zen, Yoyesen itzala luzea baitzen eta askotan espetxean egotea baino gogorragoa zelako norbere herrira bueltatu eta paretetan “traidore” hitza irakurtzea, ingurukoek berriro epaitu zaituztelako eta kasurik onenean bizitza osorako bizkarra ematea erabaki dutelako.
eragindako biktimen bizitza sakrifikatzeaz gain ehundaka gazte bereganatu zituen indarkeria gauzatzeko, beraien bizitza eta beraien senitartekoena hondatuz, eta kartzelan sartzen zituztenean ETAk berak jartzen zizkien baldintzarik gogorrenak, euren borondatea eta beharrizanak ukatuz ETAko presoen multzoaren mesedetan, multzo hori bere kontrolpean izateko eta bere nahierara erabiltzeko.







Jose Antonio Ortega Larak 532 egun egin zituen katigutasunean; espetxe-funtzionarioa zen eta preso guztiak Euskal Herrira ekartzea eskatzen zuen ETAk bera aske uzteko; Cosme Delclaux aldiz 232 egun eduki zuten bahituta, eta dirua eskatzen zuten bere buruarengatik. Euskal Herriko Bakearen Aldeko Koordinakundekoak astero biltzen ginen, astelehenero, bi persona hauen askatasuna eskatzeko, eta astelehenero izaten genituen parean gu izutzeko asmoarekin kontramanifestazioa egiten zutenak. Konzentrazio batzuetan euren aurpegiak ia gureak ukitzen jartzen zituzten eta “nazkagarriak” eta antzerako irainak oihukatzen zizkiguten.
Hatan-horretan otsailaren 10a iritsi zen, egun beltza. ETAk Domingo Puente Marín eta Rafael Martínez Emperador hil zituen. Domingo Granadako Armilla base militarreko ile-apaintzailea zen eta furgoi militar batean zihoala hil zuten bonba-kotxe bat estanda arazi zutenean. Rafael Auzitegi Goreneko Magistratua zen eta kokotean egin zioten tiro etxeko atera deitzen ari zenean.
Bakearen aldeko Koordinakundeko kideok ginen Txoren heriotzaren erantzule. Heriotza hau gertatu zen astelehenean bertan pankartak jarri zituzten herrian lazo urdina paparrean generamanon aurka, “dónde están, no se ven los de Gesto por la Paz” oihukatzen zuten kalean, hiltzaile deitzen gintuzten… Hainbeste gaiztotu zuten giroa astelehenero bahituen askatasuna eskatzeko egiten genuen bilkura bertan behera uztea erabaki genuela.
Llegó el 10 de febrero, día en el que ETA asesinó a Domingo Puente Marín y a Rafael Martínez Emperador. Domingo era peluquero en la base granadina de Armilla e iba en un furgón militar cuando a su paso hicieron estallar un coche bomba. Rafael era magistrado del Tribunal Supremo y le dieron un tiro en la nuca cuando estaba llamando al portero automático de su casa.
Ese mismo día en Mallabia todo estaba preparado para darle el último adiós a Eugenio Aranburu. Nuestro pequeño pueblo estaba a rebosar de gente, y era absolutamente impensable que los de Gesto nos concentráramos para condenar los asesinatos del día anterior. Y tal y como estaban las cosas en el pueblo tampoco era fácil mostrar ninguna condolencia o solidaridad por la muerte de Eugenio, aunque fue un hecho que nos apenó mucho.
ETA asesinó a 4 personas más antes de que el 1 de julio se liberara Jose Antonio Ortega Lara y a Cosme Delclaux. A los pocos días, el 10 de julio, ETA secuestró en Ermua al concejal del Partido Popular Miguel Angel Blanco, y el día 13 murió como consecuencia de los disparos que le propinaron los terroristas. Los miembros de Gesto de Ermua y Mallabia vivimos esos días con gran intensidad, preocupación y dolor. Como la mayoría de la gente de Ermua y mucha gente de Mallabia, salimos a la calle el día del secuestro y casi no volvimos a casa hasta que le dimos el último adiós a Miguel Angel.