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El 1 de junio de 2021, se inauguró este Museo Centro Memorial de Víctimas del terrorismo situado en la capital alavesa. Se ha hecho esperar, pero ha merecido la pena.
En el museo se recoge la actividad terrorista que ha habido en España en el siglo XX y en el XXI y resulta realmente interesante para cualquier persona interesada en el tema. A pesar de los esfuerzos invertidos, es posible que a quien lo visite no le termine de encajar el tratamiento en el mismo espacio de dos conceptos de terrorismo tan diferentes como los terrorismos ‘autóctonos’ de funcionamiento ‘clásico’ (desde el FRAP hasta ETA) y el terrorismo global protagonizado por los distintos grupos extremistas de inspiración islamista que, además de tener unas maneras diferentes, nos traslada a una problemática un tanto ajena para la mayoría de la sociedad.
El terrorismo de ETA ocupa un lugar relevante como no podía ser de otra manera, teniendo en cuenta el número de víctimas ocasionadas y el tiempo que ha pervivido en nuestra sociedad. Prácticamente, al incorporarte al museo hay una sala en la que se escuchan testimonios de víctimas del terrorismo. Todos ellos son impactantes, pero hemos seleccionado las palabras de Ana Arregui:
Con ser como son y pensar como piensan, bastante condena tienen
Los datos que se ofrecen son muy interesantes y, en ocasiones, hasta sorprendentes. Por ejemplo, es llamativa la cantidad de víctimas –92– que ocasionó la organización terrorista GRAPO (Grupo de Resistencia Antifranquista Primero de Octubre) que, a pesar de carecer de apoyo social, se mantuvo activa desde 1968 hasta 2012.
Otro aspecto especialmente interesante son los datos sobre los heridos. Decir que se generaron 5.000 heridos, se puede quedar en una anécdota, en un simple número que nos pudiera dejar un tanto indiferentes. Sin embargo, en el museo, se hace una referencia expresa a las personas heridas que quedaron con una gran invalidez: 60 personas que quedaron muertas en vida y cuyo testimonio es difícil compartir, traerlo a la memoria, ya que resulta complicado mostrar ese dolor sin aumentárselo a la propia víctima.
Uno de esos casos fue muy bien recogido en la película de Iñaki Arteta «Trece entre mil«, un film que abrió un camino por el que han transitado otros posteriormente y que impactó sobremanera en 2005. En la película aparece el caso de Francisco Marañón, chófer de un alto cargo del ejército que desde 1985 vivía entre su cama y una silla de ruedas.
En el museo también se recoge la importancia de la actuación policial, judicial, política y la reacción social. Sorprende un poco que la respuesta desde la sociedad se enmarque en el mismo bloque que las necesarias y obligadas respuestas policial, judicial y política porque, de esa forma, se minimiza ese importante rasgo de reacción voluntaria y espontanea desde la ciudadanía. En este ámbito social, destacan las actuaciones de movimientos pacifistas como Gesto por la Paz o Denon Artean_Paz y Reconciliación y de organizaciones ciudadanas como Basta Ya, aunque del trabajo de esta última fuera más limitado en el tiempo.
Precisamente fue Gesto por la Paz la organización que acuñó la expresión ‘violencia de persecución‘ y desarrolló una importante campaña (‘Si te amenazan, nos agreden‘) denunciando la situación que vivían las personas amenazadas. Afirmaron que existían 42.000 amenazadxs. En relación a esta cuestión, sugeriríamos una pequeña matización:
En uno de los paneles de dice: «El miedo, que afectaba sobre todo a los no nacionalistas, fue un factor determinante en Euskadi«. Efectivamente, ‘sobre todo’ afectó a ese sector de la clase política. Sin embargo, en otro panel cuando se menciona a los colectivos amenazados, la referencia que se hace es a «cargos públicos constitucionalistas». Se da por hecho, que todos los partidos políticos democráticos son constitucionalistas, pero como el panel se refiere a los ‘no nacionalistas’ (vascos), consideramos que es tan de justicia reconocer que los no nacionalistas fueron mayoritariamente amenazados, como reconocer que también hubo políticos nacionalistas que fueron amenazados e, incluso, que fueron víctimas directas de la violencia de ETA y de su entorno.
Más allá de este pequeño apunte, recomendamos encarecidamente, la visita al museo. Es grato reconocer que se ha realizado un buen trabajo.
Isabel Urkijo Azkarate y Jesus Herrero Arranz, miembros de Gogoan, por una memoria digna.
Este es el título elegido por su autora, Irene Moreno Bibiloni, para divulgar de una manera lo más amena posible la tesis que realizó sobre Gesto por la Paz y que presentó el pasado año en el campus de Vitoria-Gasteiz de la UPV-EHU.
El pasado miércoles, 19 de junio, en el Hotel Abando de Bilbao, Irene Moreno Bibiloni presentó el libro editado por Tecnos con la ayuda del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo, el Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos, Gogora y la Fundación Mario Onaindía.
Como se informó en un post anterior, las fundaciones Fernando Buesa y Sancho el Sabio han realizado una interesante exposición sobre «La sociedad vasca ante el terrorismo» en la que recogen las distintas reacciones de la sociedad y cómo fueron evolucionando a lo largo de los años. Precisamente, los comisarios de la exposición, los historiadores Antonio Rivera e Irene Moreno, utilizan las imágenes de dos artístas vascos, Chillida y Oteiza, para reflejar esa evolución de pensamiento y actitud ante el terrorismo.
Respecto a la realización de la exposición, hay que reconocer el esfuerzo de investigación realizado porque la muestra no se limita a recoger el trabajo de organizaciones pacifistas o no pacifistas conocidas, sino que se nombran y se reconoce el trabajo de organizaciones locales y minoritarias que también hicieron su aportación, como Colectivos Vascos por la Paz y el Desarme o Itaka.











Irene Moreno, distinguió entre uno y los otros, porque mientras que en 1993 la izquierda abertzale se vio sorprendida y no articuló ninguna respuesta, en 1995, puso en práctica la ponencia Oldartzen que se basaba en recuperar la calle y convocó las contra-concentraciones que tanta tensión generaron.