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Hoy, 30 de enero, es el Día Mundial de la No violencia en memoria a Mahatma Gandhi asesinado este día de 1948.
Tiene muchas frases acertadísimas sobre la violencia y, de entre todas ellas, hemos elegido esta porque es adecuada a lo que hemos vivido los últimos 50 años en Euskal Herria:
«Me opongo a la violencia, porque cuando parece causar el bien éste sólo es temporal, el mal que causa es permanente.»
Precisamente durante muchos de estos años de violencia y terror, hubo una organización pacifista, Gesto por la Paz, que recurrió a Gandhi para iniciar un pacífico trabajo de respuesta a la violencia insistiendo en que ‘no hay un camino para la paz; la paz es el camino’.
Desde 1988 hasta 2012, ininterrumpidamente, Gesto por la Paz ofreció a la ciudadanía otra forma de expresión a favor del derecho a la vida, del respeto a todos los derechos humanos para todos y en contra del uso de la violencia: las manifestaciones de enero. Desde la primera con el lema ‘La paz depende de tí. Pakea zure esku dago’, hasta la última de 2012 en la que desfilaron por la Gran Vía de Bilbao diez de las pancartas utilizadas en años anteriores.
ETA había anunciado que ‘cesaba su actividad armada’ y Gesto por la Paz recuperó la pancarta en la que hablaba de futuro, de que ese futuro era nuestro, de la sociedad. Ya nadie trataría de arrebatarlo.

Y ese desfile de pancartas terminó con la pancarta ‘Lortu dugu’, lo hemos conseguido. Se había terminado aquella pesadilla que sólo había producido terror y dolor. Demasiado alto precio por el error de unos cuantos.

Hoy, desde aquí deseamos homenajear a todas aquellas personas anónimas que salieron a la calle detrás de una pancarta para denunciar el uso de la violencia, para iniciar un largo proceso de DESLEGITIMACION de la violencia.
Nunca fueron muchos. Su independencia, su libertad y su exigencia ética resultaron incómodas en muchos momentos. Posiblemente, haya quien prefiera ocultar lo que hicieron. Puede que nunca se agradezca o, incluso, se reconozca lo que hicieron por toda la sociedad… Pero nunca buscaron laureles, simplemente hicieron lo que creían que tenían que hacer.

En enero de 1999, hace casi 20 años, la izquierda abertzale convocó una manifestación Por los derechos de los presos vascos. En principio, podría ser ‘una manifestación más’, pero en un entorno de tregua de ETA, esta manifestación tuvo como novedad contar con el apoyo de todos los partidos y grupos sociales del Pacto de Lizarra. Pasado el tiempo, se podría valorar como una exitosa maniobra de la izquierda abertzale propiciada por los mayores entusiastas de aquel famoso Pacto.

Es posible que este gesto le costara mucho, entre propios y entre relativamente cercanos que ya vieron la ocasión perfecta para desacreditar a la organización pacifista. Pero, cualquiera podría reconocer que fue la organización con una motivación más humana y ética de cuantos allí se reunieron. Esta es la
circunstancias desde que se produjo la primera muerte, la de José Pardines, hasta la última, la de Jean Serge Nerín. Somos muchas personas las que pensamos que no, que no estuvo a la altura, que no reaccionó como hubiera hecho una sociedad sana, que no se rebeló con la firmeza que lo requerían todas las atrocidades que se cometieron.