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Carta de Agustín Ibarrola dirigida a la Comisión de Homenaje a Yoyes.
Yoyes, Dolores González Katarain, fue una ex miembro de ETA que abandonó la organización terrorista en 1980. Tras cinco años de exilio en Méjico, regresó a Ordizia en noviembre de 1985. Su regreso lo negoció con ETA a través de Txomin Iturbe y con el Gobierno español que, al no tener ninguna causa pendiente con la Justicia debido a la Ley de Amnistía de 1977, no tenía motivo para impedir su vuelta a casa. Diez meses más tarde, cuando paseaba en las fiestas de Ordizia junto a su hijo de tres años, fue asesinada por el miembro de ETA Antonio Ruiz López, Kubati.
Agustín Ibarrola Goikoetxea fue un pintor y escultor vasco muy comprometido con la sociedad de su tiempo. En la década de los 50 entró a formar parte del grupo artístico ‘Equipo 57’. Posteriormente, inició su compromiso político durante el franquismo lo que le llevó a ser encarcelado y a sufrir la tortura (1962-1965 y 1967-1973). Dos años después, un grupo de «incontrolados» de extrema derecha quemó su caserío en Ibarrangelua.
Formó parte del movimiento artístico del ‘Land Art‘ y una de sus obras más conocidas la realizó en el Bosque de Oma entre 1982 y 1985.

En 1986, cuando Yoyes fue asesinada por ETA, Agustín Ibarrola formó parte de un valiente movimiento ciudadano que manifestó públicamente su radical rechazo a este asesinato. A partir de entonces, su posición en contra de ETA fue nítida y muy activista. En 1993, formó parte de la Iniciativa Ciudadana en favor de la liberación de Julio Iglesias Zamora y fue quien diseñó a petición de Gesto por la Paz, la imagen del lazo azul que meses antes había puesto en marcha la organización pacifista.

Su compromiso con la paz le llevó a formar parte de otros movimientos contra ETA en años posteriores y sufrió los ataques de la izquierda abertzale a través de la violencia de persecución.
Con motivo del reciente fallecimiento del artista (17 de noviembre, 2023), publicamos la carta que Agustín Ibarrola escribió de puño y letra con objeto de sumarse al movimiento ciudadano contra el asesinato de Yoyes.
Gernika 15 Octubre 1986
En nombre de Euskadi pido paz.
Pido el derecho a ser vasco libremente sin imposiciones de ningún modelo ideológico. Pido que la construcción del pueblo vasco y de su cultura sea el producto de la participación democrática del ciudadano.
A los que degradan todo razonamiento político, social o cultural a la dialéctica de la liquidación física de las personas y a la difamación de quienes sustentan otros principios les pido que abandonen esas aberrantes prácticas de intolerancia y de devaluación de los procesos democráticos que caracterizan a cualquier comunidad moderna civilizada.
A los que callan por miedo o por complicidad les recuerdo que aquí somos Yoyes en gran parte de nuestra dimensión humana y social casi todos y que con su actitud contribuyen a mantener una situación de violencia, militarización, división y derechización que está impidiendo la salida real de nuestro pueblo hacia la democracia.
Igualmente me dirijo a los presos y exiliados invitándoles a seguir el ejemplo de Yoyes abandonando su actual condición de mercancía política y a regresar a casa, a la casa del padre y a defenderla con los medios propios de una sociedad con voto y partidos políticos, sindicatos, etc.
Hoy todavía tengo que pedir junto a Blas de Otero también la palabra para todos.
Yoyes, por el poder que me confiere mi aportación tanto artística como ciudadana al pueblo vasco yo te nombro MUSA DE LA LIBERTAD
Ibarrola
Ahora que celebramos el Día de la Memoria yo propongo rememorar lo inmemorable para deshacernos de fantasmas olvidadizos. Y porque, además, el olvido está lleno de recuerdos indeseados.
Memoria de lo que hicieron con Segundo Marey, secuestrado; fue un error, dijeron, pero el Ministerio de Interior español chantajeó al francés, en un intento de ventajismo gansteril. Memoria del escalofrío adherido a la piel cuando un escritor, pensador, profesor… decide exiliarse al silencio, abandonar el “conflicto” y esconderse en temas neutros para poder desmontar la barricada de desprecio y chantaje al que le ha sometido extraoficialmente el entorno talibán. Hoy en día lo contamos a nuestros estudiantes y no se lo pueden creer. Pero muchos de nosotros lo vivimos de cerca y, no se sabe cómo, a menudo se caen de la memoria esos tiempos y esos hechos, quizá porque sean recuerdos ásperos e incómodos.
Memoria del chantaje y sometimiento que padeció el poder público de Gipuzkoa y Navarra con el asunto de la autovía. De cómo fue posible que esas tres personas asesinadas no sean nunca recordadas ni inmortalizadas en alguna placa, en algún homenaje, mención, memoria, olvido… en la autovía del oprobio. 


diez años. A los tres meses salieron de esa prisión, indultados. ¿Cómo se puede explicar eso a nuestros jóvenes?
Hay un relato que apenas nos ha llegado: el de esas personas perseguidas y amenazadas -más de 40.000- durante varios años. Mucho silencio social entorno a la amenaza, que ni la familia ni amigos conocían, por no inquietarles, por no perderlos… Necesitamos rescatar la memoria de los silencios y de las indiferencias, de los miedos que sí padecimos y de las soledades a las que sometimos a todas las víctimas sin nombre.