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Gogoan-por una memoria digna

~ Por una memoria digna como derecho de las víctimas y de la sociedad vasca en general. Una memoria que deslegitime la violencia y que sea pedagógica para prevenir situaciones como las vividas en Euskal Herria los últimos 50 años.

Gogoan-por una memoria digna

Archivos de etiqueta: Agustin Ibarrola

UN GRITO

09 miércoles Jul 2025

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Agustin Ibarrola, Centro Memorial de Víctimas del terrorismo, Memoria

Antonio Dupla. Miembro de Gogoan – Por una memoria digna

Nueva exposición interesante en el Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo en Vitoria-Gasteiz. Esta vez dedicada a Agustín Ibarrola, a quien no hace falta presentar. En la inauguración de la exposición, esta mañana del miércoles 9 de julio, Raúl López Romo lo ha presentado como un valiente, un resistente, un ejemplo de coherencia y dignidad. Alguien distinguido en la lucha contra las dictaduras, en su caso la de Franco y la de del terrorismo de ETA. Preso 5 años en los años sesenta por su militancia comunista contra Franco, después, en democracia, sufre la violencia de persecución y vive 12 años escoltado. Si el interés de Ibarrola resulta indiscutible desde el punto de vista artístico para cualquier analista mínimamente serio, el sectarismo ideológico ha provocado su rechazo en importantes sectores de la sociedad vasca e incluso la vandalización de sus obras. Así ha sido la historia reciente de nuestro pequeño país.

Han intervenido también en la presentación su hijo, José Ibarrola y su nieto Nahiel, autor del video que acompaña a la exposición, en cuya banda sonora ha colaborado el batería Jon Fresco, que ha utilizado para la percusión las propias obras de Ibarrola. Su hijo, José Ibarrola, destacado artista igualmente, “comisario” de la exposición, aunque ha dejado claro que no le gusta el término, ha insistido en dos ideas que ha querido destacar. Obligado por lo limitado del espacio, la selección de obras, un reducido número de cuadros y grabados y un cartel, así como las esculturas, intimidatorias, de los encapuchados, gira en torno al grito, por un lado y a la simetría, por otro. Grito de libertad, pero de libertad no vacía, tan actual, sino, en el caso de Agustín Ibarrola, ha dicho su hijo, indisolublemente unida a solidaridad, dignidad y justicia social, y simetría  en su actitud coherente y digna ante las dos dictaduras a las que se enfrentó, la franquista y la de ETA.

La exposición, titulada Resistencia/Huella / Erresistentzia/Aztarna y muy recomendable, está abierta hasta el 21 de septiembre (y el Memorial no cierra en verano…)

Musa de la libertad

20 lunes Nov 2023

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Agustin Ibarrola, Antonio Ruiz López, asesinato, Blas de Otero, Bosque de Oma, cárcel, Dolores González Katarain, Equipo 57, ETA, exilio, franquismo, Gesto por la Paz, incontrolados, Iniciativa Ciudadana en favor de la liberación de Julio Iglesias Zamora, Kubati, lazo azul, Ley de Amnistía de 1977, Ordizia, paz, tortura, violencia de persecución, Yoyes

Carta de Agustín Ibarrola dirigida a la Comisión de Homenaje a Yoyes.

Yoyes, Dolores González Katarain, fue una ex miembro de ETA que abandonó la organización terrorista en 1980. Tras cinco años de exilio en Méjico, regresó a Ordizia en noviembre de 1985. Su regreso lo negoció con ETA a través de Txomin Iturbe y con el Gobierno español que, al no tener ninguna causa pendiente con la Justicia debido a la Ley de Amnistía de 1977, no tenía motivo para impedir su vuelta a casa. Diez meses  más tarde, cuando paseaba en las fiestas de Ordizia junto a su hijo de tres años, fue asesinada por el miembro de ETA Antonio Ruiz López, Kubati.

Agustín Ibarrola Goikoetxea fue un pintor y escultor vasco muy comprometido con la sociedad de su tiempo. En la década de los 50 entró a formar parte del grupo artístico ‘Equipo 57’. Posteriormente, inició su compromiso político durante el franquismo lo que le llevó a ser encarcelado y a sufrir la tortura (1962-1965 y 1967-1973). Dos años después, un grupo de «incontrolados» de extrema derecha quemó su caserío en Ibarrangelua.

Formó parte del movimiento artístico del ‘Land Art‘ y una de sus obras más conocidas la realizó en el Bosque de Oma entre 1982 y  1985.

En 1986, cuando Yoyes fue asesinada por ETA, Agustín Ibarrola formó parte de un valiente movimiento ciudadano que manifestó públicamente su radical rechazo a este asesinato. A partir de entonces, su posición en contra de ETA fue nítida y muy activista. En 1993, formó parte de la Iniciativa Ciudadana en favor de la liberación de Julio Iglesias Zamora y fue quien diseñó a petición de Gesto por la Paz, la imagen del lazo azul que meses antes había puesto en marcha la organización pacifista.

Su compromiso con la paz le llevó a formar parte de otros movimientos contra ETA en años posteriores y sufrió los ataques de la izquierda abertzale a través de la violencia de persecución.

Con motivo del reciente fallecimiento del artista (17 de noviembre, 2023), publicamos la carta que Agustín Ibarrola escribió de puño y letra con objeto de sumarse al movimiento ciudadano contra el asesinato de Yoyes.

 

 

 

 

 


Gernika 15 Octubre 1986

En nombre de Euskadi pido paz.

Pido el derecho a ser vasco libremente sin imposiciones de ningún modelo ideológico. Pido que la construcción del pueblo vasco y de su cultura sea el producto de la participación democrática del ciudadano.

A los que degradan todo razonamiento político, social o cultural a la dialéctica de la liquidación física de las personas y a la difamación de quienes sustentan otros principios les pido que abandonen esas aberrantes prácticas de intolerancia y de devaluación de los procesos democráticos que caracterizan a cualquier comunidad moderna civilizada.

A los que callan por miedo o por complicidad les recuerdo que aquí somos Yoyes en gran parte de nuestra dimensión humana y social casi todos y que con su actitud contribuyen a mantener una situación de violencia, militarización, división y derechización que está impidiendo la salida real de nuestro pueblo hacia la democracia.

Igualmente me dirijo a los presos y exiliados invitándoles a seguir el ejemplo de Yoyes abandonando su actual condición de mercancía política y a regresar a casa, a la casa del padre y a defenderla con los medios propios de una sociedad con voto y partidos políticos, sindicatos, etc.

Hoy todavía tengo que pedir junto a Blas de Otero también la palabra para todos.

Yoyes, por el poder que me confiere mi aportación tanto artística como ciudadana al pueblo vasco yo te nombro MUSA DE LA LIBERTAD

Ibarrola

 

 

 

40 años del manifiesto de los 33 contra la violencia terrorista

27 miércoles May 2020

Posted by gogoanmemoria in Memoria

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'Aun estamos a tiempo', Agustin Ibarrola, Amelia Baldeón, Antton Artamendi, Bernardo Estornés Lasa, Edorta Kortadi, Eduardo Chillida, Egin, El País, ETA, Eugenio Ibarzabal, Gabriel Celaya, Gregorio Monreal, Iñaki Barriola, Idoia Estornés, Ignacio Tellechea Idigoras, Jesús Altuna, José María Ibarrondo Aguirregaviria, José María Lacarra, José María Satrústegui, José Miguel Barandiarán, José Ramón Recalde, José Ramón Scheifler, Jose Antonio Ayestarán, Jose Ignacio Ustaran, Jose Manuel Román Moreno, Juan Churruca, Juan Manuel García Cordero, Juan Mari Lecuona, Juan San Martín, Julian Ajuriaguerra, Julio Caro Baroja, Kondo Mitxelena, La Gaceta del Norte, Liborio Arana Gómez, Manifiesto de los 33 contra el terrorismo de ETA, Manuel Lecuona, María Paz Armiño y Manuel Santacoloma Velasco, Martin Ugalde, Miguel Castelss Adriassens, Mikel Atxaga, Nestor Basterretxea, Pacífico Fika Zuloaga, Pío Montoya, Xabier Lete

Hoy se cumplen 40 años de un manifiesto contra la violencia terrorista que asolaba nuestra sociedad. En aquel 1980, ETA asesinó a 93 personas y el terrorismo ‘tardo franquista’ (BVE, GAE…) asesinó a otras 20 personas.

Merece la pena repasar las palabras de aquel grupo de personalidades de la cultura vasca de diversas ideologías, según reflejó la prensa de la época:

La Gaceta del Norte

El País, 28 de mayo de 1980

Egin, 27 de mayo de 1980

Retumban hoy tardíamente apelaciones a evitar «el juego de la ambigüedad, tan cómodo personalmente como funesto para la colectividad» y declaraciones como que «la violencia que ante todo nos preocupa es la que nace y anida entre nosotros, porque es la única que puede convertirnos, de verdad, en verdugos desalmados, en cómplices cobardes o en encubridores serviles» o cuando afirman que «nos hallamos ante verdaderos casos de patología social, a lo que hay que buscar remedio, no sólo por vía política o gubernamental, sino también en el dominio de la medicina y el de la sanidad pública».

En fin, un valioso documento para cultivar la memoria democrática vasca. Un testimonio que desnuda las no pocas contextualizaciones autojustificadoras de aquella tragedia bárbara.

los vascos nos encontramos en la necesidad de denunciar una situación de la que no saldremos si no nos protegemos de nuestros «salvadores» y no logramos salvarnos de nuestros «protectores». Aún estamos a tiempo

A continuación el texto íntegro.

 

AÚN ESTAMOS A TIEMPO
(Manifiesto de los 33 contra el terrorismo de ETA, 27/05/1980)

Los abajo firmantes, que no poseen otra cualificación que la de su inquietud por la suerte de este pueblo vasco del que se consideran miembros, se sienten obligados a levantar su voz ante propios y extraños, llenos de alarma ante los peligros que de forma cada vez más amenazadora se ciernen sobre la suerte colectiva de nuestro país. No creemos, sin embargo, que estas líneas encierren ninguna novedad— pues somos conscientes de que no expresamos sino algo que, por ser más claro que la luz, constituye en la actualidad motivo de angustia para la inmensa mayoría de nuestro pueblo.

el juego de la ambigüedad, tan cómodo personalmente como funesto para la colectividad

Para no entrar una vez más en el juego de la ambigüedad, tan cómodo personalmente como funesto para la colectividad, empezaremos por decir que el objeto primero de nuestra inquietud es la violencia de todo género que ha echado raíces entre nosotros, como la más penosa consecuencia de una guerra civil que destruyó las instituciones legítimas y se prolongó en 40 años de dictadura; raíces que siguen extendiéndose sin medida y amenazan toda vida que no sea la suya de parásito que se alimenta de la ruina de los demás. Sabemos muy bien -porque no hemos dejado de padecerla- que ha habido y hay una violencia dirigida desde fuera contra la comunidad vasca, así como una incomprensión que raya en ocasiones en la demencia.

Atentado contra el bar Aldana en Alonsotegi el 20 de enero de 1980. Cuatro personas asesinadas: Liborio Arana Gómez, Pacífico Fika Zuloaga, María Paz Armiño y Manuel Santacoloma Velasco

Pero no tenemos el menor reparo en afirmar que la violencia que ante todo nos preocupa es la que nace y anida entre nosotros, porque es la única que puede convertirnos, de verdad, en verdugos desalmados, en cómplices cobardes o en encubridores serviles.

la violencia que ante todo nos preocupa es la que nace y anida entre nosotros, porque es la única que puede convertirnos, de verdad, en verdugos desalmados, en cómplices cobardes o en encubridores serviles

Al mismo tiempo, no podemos olvidar que, muy al contrario de la consideración que parece merecer a sus promotores, esta violencia, relanzada al amparo de las facilidades que ofrece un frágil Estado de derecho, no tendría otra consecuencia final que la de servir de elemento provocador de enemigos que volverían gustosos a aplastarnos durante decenios.

Observamos con asombro que hechos que preocuparon a criminalistas, sociólogos y penalistas de la segunda mitad del siglo XIX y comienzos del XX, se dan ahora en nuestro país, en 1980, de modo tan semejante como bárbaro: asociaciones más o menos secretas, muertes crueles y brutal encarnizamiento en atentados contra personas, todo ello protegido por la ley del silencio y la complacencia. Exacciones, amenazas utilizando símbolos primitivos y castigos corporales, como el innoble tiro a la pierna, procedimiento del que no se sabe qué destacar más: el hecho físico o la insufrible pedantería que lo reivindica. Lo que para algunos puede parecer novedoso, resulta no ser más que un vulgar anacronismo.

Asesinato de Jose Manuel Román Moreno el 27 de enero de 1980

No debemos, pues, engañarnos. Con el final de nuestro siglo hemos visto esfumarse muchas de las ilusiones que, hace 100 años, podrían tener un sentido teórico. No podemos creer hoy en «los amaneceres que cantan», ya que es preciso decir, bien alto y claro, que cualquier paso regresivo en el actual camino hacia la libertad y la democracia generaría una indiscriminada represión contra nuestro pueblo. Y, por lo que sabemos en la actualidad acerca de modernas técnicas de represión, esta situación no sería el comienzo de una hipotética espiral «acción-represión», sino el inicio de un nuevo y largo proceso político que pondría en serio peligro de extinción la cultura, lengua e identidad vascas.

 

Pero hay algo más. No se trata únicamente de meditar sobre las consecuencias de una posible involución política, sino que nuestra angustia nace principalmente del convencimiento de que nuestra única salida radica en la participación, creciente y consciente, de los más amplios sectores de la sociedad vasca; participación a la que el voluntarismo, el atentado individual y el mesianismo impuesto por salvadores profesionales, constituye un freno tal vez insalvable y definitivo.

nos hallamos ante verdaderos casos de patología social, a lo que hay que buscar remedio, no sólo por vía política o gubernamental, sino también en el dominio de la medicina y el de la sanidad pública

Hemos de expresar sin ambages a los que están en el poder, así como a los representantes de los partidos políticos, de que nos hallamos ante verdaderos casos de patología social, a los que hay que buscar remedio, no sólo por vía política o gubernamental, sino también en el dominio de la medicina y el de la sanidad pública. Hay gentes que de continuo están demostrando insensibilidad moral y perversión, unidas a necedad, características todas ellas que nos hacen sospechar puedan haberse convertido en víctimas de ciertas plagas psico-sociales. De todo ello se deduce que deben realizarse campañas eficaces, no sólo contra drogas de mayor o menor efecto, sino una mayor contra el alcoholismo, que produce individuos violentos y desequilibrados, anula el espíritu crítico y favorece la adopción de automatismos gregarios e irracionales. Asimismo, creemos oportuno efectuar una firme campaña contra la ola de insensateces, multiplicada merced a la incidencia de los modernos medios de comunicación, que se oyen de boca en boca y donde menos podría sospecharse. No sólo en calles y plazuelas, sino incluso en Ayuntamientos y Parlamentos.

Asesinato de Yolanda González el 1 de febrero de 1980

Parece como si el derecho a expresar libremente una opinión estuviera supeditado a que ésta sea lo más amorfa y bestial posible, y no se piensa jamás en la posibilidad de una réplica libre, legítima e inteligente. Se alaba y celebra como gracia la zafiedad de ciertos slogans macabros, así como la insultante verborrea desplegada con ocasión de actos colectivos. La réplica no surge como debiera, ya sea por abulia o debilidad, cuando no, y esto es lo más grave, por miedo.

Es hora pues de proclamar que, pese a los peligros y a la posibilidad de ser vilipendiados de forma sistemática, debemos estar dispuestos a defendernos de la ruina y el aniquilamiento a los que nos van llevando, de modo rápido, gentes que dicen amar al País como nadie, pero que sin duda confunden el amor con la muerte.

Es hora pues de proclamar que, pese a los peligros y a la posibilidad de ser vilipendiados de forma sistemática, debemos estar dispuestos a defendernos de la ruina y el aniquilamiento a los que nos van llevando, de modo rápido, gentes que dicen amar al País como nadie, pero que sin duda confunden el amor con la muerte.

José Ignacio Ustaran asesinado el 29 de septiembre de 1980

Porque seamos claros. El tiempo ha corrido igual para todos, y no vemos que los partidarios de la violencia como alternativa «eficaz» contra la pretendida esterilidad de las vías pacíficas hayan conseguido hasta el día de hoy otro logro que no sea el incremento de la represión policial y parapolicial.

El rechazo de la violencia no debe limitarse por tanto a invocaciones platónicas. Significa, en la práctica, negarse a afirmar o asumir cualquier texto o acto en el que se justifique o se haga apología de hechos en los que la utilización de la violencia física sea preferida a cualquier otro método, racional y pacífico, de búsqueda de soluciones a los problemas. En este sentido, nos rebelamos a aceptar que los procesos históricos necesiten, forzosamente, ser acelerados o enderezados por métodos cruentos. En consecuencia, es preciso decir que la amnistía es una medida bella y deseable, pero que amnistía significa ante todo reciprocidad; es decir, poner final definitivo a la escalada de muertes. De lo contrario, hablar de amnistía no sería sino algo más que una broma macabra.

El rechazo de la violencia no debe limitarse por tanto a invocaciones platónicas. Significa, en la práctica, negarse a afirmar o asumir cualquier texto o acto en el que se justifique o se haga apología de hechos en los que la utilización de la violencia física sea preferida a cualquier otro método, racional y pacífico

Por último, es necesario indicar que nuestro pueblo, en cuatro ocasiones y libremente, ha optado por las vías pacíficas para la solución de sus problemas. Aquellos que pretendan imponer sus propias y violentas maneras no se oponen, muy a pesar de sus afirmaciones, a ninguna violencia institucional, sino lisa y llanamente a lo que no son sino los deseos de su propio pueblo. Nadie tiene derecho a erigirse, al igual que los antiguos sindicatos verticales y el extinguido Movimiento, en representantes de un pueblo que ya tiene sus organizaciones políticas y sindicales, a las que sostiene con su afiliación, militancia y votos.

Juan Manuel García Cordero asesinado el 23 de octubre de 1980

Aunque resulte paradójico, no podemos menos de afirmar que, a la hora de encaminarnos por las sendas de la libertad y la democracia, los vascos nos encontramos en la necesidad de denunciar una situación de la que no saldremos si no nos protegemos de nuestros «salvadores» y no logramos salvarnos de nuestros «protectores». Aún estamos a tiempo.

Firmantes:
José Miguel Barandiarán, Koldo Mitxelena, Julio Caro Baroja, Eduardo Chillida, José Antonio Ayestarán, Idoia Estornés, Pío Montoya, Juan Churruca, Juan San Martín, Xabier Lete, Edorta Kortadi, Eugenio Ibarzábal, José Ramón Scheifler, Gregorio Monreal, Julián Ajuriaguerra, José Ramón Recalde, Jesús Altuna, Ignacio Tellechea Idígoras, Gabriel Celaya, Agustín Ibarrola, Juan Mari Lecuona, Amelia Baldeón, Mikel Atxaga, Manuel Lecuona, José María Satrústegui, Martín Ugalde, Néstor Basterretxea, Iñaki Barriola, Antton Artamendi, Miguel Castells Adriassens, José María Ibarrondo Aguirregaviria, José María Lacarra, Bernardo Estornés Lasa

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