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Estamos viviendo un momento en la historia de nuestro país en el que muchas personas pueden tener la sensación de que quienes jalearon y practicaron la violencia están ocupando un protagonismo político y mediático quizás excesivo teniendo en cuenta que dentro de ese mundo, las voces críticas hacia el uso de dicha violencia han sido minúsculas, por no decir prácticamente nulas. Es una pena que desaprovechen la oportunidad que tienen de realizar una revisión crítica de aquello que, gracias a un trabajo de hormiga desarrollado desde diferentes ámbitos, terminó el 20 de octubre de 2011, pero cuyas consecuencias siguen supurando un dolor muy grande: casi 900 personas asesinadas, y no lo olvidemos, la inmensa mayoría de ellas en democracia (de todas las víctimas que ocasionó ETA, solo el 5% se produjo en el periodo franquista).

Josu Ternera, dirigente de ETA, fue detenido en 2019 en Francia cuando iba a tratarse de un cáncer que padecía.

Por desgracia, ya tuvieron un precedente relativamente cercano: todos los franquistas que se integraron en la democracia sin hacer una revisión de su trayectoria anterior. Uno de los ejemplos más evidentes fue el fundador de Alianza Popular (precedente del Partido Popular), Manuel Fraga Iribarne que, como se sabe, fue Ministro de la Gobernación durante el franquismo. Y no fue en cualquier momento: durante ese periodo (diciembre de 1975 a julio de 1976) ocurrieron hechos de mucha relevancia en nuestro país como la matanza de Vitoria el 3 de marzo de 1976 o los hechos de Montejurra el 9 de mayo del mismo año.

 

Al parecer, todo el peso de que la convivencia sea posible, justa y en libertad, se ha mantenido y se mantiene gracias a quienes lo hacen «correctamente» y no les va a quedar más remedio que recibir, aceptar, convivir… con quienes trataron de hacer saltar por los aires conceptos como el respeto, la libertad, la defensa de la pluralidad de nuestra sociedad, la justicia, el derecho… la propia democracia.

Y dentro de quienes actuaron «correctamente» hubo un grupo de ciudadanxs de Euskal Herria que dieron un paso más; un paso imprescindible para esa convivencia a la que he hecho referencia. Fueron personas, no muchas, a quienes he denominado «los héroes del silencio»: personas que salieron a la calle en un ambiente muy hostil a denunciar el uso y el abuso de la violencia y reivindicaron una y mil veces la vulneración de los Derechos Humanos que se practicaba casi a diario en Euskal Herria, elaborando un mensaje ético de gran valor que confío que algún día sea referencia para toda la sociedad en general y para los dirigentes políticos en particular. Ese mensaje y ese trabajo por la paz fue el realizado por quienes se unieron en torno a Gesto por la Paz.

Hace 10 años, concretamente el 1 de junio de 2013, Gesto por la Paz se despidió de la sociedad porque consideró que su aportación fundamental ya se había realizado y, además, con éxito. Años después, con mucho esfuerzo y con la colaboración imprescindible de la ciudadanía, desde Gogoan por una memoria digna, realizamos el documental ‘GESTO‘ de la mano de Xuban Intxausti, su director. En este documental se puede conocer el trabajo realizado en aquellos años, con aquellos medios y en medio de aquel ambiente tan hostil.

La proyección de dicho documental se ha ofrecido a los ayuntamientos de la Comunidad Autónoma Vasca y la Comunidad Foral Navarra y, precisamente el jueves, 14 de septiembre, a las 19’00 h. se va a proyectar en el Herri Antzokia Ordizia.

La proyección la organiza el Ayuntamiento de Ordizia a petición de un grupo de ex miembros de Gesto por la Paz que serán los encargados de dirigir el coloquio posterior donde la ciudadanía podrá manifestar todo aquello que el documental le sugiera. La entrada es libre.

Confío en que esta iniciativa se vaya extendiendo por otros ayuntamientos de Euskal Herria y se conozcan otras referencias sobre el pasado de violencia que tuvimos que vivir, especialmente por la importancia ética que tuvo el trabajo que realizaron estos anónimos ‘héroes del silencio’.

 

Isabel Urkijo Azkarate