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El artículo que vamos a reproducir a continuación, lo escribió Luis Ramón Arrieta Durana en El Correo el 7 de mayo de 2017. Dada la importancia de los datos y la necesidad de que se conozcan, hemos considerado pertinente incluirlo en nuestro blog para que nuestros seguidores le den la mayor difusión posible.


Hace unos días, la Asociación de Empresa Familiar de Euskadi (AEFAME) realizó una jornada de trabajo en la que presentó un informe sobre la situación de las empresas familiares en el País Vasco y su peso e importancia para nuestra economía.Este tipo de empresas representan el 84,41% del total y suponen, sin incluir las microempresas, un 44% del valor añadido y más del 55% del empleo total en Euskadi. Constituyen por lo tanto, la columna vertebral de la economía vasca. El informe destaca también la resiliencia de este tipo de empresas en momentos de crisis como la que acabamos de vivir. Por ejemplo, han conseguido salvaguardar mejor el  empleo que otro tipo de empresas. Además, las empresas familiares han tendido a mantener sus centros de decisión en Euskadi, con lo que esto supone de promoción del empleo, tanto directo como indirecto,  y mayor contribución fiscal del conjunto de su actividad.


Las empresas familiares en el País Vasco representan el 84,41% del total y suponen, sin incluir las microempresas, un 44% del valor añadido y más del 55% del empleo total.


Sin embargo, el informe también da cuenta de algunos aspectos menos positivos. El más destacado es que la proporción de este tipo de empresas es muy inferior en Euskadi a la que se da en el conjunto del Estado apuntándose, en el debate posterior, a la violencia de ETA contra el mundo empresarial como una de las causas de esa significativa diferencia. En clara correspondencia, se comentó también que los índices de emprendimiento son mucho más bajos que los que se dan en España y Europa.


La inversión extranjera en Euskadi, que representaba un 6,7 % del conjunto del estado en los años sesenta, se desplomó hasta el 2,7% en las décadas del noventa y dos mil.


Diversos trabajos han tratado de medir el impacto que ha tenido el terrorismo sobre las empresas y la economía vasca. En el campo de la investigación universitaria, el estudio de los profesores Abadie y Gardeazábal, publicado hace más de diez años, ya indicaba la existencia de un impacto negativo del 10 % en el PIB para el conjunto de los años estudiados (1980 al 2000). Hay otros datos macroeconómicos que son igualmente significativos. La inversión extranjera en Euskadi, que representaba un 6,7 % del conjunto del estado en los años sesenta, se desplomó hasta el 2,7% en las décadas del noventa y dos mil. Hoy, en el nuevo escenario de ausencia de amenazas, las cifras se empiezan a recuperar y la media de los últimos años alcanza el 5%. El stock de capital del País Vasco se redujo un 50%, pasando de suponer el 12% del conjunto del Estado en los años sesenta al 6% en 2014. Finalmente, el peso relativo de nuestro PIB respecto al conjunto de la economía española se ha reducido también un 20% en los últimos cuarenta años.


El stock de capital del País Vasco se redujo un 50%, pasando de suponer el 12% del conjunto del Estado en los años sesenta al 6% en 2014.


El libro “Misivas del terror”, recientemente publicado por el Centro de Ética Aplicada de la Universidad de Deusto, habla de más de diez mil empresarios y directivos extorsionados por ETA durante las últimas décadas, a los que habría que sumar otros miles de pequeños comercios y negocios sometidos también a la microextorsión por parte del entorno terrorista. 

Izaskun Sáez de la Fuente

La presión sobre las empresas ha sido terrible. El “Informe Foronda”, publicado en 2015 por el instituto del mismo nombre de la UPV, afirma que las empresas vascas sufrieron un atentado cada tres días durante las décadas de acción de terror de ETA, incluyendo bombas, secuestros y asesinatos.

Aunque el terrorismo no explica todas las dificultades que ha enfrentado y enfrenta la economía vasca, está claro que su  impacto negativo ha sido muy importante y ha afectado de forma muy especial y directa a las empresas familiares y a las familias empresarias. Nuestro País tiene hoy una dimensión económica, un tejido empresarial y una capacidad de emprender proyectos mucho menor de la que hubiera tenido sin violencia terrorista.

Hoy nos encontramos en una nueva situación. La violencia ha cesado. Hay que hacer memoria y tomar conciencia del importante daño causado. El paso siguiente es trabajar para intentar revertir, lo antes posible, esta situación, mirando al futuro con nueva fuerza y optimismo. Contamos con la capacidad y los instrumentos necesarios para poner en marcha políticas y marcos legales y fiscales que refuercen a las empresas familiares, que ayuden a recuperar algunas de las perdidas en las últimas décadas, que atraiga nuevos empresarios y que despierte en nuestra juventud el deseo de servir a la sociedad a través del desarrollo de la vocación empresarial.

Luis Ramón Arrieta       Ex – Director de AEFAME


ETA extorsionó a 10.000 empresarios y directivos. A estos, habría que sumar los miles de pequeños comercios y negocios sometidos también a la microextorsión por parte del entorno terrorista


Los análisis y estudios realizados en los últimos años lo dicen todo: «diez mil empresarios y directivos extorsionados por ETA durante las últimas décadas, a los que habría que sumar otros miles de pequeños comercios y negocios sometidos también a la microextorsión por parte del entorno terrorista«.

Siempre habrá quien trate de negar la evidencia, pero en el próximo post se informará de una realidad absolutamente irrefutable.