Etiquetas
asesinatos, concentraciones, Deia, deslegitimar la violencia, Ernest Lluch, Gesto por la Paz, José Luis López de Lacalle, Josu Muguruza, La Vanguardia, Manuel Zamarreño, Santiago Brouard, terrorismo
Del asesinato de Santiago Brouard a penas recuerdo nada, salvo a su hijo con el que compartí el aula de la Universidad durante dos años. La explicación, que no justificación, es que yo estaba viviendo fuera de Euskadi y las noticias no llegaban igual.
El asesinato de Josu Muguruza lo recuerdo perfectamente. Fui a la concentración silenciosa convocada por Gesto por la Paz donde soportamos los gritos e insultos de otra manifestación de protesta que terminaba en la misma plaza. Ya nunca dejé de asistir a esas concentraciones.
El asesinato de Ernest Lluch me sobrecogió, no sólo porque era un objetivo ‘raro’. Cada persona guarda un recuerdo, una imagen, de los sucesos que le impactan. Yo imaginé a aquel hombre tirado en un garaje, junto a su coche, tiempo y tiempo sin que nadie lo viera… y me sobrecogí. Esa imagen era como el paraguas de López de Lacalle o la barra de pan de Zamarreño.
Imágenes y recuerdos absolutamente tristes y dolorosos que deben permanecer en nuestra memoria con dos objetivos fundamentales:
- a) deslegitimar el uso de la violencia porque la vida del ser humano tiene que estar por encima del resto de sus derechos; y
- b) no olvidar estos episodios que sólo ocasionaron dolor y tristeza -nada más- para que jamás se repitan.
Tomemos nota porque las portadas de los periódicos no indican que todos estemos yendo en la dirección correcta.
I.U.A. – GOGOAN